“Noviembre como mes de la familia”
Algunas observaciones
Héctor B. Olea C.
El 29 de octubre de 1971 el presidente Dr. Joaquín Balaguer emite el decreto 1656 con el cual establece el mes de noviembre como “mes de la familia”. El decreto mismo explica que éste se expide a petición de los directivos del «Movimiento Familiar Cristiano», el cual es un ministerio católico que trabaja con la pastoral familiar.
Lo interesante es que muchos de los grupos protestantes (o “evangélicos”) que asumen la iniciativa de dedicar el mes de noviembre para reflexionar y llevar acciones tendentes a buscar el fortalecimiento de nuestras familias; curiosamente son de los que entienden que de la Iglesia Católica no puede salir nada bueno, nada digno y que merezca que la comunidad evangélica lo haga suyo.
Me pregunto, pues, ¿Qué dirían algunos grupos protestantes (que generalmente definen lo bueno en oposición a todo lo que venga del catolicismo), cuando se enteren de que al asumir a noviembre como “mes de la familia” están siguiendo, se están identificando, están haciendo suya una iniciativa que sale del catolicismo mismo?
¿Cambiarán de idea? ¿Seguirán concibiendo a noviembre como el “mes de la familia”? ¿Dejarán de concebirlo así? ¿Buscarán otro mes, para mantener la diferencia y mantenerse como la mejor antítesis de todo lo que provenga y represente el cristianismo católico?
Filipenses 4.8 (“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”), nos invita a darle la debida ponderación, a que nos sumemos e identifiquemos con cualquier iniciativa que sea justa y busque el bien, sin importar de qué sector provenga (Considérese también 1 Tesalonicenses 5.21).
Por otro lado, Proverbios 23.23 (“Compra –adquiere, busca- la verdad, y no la vendas; La sabiduría, la enseñanza y la inteligencia”) también nos invita a comprometernos con la verdad en todo momento, y no deshacernos de ella. Esto es justo.
A la luz de los principios bíblicos mencionados, nunca será criticable que la comunidad evangélica asuma como suya una iniciativa que provenga de la Iglesia Católica o de donde fuere, con tal que sea justa, busque el bien, y vaya acorde con la visión que tengamos de las cosas, según los principios del sermón de la montaña, el Reino de Dios y el evangelio.
Lo que sí llama a reflexión es la actitud que, personalmente, entiendo que envuelve una contradicción; la actitud de la persona o grupo social que piensa que de un sector no puede salir nada bueno, pero en la práctica asume con todo el corazón una iniciativa que proviene precisamente de dicho sector. Entonces me pregunto, ¿fue siempre buena tal iniciativa? ¿Será mala al enterarse de que realmente proviene del sector del que él piensa que no puede salir nada bueno?
Pienso que la anhelada coherencia y consistencia nos invita a la humildad y a la reflexión. Mateo 11.29 nos recuerda que el Señor, nuestro maestro, nos llama a ser mansos y humildes de corazón.
Noviembre ya no es sólo el mes en el que el «Movimiento Familiar Cristiano» (ministerio católico) hace su campaña en favor de las familias dominicanas; es además el mes en el que probablemente la mayoría de los grupos protestantes (o que se definen más bien como “evangélicos”) también hacen sus aportes, desde sus propios contexto teológicos, eclesiales y pastorales, para la salud, el buen funcionamiento y el fortalecimiento de las familias dominicanas.
Animamos, pues, a que las distintas comunidades de fe, Católicas, protestantes (evangélicas) y demás, hagan sus aportes, desde sus propias tradiciones teológicas y eclesiales, a fin de lograr, en medio de la crisis moral que nos arropa, familias funcionales, familias que le den sentido de identidad y pertenencia a cada unos de sus miembros (madre, padre, hijas, hijos, etc.).
Si entendemos que la familia debe ser ese espacio donde todos sus miembros reciben afecto, comprensión, dirección ética, fortaleza, apoyo moral, espiritual y la capacidad para establecer con los demás (vecinos, vecinas, compañeros, compañeras, el prójimo en sentido general) relaciones saludables, estables y enriquecedoras; si entendemos que el espacio familiar tiene un papel preponderante y vital en la búsqueda de un mundo y sociedad mejores (un ser humano más sensible, más humano -¿verdaderamente humano?-, respetuoso y consciente de su existencia responsable y compartida con otros y otras), es preciso que hagamos todo lo posible para que así sea, en este mes y siempre.
¡Dios nos ayude en esta tarea!
Anexo: Para fines de ilustración, comparto el texto del decreto que declara a noviembre como “mes de la familia”
Decreto No 1656, que designa el mes de noviembre de cada año como
“Mes de la Familia”.
(G. 0. No 9249, del 18 de Diciembre de 1971)
JOAQUÍN BALAGUER
Presidente de la República Dominicana
NÚMERO 1656
CONSIDERANDO que los directivos del Movimiento Familiar Cristiano se han dirigido a1 Gobierno solicitando que se designe el mes de noviembre de cada año como “Mes de la Familia”, periodo durante el cual realiza esta asociación sus campañas en beneficio de una familia dominicana mejor;
CONSIDERANDO que la obra llevada a1 cabo por el mencionado Movimiento amerita que se consagre oficialmente dicho periodo como e1 destinado para la realizaci6n de sus campañas;
En ejercicio de las atribuciones que me confiere el artículo 55 de la Constituci6n de la República, dicto el siguiente
D E C R E T O:
ARTICULO UNIC0.--El mes de noviembre de cada año queda designado como “Mes de la Familia”.
DADO en Santo Domingo de Guzmán, Distrito Nacional. Capital de la República Dominicana, a veintinueve días del mes de octubre del año mil novecientos setenta y uno, años 128 de la de la Independencia y 109 de la Restauración.
JOAQUÍN BALAGUER