Cursos de hebreo y griego bíblicos, el tiempo futuro como imperativo

 

El tiempo futuro como imperativo

Caso ilustrativo el decálogo

Cuestiones de lingüística, exégesis y traducción bíblicas

Tercera y última parte

 Héctor B. Olea C. 

El tercer mandamiento negativo o prohibición del Decálogo es precisamente el tercer mandamiento del mismo: «No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano» (Éxodo 20.7; Deuteronomio 5.11), traducción que se lee en la versión Reina Valera 1960.

Ahora bien, en lo que respecta al texto hebreo, observamos una redacción similar a la de los primeros mandamientos del Decálogo. La Biblia Hebrea empleó el verbo «nasá» (tomar), o, sea, «tisá» (modo yusivo, sintaxis yusiva), o sea, el imperfecto largo o normal más la partícula «lo» (valor modal), redacción que sugiere una prohibición definitiva, absoluta, permanente.

Consecuentemente, una traducción acertada de la frase «lo tisá et shem elojéja («elojéija» pronunciación moderna) lasháv», debe ir en la siguiente línea: «Jamás tomes el nombre del Señor tu Dios en vano».

En lo que respecta a la versión griega de la Biblia Hebrea (Septuaginta, LXX), ésta tradujo con la frase «u lémpse», conformada por el adverbio de negación «u» (no), y por la forma verbal «lémpse», en tiempo futuro, modo indicativo, segunda persona del singular del verbo «lambáno», con la desinencia de la voz media y pasiva, pero con el significado de la voz activa, pues en el tiempo futuro el verbo «lambáno» (tomo, recibo) es deponente.

Consecuentemente, una traducción acertada de la frase empleada por la versión griega «u lémpse» es sencillamente: «No tomarás…»   

De todos modos, en lo que respecta a la traducción del hebreo al castellano, una mejor traducción que emplear el tiempo futuro con valor de imperativo, consiste en emplear formas perifrásticas, tales como: 1) con la frase «no debes» (en la línea de la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras: “No debes tomar el nombre de Jehová tu Dios de manera indigna”); 2) con la frase «no hagas mal uso» (en la línea de la versión Dios Habla Hoy, y de La Nueva Traducción Viviente: “No hagas mal uso del nombre del Señor tu Dios”); 3) con la frase «no uses» (en la línea de la Nueva Versión Internacional: “No uses el nombre del Señor tu Dios en falso”), etc.   

Por otro lado, los restantes mandamientos negativos o prohibiciones del Decálogo son: el sexto mandamiento del mismo: «No matarás» (Reina Valera 1960, Éxodo 20.13; Deuteronomio 5.17); el séptimo mandamiento: «No cometerás adulterio» (Reina Valera 1960, Éxodo 20.14; Deuteronomio 5.18); el octavo mandamiento: «No hurtarás» (Reina Valera 1960, Éxodo 20.15; Deuteronomio 5.19); el noveno mandamiento: «No dirás falso testimonio» (Reina Valera 1960, Éxodo 20.16; Deuteronomio 5.20); y el décimo mandamiento: «No codiciarás» (Reina Valera 1960, Éxodo 20.17; Deuteronomio 5.21).

En lo que a la Biblia Hebrea respecta, observamos que estos últimos cinco mandamientos del Decálogo tienen la misma sintaxis, la misma redacción: el imperfecto largo o normal en la segunda persona masculina singular, más la partícula «lo» (valor modal), que sugiere una prohibición definitiva, absoluta, permanente.

En tal sentido, el sexto mandamiento (Éxodo 20.13; Deuteronomio 5.17) empleó el imperfecto, segunda persona masculina singular («tirtsáj») del verbo «ratsáj» (matar, asesinar) más la partícula «lo»: “no mates nunca” (“no asesines nunca”).

La versión griega (Septuaginta, LXX), por su parte tradujo «u fonéuseis» (el adverbio de negación «u» más la forma verbal «fonéuseis», en tiempo futuro, voz activa, modo indicativo, segunda persona del singular, del verbo «fonéuo» (asesinar, matar): “no matarás”.     

En relación al séptimo mandamiento (Éxodo 20.14; Deuteronomio 5.18), en la Biblia Hebrea leemos: «lo tin-áf» («ve-lo tin-áf» en Dt.), el imperfecto, segunda persona masculina singular del verbo «naáf» (ser infiel, cometer adulterio) más la partícula «lo»: “jamás cometas adulterio” (“jamás seas infiel”).

En lo que a la versión griega (Septuaginta, LXX) respecta, ésta tradujo  «u moijéuseis» (el adverbio de negación «u» más la forma verbal «moijéuseis», en tiempo futuro, voz activa, modo indicativo, segunda persona del singular, del verbo «moijéuo» (ser infiel, cometer adulterio): “no serás infiel” (“no cometerás adulterio”).    

En cuanto al octavo mandamiento (Éxodo 20.15; Deuteronomio 5.19), en la Biblia Hebrea leemos: «lo tignóv» («ve-lo tignóv» en Dt.), el imperfecto, segunda persona masculina singular del verbo «ganáv» (robar, hurtar) más la partícula «lo»: “no robes nunca”.

La Septuaginta, por su parte, tradujo «u klépsis» (el adverbio de negación «u» más la forma verbal «klépseis», en tiempo futuro, voz activa, modo indicativo, segunda persona del singular, del verbo «klépto» (robar, hurtar): “no robarás” (“no hurtarás”).    

En lo relativo al noveno mandamiento, (Éxodo 20.16; Deuteronomio 5.20), en la Biblia Hebrea leemos: «lo taanéh ed shaquér» («ve-lo taanéh» en Dt.), el imperfecto, segunda persona masculina singular del verbo «anáh» (tomar la palabra, presentar testimonio) más la partícula «lo»: “jamás ofrezcas un testimonio falso”.

La versión griega (Septuaginta, LXX), por su parte, tradujo «u pseudomartiréseis» (el adverbio de negación «u» más la forma verbal «pseudomartiréseis», en tiempo futuro, voz activa, modo indicativo, segunda persona del singular, del verbo «pseudomartiréo» (dar falso testimonio, ser un falso testigo): “no darás falso testimonio” (“no serás un testigo falso”).    

Respecto del décimo mandamiento (Éxodo 20.17; Deuteronomio 5.21), en la Biblia Hebrea leemos: «lo tajmód» («ve-lo tajmód» en Dt.), el imperfecto, segunda persona masculina singular del verbo «jamád» (codiciar, desear para sí) más la partícula «lo»: “nunca codicies…”

En lo relativo a la versión griega (Septuaginta, LXX), ésta tradujo «uk  epiziméseis» (el adverbio de negación «uk» más la forma verbal «epiziméseis», en tiempo futuro, voz activa, modo indicativo, segunda persona del singular, del verbo «epiziméo» (codiciar, querer, desear): “no codiciarás…”     

En resumen, como hemos demostrado, el empleo del futuro con el valor del modo imperativo en los ocho mandamientos negativos o prohibiciones del Decálogo, no es propiamente una exigencia de la redacción del texto de la Biblia Hebrea; tampoco una característica del modo imperativo del castellano o español; es más bien la versión griega de la Biblia Hebrea (Septuaginta, LXX) la que indiscutiblemente tradujo del hebreo al griego empleando el tiempo futuro en modo indicativo, como el reflejo de la redacción hebrea de una prohibición absoluta, permanente, definitiva.  

Consecuentemente, al observar que prácticamente la mayoría de las versiones castellanas de la Biblia (con honrosas excepciones) han empleado el tiempo futuro en la traducción de las ocho prohibiciones del Decálogo; parece plausible admitir que se debe a una indiscutible influencia e impacto de la Septuaginta o versión griega de la Biblia Hebrea en las mismas.

Sin embargo, tal impacto no sólo se ha dado en las versiones castellanas de la Biblia, sino también (y de manera más directa) en el Nuevo Testamento Griego mismo.

En tal sentido y, para concluir, me parecen muy oportunas aquí las palabras de Roberto Hanna:

“El uso del futuro como imperativo resulta de la influencia de la Septuaginta en el Nuevo Testamento, en el cual se encuentran aproximadamente 50 casos y 39 de éstos están en citas del Antiguo Testamento” («Sintaxis exegética del Nuevo Testamento Griego», Editorial Mundo Hispano, 1997, página 168).

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