Sobre la «diátesis» o
voz gramatical en la Biblia Hebrea
Cuestiones de
lingüística, gramática, exégesis y traducción bíblicas
En mi artículo anterior expliqué las implicaciones de las distintas estructuras oracionales respecto de la «diátesis» o «voz», como categoría accidental del verbo en castellano o español y en griego.
Pero en este artículo me propuse abordar la misma temática pero en la Biblia Hebrea, en el llamado hebreo clásico o bíblico.
Por supuesto, si bien existe una construcción pasiva y reflexiva en el hebreo clásico, dicha estructura tiene sus propias peculiaridades, es distinta y no se equipara a la del castellano y el griego.
En tal sentido y, por un lado, el cambio de la estructura oracional activa a la pasiva tanto en castellano como en griego y hebreo, supone que el objeto directo de una forma verbal transitiva en la construcción activa, se convierte en el sujeto paciente en una construcción pasiva.
Sin embargo, hay que hacer algunas precisiones. En el griego la conversión de una construcción activa en una pasiva supone un cambio morfológico que marca e indica el cambio del caso acusativo (el habitual caso del «objeto directo» en la voz activa griega), al caso nominativo (el caso del «sujeto agente» en la voz activa, y del «sujeto paciente» en la voz pasiva).
Pero en lo que respecta al castellano, como éste no tiene una declinación flexiva, sino preposicional, el cambio de «objeto directo» en la construcción activa al «sujeto paciente» en la construcción pasiva, no implica cambio alguno en la morfología de la palabra o sintagma que pasa de «objeto directo» (en la voz activa) a un «sujeto paciente» (en la voz pasiva).
Por ejemplo. En una construcción activa: “Yo compré un libro” (aquí «libro» es el objeto directo). Pero en la construcción pasiva: “Un libro fue comprado por mí” (aquí «libro» es el sujeto paciente). Observe la falta de cambio en la morfología de la palabra «libro».
Luego, en relación al hebreo, como tampoco tiene propiamente una declinación flexiva sino preposicional, tampoco se verá cambio morfológico alguno en la palabra o sintagma que de objeto directo (en la voz activa) se convierta en un sujeto paciente (en la voz pasiva).
Expresión de la voz (diátesis) en la Biblia Hebrea, en la lengua de la Biblia Hebrea
En el hebreo clásico, la principal lengua original de la Biblia Hebrea, la voz activa se expresa en el marco de la llamada conjugación básica o sencilla, conocida con la palabra «qal» (ligero, sencillo).
Pero la acción reflexiva y la voz pasiva se expresan en el marco de las
seis conjugaciones derivadas o pesadas (kevedím).
Consecuentemente, la acción reflexiva se expresa en hebreo con la conjugación «nifal» (acción reflexiva de «qal», incluso pasiva), y con la conjugación «jitpael» («hitpael») que por lo general expresa una acción reflexiva incluso recíproca aunque intensiva.
Un ejemplo muy conocido de una forma «nifal» reflexiva lo encontramos en Génesis 3.10, en con la forma verbal «va-ejavé», imperfecto conversivo (vayiqtol, vaifal), de la conjugación «nifal», primera persona común singular, del verbo «javá», traducción: «me escondí».
Un ejemplo de una acción reflexiva en la conjugación «jitpael» («hitpael») lo encontramos en 1 Crónicas 15.14, con la forma verbal «va-yitkadshú», un imperfecto conversivo (vayiqtol, vaifal), de la conjugación «jitpael», en la tercera persona masculina plural (ellos), del verbo «qadash», traducción: «se purificaron» («se santificaron»).
Por otro lado, la voz pasiva se expresa en la Biblia Hebrea, en primer lugar, con la conjugación «pual» (acción pasiva de la acción intensiva, o sea, el pasivo de la conjugación «piel»); y en segundo lugar, con la conjugación «jofál» («hofál») que expresa la voz pasiva de la acción causativa, o sea, es el pasivo de la conjugación «jífil» («hífil»).
Un ejemplo de una forma pasiva en la conjugación «pual» lo encontramos en 2 Reyes 10.11, con la forma verbal «u-meyudaáv», participio pasivo de la conjugación «pual», masculino plural, con la conjunción «va» (y) y con el sufijo pronominal de la tercera persona masculina singular (él), traducción: «y sus conocidos íntimos» (“sus parientes”, “sus confidentes”).
Un ejemplo de una forma pasiva en la conjugación «jofál» («hofal») lo encontramos en Malaquías 1.11, con la forma verbal «mugash», participio pasivo de la conjugación «jofál», masculino singular, traducción: «es ofrecido» (pasiva perifrástica).
Por supuesto, es preciso observar que la Reina Valera 1960 tradujo aquí con una pasiva refleja: «se ofrece».
Finalmente, para ilustrar la transformación de una frase en una construcción activa (en voz activa), en una expresión en una construcción pasiva, la transformación de un «objeto directo» de una forma verbal en voz activa, en un «sujeto paciente» de una forma verbal en voz pasiva; voy a considerar Génesis 1.1, 2.1 y 2.4.
En primer lugar, en Génesis 1.1 «el cielo y la tierra» («et ja-shamáyim ve-et ja-árets»), constituyen el objeto directo de la forma verbal en voz activa (kal, qal) «bará» (creó).
En segundo lugar, en Génesis 2.1, «el cielo y la tierra» («ja-shamáyim ve-ja-árets»), constituyen el sujeto paciente de la forma verbal en voz pasiva (pual) «vayejulu», un imperfecto conversivo (vayiqtol, vaifal), conjugación «pual», tercera persona masculina plural: «fueron completados» (“acabados”).
Luego, mientras que en Génesis 1.1 «el cielo y la tierra» constituyen el objeto directo de la forma verbal «bará», ambos sustantivos son precedidos por la partícula «et» que los señala como objetos directos del verbo «bará».
Por supuesto, es «elojím» el sujeto agente de la forma verbal «bará».
Por otro lado, en Génesis 2.1 «el cielo y la tierra» no constituyen objeto directo alguno, y por eso esta vez no son precedidos por la partícula «et».
Además, que «el cielo y la tierra» son ahora el «sujeto paciente» de la forma verbal «vayejulu», lo evidencia que dicha forma verbal corresponde a la tercera persona masculina plural.
En tercer lugar, en Génesis 2.4 se hace referencia a «el cielo y la tierra» con una forma verbal pasiva, pero con una construcción oracional distinta.
En Génesis 2.4 se emplea un infinitivo constructo «nifal» (conjugación pasiva), o sea, «bejibareám» (con el sufijo pronominal de la tercera persona masculina plural).
Luego, no es posible perder de vista que en el mismo Génesis 2.4 se vuelve a hacer referencia a la idea comunicada por el infinitivo constructo «nifal» «bejibareám», pero con la frase «beyom asót», frase que más bien tiene el sentido de la voz activa.
Está compuesta la frase «beyom asót» por el sustantivo «día» (“yom”) con la preposición «be», y el infinitivo constructo «kal» (“qal”) «asót» (del verbo «asá»).
En tal sentido, una traducción acertada de la frase «beyom asót» debe ir en la siguiente línea: «en el día de hacer».
En resumen, una traducción acertada de Génesis 2.4 debe ir en la siguiente línea: «Estas son las generaciones (orígenes, historia) del cielo y la tierra cuando fueron creados, en el día de hacer el Señor Dios (en el día en que hizo Adonay Elojím) el cielo y la tierra».
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