Sobre la etimología del nombre «Benjamín»
Héctor B. Olea C.
Una pregunta que se me ha planteado en múltiples ocasiones: ¿Profesor, es usted el último, el más pequeño entre sus hermanos y hermanas?
Mi respuesta: No.
Entonces, ¿por qué, le pusieron por segundo nombre «Benjamín»?
Mi respuesta: ¿Quién ha dicho que el nombre hebreo «Benjamín» significa: ¿el último, el más pequeño?
¿Cuál es, pues, el verdadero significado del nombre hebreo «Benjamín»?
Mi respuesta: El nombre hebreo «Benjamín» en realidad consiste en una cadena constructa hebrea, conformada por el sustantivo «Ben» (hijo), y el absoluto singular del sustantivo «yamín» (derecha, diestra)
Consecuentemente, el sustantivo «Benjamín» significa: «hijo de la derecha» (la derecha o diestra simboliza un lugar o sitio de honor, además de poder, favor y autoridad en el pensamiento hebreo y en otras culturas).
Entonces, profesor, ¿qué opina usted de la opinión de algunas personas que afirman que el verdadero significado del nombre «Benjamín» es «hijo de sus días», «hijo de días»?
Mi respuesta: Que en el análisis morfemático o morfológico del sustantivo hebreo detrás de la traducción «Benjamín», están confundiendo el absoluto singular «yamín» («derecha», «diestra») con «n» al final; con el absoluto plural de «yom» («día»), «yamím» («días») con «m» al final.
Además, no es posible perder de vista que algunas de las expresiones hebreas empleadas como gentilicios para los de la tribu de «Benjamín», «benjamita» o «benjaminita», exhiben precisamente el constructo de «yamín» (derecha), y no a «yamím» (días).
Por otro lado, una expresión que sí involucra al sustantivo «yom» (día), es «ben-yomó», una expresión empleada en el hebreo rabínico para hacer referencia a un ser humano recién nacido.
Está conformada la expresión «ben-yomó» por el sustantivo «ben» (hijo), por el sustantivo «yom» (día), y por el sufijo pronominal de la tercera persona masculina singular, significando, literalmente: «el hijo de sus días», «el hijo de los días de él».
Ok, profesor. Pero, ¿conocían sus padres algo de hebreo?
Mi respuesta: No, absolutamente nada sabían ni supieron de las lenguas bíblicas.
Entonces, después de todo, ¿por qué le pusieron por segundo nombre «Benjamín»?
Mi respuesta: Porque así lo quisieron mis padres.
Profesor, ¿será que, tal vez, vinieron a ser sus nombres una premonición de lo que sería su trabajo y competencia intelectual en el campo de las lenguas bíblicas?
Mi respuesta: Quizá, quizá, quizá.
Observación: Para ilustrar mejor estas líneas, anexo a este artículo tres imágenes con la esperanza de ser más pedagógico, más didáctico y de darme a entender mucho mejor.
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