¿«El endemoniado», o «el que había estado endemoniado»?¿Cuál es la traducción correcta en Marcos 5.18?


¿«El endemoniado», o «el que había estado endemoniado»?¿Cuál es la traducción correcta en Marcos 5.18?

Héctor B. Olea C.

Considerando la traducción de Marcos 5.18 en algunas de las más representativas versiones de la Biblia en español, llegamos a las siguientes conclusiones:

La Reina Valera 1960, La Biblia de las Américas, La Nueva Biblia de las Américas, La Versión Popular Dios Habla Hoy, La Nueva Versión Internacional, La Nueva Traducción Viviente, La Biblia Textual IV Edición, La Biblia de Jerusalén 2019, La Biblia de Jerusalén Latinoamericana 2007 y Los libros del Nuevo Testamento Traducción y Comentario, tradujeron: «el que había estado endemoniado».

Por su parte y, en la misma línea, La Reina Valera Actualizada 2015 tradujo: «el que había sido poseído»); La Traducción en lenguaje actual: «el que ahora estaba sano»; La Biblia Torres Amat: «el que había sido atormentado del demonio».

Por otro lado, La Nueva Biblia Española de 1975 tradujo: «el endemoniado», así también La Biblia del Peregrino de estudio, y La Biblia Nácar Colunga.

Ahora bien, como se puede observar, la gran diferencia entre estos dos bloques de versiones de la Biblia, consiste en que, según el primer bloque, aunque empleando diversas palabras, al Jesús subirse a la barca, la persona que le pide que lo dejara acompañarlo, que fuera con él, ya no estaba poseída por un demonio, ya estaba sano, ya Jesús lo había curado.

Pero en conformidad al segundo bloque, con la traducción «el endemoniado», sugiere que la persona todavía no había sido sanada, que todavía estaba bajo la influencia de un demonio. 

Ahora bien, ¿qué es lo que en realidad dice el texto griego? ¿A cuál de los dos bloques de versiones de la Biblia favorece el texto griego? ¿Estamos aquí ante un problema de crítica textual?

En primer lugar, no, no es una diferencia o conflicto de lecturas o variantes textuales lo que explica la diferencia de traducción que exhiben los dos bloques de versiones de la Biblia mencionados.

En otras palabras, no es un problema de crítica textual lo que explica la falta de concordancia entre las versiones de la Biblia citadas.

En segundo lugar, en lo que al texto griego se refiere, en virtud de que tanto el llamado «Textus receptus» como el «Texto crítico» coinciden en emplear el mismo término, o sea, «jo daimoniszéis», una conclusión acertada es que a la luz del texto griego no debería haber diferencia al momento de traducir la expresión «jo daimoniszéis»: «el que había estado endemoniado» (pero ya no), «el que estuvo endemoniado o bajo la influencia de un demonio» (pero ya no).

En tercer lugar, ¿en qué consiste y cuál es el significado de la expresión «jo daimoniszéis»?

Pues bien, «jo daimoniszéis» («jo demoniszís»,) consiste en un participio articular (con el artículo determinado, un participio sustantivado) aoristo primero, en caso nominativo masculino singular, con morfología de voz pasiva, del «verbo deponente» «daimonízomai» («demonízome»), un verbo que, a pesar de ser un «verbo deponente» (verbo que emplea formas medias pasivas o medias, con el sentido de la voz activa), tiene en realidad un sentido estrictamente pasivo e intransitivo: «estoy endemoniado» (estoy o soy poseído por un demonio), y no «yo demonizo» (yo ejerzo una influencia demoníaca, diabólica o perversa sobre alguien o algo), como verbo transitivo.

Por otro lado, si bien es sólo en el modo indicativo que las formas verbales griegas pueden poner de relieve el valor temporal (el momento en que se supone tiene lugar la acción verbal), y no sólo el valor aspectual (cómo se concibe la acción verbal: realizada, por realizar, puntual, en desarrollo, habitual, ingresiva, etc.); no es menos cierto que cuando un participio (modo verbal y forma no personal del verbo) es articulado, sustantivado, entonces sí expresa con precisión el valor temporal.

En tal sentido, como participio aoristo articular y sustantivado, la expresión «jo daimoniszéis» («jo demoniszís»), debe traducirse: «el que había estado endemoniado» (pero ya no), «el que estuvo endemoniado» (pero ya no).

Finalmente, se impone establecer el debido contraste entre la expresión griega «en pnéumati akazárto» (dativo instrumental: «con un espíritu inmundo», «que tiene un espíritu inmundo»), empleada en Marcos 5.2, y la expresión griega empleada en Marcos 5.16, «to daimonizoméno», un participio presente en caso dativo masculino singular, pero con un valor temporal relativo a la forma verbal «eguéneto», aoristo segundo, tercera persona del singular, del verbo «guínomai» (yo llego a ser).

Por eso se comprende y justifica la traducción «el que había estado endemoniado» (pero ya no), como traducción de la expresión «to daimonizoméno», en Marcos 5.16.

Finalmente, el participio articular sustantivado «jo daimoniszéis» (el que había estado endemoniado, el que estuvo endemoniado, pero ya no), empleado en Marcos 5.18, es consistente con el participio presente en caso dativo masculino singular «to daimonizoméno», supeditado temporalmente a la forma verbal «eguéneto», en Marcos 5.16.

En conclusión, como hemos venido insistiendo por años, la persona que aspire a poder leer los textos bíblicos en las lenguas originales con sus propios ojos, y enterarse así de ciertos matices que muchas veces no lo transmiten de manera adecuada las versione de la Biblia; debe procurar conocer las lenguas bíblicas y no precisamente de manera elemental.

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Sobre el empleo del modo indicativo y luego el imperativo en Juan 14.1 en la Reina Valera 1960, cursos de griego bíblico


Sobre el empleo del modo indicativo y luego el imperativo en Juan 14.1 en la Reina Valera 1960

Nociones de Griego koiné (bíblico)

Héctor B. Olea C.

La lectura de Juan 14.1 (especialmente la segunda parte) en distintas versiones de la Biblia, nos permite constatar la siguiente situación:

En primer lugar, según algunas versiones de la Biblia, como la serie Reina Valera (La Biblia del Oso 1569, La Biblia del Cántaro 1602, 1909, 1960, 1995, Reina Valera Contemporánea 2011, Reina Valera Actualizada 2015, Biblia de Jerusalén 2019), Jesús habría empleado el modo indicativo en la oración: «ustedes creen (tienen fe) en Dios»; pero habría empleado el modo imperativo en la siguiente: «crean también en mí».

En segundo lugar, según otras versiones de la Biblia (como la Nueva Versión Internacional, la Nueva Traducción Viviente, la Traducción en lenguaje actual, la Biblia de las Américas y la Nueva Biblia de las Américas, la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, la Versión Popular Dios Habla Hoy, Biblia Textual IV Edición, La Nueva Biblia Española 1975, Los libros del Nuevo Testamento, traducción y comentario), Jesús habría empleado el modo imperativo en ambos casos: «crean (tengan fe) ustedes en Dios; crean (tengan fe) también en mí».

Ahora bien, ¿es posible ofrecer una explicación plausible a esta situación?

Respuesta: sí.

Luego, ante todo, es oportuno decir que la problemática que involucra Juan 14.1, nada tiene que ver con los problemas de la crítica textual, pues es más bien una cuestión puramente gramatical (no siempre las diferencias que exhiben las versiones de la Biblia, es una cuestión de crítica textual).

En tal sentido, es preciso poner de relieve que en el sistema verbal griego la morfología de la segunda persona del plural en el modo indicativo, tema temporal de presente, es la misma para la segunda persona del plural del modo imperativo en el mismo tema temporal de presente.

En consecuencia, la forma verbal «pistéuete» (del verbo «pistéuo»: creer, tener fe, tener confianza), que aparece dos veces en la segunda parte de Juan 14.1, en principio podría ser asumida en modo indicativo (la primera mención), y como en modo imperativo la segunda mención (como lo hicieron las versiones de la Biblia que componen el primer grupo citado).

O bien, como en modo imperativo en ambos casos (como lo hicieron las versiones de la Biblia que componen el segundo grupo citado).

¿Cuál es la línea de traducción más acertada? ¿Traducir en ambos casos empleando el modo imperativo? ¿Traducir la primera mención de «pistéuete» en modo indicativo, pero la segunda en modo imperativo?

En mi opinión, en virtud de la forma en que Jesús entiende que sus palabras, (su promesa) involucran al Padre (considérese Juan 14.1-14), exhibe el empleo del modo imperativo en ambos casos: «crean (tengan fe) en Dios, crean (tengan fe) en mí».

Por otro lado, quiero llamar la atención respecto de la importancia de que el griego haya empleado el modo imperativo en el tema de presente, en ambos casos.

Por un lado, en el tema temporal del aoristo, el modo imperativo conserva el valor puntual e ingresivo del tema temporal del aoristo: con él se ordena que en un momento determinado tenga lugar una acción determinada, comience a tener lugar una acción determinada.

Pero con el modo imperativo en el tema temporal de presente, si la acción verbal que se exige a comenzado, ha iniciado, se espera que continúe («sigan creyendo en Dios, sigan creyendo en mí»); pero si la acción verbal no ha iniciado, se pide, se espera, que se haga una realidad permanente en el futuro: «comiencen a creer y sigan creyendo en Dios, comiencen a creen y sigan creyendo en mí».

Por supuesto, no siempre las versiones de la Biblia ponen de relieve el propio y distinto valor aspectual que tienen tres (presente, aoristo y perfecto) de los cuatro temas temporales del sistema verbal griego: presente, futuro, aoristo y perfecto.  

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La problemática que envuelve el texto griego de 1 Juan 5.18, curso de griego y de crítica textual


«jo guegueneménos» versus «jo guenezéis»

La problemática que envuelve el texto griego de 1 Juan 5.18

Héctor B. Olea C.

El texto de 1 Juan 5.18 muestra una indiscutible problemática, y en más de un aspecto.

El primer lugar, tenemos que decidir si se han de asumir como sinónimas o no las expresiones «jo guegueneménos» y «jo guenezéis».

En segundo lugar, tenemos que decidir si se ha de adoptar en el texto la lectura «autón» (pronombre personal anafórico de la tercera persona masculina del singular, en caso acusativo) o «jeautón» (pronombre reflexivo de la tercera persona masculina del singular, también en caso acusativo). 

Análisis de la expresión «jo guegueneménos ek tu zeú»

«Jo guegueneménos» consiste en un participio perfecto (un participio sustantivado), voz pasiva, en caso nominativo masculino singular, del verbo «guenáo» («guennáo»): hacer nacer, engendrar, parir, dar a luz, producir, causar, originar («Diccionario del griego bíblico, Setenta y Nuevo Testamento», de Amador Ángel García Santos, Verbo Divino, 2016).

Luego, con base a la semántica del perfecto griego que, en realidad es un tiempo primario (que no apunta al pasado sino al presente), una traducción acertada del participio «jo guegueneménos» es: “el engendrado”, “el nacido”, “el hijo”.  

Por otro lado, la expresión «tu zeú» consiste en el caso genitivo singular del sustantivo «zeós» (dios, Dios). Y «ek» es una preposición (usada sólo con el caso genitivo) que, en relación a una forma verbal en voz pasiva, señala al complemento o factor agente (el agente responsable de la acción verbal de un verbo en voz pasiva, pues en la voz pasiva el sujeto no es «agente», sino «paciente»). 

En consecuencia, la expresión «jo guegueneménos ek tu zeú» debe ser traducida como «el engendrado por Dios», «el que ha sido engendrado por Dios», «el hijo de Dios».

Análisis de la expresión «jo guenezéis ek tu zeú»

Como «jo guegueneménos», «jo guenezéis» es también un participio sustantivado, pero de tiempo aoristo 1ero, aunque también en voz pasiva, en caso nominativo masculino singular, del mismo verbo «guenáo» («guennáo»). 

Consecuentemente, con base a la semántica del tiempo aoristo griego (1ero o 2do), un tiempo secundario (que apunta al pasado), una traducción acertada del participio sustantivado «jo guenezéis» es: «el que fue engendrado», «el que había sido engendrado», «el hijo».   

Luego, la expresión «jo guenezéis ek tu zeú» debe ser traducida como «el que fue engendrado por Dios», «el que había sido engendrado por Dios», «el hijo de Dios».

Por supuesto, es preciso poner de relieve que hay dos líneas interpretativas, la que asume que «jo guegueneménos» y «jo guenezéis» son expresiones sinónimas, que apuntan al mismo referente, a la persona que ha asumido a Jesús como Mesías, a la persona creyente en Jesús, al creyente cristiano.  

La otra línea interpretativa consiste en asumir a «jo guegueneménos» como haciendo referencia a la persona que asume a Jesús como su salvador, como el Mesías, a la persona cristiana, y a «jo guenezéis» como haciendo referencia a Jesús como hijo de Dios.

En efecto, similar distinción se establece en el primer versículo del mismo capítulo 5 de 1 Juan, entre el participio sustantivado en tiempo aoristo primero, voz activa, en caso acusativo masculino singular «ton guenésanta» (al que engendró, al que él engendró: Jesús), y el también participio sustantivado «ton guegueneménon», un participio de tiempo perfecto, voz pasiva, en caso acusativo masculino singular (al engendrado por Dios, al hijo de Dios: la persona que cree que Jesús es el Mesías).

«Jo guenezéis» versus «je guénnesis» 

Si bien la lectura «jo guenezéis» (el que ha sido o fue engendrado, el hijo) tiene un indiscutible apoyo mayoritario de los mejores testigos de la crítica textual del Nuevo Testamento; no es menos cierto que hay unos pocos manuscritos tardíos y versiones antiguas que tienen la lectura «je guénnesis» (procreación, nacimiento, generación).

Por ejemplo, los minúsculos 1502 (siglo 12), 1852 (siglo 13), 2138 (siglo 11), la Vulgata Latina, la Vetus latina (antigua versión latina), la versión siríaca Harclense o Harcleana y la versión bohaírica.

Esto explica que La Vulgata Latina haya empleado la palabra «generatio» (generación, nacimiento):

“Sabemos que todo aquel que es hijo de Dios, no peca, más el nacimiento que tiene el hijo de Dios por la gracia, le conserva, y el maligno espíritu no le toca” (Traducción de la Vulgata Latina por el padre José Miguel Petisco)

«Autón» versus «jeautón» 

«Autón» es el pronombre personal (anafórico), de la tercera persona masculina singular, en caso acusativo.

Pero «jeautón» es el pronombre reflexivo, en caso acusativo masculino singular.

En tal sentido, es preciso decir que la lectura «autón» es la acertada si se asume que «jo guegueneménos» y «jo guenezéis» no son expresiones sinónimas y que no tienen en común el mismo referente.

Por lo que, en consecuencia, «autón» tiene como antecedente a «jo guegueneménos», pero es «jo guenezéis» el sujeto de la forma verbal «teréi» (en tiempo presente, voz activa, modo indicativo, del verbo «teréo»: proteger, guardar, cuidar, vigilar).

Pero la lectura «jeautón» es la acertada si se asume que «jo guegueneménos» y «jo guenezéis» son expresiones sinónimas y que tienen en común el mismo referente.

Consecuentemente, «jo guenezéis» como sinónimo de «jo guegueneménos», es el sujeto de la forma verbal «teréi» (en tiempo presente, voz activa, modo indicativo, del verbo «teréo»: proteger, guardar, cuidar, vigilar), y el pronombre reflexivo «jeautón» indica que dicha acción verbal es sencillamente reflexiva; o sea, que el creyente, identificado como «jo guenezéis» y como «jo guegueneménos», es el sujeto agente y a la vez objeto directo de la forma verbal «teréi».

¿Qué dice la crítica textual?

Desde el punto de vista de la crítica textual, lo cierto es que ambas lecturas cuentan con sólido apoyo.

Al respecto, el Comentario al texto griego de Bruce M. Metzger plantea:

“El Comité interpretó «jo guenezéis» como referencia a Cristo, por lo que adoptó la lectura «autón», que está avalada por A *B330 614 it vg sirh copbo al. Naturalmente, los copistas que interpretan «jo guenezéis» como una referencia al creyente cristiano prefieren el reflexivo «jeautón» (a Ac K P 33 81 1739 al) a pesar de que, con referencia al creyente, en otros pasajes Juan siempre usa «jo guegueneménos», nunca «jo guenezéis».  

En tal sentido llama la atención que la edición 27 del Nuevo Testamento Griego Nestle-Aland (NOVUM TESTAMENTUM GRAECE) asumió en el texto la lectura «autón» (pronombre personal anafórico), y colocó en el aparato crítico la lectura «jeautón» (pronombre reflexivo).

En tal sentido, una traducción acertada de 1 Juan 5.18 en conformidad a la edición 27 del Nuevo Testamento Griego Nestlé-Aland, es:

«Sabemos que todo el que es engendrado por Dios (el creyente) no peca, sino (porque) que el que fue engendrado por Dios (Jesús) lo guarda y el maligno no puede tocarlo».   

Pero, para la edición 28, se asumió en el texto la lectura «jeautón» (pronombre reflexivo), y coloca en el aparato crítico la lectura «autón» (pronombre personal anafórico).

En consecuencia, una traducción acertada de 1 Juan 5.18 en conformidad a la edición 28 del Nuevo Testamento Griego Nestle-Aland, es:

«Sabemos que todo el engendrado por Dios (el creyente) no peca, sino (porque) que el que ha sido engendrado por Dios (el creyente) se guarda a sí mismo y el maligno no puede tocarlo».  

Por cierto, en esta misma línea va el Nuevo Testamento Trilingüe (griego, latín y español) de José María Bover y José O’ Callahgan (Biblioteca de Autores Cristianos):

«Sabemos que todo el que ha nacido de Dios, no peca, mas el que nació de Dios se guarda a sí mismo, y el malo no le toca».  

Finalmente, al margen de que en nuestra opinión la lectura más plausible es «autón» (pronombre personal anafórico), y que «jo guegueneménos» y «jo guenezéis» no son expresiones sinónimas, voy a proponer una primera traducción de 1 Juan 5.18 asumiendo la lectura «autón», y una segunda traducción asumiendo la lectura «jeautón» y estableciendo diferencia entre «jo guegueneménos» y «jo guenezéis».

A continuación una traducción de 1 Juan 5.18 asumiendo la lectura «autón» y una distinción entre «jo guegueneménos» y «jo guenezéis»

«Sabemos que todo el que es engendrado por Dios (el creyente) no peca, sino (porque) que el que fue engendrado por Dios (Jesús) lo guarda y el maligno no puede tocarlo».   

A continuación una traducción de 1 Juan 5.18 asumiendo la lectura «jeautón» y a «jo guegueneménos» y «jo guenezéis» como simples sinónimos.

«Sabemos que todo el engendrado por Dios (el creyente) no peca, sino (porque) que el que ha sido engendrado por Dios (el creyente) se guarda a sí mismo y el maligno no puede tocarlo».  

En conclusión, una exégesis crítica de 1 Juan 5.18 no puede obviar la problemática que dicho texto envuelve, asumiendo de manea dogmática y acrítica cualquiera de las dos lecturas aquí enfrentadas.

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«Este género no sale sino con oración y ayuno» ¿Qué es lo que en realidad dice el texto griego? Curso de Griego koiné


«Este género no sale sino con oración y ayuno»

¿La duda o un demonio o espíritu inmundo?

Marcos 9.14-29; Mateo 17.14-21 y Lucas 9.37-43 en el centro de esta cuestión.

Héctor B. Olea C.

El relato de la curación por parte de Jesús de un muchacho endemoniado, se encuentra en Marcos 9.14-29; Mateo 17.14-21 y en Lucas 9.37-43.

Sin embargo, la frase ««este género no sale sino con oración y ayuno» sólo se encuentra en el relato de Marcos (9.29) y en el de Mateo (17.21).

Ahora bien, desde el punto de vista de la crítica textual del Nuevo Testamento, a la luz del texto crítico, en Marcos 9.29 la palabra «ayuno» es una interpolación o agregado posterior que no forma parte del original de Marcos.

En tal sentido, el comentario textual al texto griego del Nuevo Testamento, de Bruce Metzger plantea:

“Ante el énfasis cada vez mayor de la iglesia primitiva en cuanto a la necesidad de ayunar, puede entenderse que la expresión «kái nestéia» (y ayuno) sea una glosa que fue colándose en la mayoría de los testigos. Entre los testigos que se resistieron a tal adición se encuentran importantes testigos representativos de los tipos textuales alejandrino y occidental”.

En consecuencia, a la luz de la crítica textual, la frase presente en el texto de Marcos 9.29 sólo dice: «este género con nada puede salir, sino con oración».

Luego, con relación a Mateo 17.21, a la luz de la crítica textual y el Nuevo Testamento Griego Crítico, se comprende que dicho versículo es una interpolación o inserción posterior, que no forma parte del original de Mateo.

En tal sentido, la citada obra de Bruce Metzger plantea:

“Puesto que no hay ninguna razón satisfactoria para que el pasaje, en caso de haber estado originalmente presente en Mateo, fuera omitido en una amplia gama de testigos, y ya que con frecuencia los copistas insertaban material derivado de otro evangelio, todo parece indicar que la mayoría de los manuscritos ha sido asimilada (han asimilado) al pasaje paralelo de Marcos 9.29”.

Luego, se explica que las versiones de la Biblia que siguen el texto crítico no incluyan el versículo 21 de Mateo 17.

En relación al evangelio de Lucas, este no incluyó la expresión en cuestión.

Ahora bien, ¿a qué hace referencia la frase «éste género»? ¿A la duda, como han sugerido algunos intérpretes, o un espíritu inmundo, a un demonio?

En lo personal, entiendo que una visión y consideración en conjunto de los relatos de los tres evangelistas de la tradición sinóptica nos permiten articular una respuesta segura y con claridad meridiana.

En primer lugar, es preciso decir que la expresión «este género», en griego está constituida por tres palabras: la primera, el pronombre demostrativo «túto», en género neutro y número singular, morfológicamente en caso nominativo o acusativo, pero aquí en nominativo, como parte del sujeto de la forma verbal «dínatai» (tercera persona del singular del verbo atemático y deponente «dínamai»: puedo, soy capaz) y del infinitivo aoristo «exelzéin» (salir).

La segunda, por el artículo determinado «to», en caso nominativo o acusativo neutro singular, aquí en caso nominativo por la misma razón que el pronombre demostrativo «túto».

La tercera, el sustantivo «guénos» (descendencia, especie, género, clase, tribu, nación, pueblo), de género neutro, morfológicamente en caso nominativo o acusativo singular, pero aquí en caso nominativo por la misma razón que el pronombre demostrativo «túto» y por el artículo «to».

En segundo lugar, en Marcos 9.17 el padre del muchacho endemoniado le dice a Jesús que su hijo tiene «un espíritu mudo» (griego «pnéuma álalon»: un espíritu que no habla, que impide el habla, que enmudece).

Luego, es preciso decir que concuerda la expresión «pnéuma álalon» (espíritu que enmudece) con la expresión «túto to guénos» en género (neutro) y en número (singular).

En tercer lugar, lugar, según Mateo 17.15, el padre le dice a Jesús que su hijo «es lunático» (griego «seleniázetai»). Es «seleniázetai» una forma verbal en tiempo presente, modo indicativo, tercera persona del singular, del verbo «seleniázo» (verbo regular), o del verbo «seleniázomai» (verbo deponente).

Si se asume que el verbo es regular, «seleniázetai» es una forma verbal en voz pasiva; pero si se lo asume como verbo deponente, implicaría que «seleniázetai» es una forma verbal en voz activa, pero con morfología de voz media pasiva. 

En todo caso, la carga semántica del verbo «seleniázo» o «seleniázomai» es: ser epiléptico, tener una enfermedad supuestamente causada por la influencia de la luna (griego «seléne»: luna).

En cuarto lugar, según Lucas 9.39, el padre dice que su hijo «es tomado (poseído) por un espíritu» (griego «pnéuma lambánei autón») que lo hace dar gritos, lo sacude con violencia, lo hace echar espumas por la boca y difícilmente se aparta de él, y lo deja molido.

En tal sentido, como ya dije antes, el sustantivo «pnéuma» es de género neutro y singular, lo que nos permite decir que coincide perfectamente con la expresión «este género» («túto to guénos»).

En quinto lugar, en Marcos 9.18 el padre del muchacho le comunica a Jesús que había dicho a sus discípulos que lo echaran fuera (griego «autó ekbálosin»).

Aquí es importante la forma en que se hace referencia al “espíritu” que se supone poseía al muchacho, con miras a establecer a qué hace referencia la frase «este género», en Marcos 9.29.

En tal sentido, es preciso poner de relieve que Marcos 9.18 emplea el caso acusativo, en género neutro singular del pronombre anafórico «autós», o sea, «autó» (el mismo género y número de la palabra ya explicada «túto to guénos»).

En sexto lugar, según Mateo 17.16, el padre le dice a Jesús que sus discípulos «no habían podido curar» a su hijo (griego «uk edinézesan autón zerapéusai»).

Observación: La forma en que Mateo 17.16 hace referencia al caso, no ayuda, como Marcos 9.18, a la explicación de a qué se hace referencia con la frase «este género» («túto to guénos»).

Sin embargo, Mateo 17.18 sí ayuda, pues da por sentado que “el ser lunático” en realidad era el resultado de una posesión demoníaca.

Por eso afirma que «Jesús lo reprendió (al demonio)» (griego «epitímesen autó»: «autó» en dativo neutro singular, concordando con el género y el número de la expresión «este género» («túto to guénos»).

Por supuesto, concuerda Mateo 17.18 con Marcos 9.25.

Luego, nos ofrece Mateo 17.18 una pista contundente: «y el demonio salió del muchacho» (griego «exélzen to daimónion»). Por supuesto, concuerda la expresión «to daimónion» (el demonio) con la expresión «este género» («túto to guénos»), en género (neutro) y en número (singular).     

En séptimo lugar, Lucas 9.42 sostiene que mientras el muchacho se acercaba a Jesús, «el demonio («to daimónion») lo derribó y sacudió con violencia». Por supuesto, coincide «to daimónion» en género (neutro) y en número (singular) con la expresión «este género» («túto to guénos»).

Por cierto, coincide Lucas 9.42 con Marcos 9.20 cuando pone de relieve que al ver a Jesús «el espíritu» («to pnéuma»; pero en Lucas 9.42 «to daimónion»: el demonio), sacudió al muchacho con violencia, el cuál cayó en tierra revolcándose y echando espumarajos.

Pero Lucas 9.42 al decir que Jesús reprendió al demonio, no emplea, sin embargo, la expresión «to daimónion» (de género neutro y singular), sino la expresión «to pnéumati akazárto» (al espíritu inmundo), la palabra «pnéuma» (espíritu) en caso dativo neutro singular (la que había empleado Marcos).

En todo caso, coincide la expresión «to pnéumati akazárto» (como la expresión «to daimónion») con la expresión «este género» («túto to guénos») en género (neutro) y en número (singular).

En octavo lugar, después de Jesús expulsar “el demonio” («to daimónion») o “el espíritu” («to pnéuma»), sus discípulos le preguntaron (sólo en Marcos y en Mateo):

¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? (Marcos 9.28; Mateo 17.19).

Aquí la traducción «echarlo fuera», tanto en Marcos 9.28 como en Mateo 17.19, corresponde a la expresión griega «ekbaléin (infinitivo aoristo 2do activo) autó» (pronombre anafórico en caso acusativo neutro singular).

Luego y, evidentemente, coincide «autó» en género (neutro) y en número (singular) con la expresión «este género» («túto to guénos») en género (neutro) y en número (singular).

En noveno lugar, no debería ser tan difícil comprender que la expresión de Jesús «este género» («túto to guénos») no sale con sino con oración», es la respuesta directa de Jesús a la pregunta que sus discípulos le formularon: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?

En consecuencia, no resulta admisible la interpretación que la expresión de Jesús «este género» («túto to guénos») no sale con sino con oración», está haciendo referencia a la duda de sus discípulos.

Esto así, porque, por un lado, no era la duda la que poseía al muchacho, tampoco fue la duda la que los discípulos de Jesús no pudieron echar fuera, pero Jesús sí; por otro lado, sí era (según la creencia popular), un «demonio» (neutro singular: «to daimónion») o un «espíritu» (neutro singular: «to pnéuma») el que poseía al muchacho, el que no pudieron expulsar del mismo los discípulos de Jesús, y al cual Jesús hace referencia con la expresión «este género» («túto to guénos», neutro singular en griego, concordando perfectamente con los sustantivos empleados en el relato: «demonio» (griego: «to daimónion», neutro singular) y «espíritu» (griego: «to pnéuma», neutro singular).

En conclusión, el análisis detallado del relato de la curación de un muchacho endemoniado por parte de Jesús, según sus respectivas peculiaridades en Marcos, Mateo y Lucas, pone de relieve que el antecedente de la expresión «este género» («túto to guénos»: en género neutro y en singular), no puede ser “la duda”, sino y estrictamente “el demonio o espíritu inmundo” que poseía al muchacho, sustantivos ambos en género neutro y en singular.

Por supuesto, la única diferencia entre la expresión «to daimónion» y la expresión «to pnéuma», es que el primero («to daimónion») pertenece a la segunda declinación, es un sustantivo de género neutro, pero de la segunda declinación; mientras que «to pnéuma» es un sustantivo también de género neutro, pero de la tercera declinación.  

Muy a propósito de nuestro «Curso online y virtual de Griego Koiné (Bíblico)» desde cero, que inicia el sábado 3 de junio. 

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Estudio exhaustivo del verbo griego, y un estudio completo del arameo bíblico

Los dos cursos que inician en julio

¡Aprovecha el descuento especial de un 40 % para todas las personas que se matriculen hasta el 30 de este mes en cualquiera de las modalidades de pago!  

Primer curso: «Estudio profesional y exhaustivo del verbo griego» (flexión verbal)

Un curso profesional de 6 meses dedicado sólo al estudio completo del verbo griego (flexión verbal), sus clases, sus temas temporales, sus categorías accidentales (accidentes): modos, tiempos, personas, voces, número, el valor aspectual, y consejos prácticos para su análisis morfosintáctico y su traducción.

Un curso altamente recomendado para el público general interesado en adquirir una visión profesional y completa del verbo griego, y para las personas que aspiran a ser docentes de griego koiné.

Día y horario: lunes 8:00 – 10:00 PM (República Dominicana, Puerto Rico y Chile), 7:00 – 9:00 PM Colombia y Perú; 9:00 – 11:00 PM Argentina. 

Inicio: lunes 3 de julio.

Segundo curso: «Arameo Clásico (Bíblico)» (desde cero). Un estudio completo y profesional de la segunda lengua original de la Biblia Hebrea.

Día y horario: sábado 8:00 – 10:00 PM (República Dominicana, Puerto Rico y Chile), 7:00 – 9:00 PM Colombia y Perú; 9:00 – 11:00 PM Argentina. 

Inicio: sábado 8 de julio.

Modalidades: Online (en vivo y en directo vía Zoom) y virtual (en diferido, en forma asincrónica y personalizada).

¡Incluyen material de apoyo y certificado!

¡Inscripciones abiertas!

Información y matriculación Aquí


Curso online y virtual de «Griego Koiné (Bíblico)» desde cero


Curso online y virtual de «Griego Koiné (Bíblico)» desde cero 

Que la metodología exegética crítica (científica, académica) tenga como punto de partida el establecimiento del mejor texto posible mediante la crítica textual, seguido por el análisis morfosintáctico (morfológico y sintáctico) del texto, y una traducción consciente del mismo; justifica y hace necesario el estudio mucho más que elemental y básico de las lenguas bíblicas.

En tal sentido, nos complace reiterar que el sábado tres (3) de junio estaremos dando inicio a una nueva sesión de nuestro ya establecido y reconocido «Curso de Griego Koiné (Bíblico)» online (en vivo y en directo) y virtual (diferido), desde cero.   

Un estudio completo, crítico, académico y profesional de la gramática del Griego Koiné (Bíblico).

Este es el curso ideal para las personas que aspiran a mucho más que una simple introducción elemental de la lengua de la clásica versión griega de la Biblia Hebrea (Septuaginta, LXX) y la lengua original del Nuevo Testamento.

Por supuesto, este es el curso a realizar para las personas que incluso aspiran a convertirse en docentes del griego bíblico.

Duración: Un año (primer año, primera etapa).

Día y horario: sábado 5:00 – 7:00 PM (República Dominicana, Puerto Rico y Chile); 4:00 – 6:00 PM Colombia y Perú; 6:00 – 8:00 PM Argentina.

¡Inscripciones abiertas!

Información y matriculaciópn Aquí


Dos cursos de lenguas bíblicas que inician en julio, el verbo griego y arameo bíblico


Los dos cursos que inician en julio  

Primer curso: «Estudio profesional y exhaustivo del verbo griego» (flexión verbal)

Un curso profesional de 6 meses dedicado sólo al estudio completo del verbo griego (flexión verbal), sus clases, sus temas temporales, sus categorías accidentales (accidentes): modos, tiempos, personas, voces, número, el valor aspectual, y consejos prácticos para su análisis morfosintáctico y su traducción.

Un curso altamente recomendado para el público general interesado en adquirir una visión profesional y completa del verbo griego, y para las personas que aspiran a ser docentes de griego koiné.

Día y horario: lunes 8:00 – 10:00 PM (República Dominicana, Puerto Rico y Chile), 7:00 – 9:00 PM Colombia y Perú; 9:00 – 11:00 PM Argentina. 

Inicio: lunes 3.

Segundo curso: «Arameo Clásico (Bíblico)» (desde cero). Un estudio completo y profesional de la segunda lengua original de la Biblia Hebrea.

Día y horario: sábado 8:00 – 10:00 PM (República Dominicana, Puerto Rico y Chile), 7:00 – 9:00 PM Colombia y Perú; 9:00 – 11:00 PM Argentina. 

Inicio: sábado 8.

Modalidades: Online (en vivo y en directo vía Zoom) y virtual (en diferido, en forma asincrónica y personalizada).

¡Incluyen material de apoyo y certificado!

¡Inscripciones abiertas!

Oferta: Un descuento de un 40 % para todas las personas que se matriculen hasta el 30 de mayo, en cualquiera de las modalidades de pago disponibles (mensual, bimensual, trimestral, y de pago único).

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La creación del ser humano y la de los animales, ¿alguna diferencia? Génesis 2.7 y 19, cursos de lenguas bíblicas


 La creación del ser humano y la de los animales, ¿alguna diferencia?

Génesis 2.7 y 19 en el centro de esta cuestión

Nociones de hebreo bíblico

Héctor B. Olea C.

En el hebreo clásico (bíblico) existen seis verbos que se caracterizan porque sus dos primeras radicales son la letra «yod» («ye» consonántica) y la letra «tsáde» («ts»): «yatsáv» (establecer, señalar fronteras), «yatság» (poner, colocar), «yatsá» (acostarse, estar tendido), «yatsáq» (derramar, verter), «yatsár» (modelar, formar) y «yatsát» (arder, prender).

La conjugación de estos verbos tiene algunas características especiales. Entre ellas, que la «yod» (primera radical o consonante del verbo o raíz) a veces se asimila o elide en el imperfecto («yiqtól»).

Por supuesto, no es posible olvidar que, precisamente, una «yod» (consonántica) es el prefijo que identifica a la tercera persona masculina singular y a la tercera persona masculina plural en el imperfecto o «yiqtól» en todas las conjugaciones del sistema verbal hebreo.

En tal sentido, es preciso decir que en Génesis 2.7 y 19, la Biblia Hebrea emplea uno de estos seis verbos, específicamente el verbo «yatsár» (modelar, formar, plasmar, labrar, tallar, esculpir, etc.).

En Génesis 2.7, en relación a la puesta en existencia del hombre, la Biblia Hebrea empleó la forma verbal «vayitsér», forma «vayyiqtól» (imperfecto conversivo), conjugación qal, de la tercera persona masculina singular, del verbo «yatsár».

Pero en respecto de la creación de los animales o bestias del campo, en Génesis 2.19, la Biblia Hebrea empleó la forma verbal «vayitsér», forma «vayyiqtól» (imperfecto conversivo), conjugación qal, de la tercera persona masculina singular, del verbo «yatsár».

Como se puede ver, en realidad la forma verbal del verbo «yatsár» que se empleó en Génesis 2.7 y en Génesis 2.19 es la misma, pues está en la misma conjugación, en la misma persona gramatical, en la misma forma («vayyiqtól») y con la misma carga semántica (significado).

En realidad, la única diferencia entre la forma verbal de Génesis 2.7 y Génesis 2.19 es morfemática, morfológica, pues la forma verbal de Génesis 2.7 conservó la «yod» (primera radical del verbo «yatsár», «yod» que se elidió o asimiló en Génesis 2.19.

Luego, a la luz de la gramática hebrea, no es posible establecer diferencia alguna entre la puesta en existencia del hombre en Génesis 2.7 y la puesta en existencia de los animales o bestias del campo en Génesis 2.19.

Sin embargo, no ha faltado quienes, con base en esta diferencia morfológica o morfemática, han pretendido establecer una diferencia entre la puesta en existencia del ser humano (Génesis 2.7) y la puesta en existencia de los animales del campo (Génesis 2.19).

En tal sentido, Rashí, en relación a forma verbal «vayitsér» de Génesis 2.7, desde una interpretación midrásica, argumenta: “Este verbo alude a que hubo dos actos de formación del ser humano: una formación para este mundo y otra formación para la resurrección de los muertos. Sin embargo, con respecto a la formación del animal («vayitsér» en Génesis 2.19, digo yo), que no es juzgado por Dios, no fueron escritas dos letras (dos «yods»), comentario de Rashí al libro de Génesis.

Sin embargo, es preciso tener en cuenta que, respecto de la puesta en existencia del hombre como de la puesta en existencia de los animales o bestias del campo, se afirma que proceden «del suelo de la tierra».

El hombre «del polvo de la tierra» («afar min ja-adamá»), y los animales o bestias del campo «del suelo» («min ja-adamá»).

Pero la cuestión no queda ahí, pues resulta que del hombre se dice que al soplar Dios aliento de vida en su nariz, éste vino a ser un «néfesh jayyá» (un ser vivo, un ser viviente), Génesis 2.7; y en Génesis 2.19 los animales (o bestias) del campo son identificados precisamente con la palabra hebrea «jayyá» (ser vivo, ser viviente).

Y en Génesis 1.24 los distintos géneros o bestias del campo (incluyendo los reptiles) son identificados con la expresión hebrea «néfesh jayyá», o sea, la misma con que se identifica al hombre (ser humano) en Génesis 2.7.

Finalmente, en Génesis 1.25 se identifica a las distintas especies de animales de la tierra con la palabra hebrea «jayyá» (aquí en estado constructo, «jayyát», porque es el primer elemento de una cadena constructa), o sea, la misma con que se identifica al ser humano en Génesis 2.7.

En resumen, al margen de una interpretación midrásica o teológica como la de Rashí, desde el punto de vista filológico, lingüístico y gramatical, es evidente que la forma verbal «vayitsér» en Génesis 2.7 y Génesis 2.19 se emplea en ambos casos con la misma carga semántica (igual significado).

Muy a propósito de nuestro curso de Hebreo Clásico (Hebreo Bíblico), desde cero, el primer año, que inicia hoy.

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Participio o sustantivo, cursos onlinen y virtuales de lenguas bíblicas todo el año


Participio o sustantivo

A propósito del día del trabajo, nociones de lenguas bíblicas

Héctor B. Olea C.

Al margen de la discusión de la dependencia de la narrativa bíblica de Abel y Caín de los tan populares relatos de hermanos, gemelos o rivales en todo el Oriente Bíblico; con estas breves líneas me he propuesto poner de relieve algunos aspectos o recursos característicos que exhibe la principal lengua de la Biblia Hebrea, aspectos también comunes a la segunda lengua original de la Biblia Hebrea, el llamado «arameo clásico» (arameo bíblico).  

Pues bien, en Génesis 4.2 la forma empleada en la Biblia Hebrea para describir la labor, trabajo u oficio a la que se dedicaban Caín y Abel, formalmente constituyen dos cadenas constructas que tienen como primer elemento (y en estado constructo) un participio activo en la conjugación qal.   

De Caín se dice que era un «labrador de la tierra» («obed adamá»), y de Abel que era un «pastor de ovejas» («roe tson»: pastor de ganado menor, ovejas y cabras).  

Luego, con relación al participio que conforma la cadena constructa con que se identifica el trabajo u oficio de Abel, «roé», el mismo consiste en un participio de la conjugación qal, voz activa, del verbo o raíz ««raá» (pastorear, apacentar, cuidar de).

Por cierto, es también «roé» el participio que aparece en el Salmo 23.1, aunque con el sufijo pronominal de la primera persona común singular (yo), o sea, «roí», tradicionalmente asumido sencillamente como «mi pastor».

Por otro lado, con relación a Caín, el participio que conforma la cadena constructa con que se identifica su labor, «obéd», consiste en un participio de la conjugación qal, voz activa, del verbo o raíz «abád» (trabajar, labrar, cultivar, estar al servicio de, esclavizar, sojuzgar, hacer servir).

Además, tal vez sea relevante poner de relieve que «abád» es precisamente la raíz con que en Génesis 2.15 se establece que Dios había puesto al hombre en el huerto de Edén «para que lo labrara» («le-ovdáj»: infinitivo constructo qal, con el sufijo pronominal de la tercera persona femenina singular, más la preposición «le»).

El participio hebreo como adjetivo, sustantivo y verbo

En primer lugar, el participio hebreo puede funcionar como un adjetivo (concordando en género, número y determinación con el sustantivo al cuan modifica), como adjetivo atributivo o predicativo.

En segundo lugar, el participio hebreo también puede funcionar como un sustantivo.  

Los participios sustantivados indican que alguien (singular o plural) hace algo, está haciendo algo o se encuentra en un determinado estado o condición.

En tal sentido, sin bien los participios hebreos por lo general se colocan en la lista de flexiones de cada verbo o raíz en un diccionario no básico del hebreo clásico o bíblico; no se puede negar que, como puntualiza Page H. Kelly («Hebreo bíblico, una gramática introductoria», página 158), hay algunos que se han hecho «autónomos», apareciendo en los diccionarios como nombres o sustantivos particulares.

Entre estos están redentor o vengador de sangre («goél»), habitante («yoshév»), alfarero («yotsér»), salvador («moshía»), escriba o amanuense («sofér»), vidente («roé»), pastor (roé), y juez («shofét»).

Pero el participio hebreo también puede funcionar sintácticamente como cualquier verbo, precedido de un sujeto con el cual debe concordar en género y número (y dependiendo de si el verbo es transitivo, puede aparecer con sus propios complementos), y sin el artículo definido.

Los participios con un sufijo pronominal

Paul Jouon y Takamitsu Muraoka sostienen que un participio con sufijo pronominal funciona más como verbo que como sustantivo («Gramática del hebreo bíblico», página 187).

Luego, es preciso puntualizar que en un sustantivo el sufijo pronominal indica el posesivo (mi libro, mi padre, etc.), pero en los verbos el sufijo pronominal indica objeto directo pronominal (a mí, a ti, a ella, etc.).

En consecuencia, en virtud de que en el Salmo 23.1 «roé» es el mismo participio que se usó para identificar el oficio o trabajo de Abel (Génesis 4.2), aunque con sufijo pronominal («roí»: «adonay roí»); esto significa que es un participio activo con el sufijo pronominal de la primera persona común singular; somos de la opinión de que en lugar de traducirse «mi pastor», como tradicionalmente se ha traducido, se traduzca: «me pastorea» («el Señor, el Eterno me pastorea»).

Por cierto, en esta misma línea tradujo la versión griega (LXX), al traducir el participio activo «roé» con el sufijo pronominal de la primera persona común singular (yo), «roí», con la expresión: «poimáinei me» («piméni me»), luego, «kírios poimáinei me» («kírios piméni me»): «el Señor me pastorea».

Muy a propósito de nuestros cursos de lenguas bíblicas para este mes de mayo. 

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