¿El sagrado nombre en el libro de Ester?
Cuestiones de lingüística, gramática y traducción bíblica
Héctor B. Olea C.
A la persona que le diga a usted que el sagrado nombre (el Tetragrámaton) está presente en el libro de Ester, pregúntele: ¿Desempeñando cuál función sintáctica? ¿La función de sujeto? ¿La función de objeto o complemento directo? ¿La función de objeto o complemento indirecto? ¿La función de un sustantivo término de una preposición? ¿La función del sustantivo en estado absoluto y que le da término a una cadena constructa? ¿La función de un vocativo?
Lógicamente, la razón para esta pregunta es simple y elemental: Todo sustantivo (toda palabra que entre en la categoría formal de sustantivo), no puede aparecer en un contexto oracional o un simple grupo sintáctico (sintagma nominal o frase o sintagma preposicional), como parte de un mensaje lingüístico, sin estar desempeñando alguna función sintáctica.
Luego, una cosa es que en el libro de Ester estén presentes algunas expresiones que incluyan palabras que en su conformación fonemática contengan las radicales o consonantes que conforman el sagrado nombre, el Tetragrámaton; y otra cosa es que, definitivamente, sin la necesidad de hacer ciertos y tantos malabares, se pueda demostrar que el sagrado nombre está presente en el libro de Ester, y desempeñando una específica y demostrable función sintáctica.
Varios han sido los intentos, infructuosos, por cierto, que han procurado demostrar la presencia (¿oculta?) del sagrado nombre en el libro de Ester, por ejemplo, apelando a unos cinco acrósticos.
En tal sentido, tal vez el más popular y al que más se apela, se encuentra en Ester 5.4, en la expresión: «venga el rey y Amán hoy».
En primer lugar, en hebreo, «venga», es la traducción de la palabra «yavó», una forma verbal en estado imperfecto (futuro en hebreo moderno), pero un imperfecto yusivo (que expresa un deseo respecto de las terceras personas gramaticales, incluso de las segundas personas gramaticales), tercera persona del singular, del verbo o raíz «bo» (ir, venir, presentarse, etc.).
Por supuesto, la forma verbal «yavó» exhibe como prefijo del imperfecto o yiqtól, en la tercera persona del singular (incluso en la tercera persona del plural), la letra «yod» («yud»), por cierto, la primera radical o consonante del Tetragrámaton o sagrado nombre.
En segundo lugar, la expresión «el rey», en hebreo, está conformada por el artículo determinado «ja» (ha), que está conformado por la consonante o radical «je» (he, jei, hei) más la vocal «pátaj» (a), y el sustantivo «mélej» (rey).
Sin embargo, es el artículo, «ja» (ha), y no el sustantivo «mélej», el que exhibe la segunda radical del sagrado nombre.
En tercer lugar, la frase «y Amán», en hebreo, está conformada por la conjunción copulativa «ve» (y), precisamente la tercera radical del sagrado nombre.
Con relación al nombre «Amán» (Jamán, Hamán), en hebreo inicia con la letra «je» (he, jei, hei), la misma del artículo determinado que acompaña al sustantivo «mélej» (rey), la segunda y cuarta consonante o radical del sagrado nombre.
En cuarto, lugar, la expresión «hoy», en hebreo está compuesta por el artículo determinado «ja» (ja), y el sustantivo «yom» (día).
Por supuesto, como ya dije antes, el artículo determinado hebreo, «ja» (ha), está conformado por la radical o consonante «je» (he, jei, hei), la segunda y cuarta radical o consonante del sagrado nombre, y por la vocal «pátaj» (a).
En todo caso, de todos modos, no es cierto que este tipo de juego de letras permita decir que, sin duda alguna, está presente el sagrado nombre en el libro de Ester, gráficamente y desde el punto de vista morfosintáctico.
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