Una puntualización necesaria
Héctor
B. Olea C.
A nuestro modo de ver,
una versión o traducción confiable de la Biblia, es aquella que, siendo
realizada por una persona o equipo de personas competentes, por un lado, desde
el punto de vista de la exégesis y la Crítica textual, se fundamenta en una
tradición textual sólida, bien atestiguada, confiable (con todo lo que esto
presupone respecto de la antigüedad y calidad de los manuscritos que la
atestiguan); por otro lado, desde el punto de vista de la lingüística y de la labor
de la traducción, es una versión que comunica con acierto y precisión el
mensaje comunicado en la lengua fuente u original (si bien ninguna traducción es
perfecta, y todas son perfectibles).
Por supuesto y,
evidentemente, una traducción o versión confiable no puede ser una «traducción literal»,
pues esta parte del error de que en la lengua receptora (lengua meta) existe el
significante (modismo, incluso la estructura semántica) empleado en la lengua fuente
u original; y además de que se da por sentada su existencia, se parte del
supuesto de que también se utiliza necesariamente con la misma carga semántica,
con el mismo significado.
De todos modos, está suficientemente
demostrado que hay significantes propios y existentes en una lengua fuente u original
(en el contexto de una traducción), que sencillamente no existen en la lengua
receptora (lengua meta); y por el contario, cuando existen no poseen necesariamente
la misma carga semántica.
Consecuentemente, y a
manera de ilustración, la traducción «trapo de inmundicia», en Isaías 64.6
(pero 64.5 en el Tanaj o Biblia Hebrea, y en la Septuaginta); no nos dice mucho
de la carga semántica del significante empleado en el texto hebreo, si bien la
idea esencial es la misma: una vestidura o trozo de tela considerado inmundo,
desechable, impuro, indigno, hasta asqueroso.
Ahora bien, la expresión
hebrea que está detrás de la traducción «trapo de inmundicia», es «ke-begued ‘idím»,
que significa: “paño (ropa, vestido, vestidura, falda) de menstruación”, en
otras palabras: “vestidura o trapo de mujer menstruante”, “que tiene la regla”.
Por esta razón la Septuaginta tradujo la expresión hebrea «ke-begued ‘idím» con
la expresión griega «rhákos apokatheménes», o sea, “ropa de mujer sentada
aparte (indispuesta) por tener la menstruación” (véase Levítico 15.19-24). En
tal sentido llama la atención la traducción de la Biblia Hebreo-Español (dos
tomos) de Moisés Katznelson, publicada por Editorial Sinaí, en Israel: “ropa
contaminada” (ceremonialmente).
Luego, es preciso
poner de relieve que el concepto de impureza ritual y ceremonial en cuyo
contexto se usó la expresión hebrea «ke-begued ‘idím», no es propio de nuestros
contextos socioculturales, ni existe tal concepto como tal. En realidad si en
parte nos resulta familiar es porque estamos familiarizados con la tradición
judeocristiana.
De hecho, en la Mishná
(compilación escrita de la ley oral), en el apartado dedicado a la mujer menstruante
(Nidá); se hace mención de una habitación especial donde se recluían o solían
estar las mujeres menstruantes, pues se entendía que se hacía impuro todo lo
que tocaba la mujer menstruante; algo precisamente extraño para nuestra mentalidad
y contexto sociocultural.
En suma, si bien la traducción
«trapo de inmundicia» en cierto sentido equivale a la hebrea «ke-begued ‘idím»;
no es menos cierto que a menos que se ofrezca alguna ayuda adicional, como un comentario
o nota explicativa al pie de página; es muy difícil que la persona que lea la expresión
«trapo de inmundicia» se imagine la carga semántica que tiene la expresión
hebrea a la que ésta traduce.
En todo caso, también
es cierto que incluso la traducción «vestidura de mujer menstruante», no es de
por sí comprensible a las personas occidentales no familiarizadas con las tradiciones
e idiosincrasias del pueblo hebreo, a menos que se les proporcione alguna
información respecto del concepto de purificación o pureza ceremonial y ritual
en cuyo contexto se utilizó, se utilizaba la expresión hebrea «ke-begued ‘idím»
(«vestidura de mujer menstruante»).
¡Hasta la próxima!
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