Cursos online y asincrónicos de lenguas bíblicas para septiembre y octubre


Nos complace reiterar nuestra oferta académica para septiembre y octubre, conformada por los cuatro siguientes cursos:

Primer curso: «Griego Koiné (Bíblico)», el segundo año. Un curso profesional, de actualización, profundización y especialización en la gramática y sintaxis del griego koiné.

Un curso dirigido a las personas que alguna vez estudiaron (o están estudiando) griego koiné (bíblico), pero desean actualizar, completar y profundizar sus conocimientos de la gramática y la sintaxis del Griego Koiné (bíblico).

Prerrequisitos: En cuanto a la flexión nominal, conocer (aunque sea parcialmente) la segunda y la primera declinación; en cuanto a la flexión verbal, conocer el modo indicativo, aunque sea parcialmente.  

Segundo curso: «Hebreo Clásico (Bíblico)», desde cero, el primer año de un estudio completo, profesional y académico de la principal lengua original de la Biblia Hebrea, de dos años

El curso ideal para las personas que aspiran a mucho más que a una simple introducción elemental a la principal lengua original de la Biblia Hebrea.

Tercer curso: «Griego Koiné (Bíblico), el primer año» (desde cero), el primer año de un estudio completo, crítico, académico y profesional del idioma original del Nuevo Testamento, de dos años.  

El curso ideal para las personas que aspiran a mucho más que una simple introducción elemental de la lengua original del Nuevo Testamento.  

Cuarto curso: «Diplomado sobre el participio griego» (griego clásico y koiné)

Un curso de profundización y especialización en un aspecto vital de la gramática y sintaxis griega.

Un curso dirigido al público general interesado en fortalecer su comprensión y dominio de la sintaxis griega (griego clásico y griego koiné). 

Todos nuestros cursos van dirigidos al público general, al margen de su creencia religiosa o falta de compromiso con una determinada teología institucional; pero interesado en un estudio completo, profesional y académico de las lenguas bíblicas y más.  

¡Inscripciones abiertas!

¡Pregunta por el curso de tu interés!

Información general, modalidades de pago y matriculación Aquí


El dativo de «objeto directo» y el dativo de «objeto indirecto», nociones de griego (clásico y koiné)




El dativo de «objeto directo» y el dativo de «objeto indirecto»

Nociones de griego (clásico y koiné)

Héctor B. Olea C.

El caso dativo griego puede desempeñar diversas funciones sintácticas, pero en esta ocasión vamos a hablar estrictamente de dos: la del dativo de objeto o complemento directo, y la del dativo de objeto o complemento indirecto.

Desinencias del dativo en las tres declinaciones griegas

En una imagen anexa mostraré las desinencias del caso dativo, en singular y en plural, en los tres géneros (masculino, femenino, neutro), y en conformidad a las tres declinaciones griegas (primera, segunda y tercera).

El dativo de objeto o complemento directo

En la lengua griega hay un conjunto de verbos transitivos, pero que no se complementan con el esperado «caso acusativo» (el ideal y dominante caso del objeto o complemento directo de los verbos griegos transitivos).

O sea, son verbos transitivos que su objeto o complemento directo no se presenta en el caso acusativo, sino en el caso dativo.

Entre estos verbos están los que enfatizan relaciones personales estrechas, como: servir, adorar, agradecer, dar gracias, creer, ayudar, y verbos que representan autoridad o sumisión a ésta, como: ordenar, mandar, instruir, ordenar, dirigir, comandar, avisar, censurar, reprender, desobedecer, seguir, etc. («Gramática de griego clásico y helenístico», de Manuel Alexandre Júnior, Herder, 2016).

Caso ilustrativo: Mateo 9.9

Aquí en la expresión «sígueme», vemos el imperativo presente activo, segunda persona del singular, del verbo «akoluzéo» (yo sigo a), más «moi», el caso dativo del pronombre personal de la primera persona del singular, «egó» (yo): «akolúzeimoi»: «sígueme» (sigue tú a mí). 

El dativo de objeto o complemento indirecto

El llamado «dativo puro», o «dativo propio», es el dativo que funciona como objeto o complemento indirecto, por supuesto, de un verbo transitivo.

Ahora bien, respecto de la traducción del dativo de complemento u objeto indirecto, es preciso tener en cuenta las siguientes observaciones.

El dativo de complemento u objeto indirecto puede ser traducido al español de dos maneras. 

Por un lado, con la redacción del complemento u objeto indirecto del español, empleando la forma del complemento indirecto del pronombre personal de la tercera persona singular (le) y plural (les), o la preposición «a».

Por ejemplo: «Jesús dijo a él» (o «Jesús le dijo»): Marcos 14.30

«Entonces dijo a los judíos» (o «entonces les dijo…»): Juan 19.14

Por otro lado, el dativo griego de complemento u objeto indirecto, se puede traducir al español con el llamado «complemento destinatario» o «complemento beneficiario», empleando la preposición «para».

Ejemplo: «Y Noé edificó un altar para el Señor» («al Señor»; según el texto hebreo); pero según la traducción griega, Septuaginta, «to zeó» («a Dios»), dativo singular de «jo zeós»: dios, Dios), Génesis 8.20.  

Muy a propósito del segundo año de nuestro curso de griego koiné, que inicia el lunes 2 de septiembre.

Y muy a propósito de nuestro curso de griego koiné, el primer año, desde cero, que inicia el viernes 4 de octubre.

¡Inscripciones abierta!

¡Pregunta por el curso de tu interés!

Información general, modalidades de pago y matriculación Aquí


«Tengan fe en Dios», o «tengan la fe que procede de Dios» (Marcos 11.22), cursos online de lenguas bíblicas



«Tengan fe en Dios», o «tengan la fe que procede de Dios» (Marcos 11.22)

Cuando la base de la apelación a la gramática es deficiente 

Héctor B. Olea C.

Un argumento de un sector del cristianismo evangélico es que, supuestamente, la traducción de Marcos 11.22 («tengan fe en Dios») es una traducción desacertada de la expresión griega presente en dicho texto: «éjete pístin zeú».

Se sustenta dicho argumento en que la palabra «zeú» está en «caso genitivo» (genitivo singular de «zeós»: Dios).

Ahora bien, tal apelación a la gramática griega es deficiente, porque cualquier persona que tenga un sólido conocimiento de la gramática griega (griego clásico y griego koiné) ha de saber, en primer lugar, que en griego el «caso genitivo» puede desempeñar distintas funciones sintácticas.

En otras palabras, hay distintas clases de «genitivo», por lo que, no siempre, el «caso genitivo» ha de traducirse como un sintagma preposicional introducido por la preposición «de».

En todo caso, por razones prácticas, en esta ocasión, me voy a concentrar en el llamado «genitivo subjetivo» (el genitivo de sujeto, que funciona como sujeto), y el «genitivo objetivo» (el genitivo de objeto directo, que funciona como objeto directo).

Luego, si bien el «genitivo subjetivo» puede aparecer en un contexto sin preposición, lo cierto es que cuando el autor griego quiso comunicar sin duda alguna la idea del «genitivo subjetivo», empleó, por lo general, una preposición, principalmente la preposición «ek».

En tal sentido, el uso del caso genitivo sin preposición, favorece la idea del «genitivo objetivo», aun cuando, contextualmente, es posible que pudiera ser «genitivo subjetivo».

Consecuentemente, en virtud de que la expresión griega en Marcos 11.22 no es «éjete pístin ek zeú» (con la preposición «ek»), sino simplemente «éjete pístin zeú» (sin la preposición «ek»), ha de considerarse una pista a favor del «genitivo objetivo» (tengan fe en Dios).

También favorece aquí el «genitivo objetivo» (tengan fe en Dios) el hecho de que, contextualmente, no hay ningún elemento que obligue a sumir la frase «éjete pístin zeú» como un «genitivo subjetivo» (tengan la fe que procede de Dios).

Por otro lado, desde el punto de vista de la crítica textual, no hay evidencia alguna de que, por lo menos algún copista, haya querido corregir el texto de Marcos, introduciendo o insertando la preposición «ek», para que dijera: «éjete pístin ek zeú» (tengan la fe que procede de Dios).

Marcos 11.22 y Juan 14.1

¿Qué tiene en común Marcos 11.22 con Juan 14.1?

Respuesta: Que están comunicando la misma idea, pero de forma distinta.

Me explico. Marcos 11.22 emplea una forma nominal, «pístin» (acusativo singular del sustantivo «pístis» (confianza, fe), sustantivo derivado del verbo «pistéuo» (yo creo, yo tengo fe, yo tengo confianza), más una forma verbal en modo imperativo, presente, de la segunda persona del plural, «éjete» (tengan y sigan teniendo).

Por supuesto, es «pístin» aquí, el objeto o complemento directo de la forma verbal «éjete» (imperativo, presente, 2da persona del plural, del verbo «éjo»: yo tengo).

Pero en Juan 14.1, se emplea una forma verbal igualmente en modo imperativo, también en tiempo presente, de la misma segunda persona del plural, pero del verbo «pistéuo» (yo creo, yo tengo fe, yo confío): «pistéuete»: tengan y sigan teniendo fe en, crean y sigan creyendo en, tengan y sigan teniendo confianza en.

Por supuesto, en Juan 14.1 la forma verbal tiene «pistéuete» (tengan fe en, confíen en, crean en), tiene de complemento, en caso acusativo más la preposición «eis», por un lado, a «zeós» («eis ton zeón»: «en Dios») y, por otro lado, a «eis eme» (acusativo singular del pronombre personal de la primera persona del singular, «egó» (yo): «en mí»).

En conclusión, el «genitivo objetivo» empleado por Marcos 11.22, más el imperativo del verbo «éjo»: «éjete pístin zeú» (tengan y sigan teniendo fe en Dios); concuerda perfectamente con la idea expresada en Juan 14.1 con el imperativo del verbo «pistéuo», y los dos sintagmas preposicionales que tiene de complemento: «eis ton zeón» (en Dios) y «eis eme» (en mí).

Muy a propósito de nuestra continua oferta profesional y académica en el campo de las lenguas bíblicas, griego clásico, latín (clásico y eclesiástico), traducción bíblica, gramática española aplicada, etc., todo el año, año por año.

Y muy a propósito de nuestra oferta académica para septiembre y octubre.

Por supuesto, en el IDCB también ofrecemos clases de preparación intensiva y tutoriales según las necesidades particulares del estudiante.  

¡Pregunta por el curso de tu interés!

Modalidades: Online (vía Zoom en vivo y en directo) y Virtual (en diferido, en forma asincrónica, mediante las clases grabadas).

¡Inscripciones siempre abiertas!

Información general, modalidades de pago y matriculación Aquí


Consejos prácticos para las personas que pretendan emitir un juicio de valor respecto de cualquier versión de la Biblia




Consejos prácticos para las personas que pretendan emitir un juicio de valor respecto de cualquier versión de la Biblia

Héctor B. Olea C.

A modo de introducción:

Una de las razones por la que, no recomiendo ninguna versión de la Biblia en específico, no es porque no admita que, en cierto sentido y en una forma relativa, las haya mejores que otras.

Es más bien porque es posible que en el estudio de algún texto bíblico en particular y de interés especial en un momento decisivo de investigación bíblica, reflexión o curiosidad teológica, quizá se dependa de ella sola, con base en una excesiva confianza en su buena «imagen pública», en lo mucho que es recomendada.

Sin embargo, con todo, es muy posible que, en ese caso particular, la versión de la Biblia que goce de una muy buena «imagen pública», no sea precisamente la mejor, y sí probablemente la peor, o una de las peores.

Es más, la simple mejor «imagen pública» (por demás relativa) de una determinada versión de la Biblia respecto de otras versiones, no impide que en la traducción de ciertos textos específicos coincidan y sean precisamente desacertadas en el mismo sentido, en el mismo nivel y en la misma proporción.  

También me he resistido a identificar con facilidad y ligereza la supuesta «mejor versión de la Biblia», afirmación a todas luces demasiado relativa y cuestionable en muchos sentidos.  

En todo caso, un ejemplo ilustrativo que pone en evidencia lo relativo que resulta la «imagen pública» (buena o mala) de las versiones de la Biblia, lo constituye la traducción de muchísimos textos bíblicos en cuya traducción coinciden perfectamente “las mejores versiones de la Biblia”, las versiones de la Biblia con “mejor imagen pública”, con las versiones con una imagen pública un tanto cuestionada, y las versiones de la Biblia con “peor imagen pública” (al menos a los ojos de ciertos sectores).

Esto así, además de que existe en algunos casos, en muchos casos, una especie de “consenso” entre todas o casi todas las versiones de la Biblia tendente a impedir u obstaculizar y dificultar (aparentemente inconscientemente) el que las personas lectoras de la Biblia se enteren de lo que en realidad dicen los textos bíblicos en sus idiomas originales.

Consecuentemente, a la luz de mi experiencia, de mi trabajo de muchos años en este campo; pienso que la persona que pretenda expresarse con acierto respecto de cualquier versión de la Biblia, debería considerar lo siguiente:

En primer lugar, toda versión de la Biblia es «inocente» hasta que se pruebe lo contrario (la culpabilidad de la una versión de la Biblia debe demostrarse, no simplemente sospecharse o darse por sentada).

En segundo lugar, la «errada traducción» de al menos algunos textos bíblicos en una determinada traducción de la Biblia, debe ser demostrada, no simplemente sospechada. 

En tercer lugar, la evaluación de una versión de la Biblia, la que fuere, debe realizarse considerando la traducción de textos específicos, no con base en una supuesta «buena imagen pública» (lo mucho que sea recomendada al menos por algún sector), o con base a su supuesta «mala imagen pública» (lo mucho que es criticada, al menos por ciertos sectores).

En cuarto lugar, el juicio que se emita sobre una versión o traducción de la Biblia (a favor o en contra), no debe sustentarse en el previo rechazo o aceptación de otra versión de la Biblia; no debe tener como fundamento la supuesta o demostrable calidad de otra versión de la Biblia, la cual se asume como marco de referencia vital y como parámetro para juzgar otras versiones de la Biblia.

En realidad, toda versión o traducción de la Biblia no es más que eso, una versión, y por lo tanto desde el punto de vista de la labor de traducción, ambas están a un mismo nivel, y una como la otra ameritan un juicio justo y sustentado en algo más que simples presuposiciones (de la naturaleza que fueren).   

Además, no es posible perder de vista que una cosa es la «calidad textual», la calidad de los textos que le sirven de base a una determinada versión de la Biblia, y otra la calidad de la misma como traducción, como obra de traducción como tal.   

En quinto lugar, la persona que emita un juicio de valor respecto de una o cualquier versión de la Biblia, debe dar muestras de que, en efecto, no es sencillamente una persona que está repitiendo el cuestionable y desgastado discurso de ciertas comunidades de fe que, a la luz de sus particulares presuposiciones teológicas, se expresan a favor o en contra de una determinada versión o traducción de la Biblia, o al menos sobre la traducción de uno, dos o tres textos bíblicos en particular en una determinada versión de la Biblia.   

Insisto, la calidad, las virtudes y desaciertos de toda, de absolutamente toda versión de la Biblia, es un asunto a demostrarse caso por caso; no es un asunto a darse por sentado con base en una declaración general a favor o en contra.

En sexto lugar, la buena calidad o virtudes de cualquier versión de la Biblia no puede sustentarse en un tipo de razonamiento deductivo, según el cual, la buena imagen generalizada que tenga una determinada versión o traducción de la Biblia, es una evidencia suficiente, irrefutable de su buena calidad en su conjunto, respecto de la traducción de cada texto bíblico en lo particular.

En séptimo lugar, que una versión de la Biblia sea acertada en la traducción de algunos textos específicos, no es una garantía de que también será acertada en todo su conjunto, de principio a fin. 

En octavo lugar, la supuesta «mala calidad» de una versión cualquiera de la Biblia, no puede sustentarse en la negativa imagen generalizada que tenga dicha versión de la Biblia.

En noveno lugar, los desaciertos de una versión de la Biblia respecto de la traducción de algunos textos específicos, no es una prueba ni garantía de que también será desacertada en su conjunto (de principio a fin).

En décimo lugar, la persona que piense emitir un juicio de valor sobre cualquier versión de la Biblia, con la aspiración de que su discurso sea tomado en serio; debería ser una persona con conocimientos sólidos de las lenguas bíblicas, y de la lengua receptora, a la que se hizo dicha traducción.

En décimo primer lugar, debe ser una persona que muestre estar al tanto de lo que es la labor de la traducción como labor profesional, y conocer con propiedad los métodos de traducción aplicados a la Biblia, y en particular del método empleado en la traducción o versión de la Biblia respecto de la cual pretende emitir un juicio de valor con acierto.

En décimo segundo lugar, en virtud de la innegable falta de perfección de toda versión de la Biblia; la persona que aspire a conocer con propiedad (y poder ver con sus propios ojos) lo que en realidad dicen los textos bíblicos en sus lenguas originales, qué quieren decir y cómo dicen lo que dicen; debe proponerse realizar estudios serios y completos de las lenguas bíblicas, y no simples introducciones elementales.

Por cierto, debe procurar realizar serios y decididos estudios lingüísticos de las lenguas bíblicas, y no simples «estudios teológicos» con base en la consideración de ciertos aspectos de los textos bíblicos en sus lenguas originales que, mas bien y realmente, consisten en estudios teológicos con el ropaje de verdaderos estudios lingüísticos.  

Finalmente, como ejemplo de un estudio comparativo de versiones de la Biblia, voy a considerar dos ejemplos, uno en el campo de la Biblia Hebrea, y otro en el ámbito del Nuevo Testamento Griego.

La traducción de los últimos cinco (5) mandamientos del Decálogo Deuteronomio 5 (17-21)

Al respecto, comenta Félix García López: “En la versión del Deuteronomio, los cinco últimos mandamientos / prohibiciones se hallan engarzados mediante la conjunción «y» (eh hebreo «ve»), trasluciéndose de este modo el deseo del redactor de aunar en un solo bloque la última parte del decálogo, a partir del sexto mandamiento. En la versión del Éxodo faltan dichas conjunciones, indicio de su independencia original” (El Decálogo, Cuaderno Bíblico 81, Verbo Divino, 1994).

Consecuentemente, una versión de la Biblia que muestre una acertada traducción de Deuteronomio 5.17.21, debe ir en la siguiente línea:

17) “Y no matarás. 18) Ni cometerás adulterio. 19). Tampoco robarás. 20). Y no darás falso testimonio contra tu prójimo. 21) Ni codiciarás la mujer de tu prójimo, tampoco desearás la casa de tu prójimo, su campo, ni su siervo ni su sierva, su toro ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo”.

¿Cuántas versiones de la Biblia conoce usted que hayan traducido los últimos 5 mandamiento del Decálogo en la versión de Deuteronomio 5, en esta línea de traducción?

Por lo menos les voy a mencionar dos, el resto se las dejo a ustedes.

En primer lugar, la prestigiosa, pero para nada perfecta, «Nueva Biblia Española», de Luís Alonso Schokel y Juan Mateos (Ediciones Cristiandad, 1975)

En segundo lugar, la muy criticada y cuestionable, incluso considerada «versión sectaria», «Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras», de los Testigos de Jehová, versión para nada perfecta.

Ojo: Que no se pierda de vista la notable coincidencia en ser acertadas, y en una misma proporción, una prestigiosa versión de la Biblia, una versión con una excelente «imagen pública», con una versión con una «pésima imagen pública».

La traducción de la expresión griega «me mu jáptu» en Juan 20.17

La problemática de la expresión griega «me mu jáptu»

En griego hay dos tipos de prohibiciones, las que se de redactan con el modo imperativo en el tema temporal del presente, y las que se formulan con el modo subjuntivo en el tema temporal del aoristo (1ero o 2do).

Las prohibiciones que se redactan con el modo imperativo en el tema temporal del presente, procuran el cese o finalización de una acción ya en proceso, en desarrollo («no sigas estudiando», «deja de estudiar»).

Pero las prohibiciones redactadas con el modo subjuntivo y en el tema temporal del aoristo, procuran evitar el inicio de una acción («no te pongas a estudiar», «evita ponerte a estudiar».

Ahora bien, ¿qué tipo de redacción exhibe la expresión griega «me mu jáptu»?

¿Una prohibición o mandato negativo con el modo imperativo y en el tema temporal del presente?

¿Una prohibición con el modo subjuntivo y en el tema temporal del aoristo?

Efectivamente, «jáptu» consiste en una forma verbal en tiempo presente, modo imperativo, en la segunda persona del singular («tú»).

Con relación a la diátesis o voz de la forma verbal «jáptu», es preciso hacer algunas observaciones.

Por un lado, según el «Léxico griego español del Nuevo Testamento», de Alfred E. Tuggy, «jáptu» sería una forma verbal con la morfología de la voz media, pero con el sentido de la voz activa, pues su forma léxica sería «jáptomai» (tocar, alcanzar, poner la mano sobre, acometer, atacar, emprender, relacionarse con, ofender, injuriar), o sea, una forma verbal de un verbo deponente.

Sin embargo, a la luz del «Diccionario del griego bíblico, Setenta y Nuevo Testamento», 2da revisión, de Amador Ángel García Santos, el «Diccionario griego español del Nuevo Testamento», de Inmaculada Delgado Jara y del «Diccionario griego español de griego clásico VOX», de José M. Pabón, «jáptu» sería una forma verbal en voz media, del verbo «jápto», que en voz activa significa “encender”, “iluminar” (regido por el acusativo); y que en la voz media (regido por el genitivo) significa:  “tomar”, “agarrar”, “coger”, “tocar”, “tomar para sí”, “perjudicar”, “injuriar”.

Luego, debo decir que el punto de vista del diccionario de Amador Ángel García Santos, del diccionario de Inmaculada Delgado Jara y del diccionario José Pabón, es el acertado.  

En consecuencia, la expresión griega «me mu jáptu» (prohibición o mandato negativo en el tema temporal de presente y con el modo imperativo, no en el tema temporal del aoristo y con el modo subjuntivo), ha de traducirse: «No me sigas tocando», «deja de tocarme», «suéltame, «deja de aferrarte a mí», «deja de retenerme» (un mandato negativo que demanda el cese una acción ya iniciada, en pleno desarrollo).

Luego, una vez más, coinciden en ser acertadas y en una misma proporción, una prestigiosa versión de la Biblia, una versión con una excelente «imagen pública» (la quinta edición de La Biblia de Jerusalén, 2018: «Deja de tocarme»), y una versión con una «pésima imagen pública», La «Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras» («Deja de colgarte de mí»).

¿Conocen ustedes otras versiones de la Biblia que sean acertada aquí como la prestigiosa, pero no perfecta, «Biblia de Jerusalén» (2018), y la tan cuestionada, pero tampoco perfecta, «Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras»?

Finalmente, a manera de ilustración, anexo tres imágenes con los textos a los que aquí he hecho referencia.

Muy a propósito de nuestra continua oferta profesional y académica en el campo de las lenguas bíblicas, griego clásico, latín (clásico y eclesiástico), traducción bíblica, gramática española aplicada, etc., todo el año, año por año.

Y muy a propósito de nuestra oferta académica para septiembre y octubre.

Por supuesto, en el IDCB también ofrecemos clases de preparación intensiva y tutoriales según las necesidades particulares del estudiante.  

¡Pregunta por el curso de tu interés!

Modalidades: Online (vía Zoom en vivo y en directo) y Virtual (en diferido, en forma asincrónica, mediante las clases grabadas).

¡Inscripciones siempre abiertas!

Información general, modalidades de pago y matriculación Aquí

 

De la lengua al texto, del texto a la lengua, y del texto a la teología, nociones de languas bíblicas


De la lengua al texto, del texto a la lengua, y del texto a la teología

El procedimiento adecuado y recomendado

Nociones de las lenguas bíblicas  

Héctor B. Olea C.

Una realidad indiscutible es que, si bien la Biblia es de naturaleza teológica y religiosa, no es menos cierto que consiste en una comunicación lingüística y es literatura, con todas sus implicaciones.

Consecuentemente, si queremos establecer lo que en realidad dice un texto bíblico, lo que en verdad quiere decir, y cómo lo dice en su lengua original; es imprescindible estar al tanto de las características y de los mecanismos de funcionamiento de la lengua original de dicho texto.

Esto así porque en realidad, no es la teología, no son los simples presupuestos teológicos los que han de determinar las que se entienden características y mecanismos de funcionamiento de las lenguas bíblicas; sino y más bien, las lenguas bíblicas, sus características como tales, y su funcionamiento, las que sientan las bases para cualquier argumento de naturaleza teológica con base en un texto bíblico (el que fuere) en su lengua original.  

En tal sentido, a manera de ilustración, pongo algunos ejemplos concretos de aspectos y construcciones características de las tres lenguas bíblicas que, definitivamente, no pueden ser explicados con argumentos teológicos (los que fueren).  

En primer lugar, no es la teología la que determina los fonemas y las características de las lenguas bíblicas en el plano fónico, morfosintáctico, y semántico.

Es más bien el análisis bíblico con preocupación teológica el que ha de estar al tanto de las peculiaridades y de cómo funcionan las lenguas originales de la Biblia, las lenguas a través de las cuales nos ha llegado el mensaje de la Biblia.    

En segundo lugar, cualquier persona que tenga un conocimiento no elemental de la lengua hebrea, ha de saber que las características de una «cadena constructa» no son determinadas por presupuestos teológicos: 1) La forma del estado constructo; 2) El funcionamiento del sustantivo o sustantivos en «estado constructo» y del sustantivo en «estado absoluto»; 3) Que el sustantivo o sustantivos en «estado constructo» jamás han de llevar el artículo determinado, y que su determinación depende más bien del sustantivo en «estado absoluto»; 4) Que nada puede interponerse entre los sustantivos que forman una «cadena constructa»; 5) Que los adjetivos que aparezcan en el contexto de una «cadena constructa» siempre se han de colocar al finalizar la «cadena constructa», y que la relación de estos con los sustantivos de la «cadena constructa» se ha de establecer con base en la concordancia de género y número que exista entre dichos adjetivos y los sustantivos que conformen la «cadena constructa».

En tercer lugar, no es la teología, no es ningún presupuesto teológico el que explica que el artículo determinado en hebreo y en griego se coloca delante del sustantivo (en griego delante, pero como morfema gramatical independiente; pero en hebreo como prefijo), mientras que en arameo se coloca como sufijo.

En cuarto lugar, no es ningún presupuesto teológico el que determina el funcionamiento de la construcción sintáctica griega conocida como «genitivo absoluto».

Es el «genitivo absoluto» una construcción sintáctica autónoma y que proporciona una información adicional a la oración principal, que gira en torno a un participio (con sus propios complementos) en cualquier tema temporal, en voz activa o pasiva, en caso genitivo, de cualquier género, de cualquier declinación, singular o plural, sin artículo, y que concuerda en caso, género y número con un sustantivo o palabra sustantivada que funciona como «sujeto agente» o «sujeto paciente» del participio que aparece en dicha construcción.

En quinto lugar, no es ningún presupuesto teológico el que determina y explica que, en una oración copulativa o atributiva en griego, cuando el atributo es un «adjetivo», debe concordar en caso, género y número con el sujeto (sustantivo o palabra sustantivada), pero que, si el atributo es un «sustantivo», sólo debe concordar en caso.

En sexto lugar, no es ningún presupuesto teológico el que determina que en hebreo exista una redacción específica para una «prohibición temporal» o «inmediata», y una redacción distinta para una «prohibición absoluta» o «permanente».

En séptimo y último lugar, tampoco es la teología o algún presupuesto teológico el que explica las diferencias semánticas entre una prohibición empleando el modo imperativo en el tema de presente (que procura el cese de una acción verbal ya en desarrollo), y una prohibición con el modo subjuntivo y en el tema del aoristo 1ero o 2do (que procura evitar el inicio de una acción verbal).

Además, el estudio propiamente crítico y exegético de un texto, supone, en primer lugar, el procurar establecer el mejor texto posible a la luz de la critica textual (en conformidad a la «evidencia documental o externa», y la llamada «evidencia interna»); en segundo lugar, llevar a cabo un serio y detenido análisis filológico,  lingüístico y morfosintáctico del texto (como comunicación lingüística y como literatura), por supuesto, a la luz de las características propias de la lengua bíblica involucrada; en tercer lugar, concluir con una traducción que procure comunicar de manera íntegra y completa (sin disminución ni ampliación) el mensaje del texto bíblico en su lengua original, en conformidad a su contexto vital (histórico y sociocultural).  

En conclusión, una seria preocupación por establecer lo que en realidad dicen los textos bíblicos en sus lenguas originales, al margen de cualquier conveniencia teológica; ha de procurar estar al tanto de la naturaleza y las características de las construcciones sintácticas empleadas en las lenguas bíblicas para redactar su mensaje, así como lo que dicta y establece en particular la gramática de cada lengua bíblica respecto de dichas construcciones, su funcionamiento, y de cómo se han de asumir e interpretar (sus implicaciones semánticas).

En suma, la Biblia es de naturaleza religiosa y teológica, pero el estudio de la lengua como tal, incluso el estudio de las lenguas bíblicas, es un estudio científico, no teológico per se.  

Además, respecto de la labor de traducción: si bien la naturaleza de la Biblia es religiosa y teológica, no obstante, la labor de traducción como tal, no es una disciplina teológica.

Finalmente, al momento de hacer referencia a la redacción y a las características morfosintácticas de los textos bíblicos en sus lenguas originales, se ha de distinguir la simple argumentación teológica (la que fuere), de la argumentación propiamente lingüística, gramatical y científica, así de sencillo.  

 

 

El número de palabras que hay en el texto hebreo de Génesis 1.1, una cuestión muy reveladora



El número de palabras que hay en el texto hebreo de Génesis 1.1

Una cuestión muy reveladora

Nociones de hebreo bíblico

Héctor B. Olea C.

De vez en cuando me gusta abordar aspectos lingüísticos y textuales no tan relevantes para la exégesis bíblica, pero que sí ponen de relieve la buena o mala comprensión que muchas personas tienen de las lenguas bíblicas, de sus peculiaridades y de su funcionamiento.

Recuerdo que en cierta ocasión una persona me trajo a colación la que, a su parecer, era la cantidad de palabras que tiene el texto hebreo de Génesis 1.1.

En tal sentido, a continuación, una transliteración del texto hebreo de Génesis 1.1:

«Bereshít bará elojím et jashamáyim veet jaárets»

Luego, con base a los espacios entre palabras, como muestra la transliteración que he realizado del texto hebreo de Génesis 1.1, sería lógico suponer que el mismo está conformado por siete (7) palabras.

Sin embargo, una persona que tenga un conocimiento promedio, no tan elemental del hebreo clásico (bíblico), ha de saber que en realidad en Génesis 1.1 hay más bien once (11) palabras.

Por supuesto, antes de seguir, es preciso llamar la atención sobre algunas cosas.

La primera, que hay dos tipos de morfemas, los morfemas lexicales y los morfemas gramaticales.

Consecuentemente, es preciso decir que los morfemas lexicales o lexemas conceptuales, se dividen en lexemas nominales (sustantivos y adjetivos) y los lexemas verbales (verbos y verboides).

La segunda, que los morfemas gramaticales se dividen en: dependientes (prefijos, infijos y sufijos), y los independientes (preposiciones, conjunciones, artículo, etc.).

La tercera, mientras que en español y en griego los morfemas gramaticales independientes, como el artículo, las preposiciones y las conjunciones siempre aparecen separados de cualquier otro morfema (de ahí el que se consideren «independientes»); sin embargo, en hebreo, a diferencia de lo que ocurre en  español y en griego (clásico y koiné), el artículo, al menos tres principales y muy usadas preposiciones, y la conjunción copulativa «y» («ve», se adhieren a los lexemas y a otros morfemas gramaticales como «prefijos».

Consecuentemente, después de las necesarias observaciones planteadas, volvamos a la cuestión de cuántas son, por fin, las palabras (morfemas lexicales y morfemas gramaticales) que hay en Génesis 1.1.

¿Por qué, dice usted, profesor, que hay once (11) palabras en Génesis 1.1?

En primer lugar, porque la palabra «bereshít» en realidad es un sintagma preposicional, conformado por el morfema gramatical preposición «be», y por el lexema «reshit».

Por lo tanto, en «bereshít» hay dos palabras, no una (un morfema gramatical, «preposición», adherido como prefijo a un lexema nominal).

En segundo lugar, porque la palabra «jashamáyim» es también un sintagma constituido por dos palabras, por el morfema gramatical «artículo» determinado, «ja» (adherido como prefijo), y por el lexema nominal «shamáyim» (que recibió el artículo determinado como prefijo).

En tercer lugar, porque la palabra «veet» también involucra dos palabras, esta vez, dos morfemas gramaticales: la conjunción copulativa «ve» («y»), y la partícula intraducible que marca el objeto directo determinado, «et».

En cuarto lugar, porque la palabra «jaárets» también está conformada por dos palabras: por el morfema gramatical «artículo» determinado, «ja» (adherido como prefijo), y el lexema nominal «érets» (con la vocal «a», «árets», cuando recibe como prefijo el artículo determinado).

En resumen, sin duda alguna, el establecer la cantidad de palabras que hay en un texto de la Biblia Hebrea no es un asunto tan relevante para exégesis y traducción de la Biblia Hebrea.

Sin embargo, el análisis morfosintáctico que hay que realizar para llegar a tal conclusión, resulta muy relevador y pone de manifiesto el nivel de comprensión que tiene una persona de la principal lengua original de la Biblia Hebrea, de su funcionamiento y sus peculiaridades (en el plano fónico, morfosintáctico y semántico), y qué tanto está capacitada para realizar un serio, profundo y completo análisis morfosintáctico (gramatical) de un texto de la Biblia Hebrea, y para proponer una acertada exégesis y traducción del mismo.

En conclusión: La incapacidad de poder establecer con acierto el número de palabras presentes en un texto de la Biblia Hebrea, pone de relieve el desconocimiento de las peculiaridades de la lengua hebrea en el plano morfosintáctico y, por supuesto, la incapacidad de poder realizar un serio análisis completo de dicho texto, y una segura, acertada y consciente traducción del mismo.   

Finalmente, debo decir que en un próximo artículo abordaré esta misma cuestión, pero en el texto griego de Génesis 1.1 en la clásica traducción griega de la Biblia Hebrea, la Septuaginta (Los LXX).

Por supuesto, como siempre, anexo dos imágenes, a manera de ilustración, y para la mejor comprensión de lo aquí planteado.

Muy a propósito de nuestra continua oferta profesional y académica en el campo de las lenguas bíblicas, griego clásico, latín (clásico y eclesiástico), traducción bíblica, gramática española aplicada, etc., todo el año, año por año.

Y muy a propósito de nuestra oferta académica para septiembre y octubre.

Por supuesto, en el IDCB también ofrecemos clases de preparación intensiva y tutoriales según las necesidades particulares del estudiante.  

¡Pregunta por el curso de tu interés!

Modalidades: Online (vía Zoom en vivo y en directo) y Virtual (en diferido, en forma asincrónica, mediante las clases grabadas).

¡Inscripciones siempre abiertas!

Información general, modalidades de pago y matriculacion Aquí


 

 

El estudio de las lenguas bíblicas, un estudio lingüístico, cursos online y virtuales de languas bíblicas



El estudio de las lenguas bíblicas, un estudio lingüístico

Nociones de lingüística general

Héctor B. Olea C.

¿Qué es la lingüística?

Consiste en el estudio científico de la lengua, estudio que tiene tres aspectos o componentes vitales: el fónico (el de los sonidos), el formal o gramatical (morfosintaxis) y el semántico (el de los significados de las unidades lingüísticas y sus combinaciones).

¿Es «lengua sagrada» una categoría científica?

No, no existe en la lingüística general tal cosa como una «lengua sagrada».

Consecuentemente, el estudio de las lenguas bíblicas, aunque con indiscutibles implicaciones teológicas, es en realidad un estudio lingüístico más, y como tal, tiene demasiadas cosas comunes con el estudio serio y científico de cualquier lengua sin relación alguna con la Biblia.

En tal sentido, es preciso tener en cuenta algunos tipos de análisis que se realizan en el estudio general de la lengua y que, por supuesto, son también aplicables y aplicados al estudio de las lenguas bíblicas (lenguas humanas y comunes en que se escribieron originalmente los textos bíblicos). 

Lógicamente, un principio general a tomar en cuenta para comprender los tipos de análisis que mencionamos a continuación, es que, en realidad, la «oración gramatical» no está constituida por «palabras», sino por «sintagmas» (grupos de palabras cohesionadas y que desempeñan una determinada función sintáctica), y son éstos los que en realidad están conformados por «palabras».

Tipos y niveles de análisis aplicados a la palabra y a la oración:   

El análisis fonemático: Unidad fundamental: el fonema (unidad lingüística mínima distintiva, pero carente de significado. Toda palabra o conjunto de palabras constituyen cadenas fónicas, de fonemas).

El análisis morfemático (análisis morfológico): Unidad fundamental: el morfema (hay dos tipos de morfemas: los morfemas lexicales, y los morfemas gramaticales. Toda palabra está constituida al menos por un morfema).

El análisis silábico: Unidad fundamental: la sílaba (combinación o conjunto de fonemas que constituyen un núcleo fónico y que forman los distintos “compartimentos” de una palabra).   

El análisis sintagmático: Unidad fundamental: el sintagma (grupos de palabras cohesionadas y que desempeñan una determinada función sintáctica).  

El análisis oracional o sintáctico: 1) la palabra (unidad lingüística mínima del análisis sintáctico); 2) el sintagma (unidad lingüística media del análisis sintáctico); 3) la oración (unidad lingüística máxima del análisis sintáctico). 

En todo caso, una cosa es cierta, mientras más elemental sea el enfoque y el alcance de un curso de cualquiera de las lenguas bíblicas (la que fuere), se hará menos evidente la necesidad de tener un buen conocimiento de las características y del funcionamiento de la propia lengua materna (del profesor y del estudiante); pero mientras más ambicioso y profesional sea el enfoque del estudio de las lenguas bíblicas, siempre que el enfoque del estudio de una lengua bíblica sea propiamente el de un estudio lingüístico serio; sin duda alguna que hará más notoria la necesidad de conocer de la mejor manera posible la propia lengua materna del estudiante y del profesor en el aspecto fónico, morfosintáctico y semántico.       

Finalmente, es preciso decir que en el IDCB tenemos cursos profesionales y completos para las personas que aspiran a estudios detenidos y no elementales de las lenguas bíblicas, así como cursos elementales (igualmente profesionales) para las personas que sólo aspiran a simples estudios introductorios.

Muy a propósito de nuestra continua oferta profesional y académica en el campo de las lenguas bíblicas, griego clásico, latín (clásico y eclesiástico), traducción bíblica, gramática española aplicada, etc., todo el año, año por año.

Y muy a propósito de nuestra oferta académica para septiembre y octubre.

Por supuesto, en el IDCB también ofrecemos clases de preparación intensiva y tutoriales según las necesidades particulares del estudiante.   

¡Pregunta por el curso de tu interés!

Modalidades: Online (vía Zoom en vivo y en directo) y Virtual (en diferido, en forma asincrónica, mediante las clases grabadas).

¡Inscripciones siempre abiertas!

Información general, modailidades de pago y matriculación Aquí