¿A qué se llama «griego clásico» y qué relación tiene con
el «griego koiné»?
El dialecto ático,
muy cercano al jónico por su estructura gramatical, pero con un desarrollo
independiente: adquirió, por múltiples razones, una importancia tal que
entendemos por “lengua griega” el dialecto ático (la lengua de los trágicos, de
los cómicos, de los filósofos, de los prosistas, de los oradores de los siglos
V y IV)
Héctor B. Olea C.
La articulación de
una respuesta adecuada a la pregunta planteada, obliga a ofrecer al menos una
visión resumida y por demás apretada de la historia de la lengua griega.
En lo que tiene que
ver con sus orígenes y parentesco, Jaime Berenguer Amenós afirma: “El griego
pertenece a la gran familia de lenguas derivadas de una lengua primitiva común
conocida con el nombre de indogermánico o indoeuropeo. Constituyen
esta gran familia lingüística, como lenguas hermanas oriundas de una misma
lengua madre, el sánscrito, el persa, el armenio, el albanés,
el griego, el latín, el celta, el germano y el balloeslavo”
(«Gramática Griega», introducción, 36ma edición).
Ahora bien, resulta una tesis establecida que no sabemos en qué momento
el griego se separó del indoeuropeo. En todo caso, un esquema flexible y
apretado de la historia de la lengua griega es el siguiente, propuesto en
«Lengua Griega I, guía de estudio», preparada por Marcela Coria (Argentina):
a) Período
prehistórico. Desde la separación de la lengua helénica del indoeuropeo hasta
el siglo VIII a.C.
b) Período antiguo.
Se extiende hasta Aristóteles (384-322 a.C.).
c) Período
helenístico. Incluye la evolución de la lengua helénica durante las épocas
alejandrina y romana (323 a.C. – 330 d.C.).
d) Período medieval.
Hasta la caída de Constantinopla en manos de los turcos, en 1453.
e) Período moderno.
Desde la conquista de Constantinopla hasta nuestros días.
De todos modos, se establece que el comienzo del período histórico de la lengua
helénica debe ubicarse en el siglo VIII a.C., al reconocerse como histórica la
lengua de las epopeyas de Homero.
Sin embargo, es
preciso poner de relieve que, como muy bien observa Luís González Martínez: “los
poemas de Homero (Ilíada y Odisea), primeras obras de la
literatura griega, fueron escritas en una lengua artificial y poética que nunca
se habló, mezcla de varios dialectos” («Curso de Lengua Griega», griego clásico).
Pero otra vez,
siguiendo la citada obra de Marcela Coria, dentro del llamado “período antiguo”,
persistió la presencia de cinco dialectos o grupos de dialectos:
1) dialectos
jónico-áticos (Jonia del Asia, Eubea, Ática)
2) dialectos
eólicos meridionales (el “micénico”, el arcadio-chipriota y el panfilio)
3) dialectos
eólicos septentrionales (dialectos de la Eólide del Asia, de Lesbos; el
tesalio, el beocio)
4) dialectos
dóricos occidentales (Epiro, Acarnania, Etolia, Acaya Ptiótide, Fócide,
Lócride, Élide)
5) dialectos
dóricos meridionales (Peloponeso, Cícladas Meridionales, Dóride de
Asia, Creta, Cirene).
Pero demás, sugiere
Marcela Coria, “se entiende que esta distribución geográfica de los dialectos
griegos debe completarse teniendo presente que, fuera del continente, cada
colonia fundada por colonos griegos conservaba el dialecto de la ciudad
originaria”.
Sin embargo, puntualiza
Marcela Coria, no todos los dialectos enumerados aquí llegaron a tener
importancia literaria a través de los siglos. Los dialectos literarios son:
a) el jónico,
cuya forma más antigua se conservó en Homero, en Hesíodo y en los líricos
elegíacos: un lenguaje puramente literario nunca realmente hablado en parte
alguna, sino sólo una lengua poética y de carácter artificial; una forma más
reciente y que se aproxima más a la lengua común es la de la prosa más antigua
(la de Hecateo, Heródoto, etc.);
b) el ático,
muy cercano al jónico por su estructura gramatical pero con un desarrollo
independiente: adquirió, por múltiples razones, una importancia tal que
entendemos por “lengua griega” el dialecto ático: es la lengua de los trágicos,
de los cómicos, de los filósofos, de los prosistas, de los oradores de los
siglos V y IV;
c) el dórico,
empleado especialmente por Píndaro; algunas formas dóricas se encuentran en las
partes líricas de la tragedia ática, continuación de la lírica dórica;
d) el eólico,
empleado por Alceo y Safo.
Consecuentemente,
podemos concluir que existe el consenso de considerar como «griego clásico» (comúnmente
también llamado «griego antiguo»), al dialecto ático de los siglos V al IV
antes de nuestra era.
Luego, respecto de la
relación del llamado «griego koiné» con el «griego clásico», se expresa muy bien
Jaime Berenguer Amenós: “A partir de la unificación de Grecia bajo Filipo de
Macedonia, el dialecto ático, ligeramente alterado en contacto con los demás
dialectos (con influencias principalmente del jónico), se impuso como lengua
literaria en toda Grecia y se extendió con las conquistas de Alejandro Magno a
Iodo el Oriente.
El dialecto así
formado se llamó lengua común (je
koiné diálektos). En ella escribieron sus obras, entre otros, el filósofo Aristóteles,
el historiador Polibio y el moralista Plutarco. Asimismo,
este dialecto constituye el fondo del griego bíblico, así del Antiguo como del
Nuevo Testamento.”
Evidentemente, en ese
proceso histórico mediante el cual el dialecto ático (el «griego clásico») se
transformó en el «griego koiné» (je koiné dialektos), si bien con la influencia
de los demás dialectos pero en un grado mucho menor, se dieron varias
transformaciones relativas a la fonética, a la morfología (flexión verbal y
flexión nominal), a la semántica y a la sintaxis.
Luego, cualquier
estudio esencialmente diacrónico respecto de la carga semántica de una
determinada palabra griega del Nuevo Testamento Griego o de la llamada «koiné bíblica»
(LXX y Nuevo Testamento Griego), debe considerar el posible cambio semántico
(incluso morfológico) que haya podido sufrir en la transformación del «griego
clásico» al «griego koiné», y en la «koiné bíblica» respecto de la koiné
general
Consecuentemente,
todo estudio que procure establecer la carga semántica de una palabra en el Nuevo
Testamento Griego o en la Septuaginta, no puede contentarse con afirmar que tal
palabra debe asumirse con una determinada carga semántica porque sencillamente
esa era la que tenía en el «griego clásico» (incluso en el «griego koiné»
general).
Finalmente,
a manera de ilustración, por un lado, es preciso poner de relieve que en la «koiné
bíblica» (LXX y Nuevo testamento Griego), la palabra «zeós» (1, 311 veces en el
NT; transliteración al inglés «theós»), se usa por lo general como un sustantivo
estrictamente de género masculino («jo zeós»: “dios”, “Dios”), a pesar de que en
el griego clásico se usó como un sustantivo de género masculino («jo zeós»: «dios»)
y como de género femenino («je zeós»: «diosa»).
De todos modos, un uso de «zeós» como
sustantivo femenino, en conformidad a su uso en el griego clásico, lo encontramos
en Hechos 19.37, «ten
zeón», en caso acusativo femenino singular, por supuesto, indicado por el artículo definido.
Por otro lado,
mientras que en el griego clásico está atestada la presencia de dos sustantivos
(ambos femeninos) para hacer referencia a la lengua, al idioma, pero uno con «doble
sigma» («je glóssa»), y otro con «doble tau» («je glótta», variante ática), en
la koiné bíblica se empleó únicamente la que se escribe con «doble sigma» («je
glóssa»), con una presencia de 50 veces en el NT.
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nuestro curso de «Griego Bíblico» (Koiné) desde cero, que inicia el sábado 2 de
octubre (tanda matutina), y muy a propósito de nuestro curso de «Griego Clásico»,
desde cero, que inicia el sábado 6 de noviembre.
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