Pienso que muchas
personas estarían de acuerdo conmigo en el sentido de que si llegamos a la
conclusión de que una determinada práctica, actividad, persona o nación, es por
alguna razón, perversa, pecaminosa y abominable; una actitud congruente sería
estar en la mejor disposición de evitar a ultranza recibir algún bien o
beneficio que proceda directa o indirectamente de dicha actividad, práctica persona
o nación, etc.
En consecuencia, es
de suponer que las personas que entiendan que los Estados Unidos de Norteamérica
es una nación perversa y abominable, porque reconoce, apoya y valida el matrimonio
entre personas del mismo sexo (envíe o no a la República Dominicana un
embajador declaradamente gay, y casado con un compañero y no con una compañera,
como lo es el actual embajador James Brewster); más que a solicitar que el
referido representante diplomático sea retirado y sustituido, emulando, pues, de
manera coherente a la figura de Daniel (quien
se propuso no contaminarse con la comida real, de la perversa y abominable
Babilonia -Daniel 1.8-16); deberían estar dispuestas a renunciar poseer una
visa norteamericana (la que fuere, en caso de tenerla), y a no procurar adquirirla
(en caso de no poseerla).
Ahora bien, cabe
preguntarse, ¿Qué porcentaje de las personas que actualmente están demandando
la retirada del país de embajador James Brewster, tiene y disfruta de algún
tipo de visa norteamericana? ¿Qué porcentaje de dicho conglomerado está en
proceso de obtener una visa norteamericana, incluso, tiene planificado pisar
suelo norteamericano en un futuro cercano?
Por otro lado,
también es preciso preguntarnos: ¿En qué perjudica a una persona llevar la
delantera en la lucha que persigue que el actual embajador norteamericano sea
retirado de la República Dominicana? ¿En qué se perjudica en caso de que el
referido representante diplomático sea finalmente retirado del país? En
honor la verdad, en nada, o en muy poca
cosa; sin embargo, y por el contrario, muy posiblemente logre cierto protagonismo
social, cierta y notable presencia en los medios de comunicación, además y quizás,
obtenga uno que otro beneficio material o económico de manera colateral.
Pero ¿qué perderían
y cómo serían afectadas si en cambio, renunciasen a tener el beneficio de una
visa norteamericana? Se arriesgan, por un lado, a perder o a afectar
negativamente su estatus social, y muy posiblemente, por el otro, verían afectada
su economía y presupuesto personal y familiar, etc.
Entonces, parece más
sabio, aunque contradictorio y contraproducente, solicitar la retirada del país
de un embajador perverso y abominable (representante de una nación perversa,
pecadora y abominable); que estar dispuesto (a) a atentar contra el propio status
social y económico, tomando la decisión de
renunciar a una visa norteamericana (en caso de ya poseerla), y a desistir de
procurar obtenerla (en caso de no poseerla).
En suma, mientras que
la figura de Daniel estuvo dispuesta a no granjearse, a no usufructuar la
comida real de la perversa y abominable Babilonia (Daniel 1.8-16); hoy, muchas
personas que en cierto sentido pretenden imitarlo, seguir sus pasos y emular su
comportamiento; muy por el contrario, están dispuestas a darse tremenda
hartura, así de sencillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario