¿«Esto es mi cuerpo», o «este es mi cuerpo»?
¿Cuál es la traducción correcta? Mateo 26.26 y 28
En lo que a la serie Reina Valera respecta, desde la original traducción de Casiodoro de Reina (1569) y la revisión de Cipriano de Valera (1602), hasta llegar a la más reciente revisión realizada por las Sociedades Bíblicas Unidas, la llamada «Reina Valera Contemporánea» (2011), por supuesto, incluyendo la revisión de 1909, la de 1960 y la 1995; en todas estas versiones se ha mantenido la cuestionable traducción «esto es mi cuerpo», «esto es mi sangre» (Mateo 26.26, 28 y paralelos).
Por otro lado, incluso en revisiones y actualizaciones de la Reina Valera realizada por otras casas editoriales o sociedades bíblicas, como La «Reina Valera Actualizada» (2015, realizada por Editorial Mundo Hispano), y La «Biblia Textual» (incluso en la IV edición), versiones que han pretendido superar La «Reina Valera 1960», incluso las revisiones de 1995 y la más reciente del año 2011, han insistido en mantener la referida y cuestionable traducción.
Pero la cuestión no termina ahí, pues resulta que incluso las principales versiones o traducciones interlineales originadas en el sector protestante y evangélico no han aportado nada (contrario a lo que muchas personas pensarían), y simplemente han decidido no cuestionar y por el contrario reproducir la traducción que ya hemos conocido por las versiones mencionadas.
En tal sentido, debo explicitar que hago referencia a los siguientes interlineales: 1) «Nuevo Testamento Interlineal griego español», de Francisco Lacueva; 2) «El Nuevo Testamento Interlineal Palabra por palabra», por Elsa Tamez e Isela Trujillo; 3) «El Nuevo Testamento Interlineal Griego Español», de César Vidal; 4) «Nuevo Testamento Interlineal Griego Español de los manuscritos Bizantinos» (en paralelo con las revisiones de 1909 y 1960 de la RV, realizado por la Iglesia en Salta, Argentina, 2011).
Por otro lado, una situación bien interesante la encontramos en una versión tradicional (no interlineal) y en uno de los interlineales mencionados. Me refiero a la versión de la Biblia conocida como «Santa Biblia, la Palabra de Dios para todos», realizada por el Centro Mundial de Traducción de la Biblia en el año 2005.
Y el interlineal al que hago referencia es «El Nuevo Testamento Interlineal Palabra por palabra», por Elsa Tamez e Isela Trujillo (Sociedades Bíblicas Unidas, año 2012).
La situación curiosa que pudimos constatar en relación a estas dos últimas versiones es la siguiente.
Por un lado, La «Santa Biblia, la Palabra de Dios para todos» tradujo acertadamente la primera frase: «este es mi cuerpo» (Mateo 26.26), pero de manera inconsistente y desacertada la segunda: «esto es mi sangre» (Mateo 26.28).
Pero confieso que me sorprendió que una traducción no confesional, como la que dirigió el prestigioso y admirado Antonio Piñero, «Todos los Evangelios, una traducción íntegra de las leguas originales de todos los textos evangélicos conocidos», publicada por EDAF (año 2009), tradujo precisa y exactamente como La «Santa Biblia, la Palabra de Dios para todos».
Por otro lado, «El Nuevo Testamento Interlineal Palabra por palabra», también tradujo de manera inconsistente, pero a la inversa. Me explico, tradujo de manera desacertada la primera frase: «esto es mi cuerpo» (literalmente: «esto es el cuerpo de mí», Mateo 26.26), pero de manera acertada la segunda frase: «esta es mi sangre» (literalmente: «esta es la sangre de mí», Mateo 26.28).
En todo caso, es posible que algunas personas me digan: profesor, la cuestión es que el texto griego usó el pronombre adjetivo demostrativo en género neutro, o sea, «túto».
Y yo responderé: ¿Sabrán ustedes por qué usó el autor del texto el pronombre adjetivo demostrativo en género neutro y no en otro género?
¿Qué tanto saben de lo que establece la gramática griega respecto de la concordancia que debe existir entre el artículo, el adjetivo y el pronombre adjetivo demostrativo respecto del sustantivo al cuál hacen referencia y con el cual tienen una indiscutible relación sintáctica en el contexto de una determinada frase, enunciado u oración?
Y la respuesta es sencilla: Porque la gramática griega establece que el artículo, el adjetivo y el pronombre adjetivo demostrativo deben concordar en caso, en género y en número con el sustantivo con el cuál están relacionados sintácticamente.
En consecuencia, cualquier persona que tenga un conocimiento promedio de griego koiné ha de saber que los nombres a los que hace referencia el pronombre adjetivo demostrativo «túto» aquí, tanto en la primera frase como en la segunda, son de género neutro, y se encuentran en caso nominativo singular.
Luego, estas marcas morfológicas del sustantivo «soma» (“cuerpo”, sustantivo de género neutro de la tercera declinación, pero de género masculino en castellano), y «jáima» o «jéma» (“sangre”, sustantivo de género neutro de la tercera declinación, pero de género masculino en castellano), explican y justifican el empleo del pronombre adjetivo demostrativo «jútos» (forma léxica) en caso nominativo neutro singular: «túto».
Es más, llama la atención que incluso el tercer sustantivo griego involucrado en esta narrativa, «copa», es también un sustantivo de género neutro, aunque de la segunda declinación: «potérion» (pero de género femenino en castellano).
No obstante, es preciso poner de relieve que si bien no han traducido acertadamente las dos frase en cuestión las versiones mencionadas, curiosamente sí han traducido de manera acertada la referencia a este último sustantivo griego también de género neutro: «potérion» («copa»).
Consecuentemente, esta evidencia nos lleva a concluir que la traducción desacertada de las dos frases objeto de nuestro estudio, no se sustenta en una falta de comprensión de la sintaxis griega, sino más bien en motivos teológicos y doctrinales.
Finalmente, una traducción acertada y consistente de las dos frases en cuestión, en conformidad a la gramática griega y la gramática castellana, es: «este es mi cuerpo», «esta es mi sangre».
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