¿«El endemoniado», o «el que había estado endemoniado»?¿Cuál es la traducción correcta en Marcos 5.18?
Héctor B. Olea C.
Considerando la traducción de Marcos 5.18 en algunas de las más representativas versiones de la Biblia en español, llegamos a las siguientes conclusiones:
La Reina Valera 1960, La Biblia de las Américas, La Nueva Biblia de las Américas, La Versión Popular Dios Habla Hoy, La Nueva Versión Internacional, La Nueva Traducción Viviente, La Biblia Textual IV Edición, La Biblia de Jerusalén 2019, La Biblia de Jerusalén Latinoamericana 2007 y Los libros del Nuevo Testamento Traducción y Comentario, tradujeron: «el que había estado endemoniado».
Por su parte y, en la misma línea, La Reina Valera Actualizada 2015 tradujo: «el que había sido poseído»); La Traducción en lenguaje actual: «el que ahora estaba sano»; La Biblia Torres Amat: «el que había sido atormentado del demonio».
Por otro lado, La Nueva Biblia Española de 1975 tradujo: «el endemoniado», así también La Biblia del Peregrino de estudio, y La Biblia Nácar Colunga.
Ahora bien, como se puede observar, la gran diferencia entre estos dos bloques de versiones de la Biblia, consiste en que, según el primer bloque, aunque empleando diversas palabras, al Jesús subirse a la barca, la persona que le pide que lo dejara acompañarlo, que fuera con él, ya no estaba poseída por un demonio, ya estaba sano, ya Jesús lo había curado.
Pero en conformidad al segundo bloque, con la traducción «el endemoniado», sugiere que la persona todavía no había sido sanada, que todavía estaba bajo la influencia de un demonio.
Ahora bien, ¿qué es lo que en realidad dice el texto griego? ¿A cuál de los dos bloques de versiones de la Biblia favorece el texto griego? ¿Estamos aquí ante un problema de crítica textual?
En primer lugar, no, no es una diferencia o conflicto de lecturas o variantes textuales lo que explica la diferencia de traducción que exhiben los dos bloques de versiones de la Biblia mencionados.
En otras palabras, no es un problema de crítica textual lo que explica la falta de concordancia entre las versiones de la Biblia citadas.
En segundo lugar, en lo que al texto griego se refiere, en virtud de que tanto el llamado «Textus receptus» como el «Texto crítico» coinciden en emplear el mismo término, o sea, «jo daimoniszéis», una conclusión acertada es que a la luz del texto griego no debería haber diferencia al momento de traducir la expresión «jo daimoniszéis»: «el que había estado endemoniado» (pero ya no), «el que estuvo endemoniado o bajo la influencia de un demonio» (pero ya no).
En tercer lugar, ¿en qué consiste y cuál es el significado de la expresión «jo daimoniszéis»?
Pues bien, «jo daimoniszéis» («jo demoniszís»,) consiste en un participio articular (con el artículo determinado, un participio sustantivado) aoristo primero, en caso nominativo masculino singular, con morfología de voz pasiva, del «verbo deponente» «daimonízomai» («demonízome»), un verbo que, a pesar de ser un «verbo deponente» (verbo que emplea formas medias pasivas o medias, con el sentido de la voz activa), tiene en realidad un sentido estrictamente pasivo e intransitivo: «estoy endemoniado» (estoy o soy poseído por un demonio), y no «yo demonizo» (yo ejerzo una influencia demoníaca, diabólica o perversa sobre alguien o algo), como verbo transitivo.
Por otro lado, si bien es sólo en el modo indicativo que las formas verbales griegas pueden poner de relieve el valor temporal (el momento en que se supone tiene lugar la acción verbal), y no sólo el valor aspectual (cómo se concibe la acción verbal: realizada, por realizar, puntual, en desarrollo, habitual, ingresiva, etc.); no es menos cierto que cuando un participio (modo verbal y forma no personal del verbo) es articulado, sustantivado, entonces sí expresa con precisión el valor temporal.
En tal sentido, como participio aoristo articular y sustantivado, la expresión «jo daimoniszéis» («jo demoniszís»), debe traducirse: «el que había estado endemoniado» (pero ya no), «el que estuvo endemoniado» (pero ya no).
Finalmente, se impone establecer el debido contraste entre la expresión griega «en pnéumati akazárto» (dativo instrumental: «con un espíritu inmundo», «que tiene un espíritu inmundo»), empleada en Marcos 5.2, y la expresión griega empleada en Marcos 5.16, «to daimonizoméno», un participio presente en caso dativo masculino singular, pero con un valor temporal relativo a la forma verbal «eguéneto», aoristo segundo, tercera persona del singular, del verbo «guínomai» (yo llego a ser).
Por eso se comprende y justifica la traducción «el que había estado endemoniado» (pero ya no), como traducción de la expresión «to daimonizoméno», en Marcos 5.16.
Finalmente, el participio articular sustantivado «jo daimoniszéis» (el que había estado endemoniado, el que estuvo endemoniado, pero ya no), empleado en Marcos 5.18, es consistente con el participio presente en caso dativo masculino singular «to daimonizoméno», supeditado temporalmente a la forma verbal «eguéneto», en Marcos 5.16.
En conclusión, como hemos venido insistiendo por años, la persona que aspire a poder leer los textos bíblicos en las lenguas originales con sus propios ojos, y enterarse así de ciertos matices que muchas veces no lo transmiten de manera adecuada las versione de la Biblia; debe procurar conocer las lenguas bíblicas y no precisamente de manera elemental.
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