¿Por qué hay palabras en el Nuevo Testamento Griego que tienen dos acentos?
Una pregunta que me han formulado varias veces
Héctor B. Olea C.Profesor, ¿por qué hay palabras en el Nuevo Testamento Griego que tienen dos acentos? ¿Por qué pasa esto? ¿Qué implicaciones tiene esto para su lectura? ¿Cómo se han de leer esas palabras?
He aquí mi respuesta.
Un acento agudo adicional aparecerá en la última silaba de una palabra proparoxítona (palabra con acento agudo en la antepenúltima sílaba) cuando esta va seguida de una palabra enclítica (palabras sin acento propio y que sólo se acentúan en ciertas circunstancias), de una o dos sílabas (pero sin acento).
Además, las palabras enclíticas nunca pueden empezar una frase, porque necesitan de una palabra que las preceda (a la que afectan en su acentuación).
Luego, las palabras enclíticas (de una o dos sílabas) se apoyan de tal modo sobre la palabra que le precede, que forman con ella una unidad y se han de leer como si formaran una sola palabra.
Consecuentemente, en virtud de que la palabra enclítica no acentuada se pronuncia junta con la palabra proparoxítona que la precede, el acento agudo adicional es necesario porque es el que marca la sílaba tónica de la combinación de la palabra proparoxítona y de la enclítica no acentuada (de una o dos sílabas).
Caso ilustrativo: Mateo 11.10 (ver imagen anexa)
También veremos una palabra con dos acentos, cuando una palabra properispómena (con acento circunflejo en la penúltima sílaba) sea seguida por un enclítico (de una o dos sílabas) sin acento.
En este caso también veremos un acento agudo adicional en la última silaba de la palabra properispómena.
Por supuesto, este acento agudo adicional en la última sílaba de la palabra properispómena es el que marca la sílaba tónica de la unidad formada por la palabra properispómena y por el enclítico no acentuado.
Caso ilustrativo: Lucas 13.31 (ver imagen anexa)
Otros casos que ilustran la forma en que un enclítico afecta la acentuación de la palabra que lo precede
En primer lugar, una palabra oxítona (con acento agudo en la última sílaba), mantiene su acento cuando es seguida de un enclítico no acentuado (de una o dos sílabas).
Caso ilustrativo: Mateo 11.10 (ver imagen anexa)
En segundo lugar, una palabra oxítona (con acento agudo en la última sílaba), pierde su acento (cambia a barítona, o sea, pasa a recibir el acento grave en la última sílaba), y se ha de leer como acentuada en la penúltima sílaba.
Observación: El acento grave (que sólo aparece en la última sílaba) en realidad indica la falta de acento (agudo o circunflejo) en la última sílaba, razón por la cual se ha de leer como acentuada en la penúltima sílaba.
Caso ilustrativo: Juan 3.22 (ver imagen anexa)
En resumen: Una palabra griega va a exhibir dos acentos en las siguientes situaciones:
La primera, cuando una palabra proparoxítona (con acento agudo en la antepenúltima sílaba) es seguida por un enclítico de una o dos sílabas (sin acento) las cuales se van a leer juntas, como una unidad.
La segunda, cuando una palabra properispómena (con acento circunflejo en la penúltima sílaba) es seguida por un enclítico de una o dos sílabas (sin acento), las cuales también se van a leer juntas, como una unidad.
Pero cuando una palabra oxítona (con acento agudo en la última sílaba) es seguida por un enclítico sin acento, la palabra oxítona mantiene el acento agudo en la última sílaba, y no lo cambia al grave (que indica falta de acento en la última sílaba), precisamente por ser seguida de un enclítico.
Por supuesto, una vez más, la palabra oxítona que mantiene su acento y el enclítico, se van a leer juntas, como una unidad.
Pero cuando una palabra oxítona (con acento agudo en la última) no es seguida por un enclítico, la palabra oxítona ha de cambiar a barítona (palabra con acento grave en la última sílaba, y sin acento en la última sílaba (palabra con acento en la penúltima sílaba).
Finalmente, como siempre, anexo una imagen con tal de hacer más comprensibles estas líneas.
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