Un ejemplo de manipulación textual en las llamadas «Biblias
protestantes»
Héctor
B. Olea C.
Es ya sabido que la postura
oficial e institucional de la teología católica romana asume la
Eucaristía , como a los demás sacramentos,
no sólo como signos o símbolos, sino también como medios (con los que se expresa y fortalece la
fe, se rinde culto a Dios y se realiza la santificación de los hombres, y por
tanto contribuyen en gran medida a crear, corroborar y manifestar la comunión
eclesiástica” («Código
de Derecho Canónico», página 392).
En contraste, la tradicional
postura protestante ve la
Eucaristía (Cena
del Señor o Santa Cena), como a los sacramentos en general (otros protestantes
prefieren hablar de “ordenanzas”), como simples signos y símbolos (“Como tales, no imparten en sí mismas
la gracia de Dios, pues constituyen actos simbólicos de realidades espirituales
ya hechas por Dios” : «Apuntes
doctrinales», doctrinas y prácticas de los Templos Bíblicos de la
República Dominicana , página 66).
Los textos a considerar
son:
Marcos 14.22 y 24 “22Y mientras
comían, Jesús tomó pan y bendijo, y lo partió y les dio, diciendo: Tomad, esto
es mi cuerpo. 24Y les dijo: Esto es mi sangre del nuevo pacto, que por
muchos es derramada.”
Mateo 26.26 y 28 “26Y mientras
comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y
dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. 28porque esto es mi sangre del nuevo
pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.”
Lucas 22. 19 y 20 “19Y tomó el
pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por
vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. 20De igual manera, después que
hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre,
que por vosotros se derrama.”
1 Corintios 11.24, 25, 29 “24y
habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que
por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. 25Asimismo tomó también
la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi
sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. 29Porque
el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come
y bebe para sí.”
Nuestro estudio de estos
pasajes se va a concentrar específicamente en el análisis de dos expresiones
específicas, a saber: «esto es mi cuerpo» y «esto es mi sangre».
Como es bien sabido, la
relación entre un sustantivo y un adjetivo, entre un sustantivo y un
determinante, se basa en la concordancia; es decir, en la igualdad de género y
número. En efecto, al considerar que la palabra castellana “cuerpo” es de
género masculino, se entiende que un adjetivo o determinante que esté asociado
a esta palabra deberá concordar con esta en género y número (en griego diremos
en género, número y caso). Por ejemplo, “este cuerpo”, pero jamás “esta cuerpo”
o “cuerpo bellos”, “cuerpo bella”.
Pues bien, a pesar de esto,
resulta que en los pasajes citados observamos la presencia de la expresión: «Esto
es mi cuerpo», traducción que no exhibe la necesaria concordancia de género,
pues a pesar de que la palabra “cuerpo” en un sustantivo de género masculino (y
a pesar de que es el sustantivo el que le impone su género al adjetivo y al
determinante), el determinante que lo acompaña (“esto”) se encuentra en género
neutro.
También, a excepción de Lucas y
1 Corintios, notamos la presencia de la expresión «Esto es mi sangre»,
expresión y traducción respecto de la cual tenemos que tener en cuenta las
mismas observaciones que le hice a la anterior expresión («Esto es mi cuerpo»),
pues la palabra “sangre” es un sustantivo de género femenino, pero
acompañado aquí por un determinante de género neutro.
Pero, ¿por qué dice la
Reina Valera «esto
es mi cuerpo» y «esto es mi sangre», en lugar de «este es mi cuerpo» y «esta es
mi sangre», como se esperaría, de acuerdo a la necesaria concordancia
explicada? ¿Existe una razón filológica y exegética que justifique tal
traducción? O por el contrario, ¿se sustentará dicha traducción más bien en
razones puramente teológicas y hasta apologéticas?
Antes de procurar responder las
preguntas planteadas, me gustaría profundizar un poco más en las implicaciones
de las expresiones “esto es mi cuerpo”, “esto es mi sangre”, y las expresiones
“este es mi cuerpo” y “esta es mi sangre”.
Pues bien, las expresiones «este
es mi cuerpo» y «esta es mi sangre» apuntan directamente, aunque sea de manera
metafórica, al cuerpo y la sangre de Jesús. En consecuencia, Jesús habría dicho
(tradición reflejada por Pablo y Lucas, por lo menos respecto del pan): «Tomen
y coman, este es mi cuerpo». Y con respecto al vino de la copa, también habría
dicho: «Esta es mi sangre que por ustedes es derramada».
Por otro lado, las expresiones «esto
es mi cuerpo» y «esto es mi sangre» reflejan la intención de presentar la
«Eucaristía» o «Cena del Señor» como un simple acto simbólico, acto que no
supone una relación directa entre los elementos materiales empleados y la
realidad señalada por estos. En otras palabras, los elementos materiales (el
pan y el vino) apuntan simbólicamente al cuerpo literal de Cristo, pero no
apuntan a él de manera sustancial.
Mientras que las expresiones «este
es mi cuerpo» y «esta es mi sangre» apuntan sintáctica y directamente al cuerpo
de Cristo, aunque sea de manera metafórica (que es la idea que apoya el texto
griego); las expresiones «esto es mi cuerpo» y «esto es mi sangre» pretenden
indicar que “este acto eucarístico (esto de comer el pan y beber el vino)
simboliza (pues no lo son el pan y el vino) el cuerpo y la sangre de Cristo”,
pero en realidad son traducciones que no se ajustan al texto griego, aunque sí
parecen convenientes a la tradicional teología protestante sobre los
sacramentos u ordenanzas.
Yendo ahora al texto griego,
haré algunas observaciones más:
El uso del género neutro en el
demostrativo “esto”
Es cierto que en el texto
griego el pronombre o determinante demostrativo “esto” está en género neutro, o
sea “túto” (la forma básica es “jútos”, en género masculino). Pero la pregunta
es ¿por qué tiene el texto griego el pronombre demostrativo en género neutro?
¿Valida este hecho la traducción de la
Reina Valera 1960
y de muchas otras «Biblias protestantes»?
En primer lugar, no es cierto
que la presencia del género neutro en el determinante demostrativo (esto)
valide la traducción de la
Reina Valera 1960,
pues la presencia del género neutro aquí en ninguna manera está relacionada con
un matiz o idea especial en el relato (o porque sencillamente su perspectiva
fuera similar a la de la teología protestante al respecto). En segundo lugar,
porque lo que en verdad hace necesario el empleo del género neutro es que la
palabra “cuerpo” (en griego “soma”) y “sangre” (en griego “jáima”) son de género
neutro. De esta manera se cumple la condición tanto en castellano como en el
griego de que el sustantivo y los adjetivos o determinantes con los que están
sintácticamente relacionados, concuerden en género y número (en griego se añade
el caso).
En conclusión, la traducción
correcta de las expresiones griegas en cuestión, «túto estin to soma mu», y «túto
estin to jáima mu», atendiendo a la gramática griega (lengua fuente), y a la
gramática castellana (lengua receptora), es, respectivamente, «este es mi cuerpo»
y «esta es mi sangre», aunque tales traducciones no satisfagan el gusto, ni
sean del agrado de la teología del cristianismo protestante, y hasta parezcan
favorecer el punto de vista de la teología católica romana respecto de los
sacramentos.
Ahora bien, otras «Biblias
protestantes» que siguen en este punto la traducción reflejada por la
Reina Valera 1960
(“esto es mi cuerpo”; “esto es mi sangre”), tomando como base a Marcos 14.22-24
y Mateo 26.26-28, son: La
Nueva Versión Internacional, la
Biblia Peshita en
español, Biblia en lenguaje actual, la
Biblia de
las Américas, la
Nueva Traducción Viviente
(Biblia Vida Abundante), la
Biblia Textual , Reina Valera Actualizada
2006, la versión popular Dios Habla Hoy.
Versiones de la
Biblia que
han traducido correctamente (“este es mi cuerpo”; “esta es mi sangre”),
traducción que defiendo, son: la
Biblia de
Jerusalén, Biblia de Jerusalén latinoamericana, la
Sagrada Biblia traducción
de la
Vulgata Latina («Biblias
católicas»).
En conclusión, es preciso admitir una indiscutible
manipulación en la traducción de los pasajes bíblicos relacionados con la
Eucaristía (Cena
del Señor, Santa Cena, etc.), por parte de prácticamente todas las «Biblias
Protestantes» (con muy pocas excepciones) con tal de darle sustento a la
postura protestante respecto de los sacramentos u ordenanzas y a su histórica
oposición al dogma católico de la “transubstanciación”.
¡Hasta la próxima!
Gracias maestro. Como dijeran por ahí: El que traduce, interpreta.
ResponderEliminar