Un enfoque crítico
Héctor B. Olea C.
La adopción de Jesús como el Mesías esperado por la
religión judía, tiene serias implicaciones tanto para el dispensacionalismo
como para la teología del pacto (teología reformada), en el marco de la
teología y escatología cristianas. Por ejemplo:
Ante el ineludible hecho de que ciertamente con la
figura histórica de Jesús no se estableció el reino mesiánico esperado por la
religión judía, las opciones son las siguientes:
1) Jesús no fue el Mesías esperado la religión
judía (opción adoptada por las distintas expresiones del judaísmo, a excepción
de los modernos “judíos mesiánicos).
2) Jesús ciertamente fue el Mesías esperado por la
religión judía, pero como la nación hebrea lo no aceptó como tal, el reino
davídico y mesiánico fue aplazado hasta una realización futura con la segunda
venida de Cristo (opción característica del dispensacionalismo clásico o
normativo), pues según el dispensacionalismo, las profecías del Antiguo Testamento apuntan
al Israel físico y étnico, no a la iglesia.
3) Jesús ciertamente fue el Mesías esperado por la
religión judía, el reino ciertamente fue establecido por él, sólo que como las profecías
del Antiguo Testamento apuntaban más bien hacia la Iglesia (como el Israel
espiritual, no al Israel físico y étnico); lo que ha ocurrido es un real y
efectivo reemplazo del Israel físico y étnico por la iglesia (postura
tradicional de la teología del pacto).
Ahora bien, dadas las implicaciones del adoptar a
Jesús como el Mesías esperado por la religión judía a pesar de no verse
concretado con él, el reino mesiánico y davídico esperado por la religión
judía; se explican los malabares del dispensacionalismo en establecer una
distinción (¿obligada?) entre el Israel étnico y la iglesia, por un lado; y los
malabares de la teología del pacto, por otro, con su teoría del reemplazo del
Israel étnico por la iglesia.
De todos modos, pienso que la vitalidad,
persistencia y subsistencia de la religión judía hoy, favorece en parte la
distinción dispensacionalista entre el Israel físico (étnico) y la iglesia;
aunque ciertamente no tanto la teoría del aplazamiento del reino.
De todos modos, desde la perspectiva de la religión
y esperanzas judías, la respuesta a la teoría del aplazamiento del reino
(característica del dispensacionalismo), es sencillamente que Jesús no fue el
Mesías que ellos aún esperan y por lo tanto no hubo con Jesús de Nazaret un aplazamiento
del reino, más bien con él nunca se estableció el reino davídico esperado por
la fe judía.
Por otro lado, la vitalidad, persistencia y
subsistencia de la religión judía hoy, al mismo tiempo pone bajo
cuestionamiento la teoría del reemplazo característica de la teología del
pacto.
Además, desde la perspectiva de la religión y
esperanzas judías, la respuesta a la teoría del reemplazo del Israel físico
(étnico) por la iglesia (característica de la teología del pacto), es que
sencillamente Jesús no fue el Mesías que ellos aún esperan y por lo tanto no
hubo con Jesús de Nazaret un reemplazo del Israel étnico por la iglesia; más
bien se originó con Jesús (o más bien a partir de él), por un lado, una nueva
religión muy distinta a la religión judía; y por el otro, una nueva comunidad
de fe muy distinta del pueblo hebreo, llamada la iglesia.
Me parece pertinente aquí la opinión de Rudolf
Bultmann, citado por Juan José Tamayo Acosta («Para comprender la escatología
cristiana»), cito: “La tradición sinóptica no deja ningún lugar a dudas de que
la vida y obra de Jesús, de acuerdo con las ideas tradicionales, no fueron
mesiánicas” (página 153).
Finalmente, respetamos la adhesión total y completa
de cualquier persona a uno de estos dos sistemas teológicos (dispensacionalismo
y teología del pacto); pero una postura más bíblica y coherente con la historia
tanto de la Biblia misma como de la religión judía y la religión
cristiana, nos ha de poner en guardia frente a las más amplias pretensiones de
los dos sistemas en cuestión, así como frente a las posturas reduccionistas de
los mismos.
¡Hasta la próxima!
¿Afirma 2 Timoteo 3.16 la inspiración de los 66 (o 73) libros de
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