Una perspectiva realista pero crítica
Héctor
B. Olea C.
Ciertamente para ninguna organización
cristiana, como para los llamados «Testigos de Jehová», y su traducción o
versión de la Biblia, tiene tantas y cruciales implicaciones el admitir que la
palabra «Jehová» (transliteración y castellanización, no traducción de «YHVH»)
no es acertada, y que más bien debe evitarse. Esto así a la luz de la
vocalización de «YHVH» en el «Tanaj», («qere perpetuo»), vocalización de la palabra «Adonay» (Señor), y que sugiere
leerse precisamente «Adonay» (Señor). Por supuesto, es consistente este «qere
perpetuo» (corrección masorética), con la forma en que la Septuaginta tradujo
(no transliteró) a «YHVH», con la palabra «kúrios» (Señor).
Por supuesto, en la misma línea del «qere
perpetuo» (lo que debe ser leído) que afecta a la palabra «YHVH», en el «Tanaj»,
también va el uso en la Septuaginta de «kúrios» (Señor) como traducción de «YHVH»;
también en dicha línea va el empleo de la palabra «El Eterno» como traducción
de «YHVH» (La Biblia Hebreo-Español, dos volúmenes); y el empleo de la forma articulada
de «shem» (nombre), que efectivamente se la encuentra en Levítico 24.11 («ha-shem»:
el nombre), que en la actualidad es usada por algunos para referir a «YHVH»,
pero sin mencionarlo de manera directa, en el contexto de la fe judía en sus
diversas manifestaciones.
En suma, es comprensible (aunque no
justificable), por sus implicaciones, que la «Traducción del Nuevo Mundo de las
Santas Escrituras», a ultranza defienda y pretenda justificar, aunque en vano,
la persistencia en el uso de la palabra «Jehová», como traducción idónea de «YHVH»,
y como nombre ideal para ellos, como institución, así de sencillo.
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