El cambio semántico y sintáctico de la palabra amén en el Nuevo Testamento

 


Uso bíblico y traducción de la palabra «amén»

Sobre el cambio semántico, un caso ilustrativo

Héctor B. Olea C.

“Se produce un cambio semántico cuando un vocablo (palabra) adquiere un nuevo significado, o cuando se reduce el significado que tiene en un momento dado, o cuando se pierde o amplía el significado existente en un momento dado o como producto de la evolución de la lengua” “(Carlisle González Tapia en «Un estudio de Lexicosemántica del español Dominicano, página 181).

Caso ilustrativo: el uso repetido o reiterativo de la palabra «amén» en la Biblia

La palabra «amén» (transliteración, no traducción) es usada en la Biblia Hebrea básicamente como “una exclamación usada para aseverar, ratificar un enunciado, deseo o maldición; y como fórmula litúrgica individual o colectiva” («Diccionario Bíblico Hebreo Español», de Luís Alonso Schokel).

Por su parte y, en la misma línea, el «Diccionario de Hebreo Bíblico» de Moisés Chávez la define como una expresión de aceptación o identificación con lo expresado en el culto o la formulación de votos y juramentos”. Texto ilustrativo de la Biblia Hebrea: Deuteronomio 27.15-26.

Consecuentemente, la Septuaginta por un lado, tradujo la palabra hebrea «amén» (transliteración, no traducción) empleando el modo optativo (que expresa un deseo o una posibilidad); por otro lado, sencillamente no la tradujo, sino que la transliteró (Ejemplos: 1 Crónicas 16.36; Nehemías 5.13; 8.6).

Ahora bien, pasando al Nuevo Testamento griego, observamos, en primer lugar,  que se mantiene el uso característico de la palabra hebrea «amén», por ejemplo: Romanos 9.5;  1 Corintios 14.16; Gálatas 1.5; 1 Timoteo 6.21; Apocalipsis 22.20-21.

En todo caso y, en segundo lugar, en los Evangelios Sinópticos observamos un uso peculiar de la palabra «amén» (sólo en los labios de Jesús) introduciendo una declaración solemne, hecha con autoridad.

Y he aquí dos cambios notables del uso de la palabra «amén» (transliteración y no traducción) en el NT respecto de su uso en la Biblia Hebrea.

El primer cambio es de tipo sintáctico: la palabra «amén» es usada como palabra introductoria (y no al final como en la Biblia Hebrea y en la tradición judía), en compañía del verbo «légo» (yo digo).

El segundo cambio es de tipo semántico, significando: “en verdad, ciertamente”, “sin duda alguna”, etc., como declaración solemne y hecha con autoridad.

Luego, constatamos que hay en el NT un uso reiterativo, redundante, repetido de la palabra «amén», pero sólo en el Evangelio de Juan (unas 25 veces, según el «Diccionario Exegético del Nuevo Testamento», de Balz y Schneider, y el «Léxico Griego Español del NT», de Alfred E. Tuggy), aunque también en compañía del verbo «légo» (yo digo).

¿Es posible encontrar en la Biblia Hebrea un antecedente del uso repetido y reiterativo de la palabra «amén» en el Evangelio de Juan?  

Sí, pero con algunas observaciones. Ciertamente encontramos el uso repetido de la palabra «amén» en los siguientes textos de la Biblia Hebrea: Números 5.22; Salmo  41.14 (40.14 en la Septuaginta); Salmo 72.19 (71.19 en la Septuaginta). 

En todo caso, es preciso tener en cuenta que este uso repetido y reiterativo de la palabra «amén», por un lado, no coincide con la carga semántica que adquirió en los Evangelios en los labios de Jesús; y por otro lado, retuvo su posición sintáctica habitual al final de una afirmación o declaración. 

Una evidencia de que este uso reiterativo de la palabra «amén» en la Biblia Hebrea mantuvo su carga semántica habitual (que no coincide con su uso repetido en el NT), consiste en que la Septuaginta la tradujo empleando el “modo optativo” (de deseo y posibilidad) del verbo «guínomai» (ser, llegar a ser): «guénoito, guénoito» (“así sea”, “así sea”, “así suceda”, “así suceda”).     

No obstante, llama la atención la falta de uniformidad que exhibe aquí la traducción de la Septuaginta hecha por Junemann.

Pues bien, en Números 5.22 Junemann tradujo el optativo «guénoito, guénoito» con «¡Amén, amén!»; pero en el Salmo 41.13 (40.14 en los LXX) y 72.19 (71.20 en los LXX), el mismo optativo «guénoito, guénoito» lo tradujo con «¡Sea, sea!».     

Consecuentemente, tenemos que concluir que el uso reiterativo de la palabra «amén» por el Jesús juanino (en el Evangelio de Juan), toma distancia de su uso en hebreo en lo relativo a la sintaxis, y pone de relieve un indiscutible cambio semántico.

Finalmente, en lo que a la traducción del «amén» repetido del Jesús juanino se refiere, el empleo de alguna palabra o expresión enfática en la traducción al castellano es preferible a la simple repetición del «amén» (como se observa en la RV 1960).

Por ejemplo, la traducción de Juan 1.51: «Sí, les aseguro» (Nueva Biblia Española 1975), «Ciertamente les aseguro» (Nueva Versión Internacional), «Muy verdaderamente les digo» (Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras), «Les aseguro» (Traducción en lenguaje actual y la Versión Popular Dios Habla Hoy).

En tal sentido, llama la atención que versiones que se venden como superaciones y mejores que la Reina Valera 1960, sin embargo en este aspecto han seguido acríticamente el camino señalado por ésta (por ejemplo en Juan 1.51), entre ellas: La Biblia Textual IV Edición (“De cierto, de cierto”), La Reina Valera Actualizada 2015 (“De cierto, de cierto”), La Reina Valera Contemporánea 2011 (“De cierto, de cierto”), La Reina Valera 1995 (“De cierto, de cierto”), La Biblia de Jerusalén 1998 (“En verdad, en verdad”).    

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El «participio interno griego» y el «infinitivo absoluto hebreo» en Éxodo 3.7 y Hechos 7.34

 

El llamado «participio interno griego» como reflejo de la sintaxis del «infinitivo absoluto hebreo»

Cuestiones de gramática hebrea y griega

Un ejemplo más de un estudio comparativo de versiones de la Biblia

Héctor B. Olea C.

Se llama «participio interno» a la construcción sintáctica que involucra un participio en función adverbial (sin artículo) y una forma verbal finita (un verbo conjugado) del mismo verbo del participio, para dar más fuerza o énfasis a la idea expresada por la forma verbal finita.

Al respecto, Inmaculada Delgado Jara dice: “Se utiliza el «participio interno» en el Nuevo Testamento, en las citas tomadas de los LXX, para traducir el infinitivo absoluto hebreo, cuando acompaña una forma finita del mismo verbo, reforzándola enfáticamente” («Gramática griega del Nuevo Testamento 1, Morfología», Verbo Divino, 2013, página 170).

¿En qué consiste el «infinitivo absoluto hebreo»?

Consiste en una forma no finita del verbo (no personal, no conjugada), con un patrón vocálico específico, que no admite sufijos, y que se usa principalmente como adverbio.

Al respecto se expresa Enrique Farfán Navarro: El «infinitivo absoluto» no recibe sufijos. He aquí su valor sintáctico: 1) cuando precede a otra forma del mismo verbo, refuerza su significado; cuando sigue a otra forma del mismo verbo, indica además que la acción perdura; 3) substituye al imperativo (y al imperfecto) al comienzo de la frase («Gramática elemental del hebreo bíblico», Verbo Divino, 2001, página 62).

Además, plantea Arie C. Leder, que el «infinitivo absoluto» (cuando va después del verbo conjugado) expresa acción continua o repetida especialmente después del imperativo («Introducción al hebreo bíblico», C.I.T.E., 1989, página 112).  

Consecuentemente, podemos concluir que el llamado «participio interno» fue el recurso empleado por la traducción griega de la Biblia Hebrea para traducir el empleo del «infinitivo absoluto hebreo», cuando éste precede a otra forma del mismo verbo (una forma verbal finita del mismo verbo del infinitivo absoluto), para reforzar su significado.

Ahora, a manera de ilustración, quiero poner de relieve, en primer lugar, el empleo del «infinitivo absoluto hebreo» en Éxodo 3.7 y la forma en que el mismo fue traducido en la versión griega (los LXX o Septuaginta) y en algunas versiones castellanas de la Biblia; en segundo lugar, analizar la forma en que Hechos 7.34 hace referencia a Éxodo 3.7 y la forma en que Hechos 7.34 fue traducido en algunas versiones castellanas de la Biblia.

El «infinitivo absoluto hebreo» en Éxodo 3.7 lo observamos en la frase o expresión «raó raití». La palabra «raó» consiste en el «infinitivo absoluto» del verbo «raá»: ver. Y «raití» consiste en una forma verbal finita en estado o tiempo perfecto, de la primera persona común singular (yo), del mismo verbo «raá» (ver: vi, he visto).

Consecuentemente, una traducción que le haga justicia al sentido de la expresión «raó raití» es: “ciertamente (verdaderamente, en verdad, de veras, sin duda alguna, etc.) vi (he visto)”.

Luego, en el marco de un ejercicio comparativo y de evaluación crítica de versiones de la Biblia, debo decir que llama la atención el hecho de que versiones muy criticadas de la Biblia, como La «Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras», y La «Biblia Textual IV Edición», reflejen con precisión el sentido de la sintaxis del «infinitivo absoluto hebreo» en Éxodo 3.7,  a diferencia de la traducción de la Biblia Hebreo Español de Moisés Katznelson y la aclamada Nueva Biblia Española de Luís Alonso Schokel (1975), que lo dejan pasar sin pena ni gloria. Observemos:

“He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto” (traducción de Moisés Katznelson).

“He visto la opresión de mi pueblo en Egipto” (Nueva Biblia Española).

“Indisputablemente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto” (Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras).  

Ciertamente vi la opresión de mi pueblo que está en Egipto” (Biblia Textual IV Edición).

Por otro lado, una versión de la Biblia que tal vez tiene un mejor posicionamiento, una mejor imagen que las dos mencionadas, y que aquí también supera la traducción hecha por Moisés Katznelson, y a muchas otras versiones de la Biblia; es la versión Reina Valera Actualizada 2015, cito: “Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto”.

Traducción de la expresión «raó raití» (Éxodo 3.7) en la Septuaginta

La Septuaginta tradujo la expresión «raó raití» con la expresión griega («participio interno»): «idón éidon». La palabra «idón» consiste en el participio aoristo segundo, voz activa, en caso nominativo masculino singular, del verbo «joráo» (ver, yo veo).

Y la palabra «éidon» consiste en una forma verbal finita, en tiempo aoristo segundo, voz activa, modo indicativo, primera persona del singular, del mismo verbo «joráo» (ver, yo veo).

Luego, una traducción literal de la expresión griega «idón éidon»: “habiendo visto vi”, “después de haber visto vi”; pero como reflejo de la sintaxis con el «infinitivo absoluto hebreo», debe traducirse: “ciertamente he visto (vi)”, “he visto bien”, etc.

En tal sentido, llama la atención la forma en que la traducción de Junemann de la Septuaginta tradujo la expresión griega «idón éidon»: «Viendo he visto».

El «participio interno» en Hechos 7.34

En primer lugar, respecto del texto griego, en Hechos 7.34 observamos una fiel reproducción de la traducción griega «idón éidon» en Éxodo 3.7.

En segundo lugar, la traducción de Junemann repite aquí la traducción que hizo en Éxodo 3.7: «Viendo he visto».

En tercer lugar, en el marco de un ejercicio de comparación de versiones de la Biblia, es preciso decir que una vez más superan aquí La «Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras», La «Biblia Textual IV Edición», y La Reina Valera Actualizada 2015, a otras muy conocidas versiones de la Biblia. Observemos:

«Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras»: “Ciertamente he visto el maltrato de mi pueblo que está en Egipto”.

«Biblia Textual IV Edición»: “Ciertamente vi la opresión de mi pueblo que está en Egipto”.

«Reina Valera Actualizada 2015»: “He mirado atentamente la aflicción de mi pueblo en Egipto”.

Respecto de la Nueva Biblia Española, de Luís Alonso Schokel, como en la traducción de Éxodo 3.7, aquí vuelve a ignorar el participio interno, y el impacto del infinitivo absoluto hebreo (que está detrás del mismo) al traducir: “He visto lo que sufre mi pueblo en Egipto”.

Finalmente, una vez más pongo de relieve, por un lado, la necesidad de que la persona que pretenda expresar un juicio crítico, pero justo respecto de cualquier versión de la Biblia, debe estar equipado con mucho más que simplemente prejuicios y diferencias doctrinales con el sector que produjo dicha versión de la Biblia; por otro lado, que será caso por caso, como hemos de constatar los acierto y desaciertos de toda versión de la Biblia, la que fuere.

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¿«Esto es mi cuerpo», o «este es mi cuerpo»? ¿Cuál es la traducción correcta? Mateo 26.26 y 28

 

¿«Esto es mi cuerpo», o «este es mi cuerpo»?

¿Cuál es la traducción correcta? Mateo 26.26 y 28

 Héctor B. Olea C.

En lo que a la serie Reina Valera respecta, desde la original traducción de Casiodoro de Reina (1569) y la revisión de Cipriano de Valera (1602), hasta llegar a la más reciente revisión realizada por las Sociedades Bíblicas Unidas, la llamada «Reina Valera Contemporánea» (2011), por supuesto, incluyendo la revisión de 1909, la de 1960 y la 1995; en todas estas versiones se ha mantenido la cuestionable traducción «esto es mi cuerpo», «esto es mi sangre» (Mateo 26.26, 28 y paralelos).

Por otro lado, incluso en revisiones y actualizaciones de la Reina Valera realizada por otras casas editoriales o sociedades bíblicas, como La «Reina Valera Actualizada» (2015, realizada por Editorial Mundo Hispano), y La «Biblia Textual» (incluso en la IV edición), versiones que han pretendido superar La «Reina Valera 1960», incluso las revisiones de 1995 y la más reciente del año 2011, han insistido en mantener la referida y cuestionable traducción.

Pero la cuestión no termina ahí, pues resulta que incluso las principales versiones o traducciones interlineales originadas en el sector protestante y evangélico no han aportado nada (contrario a lo que muchas personas pensarían), y simplemente han decidido no cuestionar y por el contrario reproducir la traducción que ya hemos conocido por las versiones mencionadas.

En tal sentido, debo explicitar que hago referencia a los siguientes interlineales: 1) «Nuevo Testamento Interlineal griego español», de Francisco Lacueva; 2) «El Nuevo Testamento Interlineal Palabra por palabra», por Elsa Tamez e Isela Trujillo; 3) «El Nuevo Testamento Interlineal Griego Español», de César Vidal; 4) «Nuevo Testamento Interlineal Griego Español de los manuscritos Bizantinos» (en paralelo con las revisiones de 1909 y 1960 de la RV, realizado por la Iglesia en Salta, Argentina, 2011).

Por otro lado, una situación bien interesante la encontramos en una versión tradicional (no interlineal) y en uno de los interlineales mencionados. Me refiero a la versión de la Biblia conocida como «Santa Biblia, la Palabra de Dios para todos», realizada por el Centro Mundial de Traducción de la Biblia en el año 2005.

Y el interlineal al que hago referencia es «El Nuevo Testamento Interlineal Palabra por palabra», por Elsa Tamez e Isela Trujillo (Sociedades Bíblicas Unidas, año 2012).

La situación curiosa que pudimos constatar en relación a estas dos últimas versiones es la siguiente.

Por un lado, La «Santa Biblia, la Palabra de Dios para todos» tradujo acertadamente la primera frase: «este es mi cuerpo» (Mateo 26.26), pero de manera inconsistente y desacertada la segunda: «esto es mi sangre» (Mateo 26.28).

Pero confieso que me sorprendió que una traducción no confesional, como la que dirigió el prestigioso y admirado Antonio Piñero, «Todos los Evangelios, una traducción íntegra de las leguas originales de todos los textos evangélicos conocidos», publicada por EDAF (año 2009), tradujo precisa y exactamente como La «Santa Biblia, la Palabra de Dios para todos».

Por otro lado, «El Nuevo Testamento Interlineal Palabra por palabra»,  también tradujo de manera inconsistente, pero a la inversa. Me explico, tradujo de manera desacertada la primera frase: «esto es mi cuerpo» (literalmente: «esto es el cuerpo de mí», Mateo 26.26), pero de manera acertada la segunda frase: «esta es mi sangre» (literalmente: «esta es la sangre de mí», Mateo 26.28).

En todo caso, es posible que algunas personas me digan: profesor, la cuestión es que el texto griego usó el pronombre adjetivo demostrativo en género neutro, o sea, «túto».

Y yo responderé: ¿Sabrán ustedes por qué usó el autor del texto el pronombre adjetivo demostrativo en género neutro y no en otro género?

¿Qué tanto saben de lo que establece la gramática griega respecto de la concordancia que debe existir entre el artículo, el adjetivo y el pronombre adjetivo demostrativo respecto del sustantivo al cuál hacen referencia y con el cual tienen una indiscutible relación sintáctica en el contexto de una determinada frase, enunciado u oración?

Y la respuesta es sencilla: Porque la gramática griega establece que el artículo, el adjetivo y el pronombre adjetivo demostrativo deben concordar en caso, en género y en número con el sustantivo con el cuál están relacionados sintácticamente.

En consecuencia, cualquier persona que tenga un conocimiento promedio de griego koiné ha de saber que los nombres a los que hace referencia el pronombre adjetivo demostrativo «túto» aquí, tanto en la primera frase como en la segunda, son de género neutro, y se encuentran en caso nominativo singular.

Luego, estas marcas morfológicas del sustantivo «soma» (“cuerpo”, sustantivo de género neutro de la tercera declinación, pero de género masculino en castellano), y «jáima» o «jéma» (“sangre”, sustantivo de género neutro de la tercera declinación, pero de género masculino en castellano), explican y justifican el empleo del pronombre adjetivo demostrativo «jútos» (forma léxica) en caso nominativo neutro singular: «túto».

Es más, llama la atención que incluso el tercer sustantivo griego involucrado en esta narrativa, «copa», es también un sustantivo de género neutro, aunque de la segunda declinación: «potérion» (pero de género femenino en castellano).

No obstante, es preciso poner de relieve que si bien no han traducido acertadamente las dos frase en cuestión las versiones mencionadas, curiosamente sí han traducido de manera acertada la referencia a este último sustantivo griego también de género neutro: «potérion» («copa»).

Consecuentemente, esta evidencia nos lleva a concluir que la traducción desacertada de las dos frases objeto de nuestro estudio, no se sustenta en una falta de comprensión de la sintaxis griega, sino más bien en motivos teológicos y doctrinales.   

Finalmente, una traducción acertada y consistente de las dos frases en cuestión, en conformidad a la gramática griega y la gramática castellana, es: «este es mi cuerpo», «esta es mi sangre».

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Juan 1.1 en griego koiné y en griego moderno anterior a la reforma de 1982

 


Juan 1.1 en Griego Koiné (bíblico) y en Griego Moderno (anterior a la reforma ortográfica de 1982)

Héctor B. Olea C.

Invito a considerar y contrastar el texto de Juan 1.1 en el griego koiné y en el griego moderno anterior a la reforma ortográfica griega de 1982.

Como se puede ver en la primera imagen, la que muestra el texto de Juan en el griego koiné (NT), llamo la atención sobre los siguientes aspectos:

En primer lugar, la presencia de la aspiración inicial (espíritu áspero y espíritu suave) en las palabras que inician con vocal, incluso en monosílabos y en el artículo definido.

En segundo lugar, la presencia de las grafías del acento agudo, el grave y el circunflejo.

En tercer lugar, la presencia de la preposición «pros» con el caso acusativo en la segunda cláusula.

En lo que respecta a la segunda imagen (la del texto en griego moderno anterior a la reforma ortográfica de 1982), llamo la atención a los siguientes aspectos:

En primer lugar, la presencia de la aspiración inicial (espíritu áspero y espíritu suave) en las palabras que inician con vocal, incluso en monosílabos y en el artículo definido, así como la presencia de las grafías del acento agudo, el grave y el circunflejo.

Observación: Con la reforma ortográfica de 1982, se suprimieron las grafías del acento grave y circunflejo en el griego moderno, y sólo sobrevivió la grafía del acento agudo y considerado como un acento de intensidad (monotónico o monofónico) como en el castellano.  

Por otro lado, tampoco emplea el actual griego moderno la llamada aspiración inicial.

En segundo lugar, la presencia de la preposición «pará» con el caso dativo en la segunda cláusula, en lugar de la preposición «pros» con el caso acusativo que empleó el griego koiné (NT).  

Observación: El caso dativo ya no existe, ya no se emplea en la etapa actual del griego moderno, y con la extinción  de dicho caso también desapareció el “diptongo impropio” llamado también «iota suscrita» (marca habitual del caso dativo en singular, en los tres géneros).

Por otro lado, es preciso poner de relieve que el empleo de la preposición «pará» con el caso dativo en la segunda cláusula (con, al lado de, junto con, delante de, a los ojos de, ante), en el griego moderno aquí presentado; comunica el mismo mensaje, la misma idea que el empleo de la preposición «pros» con el caso acusativo (con, en compañía de, junto a, cerca de, al lado de) en el griego koiné del Nuevo Testamento.

En tercer lugar, se observa una morfología, una escritura distinta para el verbo ser y estar («eimí») en el griego moderno anterior a la reforma ortográfica de 1982, o sea, «eto» (imperfecto, voz activa, modo indicativo, tercera persona del singular), respecto de la morfología o escritura del griego koiné para dicha forma verbal, o sea, «en».

En todo caso, para el griego moderno actual, la morfología o escritura equivalente es «étan».

Nota bibliográfica: Para citar el texto de Juan 1.1 en el griego moderno anterior a la reforma ortográfica de 1982, dependí de la obra: The Hoy Bible in Modern Greek (Je Jáguia Grafé), Ta Jiera Grammata, Metafrasthenta ek Ton theion arjetypon (Las escrituras sagradas traducidas de los originales divinos), publicada en Atenas alrededor de 1979 (la Biblia completa en griego).

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Estudio comparativo de versiones interlineales de la Biblia

 

¿Son perfectas las versiones interlineales de la Biblia?

 Las versiones interlineales de la Biblia deben ser juzgadas y evaluadas con los mismos criterios que cualquier otro tipo de traducción de la Biblia

Héctor B. Olea C.

Con este artículo me he propuesto analizar la traducción de la frase «diautú» en Juan 1.3 y 10 en algunos interlineales, como un ejemplo concreto de un estudio comparativo y análisis crítico de traducciones interlineales de la Biblia.

Para tales fines he considerado tres versiones interlineales del griego al castellano o español, y tres versiones interlineales del griego al inglés.

Pero antes de entrar en el análisis propuesto, quiero insistir en que, como dije en mi artículo anterior, la traducción acertada de la construcción sintáctica «diautú» que se emplea en Juan 1.3 y 10, debe ser: “por medio de”, “a través de”.

Esto así en conformidad a lo que establece la gramática de la lengua griega general (clásica y koiné) que dice que la preposición «diá» más genitivo indica una acción instrumental o intermediaria, no una causa absoluta, eficiente, una agencia absoluta e independiente.

De hecho, si bien existe la posibilidad de que «diá» más genitivo pueda indicar agencia personal, aunque sin la fuerza de la construcción de la preposición «jipó» («jupó») más genitivo, pero con un verbo en voz pasiva; resulta y viene a ser que la forma verbal «eguéneto» presente en los dos textos objeto de nuestro estudio, no es un verbo en voz pasiva, sino más bien un verbo deponente, un verbo con la morfología de la voz media o pasiva, pero con significado activo.

Por supuesto, otra habría sido la historia si en lugar de la preposición «diá» más genitivo con un verbo deponente, Juan hubiese utilizado la preposición «jipó» («jupó») más genitivo y con un verbo en voz pasiva.

En efecto, llama la atención que la participación de Jesús y del Espíritu Santo en la creación no se presenta en ningún pasaje bíblico con la construcción «jipó» («jupó») más genitivo y con un verbo en voz pasiva, indicando una agencia o casusa eficiente.  

Consecuentemente, lo que observamos en el Salmo 33.6, tanto en el texto hebreo como en la versión griega, es un dativo de medio o instrumental.

Por otro lado, es preciso llamar la atención sobre Hebreos 1.2, pues aquí, con un verbo en voz activa («epóiesen»: “hizo”), se emplea la preposición «diá» más el pronombre relativo «jos», en caso genitivo masculino singular, o sea, «dijú», indicando una acción intermediaria e instrumental: “por medio del cual”, “a través del cual Dios hizo”.

En Hebreos 11.3 también encontramos un dativo de medio o instrumental, lo mismo que en Colosenses 1.16 (aquí además del dativo instrumental, también se emplea la misma frase o construcción sintáctica «diautú» empleada por Juan 1.3 y 10). También hay un dativo instrumental en 2 Pedro 3.5.   

Paso ahora a considerar y analizar la traducción de la frase o construcción sintáctica «diautú» en Juan 1.3 y 10 en las siguientes seis traducciones o versiones interlineales del Nuevo Testamento, en el siguiente orden: 1) «Nuevo Testamento Interlineal griego español», de Francisco Lacueva; 2) «El Nuevo Testamento Interlineal Palabra por palabra», por Elsa Tamez e Isela Trujillo; 3) «El Nuevo Testamento Interlineal Griego Español», de César Vidal; 4) «The Kingdom Interlineal Translation of the Greek Scriptures», publicada por Watch Tower Bible and Tract Society; 5) «Je kainé diatheke» (o «i keni diathiki»), «The New Testament, interlineal griego inglés»; 6) «The Lexham English Bible English-Greek Reverse Interlinear New Testament», Copyright 2010 Logos Bible Software.  

En primer, el «Nuevo Testamento Interlineal griego español» de Francisco Lacueva, publicado por CLIE en 1984.

Esta obra traduce la frase «diautú» en Juan 1.3 y 10 «por él» (“por el Verbo”), pero curiosamente en una nota al margen dice: “Por él fueron hechas todas las cosas”. Literalmente “mediante él llegaron a ser”.

Por supuesto, la crítica a la obra de Francisco Lacueva se sustenta precisamente en la necesidad de incluir la referida nota al margen. Esto así pues si Francisco Lacueva tenía la convicción de que en realidad la frase «diautú» significa “por medio de”, “a través de”, ¿por qué entonces evitó colocar dicha traducción en el texto y en cambio prefirió colocarla en una nota al margen?

Otra crítica a la traducción de Francisco Lacueva tiene que ver con la desacertada traducción “el Verbo”, siguiendo la Reina Valera 1960, en lugar de “la palabra”. En realidad la palabra latina “Verbum” empleada por La Vulgata Latina lo que precisamente significa es “palabra”.

En efecto, la original obra de Casiodoro de Reina de 1569, y la revisión de Cipriano de Valera de 1602, acertada y consistentemente tradujeron la griega “logos” con “palabra” y no con “verbo”.  

En segundo lugar y, por su parte, «El Nuevo Testamento Interlineal Palabra por palabra», de Elsa Tamez e Isela Trujillo, publicado por Sociedades Bíblicas Unidas en 2012, consistentemente tradujo la frase «diautú» “por medio de ella” (por medio de la palabra), tanto en Juan 1.3 como en Juan 1.10.

En tercer lugar, «El Nuevo Testamento Interlineal Griego Español», de César Vidal, publicado por el Grupo Nelson en 2011, de manera consistente también tradujo la frase «diautú» “a través de ella” (“a través de la palabra”), tanto en Juan 1.3 como en Juan 1.10.  

En cuarto lugar, «The Kingdom Interlineal Translation of the Greek Scriptures», publicada por Watch Tower Bible and Tract Society en 1969, de manera acertada y consistente tradujo la frase griega «diautú» “through him”, o sea, “a través de ella” (“a través de la palabra”).

En quinto lugar, el «Je kainé diatheke» (o «i keni diathiki»), «The New Testament, interlineal griego inglés» (de esta obra no pude conseguir los datos del Copyright), tradujo la frase «diautú» en Juan 1.3 y 10 de manera inconsistente y contradictoria.  

Me explico, resulta muy llamativo que esta obra haya traducido la frase «diautú» de manera acertada en Juan 1.3, o sea, “through him” (a través de ella, “por medio de ella”, “por medio de la palabra”), pero “by him” (“por ella”, indicando autoría o causa eficiente) en Juan 1.10, por supuesto, sin ninguna razón a la luz del texto griego y la gramática griega.

En sexto lugar y, finalmente, la obra «The Lexham English Bible English-Greek Reverse Interlinear New Testament», Copyright 2010 Logos Bible Software, de manera acertada y consistente tradujo la frase «diautú» en Juan 1.3 y 10, o sea, “through him” (“por medio de ella”, “por medio de la palabra”).

En conclusión, aunque parezca inverosímil, las versiones interlineales de la Biblia no son perfectas, no siempre son consistentes, y hay que leerlas con el mismo sentido crítico con que se espera que nos acerquemos a toda, absolutamente toda versión o traducción de la Biblia.

Evidentemente, queda claro que la persona que no tenga un conocimiento sólido de la gramática de las lenguas bíblicas no podrá realizar una lectura crítica, y evaluación crítica, pero justa y consciente de las versiones o traducciones de la Biblia, incluyendo las versiones o traducciones interlineales.

Por supuesto, además de un sólido conocimiento de las lenguas bíblicas, se espera que la persona no se muestre servil frente a una determinada versión de la Biblia o comentario al texto hebreo o griego, con base en la coincidencia teológica con los agentes responsables de dicha versión o traducción de la Biblia o comentario al texto hebreo o griego; igualmente se espera que la persona no asuma una postura prejuiciada frente a una determinada versión o traducción de la Biblia con base en los desacuerdos teológicos que tenga con los agentes responsables de dicha versión o traducción de la Biblia.

En suma, las versiones o traducciones interlineales de la Biblia deben ser juzgadas y evaluadas con los mismos criterios que cualquier otro tipo de traducción o versión de la Biblia, así de sencillo.

 


Los «textus receptus» y «textos críticos» en un estudio comparativo de versiones

 

Los «textus receptus» y «textos críticos» en un estudio comparativo de versiones

Dos casos ilustrativos

 Héctor B. Olea C.

Una evaluación comparada, justa y bien fundamentada de dos o más versiones de la Biblia (las que fueren), en primer lugar y, en lo que al aspecto textual y exegético se refiere, debe verificar si las versiones involucradas traducen el mismo texto, o sea, si los «textus receptus» (tanto de la Biblia Hebrea o AT como del NT), o si los «textos críticos» (sin obviar que no siempre difieren los «textus receptus» y los «textos críticos»).

En segundo lugar y, en lo que a su calidad como traducción se refiere, es preciso constatar, por un lado, lo que realmente dice el texto, el mensaje del texto a la luz de los recursos propios y características peculiares de la lengua original o lengua fuente; por otro lado, verificar si la traducción comunica de manera acertada el mensaje del texto fuente, a la luz de los recursos propios y características peculiares de la lengua meta o receptora.

Por ejemplo, la omisión (en relación a su inclusión en la Reina Valera 1960) de Mateo 17.21, en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, Nueva Versión Internacional, Nueva Traducción Viviente, Biblia de Jerusalén 1998, Torres Amat, Reina Valera Actualizada 2015, etc.; se debe a que estas versiones no siguen aquí, y por lo general, el «textus receptus» del NT, sino el «texto crítico».

Pero la presencia de Mateo 17.21 en la Reina Valera 1909, Reina Valera 1960, Reina Valera 1995, Reina Valera 2000, Reina Valera Actualizada 1989, Nácar-Colunga, etc., se debe a que estas versiones de la Biblia siguieron aquí el «textus receptus», y no el «texto crítico».

Respecto del texto de Mateo 17.21, en su comentario textual al Nuevo Testamento Griego, Bruce M. Metzger plantea: “Puesto que no hay ninguna razón satisfactoria para que el pasaje, en caso de haber estado originalmente en Mateo, fuera omitido en una amplia gama de testigos, y ya que con frecuencia los copistas insertaban material derivado de otro evangelio, todo parece indicar que la mayoría de los manuscritos ha sido asimilada al pasaje paralelo de Marcos 9.9”.

Consecuentemente, a la luz de la crítica textual, a la luz del texto crítico del Nuevo Testamento griego, no hay razones para considerar el texto de Mateo 17.21 como parte de la obra original del Evangelista Mateo, sino como una inserción o interpolación posterior, razón por la cual las versiones de la Biblia que siguen el texto crítico no lo incluyen.

Por otro lado, la diferencia que existe entre la acertada traducción de Juan 1.3 («por medio de», «a través de»)  en la Traducción del Nuevo  Mundo de las Santas Escrituras, y las demás versiones que concuerdan aquí con ella; frente a la desacertada traducción («por él», «por ella») en la Reina Valera 1960 y las demás traducciones que concuerdan aquí con ella; se debe a una defectuosa traducción como tal, puesto que en Juan 1.3 no hay diferencia entre el «textus receptus» y el «texto crítico».

Luego, respecto de la morfología y sintaxis de la frase griega que la Reina Valera 1960, la Biblia de Jerusalén 1998 y las demás versiones que han traducido como estas, de manera ambigua y consecuentemente desacertada («por él», «por ella»; griego «diautú»); pero traducida de manera acertada en la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, la Nueva Traducción Viviente, la Reina Valera Actualizada 2015 y otras versiones que acertadamente concuerdan con éstas («por medio de ella», «a través de ella»; es preciso tener en cuenta la importantísima y correcta observación de la obra «Gramática Griega del Nuevo Testamento», por H. E. Dana y Julius R. Mantey, Casa Bautista de Publicaciones, año 1979, página 99, cito:

“Aun cuando «diá» (más el caso genitivo) es ocasionalmente usada para expresar agencia (y no precisamente una acción intermediaria o instrumental), no se aproxima a la plena fuerza de «jipó» («jupó», más el caso genitivo: causa o agencia absoluta sin discusión). Esta distinción arroja luz sobre la relación de Jesús con la creación, implicando que Jesús no era el creador absoluto, independiente, sino más bien el agente intermedio en la creación” (compárese Hebreos 1.2; Mateo 1.22 compárese Marcos 1.5; Lucas 2.18: Juan 1.10).

Además, es preciso decir que todo lo dicho respecto de la traducción de Juan 1.3 en la Reina Valera y la Biblia de Jerusalén 1998 en relación a Juan 1.3, vale para Juan 1.10 donde volvemos a encontrar precisamente la mima frase griega «diautú».

Consecuentemente y, finalmente, en primer lugar, no toda diferencia entre las vesiones de la Biblia se explica porque hayan traducido un texto diferente (unas los textos críticos y otras los textos receptus); en segundo lugar y, como hemos demostrado, en muchos casos las diferencias entre las versiones de la Biblia se deben a opciones desacertadas (las razones son muchas) tomadas por los equipos responsables de dichas versiones de la Biblia en casos en los que curiosamente no existen diferencias entre los textos críticos y los textus receptus.   

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Exégeta versus traductor, competencias exegéticas versus calidad en la traducción de la Biblia

 

De las competencias exegéticas y de la calidad en la traducción de la Biblia

«Exégeta» versus «traductor»

Héctor B. Olea C.

Una de las grandes fallas de la mayoría de los centros de formación bíblica y teológica que introducen a sus estudiantes en los idiomas originales de la Biblia, es que lamentablemente no incluyen (y hasta parecen considerar innecesaria) una sólida introducción (o al menos una introducción modesta) a la labor de la traducción, sus teorías, postulados, modelos, técnicas y práctica, etc. 

Evidentemente, con la introducción al estudio de las lenguas originales de la Biblia la meta es que los estudiantes vean con sus propios ojos, que se acerquen por sí mismos a los textos bíblicos en las lenguas en que éstos se escribieron originalmente (o al menos en las lenguas en que recibieron su forma definitiva y en las que los hemos recibido), y con el objetivo de que reproduzcan (traduzcan) su mensaje de una manera acertada en su propia lengua.  

No obstante, es frecuente ver cómo personas iniciadas o estudiosas de las lenguas bíblicas y  muy preocupadas por la fidelidad textual (pero también muy preocupadas por ser fieles a la teología institucional con la cual se sienten comprometidas), al final proponen y defienden traducciones (respecto de textos específicos) que en realidad traicionan el mensaje de los textos en conformidad a su redacción y peculiaridades en las lenguas bíblicas.

Luego, si bien hay una relación estrecha entre exégesis y traducción bíblica, y si bien es cierto que una buena exégesis siempre es indispensable; no es menos cierto que, como muy bien plantea Jean-Claude Margot, “es igualmente cierto que competencias exegéticas indudables no bastan para asegurar la calidad (y agrego yo, la fidelidad) de la traducción. En otras palabras, se ha constatado con frecuencia, que el buen exégeta no es necesariamente un buen traductor” («Traducir sin traicionar, teoría de la traducción aplicada a los textos bíblicos», Ediciones Cristiandad, 1987, página 40).

En resumen, es lamentable que sea tan desproporcional la relación entre la formación que reciben los estudiante de estudios bíblicos y teológicos en muchos centros de capacitación bíblica y teológica, en lo que al conocimiento y dominio de las lenguas originales de la Biblia, y la formación exegética se refiere; y la prácticamente ninguna competencia que estos reciben respecto del campo de la labor de la traducción (sus teorías, postulados, modelos, técnicas y práctica, etc.).

Muy a propósito de nuestro «Diplomado en Introducción a la Teoría y Práctica de la Traducción de la Biblia» que inicia el sábado 9 de enero 2021.

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