Transformar la realidad no sólo es cuestión de lemas, slogans y afiches
Héctor B. Olea C.
«Yo amo a mi barrio» (pueblo, país, sector,
etc.). Bien por ti, pero en realidad: ¿Qué cosa estás dispuesto a hacer por tu
barrio? ¿Qué tan dispuesto estás para hacer algo concreto que en verdad sirva para
mostrar que de veras amas a tu barrio?
«Te pido la paz por mi ciudad». Bien por ti, ahora
bien, además de “orar” y “pedir” la paz para tu ciudad; como religioso,
cristiano, evangélico, etc., ¿qué estás dispuesto a hacer para que en verdad
haya paz en tu ciudad, y no sólo en la tuya?
«Servir al partido, para servir al país».
Bien por ti, pero en realidad: ¿qué tan dispuesto estás a luchar a lo interno
de tu partido mismo (de tu propia organización política) para que los objetivos
y las ambiciones particulares de éste no sean contrarios a la soñada institucionalidad,
la consolidación de la democracia, el establecimiento de un verdadero estado de
derechos; en fin, no vengan a perjudicar al pueblo y al país en más de un
sentido?
Al final y, en resumen, no queda otra que
admitir que trasformar la realidad, superar el estado actual de las cosas, no
sólo es cuestión de oraciones, lemas, slogans y afiches; así de sencillo.
¡Feliz
lunes!
El que «cree», el que «crea», «quienes han de creer», en Juan 3.16 y 17.20
Cuestiones de traducción
y exégesis bíblica
Héctor B. Olea C.
No en pocas ocasiones he sido testigo de la
corrección insistente de algunas personas que, leyendo a Juan 3.16, ponen de
relieve que dicho texto no apunta, no hace referencia al «que crea» (acción
futura y potencial), sino estricta y específicamente al «que cree» (acción
presente y siempre actual); por supuesto a la luz de dicha versión (pues, la «Biblia
del peregrino», por ejemplo, traduce «quien crea»).
Ahora bien, ¿cuál es en realidad la
traducción más acertada? ¿Hacia dónde apunta el texto griego de Juan 3.16?
Ante de todo es preciso decir que lo que la
versión «Reina Valera 1960» y otras han traducido «el que cree», y que la «Biblia del peregrino»
tradujo «quien crea», es la expresión griega «jo pistéuon». Es pues, «jo pistéuon»,
una expresión formada por el artículo definido, en caso nominativo masculino
singular, «jo»; y por «pistéuon», un participio en tiempo presente, en caso
nominativo masculino singular, del verbo «pistéuo» (yo creo, tengo fe).
Vale decir, en consecuencia, que la expresión
«jo pistéuon» implica un participio articulado y sustantivado, en tiempo
presente, y en el caso nominativo masculino singular.
Ahora bien, cabe preguntar: ¿Hacia dónde apunta
la expresión «jo pistéuon»? 1) ¿A las personas que ya creían, que eran
creyentes, que ya habían creído en Jesús como el hijo único de Dios, y que, por
supuesto, se esperaba que habrían de mantenerse creyendo, o sea, fueran fieles,
antes de la redacción del evangelio de Juan? 2) ¿A las personas que habían de
creer igualmente, y que también se esperaba que siguieran creyendo en Jesús
como el hijo único de Dios, o sea, fueran fieles, a partir del mensaje y
propuesta que suponía el mismo evangelio de Juan? 3) ¿A ambas?
Pienso que para poder responder de manera
acertada las tres preguntas planteadas, se hace necesario profundizar el análisis
del texto griego de Juan 3.16.
Concentrémonos, pues, en la segunda parte del
texto en cuestión, la cual es introducida por la conjunción «jína».
Es «jína» una de las llamadas «conjunciones
finales», que son aquellas que ayudan identificar la finalidad o propósito de
la acción del verbo principal de la oración. Ahora bien, como muy bien puntualiza
Roberto Hanna, “en ocasiones esta idea de propósito tiende a confundirse con la
de resultado; sin embargo, ambos conceptos pueden verse como los dos lados de una
misma moneda: la idea de resultado mira un evento basada en lo que ha sucedido,
en tanto que la idea de finalidad considera el mismo evento en función de su potencialidad futura”
(Sintaxis
exegética del NT griego, Editorial Mundo Hispano, 1997, página 107).
Por otro lado, es Juan 3.16 uno de esos casos
donde se observa la conjunción «jína» acompañada del modo subjuntivo, indicando
finalidad. A propósito, plantea Amador-Ángel García Santos: “La construcción «jína»
+ subjuntivo es muy frecuente en el NT (aparece unas 620 veces). En ellas,
además de este valor final, se usa también en lugares donde se esperaría más
bien un infinitivo” («Introducción al griego bíblico», Editorial Verbo Divino,
2003, página 83).
Pues bien, son dos las formas verbales que en
Juan 3.16 están en modo subjuntivo: «apóletai», forma verbal en tiempo aoristo
segundo, tercera persona del singular, voz activa del verbo «apólumi« (yo
pierdo, destruyo, etc.); y «éje», forma verbal en tiempo presente, tercera
persona del singular, del verbo «éjo» (yo tengo).
Ahora y, retomando de nuevo las tres
preguntas planteadas en relación a quiénes hace referencia el participio
articular y sustantivado «jo pistéuon», en relación a la finalidad que sugiere
la construcción jina+subjuntivo, a saber: 1) ¿A las personas que ya creían, que
eran creyentes, que ya habían creído en Jesús como el hijo único de Dios, y
que, por supuesto, se esperaba que habrían de mantenerse creyendo, o sea, fueran
fieles, antes de la redacción del evangelio de Juan? 2) ¿A las personas que
habían de creer igualmente, y que también se esperaba que siguieran creyendo en
Jesús como el hijo único de Dios, o sea, fueran fieles, a partir del mensaje y
propuesta que suponía el mismo evangelio de Juan? 3) ¿A ambas?
Respecto de estas preguntas, diré lo
siguiente. Si tomamos a Juan 3.16 como una declaración teológica general, al
margen de cualquier relación temporal respecto del momento en que la persona asume
a Jesús como el Hijo de Dios único, pienso que podemos evitar la disyuntiva
entre «el que cree» («quien cree») y «el que crea» («quien crea»). En tal sentido, una traducción acertada de Juan
3,16, y en conformidad a la premisa planteada (por supuesto, ahorrándome traer
a colación ciertos detalles) es:
“Porque de esta manera amó Dios al mundo:
dando a su hijo único para que no perezca, sino que tenga vida eterna, quien se
mantenga fiel a él”
Análisis
y comentario respecto de Juan 17.20
Debo confesar que traigo a colación a Juan
17.20, pues igual que en Juan 3.16, el texto griego tiene un participio en
tiempo presente, articular y sustantivado, pero en caso genitivo plural del mismo
verbo «pistéuo» (yo creo, tengo fe), o sea, «ton pisteuónton».
Ahora bien, ¿por qué emplea Juan 17.20 un participio
en tiempo presente («ton pisteuónton»), cuando son claras las implicaciones
futuro - temporales de la oración de Jesús? ¿A quiénes
apunta el participio presente «ton pisteuónton»?
Responderé estas preguntas en la siguiente
manera.
En primer lugar, la mejor explicación, la más
plausible desde mi punto de vista, al hecho de que en Juan 17.20 se emplee un
participio en tiempo presente, en lugar de un participio en tiempo futuro (como
también ocurre en otras partes del NT); se debe a que para la época del NT el
uso del participio en tiempo futuro estaba menguando. En verdad se esperaría
que en Juan 17.20 en lugar de «ton pisteuónton», se empleara «ton pisteusónton».
En segundo lugar, el participio «ton pisteuónton»
apunta a las personas que se supone habrían de creer en Jesús, por medio del
mensaje de los que ya eran discípulos suyos.
En consecuencia, una traducción acertada de
Juan 17.20 es:
“Y no ruego solamente por estos (los que ya eran
sus discípulos), sino también por quienes han de creer («ton pisteuónton») en mí
por medio de la palabra de ellos” (el mensaje, testimonio, palabra de éstos,
quienes ya eran sus discípulos).
En conclusión, la presencia del participio
presente, «jo pistéuon», en Juan 3.16, es explicable, tiene sentido y no parece
deberse al hecho de estar menguando para el tiempo del NT el empleo del participio
futuro en el griego koiné; sin embargo, la situación de la presencia del participio
presente, «ton pisteuónton», en Juan 17.20, es totalmente distinta, y por supuesto, es
cuestionable el empleo del participio presente aquí.
¡Hasta la próxima!
«De cierto, de cierto», una repetición innecesaria
Cuestiones de traducción bíblica
Héctor B. Olea C.
La expresión «de cierto, de cierto» (griego: «amén
amén»), es una expresión que en toda la Biblia se lee únicamente en el
evangelio de Juan, y en 25 ocasiones para ser exacto, tomando como referencia
la versión Reina Valera 1960.
De estas 25 ocasiones, en 20 está acompañada
por la forma verbal de tiempo presente, voz activa del modo indicativo, en la
primera persona del singular, del verbo «légo» (yo digo), o sea, la misma forma
verbal básica: «légo», más el pronombre personal de la segunda persona del
plural en caso dativo, como complemento indirecto, «jumín» (a ustedes).
Las otras 5 ocasiones, la expresión «de
cierto, de cierto», está acompañada de la misma forma verbal, «légo»; pero
ahora con el pronombre personal de la segunda persona singular, en caso dativo,
como complemento indirecto, «soi» (a ti).
Ahora bien, es la expresión griega «amén,
amén légo», una forma más de mostrarse el autor del evangelio de Juan,
demasiado dependiente de la forma de la lengua hebrea, demasiado literalista
por cierto. Precisamente, en el hebreo del Tanaj, una de las formas de expresar
el superlativo del adjetivo y adverbio, y la llamada «excelencia del sustantivo»,
es mediante la repetición de la misma palabra.
Ejemplos de este recurso de repetición los
encontramos en el Tanaj mismo, con el empleo de la expresión «shalóm shalóm» («paz
paz»), en 1 Crónicas 12.18; Isaías 57.19; Jeremías 6.14; 8.11.
Por su parte, la Septuaginta tradujo la
expresión «shalóm shalóm», al menos en Isaías 57.19, con la expresión «eiréne
ep’ eiréne» y en Jeremías 6.14, con la expresión «eiréne eiréne».
En conclusión, una forma acertada de traducir
la expresión hebrea «shalóm shalóm» (griego «eiréne eiréne»), es «suma paz», «suprema
paz».
Por otro lado, una traducción acertada de la
expresión juanina «amén, amén légo», es «ciertamente digo», «sin duda alguna
digo», «con certeza digo», «con seguridad digo».
En tal sentido, observemos la acertada traducción
que nos ofrece la «Nueva Biblia Española» en Juan 1.51 y 3.3.
«Sí, os aseguro que veréis el cielo abierto y
a los ángeles de Dios subir y bajar por este Hombre» (Juan 1.51)
Contrástese con la traducción que ofrece la
Reina Valera 1960: «Y le dijo: De cierto, de cierto
os digo…»
«Jesús le contestó: -Pues sí, te aseguro que si uno no nace de nuevo,
no podrá gozar del reinado de Dios» (Juan 3.3)
Contrástese la traducción que nos ofrece la Reina Valera 1960: «Respondió
Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo…»
Finalmente, puedo decir que me sorprendió la desacertada
traducción que hace de los dos pasajes citados (Juan 1.51 y 3.5), la obra «Todos
los evangelios, traducción íntegra de las lenguas originales de todos los
textos evangélicos conocidos»; obra publicada por la Editorial EDAF en el año
2009, bajo la dirección de Antonio Piñero. Cito: «verdaderamente, verdaderamente».
¡Hasta la próxima!
Plan de ½ becas del IDCB para cursos virtuales de hebreo y griego
El Instituto Dominicano de Ciencias Bíblicas
IDCB Inc., está ofertando un plan de ½ becas para nuestros cursos de hebreo
(básico) y de griego (básico y avanzado), para personas de nuevo ingreso, a
partir del periodo septiembre-diciembre 2016.
En este plan de ½ beca, los cursos básicos
(de dos meses de duración), tendrán un costo de sólo 20 dólares americanos; y
los trimestres del curso de griego avanzado, un costo de 40 dólares americanos.
Este plan de ½ becas, sin dejar de considerar
algunas casuísticas, ha distribuido esta oferta en la siguiente manera:
6 ½ becas para la República Dominicana y
Puerto Rico
6 ½ becas para México
6 ½ becas para Centro américa
8 ½ becas para Suramérica
Condición indispensable: Matricularse a más
tardar el lunes 29 de este mes de agosto. Observación: Sólo haciendo efectiva
su matriculación, puede la persona asegurar la obtención de una media beca.
Observación: Las clases inician en la primera
semana de septiembre.
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