Un análisis
morfológico acertado (en este caso, de una forma verbal), habrá de producir una
traducción acertada; por supuesto, siempre que dicho análisis no sea supeditado
a particulares intereses, siempre y cuando, aunque de manera muy sutil, no se
superpongan al análisis propiamente lingüístico y filológico, otros intereses, así
de sencillo.
Valor del análisis morfológico para la correcta traducción de la Biblia
Un análisis
morfológico acertado, habrá de producir una traducción acertada; por supuesto,
siempre que dicho análisis no sea supeditado a particulares intereses, siempre
y cuando, aunque de manera muy sutil, no se superpongan al análisis propiamente
lingüístico y filológico, otros intereses, así de sencillo.
Nuevas sesiones online de griego koiné iniciando en mayo
Tengo a bien
compartir un adelanto del que será el contenido de un vídeo promocional sobre
los cursos online que estaremos impartiendo a partir de la primera semana de
mayo:
1)
Introducción
a la lectura del Nuevo Testamento Griego y la Septuaginta. Curso no de
gramática, y de dos meses de duración (mayo y junio).
Días y hora: lunes y miércoles. Horario: 8:30 -10:00 PM
(Hora de República Dominicana y Puerto Rico, pero 9:30 – 11:00 PM, en Chile y
Buenos Aires, y 7:30 – 9:00 en Colombia y Perú).
2)
Introducción
al griego koiné (estudio completo de la gramática griega en tres trimestres).
Inicio del primer trimestre (mayo-julio).
Días y hora: martes y jueves. 7:00 - 8:30 PM (Hora de
República Dominicana y Puerto Rico, pero 8:00 – 9:30 PM, en Chile y Buenos
Aires, y 6:00 – 7:30 PM, en Colombia y Perú).
3)
Estudio
avanzado del griego koiné: el participio. Curso de dos meses de duración (mayo
y junio).
Días y hora: martes y jueves. 9:00 -10:30 PM (Hora de
República Dominicana y Puerto Rico, pero 10:00 – 11:30 PM, en Chile y Buenos
Aires, y 8:00 – 9:30 PM, en Colombia y Perú).
4)
Estudio de
gramática castellana para el análisis morfosintáctico de los textos bíblicos
(AT y NT). Curso de dos meses de duración (mayo y junio).
Día y hora: sábado, de 7:00 - 9:00 PM (Hora de República
Dominicana y Puerto Rico, pero 8:00 – 10:00 PM, en Chile y Buenos Aires, y 6:00
– 8:00 PM, en Colombia y Perú).
Más información, muy pronto, así de sencillo.
Personas interesadas, favor de ponerse en contacto conmigo vía mi correo electrónico: benjamin.olea30@gmail.com
¿Cuál es el idioma más importante en los estudios bíblicos, para la exégesis bíblica?
Una perspectiva crítica y no
reduccionista
Héctor
B. Olea C.
De entrada
debo admitir que la pregunta planteada y que he puesto de título a este breve
artículo, a muchas personas les puede parecer sin sentido, ilegítima, innecesaria,
irrelevante; sin embargo, como pienso demostrar, creo que la misma es demasiado
legítima, amerita ser tomada en serio, y demanda una respuesta seria y bien
argumentada.
Luego,
desde mi punto de vista, creo que el intento de darle una respuesta seria, consistente,
no reduccionista y adecuada a la pregunta planteada; demanda, ante todo, que no perdamos de vista el hecho de que la
Biblia en realidad está conformada por dos grandes secciones, cada una con sus
particulares y especiales características tanto desde el punto de vista
estrictamente lingüístico, histórico y sociocultural, como desde el punto de
vista relativo a los marcos ideológicos y teológicos desde los cuales se
escribieron el canon judío (el Tanaj, Biblia Hebrea, canon judío y no cristiano)
y el canon cristiano (el Nuevo Testamento Griego, canon cristiano y no judío).
Además,
especialmente en relación al canon cristiano (comúnmente llamado Nuevo
Testamento por los mismos cristianos), hay que tomar en cuenta y en serio la
que fue la principal vía de acceso a los textos del canon judío (Tanaj, Biblia
Hebrea) para los autores del canon cristiano (el NT griego), la Septuaginta
(una traducción griega del Tanaj), así como la perspectiva cristológica desde
la cual leyeron e hicieron suyo el canon judío (el Tanaj o Biblia Hebrea).
En todo
caso, una realidad incuestionable es que el hebreo (en sus distintas etapas) es
la lengua principal (sine qua non) y de mayor importancia para la lectura, exégesis
y traducción del canon hebreo, la Biblia Hebrea, el Tanaj, pero no así para la
lectura, exégesis y traducción del NT Griego.
Luego,
en virtud de que algunas pequeñas secciones del Tanaj fueron escritas originalmente
en arameo, y además por las traducciones que se hicieron del hebreo al arameo
de prácticamente toda la Biblia Hebrea (Tanaj), excepto de Esdras,
Nehemías y Daniel; es el arameo (en sus distintas etapas) la segunda lengua en
importancia para el estudio y exégesis de la Biblia Hebrea, y una vez más
insisto, pero no así para la lectura, exégesis y
traducción del NT Griego.
De todos
modos, me parece oportuna aquí la siguiente observación de Julio Trebolle
Barrera para la Crítica Textual de la Biblia Hebrea: “El estudio de los manuscritos
bíblicos de Qumrán ha afianzado el valor del texto hebreo masorético, pero ha
supuesto también la revalorización del texto de las versiones, en particular de
la traducción de los LXX (y de la Vetus Latina), que en muchas ocasiones
reflejan fielmente un texto hebreo diferente y más antiguo que el masorético” («La
Biblia Judía y la Biblia cristiana», página 55).
Por otro
lado, es el griego koiné (en el marco de las distintas etapas de la lengua
griega) la lengua principal para la lectura, exégesis y traducción del canon
cristiano, el Nuevo Testamento Griego (NTG); esto así a pesar de la
hipótesis de que al menos algunos libros del Nuevo Testamento fueron escritos
en hebreo o arameo.
De todos modos, un
hecho incuestionable desde el punto de vista del estudio científico y académico
del canon cristiano (el Nuevo Testamento), es que el griego koiné es la lengua
original (sine qua non) y principal para la lectura, exégesis y traducción del
canon cristiano (el Nuevo Testamento Griego).
Además, la
importancia del griego koiné es doble para la exégesis cristiana, para la
exégesis del NT, en virtud de que fue la Septuaginta (una traducción del Tanaj
al griego koiné), la principal vía de acceso a los textos del Tanaj para los
autores del canon cristiano (NTG).
En consecuencia, sin
menospreciar el valor del hebreo y el arameo para la exégesis académica y científica
del Tanaj o Biblia Hebrea; no es menos cierto que es el griego koiné el que nos
permite leer y tener acceso al Tanaj relativamente en la misma forma y condiciones
que los autores (hagiógrafos) del canon cristiano.
En tal sentido, si
bien es hoy hemos de estar en guardia frente a todo intento de traducir el
Tanaj en conformidad a las particulares y exclusivas perspectivas cristianas,
privilegiando la traducción griega (Septuaginta), en detrimento del texto
hebreo y arameo; no es menos cierto que para poder comprender la lectura que
los autores del canon cristiano hicieron del canon hebreo (el Tanaj), se impone
que podamos tener la competencia y la oportunidad de leer el Tanaj en la forma textual
en que lo leyeron los autores del canon cristiano: en griego.
En tal caso, por
ejemplo, se comprende que sólo leyendo el texto de Isaías 7.14 en griego, tal y
como lo hizo el autor del Evangelio de Mateo, podemos comprender la forma en
que él elaboró su relectura de dicho texto, y por qué hace referencia a María
como una muchacha virgen (Mateo 1.23).
Consecuentemente, no
parece metodológicamente justo cuestionar la lectura que hace de Isaías 7.14 el
autor del Evangelio de Mateo, con base en el texto hebreo, ignorando que el
mismo sustenta su relectura en un texto distinto al texto hebreo: la versión
griega de Isaías 7.14.
Luego, una cosa es
insistir en que Isaías 7.14 debe ser traducido en las versiones de la Biblia en
conformidad al texto hebreo, que la exégesis y traducción de Isaías 7.14 debe
supeditarse (como exégesis de la Biblia Hebrea misma) al texto hebreo de Isaías
7.14, y no a la Septuaginta, como para legitimar Mateo 1.23 (como hasta ahora
ha sido dominante en las versiones cristianas de la Biblia); pero otra cosa muy
distinta es insistir en que la exégesis y traducción de Mateo 1.23 debe
conformarme al texto griego del canon cristiano (el Nuevo Testamento), por
supuesto, poniendo de relieve la dependencia de Mateo 1.23 de Isaías 7.14 según
la Septuaginta, y no según el texto masorético.
En suma, la lectura,
exégesis y traducción de Isaías 7.14 no debe supeditarse a Mateo 1.23, sino al
texto hebreo mismo de Isaías 7.14; pero la traducción y exégesis de Mateo 1.23,
no debe supeditarse al texto hebreo de Isaías 7.14, sino al texto griego de Mateo
1.23, y a la traducción griega que leyó Mateo de Isaías 7.14.
En resumen, el hebreo
y el arameo son las dos lenguas vitales, principales e imprescindibles para la lectura,
exégesis y traducción del Tanaj (Biblia Hebrea, AT), como exégesis propiamente
judía.
Es el griego koiné la
lengua vital e imprescindible para la lectura, exégesis y traducción del canon
cristiano (el NTG), en primer lugar, como lengua original del canon cristiano,
y en segundo lugar, como la lengua propia de la que fue la principal y habitual
vía de acceso a los textos del Tanaj o Biblia Hebrea, para los autores o hagiógrafos
del NT: la Septuaginta (la clásica traducción griega del Tanaj), así de sencillo.
La palabra (sustantivo) «éros» en la tradición bíblica
Una perspectiva crítica y exegética
Héctor B. Olea C.
Benedicto XVI, en su encíclica «DEUS CARITAS EST» («Dios
es amor»), publicada el 25 de diciembre del año 2005, decía: “Los antiguos griegos dieron el nombre de «eros» al amor entre hombre y
mujer, que no nace del pensamiento o la voluntad, sino que en cierto sentido se
impone al ser humano” (como pasión desenfrenada, emoción amorosa, deseo
natural, etc.).
También se afirma que
en la mitología griega, «eros» era
el dios primordial responsable de la atracción sexual, el amor y el sexo,
venerado también como un dios de la fertilidad.
Por supuesto, de la
palabra «eros» derivan las palabras castellanas: «erotismo» (amor o placer
sexual), «erótico» (relativo al amor o al placer sexual), «erotomanía» (delirio
amoroso o erótico, interés desmedido por las relaciones sexuales). Pero a su
vez, el sustantivo «eros» deriva del verbo griego «eráo» (yo amo, yo quiero).
Ahora bien, a pesar de que no tiene presencia en el Nuevo Testamento
Griego, el verbo «eráo» sí tiene presencia
en la versión griega del Tanaj, la Septuaginta.
Ciertamente, el verbo «eráo» se lo encuentra
dos veces en la literatura canónica (Proverbios 4.6; Ester 2.17), y una vez en
la literatura apócrifa del Tanaj o Antiguo Testamento, con presencia en la
Septuaginta (1 de Esdras 4.24).
A continuación, análisis y explicación de la
traducción del verbo «eráo» en los tres textos
donde se lo encuentra en la Septuaginta
En Proverbios 4.6, la traducción «ámala», tanto en la Reina Valera 1960,
como en la traducción de la Septuaginta de Junemann, es la traducción de «erástheti», forma verbal en tiempo aoristo primero, voz
pasiva, modo imperativo, segunda persona del singular, del verbo «eráo».
En Ester 2.17, la traducción «amó», tanto en la Reina Valera 1960, como
en la traducción de Junemann, es la traducción de «erásthe»; forma verbal en tiempo aoristo primero, voz pasiva, modo indicativo,
tercera persona singular del verbo «eráo».
Ahora cito de manera íntegra la traducción del apócrifo 1 Esdras 4.24,
ofrecida en el tomo II de la seria Apócrifos del Antiguo Testamento, por
Ediciones Cristiandad; cito: «Contempla a los leones,
camina por la oscuridad y, cuando roba, se da a la rapiña y el despojo lo lleva
a su amada».
Aquí, la traducción «amada»,
corresponde a la forma verbal «te eroméne», que consiste en un participio
articular (con artículo definido), en tiempo presente, voz pasiva, en caso
dativo, de género femenino, y en singular, del verbo «eráo».
Consecuentemente,
podemos concluir que en la tradición bíblica, el verbo «eráo» indiscutiblemente
hace referencia al componente sexual del amor, o por lo menos lo incluye en dos
de los tres textos en los que aparece: Ester 2.17 y 1 de Esdras 4.24.
Pero en uno de ellos,
Proverbios 4.6 (teniendo como complemento u objeto directo la sabiduría), es
obvio que no hace referencia alguna al aspecto o componente sexual del amor.
Luego, en relación específica
a 1 de Esdras 4.24, es preciso llamar la atención que en el versículo a
continuación, o sea, 1 de Esdras 4.25 (literalmente: «Ama el hombre más a su mujer que a
su padre y a su madre»); el verbo empleado por la Septuaginta es «agapáo» (de donde viene el sustantivo griego «agápe»: amor), y no el verbo «eráo».
Consecuentemente, no es
posible exagerar el componente sexual, la referencia al deseo e interés puramente
sexual con el empleo del verbo «eráo» en el versículo 24 (1 de Esdras 4.24).
La presencia del sustantivo «éros» en la Septuaginta
El sustantivo «éros»,
derivado del verbo «eráo», se lo encuentra en la Septuaginta solamente en dos
ocasiones: Proverbios 7.18; 30.16; por otro lado, es preciso poner de relieve
que, como el verbo «eráo», tampoco tiene presencia el sustantivo «éros» en el
Nuevo Testamento Griego.
En la Reina Valera
1960, Proverbios 7.18 dice: “Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana;
Alegrémonos en amores.”
Aquí, la traducción «de
amores», corresponde al griego «filías» (caso genitivo singular de «filía»: amor);
y la traducción «en amores» (en plural conforme al texto hebreo «ba-ojavím»,
plural de «ojáv»: amor, caricia); pero la Septuaginta tiene a «éros» específicamente
en caso dativo singular, o sea, «éroti»: en amor. Esto explica la traducción de
Junemann: «en amor».
El segundo texto en
que aparece el sustantivo «éros» en la Septuaginta, es Proverbios 30.16, que
fue traducido por la Reina Valera 1960 como: «El Seol, la matriz estéril, La
tierra que no se sacia de aguas, Y el fuego que jamás dice: ¡Basta!».
Ahora bien, la frase
hebrea «‛ótser rajám» que por lo general se ha traducido «vientre estéril» (apuntando
a la mujer de matriz o vientre estéril), fue traducida por la Septuaginta con
la frase: «éros gunaikós», literalmente: «amor de mujer».
No obstante, es
preciso poner de relieve que la frase griega «éros gunaikós» («amor de mujer»),
es ambigua, y puede ser asumida, por un lado, como un genitivo subjetivo: «el
amor con que ama la mujer»; y por otro lado, como un genitivo objetivo: «el
amor o interés sexual del varón hacia la mujer», «el amor o interés sexual del
varón (que tiene el varón por) hacia la mujer».
Luego, dado que el
texto griego no contiene una preposición que obligue a interpretar el genitivo «gunaikós»
como apuntando a una acción que procede de la mujer, como un genitivo subjetivo
sin discusión; personalmente me inclino por el genitivo objetivo: «el amor o
interés sexual del varón por la mujer».
Consecuentemente,
tenemos que concluir que la presencia del sustantivo «éros» en la tradición bíblica,
las dos únicas veces en que se lo encuentra en la Septuaginta, sin duda hace
referencia al amor y al componente del deseo e interés sexual, así de sencillo.
¿Es usted pentecostal?
Una respuesta pública
a una pregunta que se me planteó en privado
Héctor B. Olea C.
¿Es usted
pentecostal? No, «No soy pentecostal». No me siento comprometido del todo con
el pensamiento y la praxis pentecostal. No hablo, no escribo ni enseño
comprometido con el sistema de pensamiento pentecostal a ultranza y como un
todo. Por supuesto y, en el mismo grado, lo mismo digo respecto de cualquier
otra expresión concreta del cristianismo, la que fuere.
«No soy anti
pentecostal»: No hablo, no escribo ni enseño bajo la premisa de que el
cristianismo pentecostal es la peor expresión de la fe cristiana. Más bien
estoy convencido de que el sistema pentecostal, como absolutamente todas las
demás expresiones de la fe cristiana, tiene sus luces y tiene sus sombras, sus
aciertos y desaciertos.
En honor a la verdad,
el cristianismo pentecostal, como las demás expresiones de la fe cristiana,
desde el punto de vista exegético académico, en muchísimos casos, pone de
manifiesto una apelación y un acercamiento cuestionable a los textos bíblicos.
En suma, mi actitud
frente al cristianismo pentecostal (como frente a todas las demás expresiones
concretas de la fe cristiana), como biblista, como exégeta, como académico, no
es prejuiciada; pero indiscutiblemente crítica, no inocente ni servil.
«No soy pro pentecostal»:
No hablo, no escribo, ni enseño comprometido a ultranza con el sistema de
pensamiento y con la praxis pentecostal como un todo. No hablo, no escribo ni
enseño con el objetivo de legitimar el pensamiento y la práctica pentecostal,
con el objetivo de hacerlo quedar bien y de presentarlo como un todo
consistente y coherente, como exhibiendo siempre una exégesis bíblica acertada,
coherente y consistente. Por supuesto, lo mismo digo respecto de cualquier otra
expresión concreta de la fe cristiana, así de sencillo.
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