Mi pastor», o «me pastorea» Salmo 23.1, función de los sufijos pronominales en el hebreo bíblico


«Mi pastor», o «me pastorea»

Salmo 23.1 en el centro de esta cuestión

Función de los sufijos pronominales en el hebreo bíblico

Héctor B. Olea C.

El hebreo como el español, por un lado, tiene pronombres personales que funcionan como «sujetos» (caso nominativo o recto) o «agentes» (yo amo, tú enseñas, ustedes estudian, ellos adoran, etc.).

Por otro lado, también tiene el hebreo, como el español, unas formas pronominales para hacer referencia a las personas gramaticales cuando actúan o funcionan como objetos o complementos (casos oblicuos: genitivo, dativo, acusativo), ejemplos: me vio, te enseñó, nos vieron, los estudiaron, etc.

Pero en hebreo, las personas o pronombres personales objetos o complementos, siempre se usan como «gramemas» (morfemas gramaticales) dependientes o trabados; o sea, adheridos como sufijos a un lexema nominal (nombre o sustantivo) o verbal (verbos conjugados, formas verbales finitas); o a otro gramema o morfema gramatical: preposiciones y partículas.

Son, pues, las palabras (o categorías gramaticales formales) que pueden recibir «sufijos pronominales»: el nombre o sustantivo común, el verbo conjugado en modo indicativo (perfecto e imperfecto), como el verbo en el modo imperativo, el infinitivo constructo, los participios, las preposiciones y la partícula que marca el objeto directo.

En tal sentido, en primer lugar, en las partículas y preposiciones el «sufijo pronominal» indica que la persona gramatical a la que pertenezca el sufijo pronominal es el complemento de dicha preposición o partícula.   

En segundo lugar, en el infinitivo constructo el «sufijo pronominal» puede indicar que la persona gramatical a la que pertenezca el sufijo pronominal, es sujeto o complemento directo del infinitivo constructo.

En tercer lugar, en el nombre o sustantivo común, el «sufijo pronominal» indica el posesivo (de la persona gramatical a la que pertenezca el sufijo pronominal).

En cuarto lugar, en los verbos conjugados (formas verbales finitas) el «sufijo pronominal» señala a un objeto directo pronominal.

En quinto lugar, si bien el participio participa de la naturaleza del nombre (es una forma nominal del verbo, un adjetivo verbal), de todos modos, en realidad y, ante todo, se sustenta en una raíz verbal, naturaleza verbal que nunca pierde, y que siempre lo caracteriza.

Consecuentemente, el «sufijo pronominal» adherido a un participio activo, el «sufijo pronominal» no funciona como en los sustantivos (indicando el posesivo), sino más bien como en los verbos (señalando a un objeto o complemento directo pronominal).

En tal sentido, observan Paul Joüon y Takamitsu Muraoka: “Un participio, cuando toma un sufijo (pronominal), puede funcionar realmente como un verbo más que como un verbo sustantivado (forma nominal del verbo), o sea, «uno que hace tal cosa»” («Gramática de hebreo bíblico», Verbo Divino, 2005, página 187).

En consecuencia, un participio que recibe sufijo pronominal tiene de sujeto al sustantivo o palabra sustantivada que sintácticamente funciona como tal, pero el sufijo pronominal (de la persona gramatical a la que corresponda), señala como objeto o complemento directo a la persona gramatical a la que pertenezca dicho sufijo pronominal.

La palabra «roí» en el Salmo 23.1

Es cierto que hay algunos participios que prácticamente adquirido el estatus de «sustantivos», como el participio «roé» (pastor); sin embargo, nadie puede negar que, ante todo, «roé» es un participio activo.

Luego, «roí» consiste en el participio activo «roé» (masculino singular) con el sufijo pronominal de la primera persona común singular (yo masculino, yo femenino), pero funcionando (la primera persona común singular) como objeto o complemento directo (me).  

Consecuentemente, en virtud de que «roé» es un participio, el sufijo pronominal de la primera persona común singular, no señala el posesivo de la primera personal común singular («mi pastor»); sino más bien que la primera persona común singular es el objeto o complemento directo del dicho participio («me pastorea»).

El testimonio de la Septuaginta (los LXX)

Llama la atención la forma en que la clásica versión griega de la Biblia Hebrea tradujo la palabra a «roí».

En tal sentido, es preciso decir que la Septuaginta tradujo a «roí» con la expresión «poimáinei me» o «piméni me» («me pastorea»), que concuerda de manera exacta y precisa con la idea de que el participio con sufijo pronominal funciona como verbo más que como un adjetivo sustantivado (forma nominal del verbo).

Y que el sufijo pronominal adherido a un participio funciona como cuando se adhiere a una forma verbal finita (un verbo conjugado), o sea, indicando un objeto o complemento directo pronominal.

En resumen, en conclusión, una traducción que le haga justicia al hecho de que «roí» es un participio con sufijo pronominal, con todas sus implicaciones; debe ir en la siguiente línea, debe seguir la línea de la traducción propuesta por la clásica versión griega (Septuaginta, Los LXX): «el Señor (Hashem, el Eterno, etc.) me pastorea».

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