Los adjetivos en la cadena constructa hebrea, cuestiones de lingüística, gramática y traducción

 

Los adjetivos en la cadena constructa hebrea

Cuestiones de lingüística, gramática y traducción

Héctor B. Olea C.

Los adjetivos que en una cadena constructa modifican al sustantivo en estado absoluto o al sustantivo en estado constructo, siguen a la cadena constructa (van después de la misma), porque nada puede interponerse entre los sustantivos que conforman una cadena constructa hebrea.

En todo caso, el adjetivo que modifica a uno de los dos sustantivos que conforman una cadena constructa, debe cumplir las reglas de concordancia que exige la gramática hebrea.

Será, pues, por la concordancia que tenga el adjetivo con el sustantivo en estado absoluto o con el sustantivo en estado constructo, que podremos establecer con cuál de los dos sustantivos está relacionado sintácticamente el adjetivo en cuestión.

Por ejemplo: «éshet ja-ish ja-yafé»: La mujer del hombre hermoso.

Aquí el adjetivo articulado «ja-yafé» (masculino singular) concuerda con el absoluto «ja-ish» (sustantivo de género masculino y en singular) y no con el constructo «éshet» (sustantivo de género femenino).

«éshet ja-ish ja-yafá»: La mujer hermosa del hombre.  

Aquí el adjetivo «ja-yafá» (en género femenino singular) concuerda con el constructo «éshet» (sustantivo de género femenino y singular) y no con el absoluto «ja-ish» (masculino singular).

Sin embargo, en los casos donde haya ambigüedad, el contexto ayudará a aclarar la situación.

Por ejemplo, la oración «devar jam-mélej ja-tov», por un lado, puede ser asumida como: «la palabra del rey bueno», por otro lado, como «la palabra buena del rey».

La ambigüedad se origina aquí porque tanto el adjetivo como los sustantivos involucrados, el que está en estado constructo («devar», masculino en hebreo, pero femenino en español), como el que está en estado absoluto, son de género masculino y en singular (en hebreo).

Y la oración «bat jam-malká ja-tová» puede ser asumida, por un lado, como «la hija de la reina buena», por otro lado, como «la hija buena de la reina».    

Aquí la ambigüedad se origina porque tanto el adjetivo como el sustantivo en estado constructo y el sustantivo en estado absoluto son femeninos y en singular.  

También es posible usar más de un adjetivo: «neví ja-verít ja-tsadíq ve-je-jajám»:

El profeta justo y sabio del pacto.

Coinciden aquí los adjetivos involucrados, con el sustantivo en estado constructo y el sustantivo en estado absoluto, en cuanto al número (singular), pero no en cuanto al género. El sustantivo que está en estado constructo es masculino («neví»: “el profeta”), pero el sustantivo en absoluto es femenino («ja-verít»: “el pacto”). 

Luego, si bien la traducción «el profeta del pacto, justo y sabio (justo y sabio apuntando al profeta, no al pacto), es una traducción posible, es mejor evitarla, porque en español la palabra «pacto» es de género masculino (el pacto), pero en hebreo, «berít» (pacto) es de género femenino.

En otras palabras, mientras que en la traducción «el profeta justo y sabio del pacto» es evidente que los adjetivos “justo” y “sabio” apuntan al profeta (cosa que es demasiado evidente en hebreo), en cambio, en la traducción: «el profeta del pacto, justo y bueno», se puede prestar a confusión, pues hay quienes podrían interpretar que los adjetivos “justo” y “sabio” se refieren al pacto, cuando en realidad, para el hebreo, esta suposición carece de fundamento.   

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