¿Profesor, tienen una relación léxica las palabras hebreas «avaním» y «baním»?, piedras e hijos

¿Profesor, tienen una relación léxica las palabras hebreas «avaním» y «baním»?

Cuestiones de falsas etimologías

Héctor B. Olea C.

Decidí compartir estas líneas, como un breve artículo, que en realidad escribí como respuesta a una inquietud de uno de nuestros valiosos estudiantes de una de las distintas y actuales sesiones de nuestro curso de hebreo bíblico (clásico).

La inquietud de nuestro estudiante se originó porque, según nos comentó, él ha escuchado a predicadores asignarle a la palabra «baním» (hijos) la carga semántica de “construir”, “constructores”; aparentemente con base a la semejanza que tienen en su desinencia plural, los sustantivos «avaním» (piedras) y «baním» (hijos).  

Ahora bien, «avaním» (piedras) es el plural del sustantivo «éven» (o «áven») que significa: «piedra» (entre otros significados).

Es, pues, «éven» (o «áven») un sustantivo de género femenino intrínseco, pues su morfología no tiene una de las desinencias características del género femenino formal.

Luego, como su estado absoluto o forma léxica, su forma plural también es de género femenino intrínseco, pues formalmente corresponde al género masculino plural. Por supuesto y, de todas formas, «éven» no deja de ser un sustantivo de género femenino. 

Por otro lado, la palabra «baním» (hijos), es el plural de un «ben» (hijo). Es «ben» un sustantivo que, en sentido propio y estricto, significa: “hijo”, usado también en ciertas combinaciones, y en cuanto al sexo biológico, opuesto a «bat» (hija).

Luego y, en honor a la verdad, lo único que tienen en común «avaním» (piedras) y «baním» (hijos) es que exhiben la misma desinencia o morfema gramatical para el plural.

Sin embargo, mientras que «baním» (hijos) es un sustantivo masculino plural formal, «avaním» es un sustantivo femenino con un plural femenino intrínseco, pues la desinencia o morfema gramatical que exhibe para expresar su plural es en realidad la forma del masculino plural formal.  

Así que cualquier asociación de ideas entre estas dos palabras con base a su coincidencia en cuanto a la desinencia del plural, en su forma de hacer el plural; es una pura y lamentable falacia, un lamentable y penoso invento.

Pero también es posible que, también de manera errónea, se pretenda establecer una familiaridad léxica entre «baním», plural de «ben», y el participio kal (qal) activo  masculino plural del verbo «baná» (construir, edificar), o sea, «boním».

Y una vez más, cualquier intento de establecer una relación léxica entre el plural del sustantivo «ben», «baním», y el participio kal (qal) activo masculino plural del verbo «baná», «boním», es un triste y lamentable error.

En suma, muy a pesar de la indiscutible coincidencia que exhiben el plural de «ben» (hijo), «baním» (hijos), el plural de «éven» (piedra), «avaním» (piedras), y el participio activo masculino plural del verbo «baná», «boním» («ja-boním»: los constructores, los que construyen); es demasiado evidente que sus formas léxicas son distintas y que, por lo tanto, no tienen en común la misma carga semántica.    

Sin embargo, no podemos dejar de lado el uso del mismo verbo «baná» (edificar, construir) con el sentido figurado de “fundar una familia” (una dinastía, una descendencia): 1 Samuel 2.35; 2 Samuel 7.27; 1 Reyes 11.38; Rut 4.11.

Por otro lado, observa el «Diccionario bíblico hebreo español», Luis Alonso Schokel: “es posible y probable que «éven» represente a veces un alomorfo (otra forma) de «ben» (hijo), con una «álef» prostética (como el árabe ibn), siendo esta la forma en que se pueden explicar algunos casos que asume como dudosos.

Ejemplos: Éxodo 1.16; Isaías 14.19; Ezequiel 28.14.  

En Éxodo 1.16 leemos frase o expresión, «ja-avenáyim» (forma dual), no palabra, pues supone la presencia de un lexema y un morfema gramatical artículo.

Pues bien, se entiende que la expresión o sintagma «ja-avenáyim» (las dos piedras), hace referencia al asiento o las dos piedras del parto donde se colocaba a la mujer para realizarle el parto (opinión con que me identifico).

Por otro lado, hay comentaristas y traductores que entienden que expresión «ja-avenáyim» apunta más bien a lo parido (hijo o hija).

Por su parte, la versión griega, por la forma libre que tradujo aquí, no aporta nada en esta discusión.

En Isaías 14.19 la discusión gira en torno a la expresión «avne-bor». Por un lado hay quienes opinan que debe asumirse como significando «piedras de sepulcro», «sepulcro» (línea con la que me identifico), pero hay quienes la asumen con el sentido de «habitantes del sepulcro», «sepultados».

Y en lo que respecta a la versión griega de la Biblia Hebrea, una vez más, por la forma libre de traducir aquí la versión griega, la misma no aporta nada en esta discusión.

En Ezequiel 28.14 leemos la expresión «avne-esh» que, por un lado, puede ser asumida como «piedras de fuego» (opinión con la que me identifico), por otro lado, como «seres de fuego», «seres con color de fuego».

La versión griega, por su parte, tradujo con la expresión «lízon pirínon»: «piedras de fuego», «piedras ardientes», «piedras color de fuego».

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