Mientras más releo, traduzco y comento la
Biblia (no que meramente cite a comentaristas de la misma), más convencido y
consciente estoy de las carencias, limitaciones y deficiencias de unos estudios
bíblicos con las pretensiones de ser estudios bíblicos realmente críticos, académicos
y profesionales; cuando en el aula tanto la persona que imparte el curso como
el estudiantado carecen de un conocimiento promedio de los idiomas bíblicos (y general
de los métodos exegéticos) que les permita llevar a cabo un estudio del texto
bíblico (observándolo con sus propios ojos) verdaderamente crítico, académico y
profesional, y no sencillamente pastoral y confesional.
Por supuesto, la situación es peor cuando el
conocimiento de los idiomas bíblicos tanto de la persona que imparte el curso
como del estudiantado es sencillamente ninguno.
¡Buenos días!
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