El verbo «ser» («eimí») sobreentendido en el texto griego, pero no en
la traducción
Héctor
B. Olea C.
Desde el punto de
vista de la traducción literal (más exactamente, traducción por equivalencia
formal), es habitual el señalamiento: “el verbo ser no se encuentra en el texto
griego”, cuando se lo ve presente en la traducción, y con la sospecha de que dicha
presencia es injustificada.
Por supuesto, también
se da el caso contrario, que la traducción no incluya el verbo «ser» (alguna
forma verbal del mismo), porque en un mal entendido de la sintaxis griega, no se
comprenda que éste en realidad se encuentra sobreentendido en el texto griego,
de modo que sí se justifica y se espera que el mismo esté presente en la traducción.
Ahora bien, dado que
los casos a los que hago referencia por lo general tienen que ver con la
relación de un nombre con uno o más adjetivo; me he propuesto arrojar un poco de
luz al respecto, poniendo como ejemplos concretos algunos textos del Nuevo
Testamento mismo, y por lo menos dos de la versión griega del AT, el Tanaj, la
Septuaginta.
Consecuentemente, es
preciso tener en cuenta que en la lengua griega, el griego koiné, la lengua
original del Nuevo Testamento, el adjetivo puede aparecer en una de dos estructuras
sintácticas: el adjetivo como epíteto (el adjetivo en posición atributiva), y el
adjetivo como atributo (el adjetivo como predicado nominal, el adjetivo en
posición predicativa).
En la estructura
sintáctica del adjetivo como epíteto especificativo (adjetivo en posición atributiva),
el adjetivo aparece unido al nombre en la siguiente estructura sintáctica:
artículo + adjetivo + nombre (ejemplo: «jo
agathós ánthropos»: “el
hombre bueno”).
Otra estructura sintáctica
del adjetivo como epíteto o en posición atributiva es: artículo + nombre + artículo
+ adjetivo (ejemplo: «jo ánthropos
jo agathós»: “el hombre bueno”).
Pero como muy bien lo
explica Amador Ángel García Santos («Introducción
al griego bíblico», Verbo
Divino), además de concordar con el nombre en caso, género y número, el
adjetivo como epíteto especificativo también concuerda con el nombre en su
determinación, o sea, que sólo llevará artículo el adjetivo, si el nombre lo
lleva, y no lo llevará, si el nombre no lo lleva.
En tal sentido, la
expresión «agathós ánthropos»
o «ántropos agathós»,
también ha de entenderse como un adjetivo o epíteto especificativo (un adjetivo
en posición atributiva): «hombre
bueno», «un hombre
bueno»; y no un como adjetivo en posición predicativa,
un adjetivo como predicado nominal: «el hombre
es bueno».
Por otro lado, quiero
poner de relieve aquí, que este último caso es precisamente el que tenemos en 2
Timoteo 3.16. Ciertamente la situación que refleja el texto griego de 2 Timoteo
3.16 es que los adjetivos: «pasa» (toda), «theópneustos»
(inspirada por Dios), y «ofélimos» (útil), están relacionados sintácticamente
con un nombre o sustantivo que no está determinado, o sea, sin artículo («grafé»).
Esto significa que
estamos frente a epítetos (adjetivos en posición atributiva, epítetos especificativos:
«toda escritura inspirada y útil», y no frente a adjetivos que constituyen un
predicado nominal (adjetivos en posición predicativa: «toda
la escritura es inspirada por Dios y útil»).
Por supuesto, otra sería la historia si el texto griego dijera «je grafé»,
y no sencillamente «grafé», como en efecto es lo que dice.
Ahora bien, la estructura
sintáctica del adjetivo como atributo, como predicado nominal, puede
presentarse en la siguiente forma:
En primer lugar, el
nombre se une a su atributo mediante una forma verbal del verbo «ser» (griego: «eimí»). Por
ejemplo: «jo lógos agathós estin» (“la palabra es buena”), o bien, «agathós estin jo lógos» (“la palabra es buena”). Observación: en estos dos ejemplos, la
palabra «estin»
es una forma verbal del verbo «eimí», en tiempo presente, modo indicativo, tercera persona
del singular (es).
Sin embargo, es muy
común que en este tipo de oraciones, donde el adjetivo aparece como un
predicado nominal, se omita o prescinda del verbo «ser» (griego: «eimí»), con la siguiente estructura sintáctica:
adjetivo + artículo + nombre (ejemplo: «agathós
jo lógos»: “la palabra es buena”); o bien, con la
siguiente otra estructura sintáctica: artículo + nombre + adjetivo (ejemplo: «jo lógos agathós»:
“la palabra es buena”).
Ahora, y como había
prometido, paso a considerar seis ejemplos bíblicos, a manera de casos
ilustrativos, donde el texto griego tiene una estructura sintáctica de un
adjetivo en posición predicativa, o sea, un adjetivo atributivo en forma de un
predicado nominal. En estos casos el verbo «ser» (alguna forma verbal del verbo «eimí»), no está
visualmente presente, no se encuentra en forma explícita, pero sí se considera
sobreentendido, y por ende, con una presencia justificada en la traducción.
Insisto, los casos
que voy a presentar a continuación constituyen ejemplos concretos de la estructura
sintáctica de un adjetivo en posición predicativa (el adjetivo como un predicado
nominal) que sugiere y demanda que en la lectura en griego se dé por sentada la
presencia del verbo «ser» (griego: «eimí»,
alguna forma verbal del mismo), y como justificada y legítima su presencia en
la traducción.
Primer
ejemplo: Salmo 7.11 (en la Septuaginta).
La traducción «Dios “es” juez
justo» (RV 1960), corresponde en el texto griego a la
frase: «jo theós krités díkaios»: “Dios «es» un juez justo”.
Segundo
ejemplo: Salmo 99.9 (en la Septuaginta).
La traducción «Jehová nuestro Dios
“es” santo» (RV 1960), corresponde en el texto griego a la
frase: «jáguios kúrios jo théos jemón»: “El señor, nuestro Dios, «es» santo”.
Tercer
ejemplo: Mateo 9.37
La traducción: «A la verdad la mies
“es” mucha, mas los obreros pocos» (RV 1960), es la
traducción del griego: «jo men therismós polús, joi de ergátai olígoi»: “Ciertamente la cosecha «es» mucha, pero los obreros (trabajadores) son pocos”.
Cuarto
ejemplo: Juan 4.24
La traducción: «Dios “es” espíritu»
(RV 1960), es la traducción de la frase griega: «pnéuma
jo theós»: “Dios «es» espíritu”.
Quinto
ejemplo: Mateo 7.13-14
La traducción: «porque ancha “es” la puerta, y espacioso el camino» (versículo 13, RV 1960), y la traducción «estrecha “es” la puerta, y angosto el camino» (versículo 14, RV 1960); son el reflejo del griego:
«platéia je púle kái eurújoros je jodós»: “la puerta «es» ancha (amplia), y el camino «es» espacioso (amplio)…” (Que lleva a la destrucción),
versículo 13; y en el versículo 14, la frase griega es: «stené je púle kái tethlimméne je jodós»: “Estrecha «es» la puerta, y limitado (estrecho) «es» el camino…” (Que conduce a la vida).
Sexto
ejemplo: Lucas 14.34
La traducción «Buena “es” la sal» (RV 1960), es la traducción de la frase griega: «kalón oun to jálas»: “La sal «es» buena”.
Finalmente, como lo muestran los seis casos analizados en este
artículo, la presencia de una forma del verbo «ser» (griego: «eimí»,
alguna forma verbal del mismo), está plenamente justificada
en la traducción, siempre que en el texto griego estemos frente a una
estructura sintáctica del adjetivo en posición predicativa (el adjetivo como
atributo, en la estructura sintáctica de un adjetivo como predicado nominal).
¡Hasta la próxima!
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