«No juzguéis» (Mateo 7.1; Lucas 6.37) ¿Una traducción acertada? Nociones de griego clásico y koiné


 «No juzguéis» (Mateo 7.1; Lucas 6.37)

¿Una traducción acertada?
Nociones de griego clásico y koiné

Héctor B. Olea C.

El pasado mes de septiembre dimos inicio a un curso teórico práctico (de 6 meses), diseñado para fortalecer la lectura en griego (aplicando la pronunciación erasmiana y la pronunciación reucliniana), y la práctica de la traducción del griego koiné al español (haciendo énfasis en el español latinoamericano).

En tal sentido, comparto estas líneas como una muestra concreta de las cosas que están ocurriendo en dicho curso.

Ocurre que en la clase de ayer propusimos la lectura y traducción de Mateo 7.1, a la luz de lo que establece la gramática griega, y sometimos a escrutinio la tradicional traducción que nos han regalado prácticamente la mayoría de las versiones de la Biblia en español.

Citemos, por ejemplo, la traducción de dos versiones muy representativas: la versión Reina Valera 1960 y la versión Biblia de Jerusalén Quinta Edición (revisada y aumentada, 2010, 2019).

Reina Valera 1960: «No juzguéis, para que no seáis juzgados».

Biblia de Jerusalén Quinta Edición: «No juzguéis, para que no ser juzgados».

Ahora bien, el problema es que la traducción «no juzguéis» puede ser asumida e interpretada en dos formas muy distintas:

En primer lugar, como una prohibición que procura impedir el inicio de una acción: «no comiencen a juzgar», «ni siquiera intenten comenzar a juzgar»; en segundo lugar, como una prohibición que procura detener la continuidad de una acción ya iniciada, ya en proceso, en desarrollo: «no sigan juzgando», «dejen de juzgar».

Luego, surge la pregunta: ¿A cuál de estas dos líneas de traducción favorece el texto griego, la gramática griega, la sintaxis griega?

Por un lado, es preciso poner de relieve que la traducción «no juzguéis» es el reflejo de una redacción griega que involucra un adverbio de negación («me»), el usual con los modos distintos al modo indicativo, y una forma verbal en tiempo presente, pero en modo imperativo, de la segunda persona del plural («krínete»).

En tal sentido, se hace necesario poner de relieve lo que dicta la gramática griega respecto de dicha redacción y sintaxis.

Pues bien, lo que establece la gramática griega al respecto es lo siguiente. “En las prohibiciones griegas se aplica el siguiente principio: «me» con el imperativo de presente procura evitar la continuación de una acción ya en desarrollo, en proceso; pero «me» con el imperativo aoristo procura evitar el inicio de una acción, y si se trata de una regla general, ésta no es considerada como tal, sino atendiendo a un caso particular” («El griego del Nuevo Testamento», Max Zerwick, Verbo Divino, tercera edición, 2002, página 111). Pero otros autores que también confirman esta normativa están: Ángel Amador García Santos («Introducción al griego bíblico», Verbo Divino) e Inmaculada Delgado Jara («Gramática griega del Nuevo Testamento II», sintaxis, Verbo Divino).

Es más, la obra «Ayuda gramatical para el estudio del Nuevo Testamento Griego», de Roberto Hanna, Editorial Mundo Hispano, tercera edición, 2001, respecto de Mateo 7.1, comenta: «La prohibición «me krínete» en presente se usa para prohibir una acción que ya está ocurriendo: dejen de juzgar».

Por otro lado, la segunda parte del texto griego de Mateo 7.1 involucra una redacción que emplea la conjunción «jína», el mismo adverbio de negación que se empleó en la primera parte de Mateo 7.1, o sea, «me», y la forma verbal «krizéte», aoristo primero, voz pasiva, modo subjuntivo, segunda persona del plural.

Consecuentemente, la redacción que involucra a «me», y la forma verbal en modo subjuntivo aoristo, supone una proposición final en negativo: «para que no».

Pero llama la atención que Lucas 6.37 (texto paralelo), si bien coincide perfectamente con Mateo 7.1 al emplear la redacción inicial «me krínete», no obstante, en la segunda parte emplea una redacción que supone una negación enfática, absoluta, que excluye toda la posibilidad de que una acción tenga lugar («jamás serán juzgados»).

En consecuencia, a la luz de la redacción griega detrás de la traducción «no juzguéis», y de lo que dicta la gramática griega al respecto, una traducción adecuada de Mateo 7.1 debe ir en la siguiente línea: «Dejen de juzgar (no sigan juzgando), para que ustedes no sean juzgados»; pero siguiendo a Lucas 6.37: «dejen de juzgar (no sigan juzgando), y jamás serán juzgados».

Por cierto, debo decir que una honrosa excepción la constituye la traducción que ofrece la versión «Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras»: «Dejen de juzgar, para que no sean juzgados».

Por supuesto, como siempre, invito a considerar detenidamente la imagen anexa, con la cual espero hacer más comprensibles estas líneas.

Finalmente, como el curso de lectura griega y traducción directa al español supone que cada clase semanal es independiente de la anterior, todavía es posible sumarse al mismo, en cualquier momento, independientemente de lo que ya hemos hecho en el curso desde su inicio el pasado mes de septiembre.

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