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 El relativo valor temporal del participio griego

                                Caso ilustrativo Marcos 5.18

Cuestiones de gramática griega, exégesis y traducción bíblicas

Héctor B. Olea C.

La persona que aspire a tener una adecuada comprensión y manejo de la sintaxis griega, que tenga la meta de poder realizar una verdadera exégesis del Nuevo Testamento griego, debe tener en cuenta dos datos importantes:

El primero: el de la frecuencia del participio griego. En tal sentido, plantea Roberto Hanna: “el participio ocurre aproximadamente unas 25 veces por capítulo. Existen variaciones (fluctuaciones) con base al estilo del autor y al género literario. El participio es más frecuente en la narrativa que en la argumentación («Sintaxis Exegética del Nuevo Testamento Griego», página 216). 

El segundo: que el valor temporal del participio griego (el tiempo de la acción del participio griego) es relativo al tiempo de la acción de la forma verbal finita (el verbo conjugado) principal de la frase, cláusula u oración en cuyo contexto aparece el participio.

Consecuentemente, como caso ilustrativo, vamos a analizar el texto griego de Marcos 5.18: «kai embáinontos autú eis to plóion parekálei autón jo daimonisthéis jína met autú e»

En primer lugar, «embáinontos» es un participio de tiempo presente (no articulado, sin artículo determinado), voz activa, en caso genitivo singular masculino, del verbo «embáino» (entrar en, subir a).

En segundo lugar, el pronombre personal «autú» (de la tercera persona singular, en caso genitivo, de género masculino o neutro, aquí en masculino) y el participio «embáinontos» constituyen la construcción sintáctica conocida como «genitivo absoluto».

En tercer lugar, «jo daimoniszéis» es un participio articulado, en tiempo aoristo (articulado, con el artículo determinado), en caso nominativo masculino singular.

En consecuencia, el que «jo daimoniszéis» sea un participio articulado, sustantivado,  nos invita a recordar la oportuna observación de Amador Ángel García Santos («Introducción al griego bíblico», Verbo Divino): “cuando está sustantivado, a diferencia de cuando no lo está, el participio indica con precisión el valor temporal” (página 104).

En otras palabras, si bien por lo general el valor aspectual es el que domina en los modos del sistema verbal griego (con excepción del modo indicativo); no obstante, cuando está sustantivado el participio (que en realidad es uno de los seis modos del sistema verbal griego), el valor temporal (el tiempo de la acción verbal) se superpone al valor aspectual (el cómo se presenta y se concibe la realización de la acción verbal).

O sea, cuando el participio griego está sustantivado es cuando el tiempo del participio señala con precisión el tiempo en que se realiza la acción del participio.

Por otro lado, en lo que respecta a la voz del participio «daimoniszéis», es preciso tener en cuenta que el mismo tiene la morfología de la voz pasiva, pero con el sentido de la voz activa, pues es un participio de un verbo deponente: «daimonízomai»: estar endemoniado, estar poseído por un demonio, por el demonio (Tuggy, Inmaculada Delgado Jara, etc.).

En cuarto lugar, «parekálei» (rogaba, suplicaba), es la una forma verbal finita, en  tiempo pretérito imperfecto, modo indicativo, voz activa, tercera persona del singular, del verbo «parakaléo»: rogar, pedir, suplicar, etc.

Consecuentemente, es preciso decir que «parekálei», es la forma verbal principal del versículo o texto en cuestión.

El quinto lugar, que «parekálei», una forma verbal finita en tiempo imperfecto y modo indicativo, sea la forma verbal principal del texto en cuestión, tiene serias implicaciones para la traducción de los dos participios que aparecen en el texto de Marcos 5.18 y en conexión con dicha forma verbal.  

Por un lado, con relación al participio de tiempo presente, «embáinontos», supone que su traducción, la traducción del «genitivo absoluto» de la cual forma parte, también debe ser traducido en tiempo imperfecto.  

Por otro lado, con relación al participio aoristo articulado «jo daimoniszéis», implica que la traducción de este deber reflejar la realización de su acción verbal como anterior a la de la forma verbal «parekálei».    

Consecuentemente, a la luz de todo lo dicho, una traducción acertada de Marcos 5.18 debe ir en la siguiente línea: «Y cuando subía («embáinontos») él («autú», Jesús) a la barca, el que había estado endemoniado, el que estuvo endemoniado («jo daimoniszéis») le rogaba («parekálei») que le permitiera acompañarle («jína metautú e», literalmente: “estar junto a él”, “para estar junto a él”)».

«Y mientras él subía (subió, cuando subía) a la barca, el que había estado endemoniado, le rogaba que le permitiera acompañarle».

Finalmente, me llama la atención la traducción que de Marcos 5.18 presenta la obra «Todos los evangelios, traducción íntegra de las lenguas originales de todos los textos evangélicos conocidos» (EDAF, 2009), cito: Y al embarcarse, le rogaba el endemoniado que se reuniera con él”.

En consecuencia, el detalle cuestionable de esta traducción es que diga «el endemoniado», como si el texto griego en lugar del participio aoristo «jo daimoniszéis» (el que estuvo endemoniado), hubiese empleado el participio de tiempo presente «jo daimonizómenos» (el que está endemoniado).    

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