La razón de la ausencia del artículo en la palabra «zeós»,
«theós» (Dios, dios) en Juan 1.1c
Nociones de sintaxis griega (griego clásico y griego
koiné)
Héctor B. Olea C.
Pienso que nadie puede negar el campo de batalla teológico que sigue
constituyendo la tercera cláusula, proposición o estructura oracional del
Evangelio de Juan 1.1c en virtud de que el sustantivo «zeós» («theós») carece
del artículo determinado en el texto griego (en el texto crítico, en el texto
mayoritario y en el llamado textus receptus).
Sin embargo, de entrada, es preciso decir que la razón para que el
sustantivo «zeós» («theós») aparezca sin el artículo determinado en la cláusula
en cuestión, no es teológica, sino sintáctica.
Paso a explicarme.
Lo primero a tener en cuenta es que la tercera cláusula de Juan 1.1c
consiste en una oración o estructura oracional atributiva o copulativa.
Consiste la oración atributiva o copulativa en una estructura oracional
donde el núcleo significativo es un «atributo» (función desempañada por un
adjetivo, un sustantivo, por un sintagma nominal u otros grupos sintácticos),
en la que aparece un verbo copulativo (o semicopulativo) que une al sujeto con
su atributo.
En segundo lugar, en la lengua griega (griego clásico y griego koiné) por
lo general se evita el uso del artículo determinado en el atributo de una oración
atributiva (también conocida como de «predicado nominal»).
Sin embargo y, en tercer lugar, el atributo (o «predicado nominal») puede
llevar el artículo determinado, si va colocado después del verbo copulativo (el
verbo copulativo delante del atributo o predicado nominal).
En cuarto lugar, el «atributo» o «predicado nominal» de una oración
atributiva o copulativa griega, jamás ha de llevar el artículo determinado, si
va antes (delante) del verbo copulativo (el verbo copulativo después del
atributo o «predicado nominal»), incluso si su sentido es determinado.
En tal sentido, que un atributo o predicado nominal carezca del artículo
determinado por estar colocado sintácticamente delante del verbo copulativo, no
implica que, necesariamente, sea indeterminado, aunque pudiera serlo.
Luego, es preciso poner de relieve que estos principios o reglas de la
sintaxis griega, se cumplen al pie de la letra en el Nuevo Testamento
Griego.
Por ejemplo, en la expresión «tú eres el hijo de Dios», en Marcos 3.11;
Lucas 4.41 y Juan 1.49; el texto griego de los tres textos mencionados, es un
ejemplo de una oración con un «atributo» o «predicado nominal» con el artículo
determinado, precisamente porque está colocado después del verbo copulativo (el
verbo copulativo delante del atributo o predicado nominal).
Por otro lado, la expresión «tú eres profeta», en Juan 4.19, es un
ejemplo del «atributo» («predicado nominal») colocado antes del verbo
copulativo, y por tal razón carece del artículo determinado, en perfecta
conformidad a la gramática griega.
También la expresión «tú eres samaritano», en Juan 8.48, es otro ejemplo
perfecto del empleo de un «atributo» (o «predicado nominal») colocado delante
del verbo copulativo, y por tal razón, sin el artículo determinado.
Y en esta misma línea va el empleo de la frase «tú eres mi hijo», en
Hebreos 5.5, que involucra un «atributo» (o «predicado nominal») sin el
artículo determinado por estar colocado delante del verbo copulativo (el verbo
copulativo después del atributo o predicado nominal).
Consecuentemente, la falta del artículo determinado en «zeós» («theós»: Dios,
dios), en la tercera cláusula de Juan 1.1, es porque «zeós» («theós») consiste
en un «atributo» («predicado nominal») colocado delante del verbo copulativo y,
en perfecta armonía con lo que establece la gramática griega, sin el artículo
determinado.
Luego, la posterior discusión respecto de si «zeós» («theós») es un
atributo cualitativo, indefinido o definido, no debería hacernos perder de
vista la verdadera razón por la que «zeós» («theós») no tiene el artículo
determinado, y dicha razón no es teológica, sino sintáctica: por ser un
atributo o predicado nominal que está colocado delante del verbo copulativo (el
verbo copulativo después del atributo o predicado nominal).
Además, llama la atención lo prácticamente imposible que resulta lograr
que, incluso los que coinciden en admitir que «zeós» («theós») es atributo
cualitativo (que describe al «lógos» como teniendo la naturaleza o esencia divina
de «zeós», «theós», aunque sin especificar el grado) propongan una traducción
común y válida para ambas partes, precisamente y, al final, por simples razone
teológicas.
En todo caso, al margen de la pura argumentación teológica, dos cosas son
ciertas e indiscutibles:
La primera, «zeós» («theós») no tiene el articulo determinado en Juan 1.1c,
porque es un atributo o predicado nominal que precede al verbo copulativo,
atributo que jamás recibe el artículo determinado en griego (clásico y koiné),
si bien puede llevarlo si el predicado nominal va colocado después del verbo
copulativo.
Pero incluso colocado después del verbo copulativo, el griego tiende a
evitar el uso del artículo determinado en el predicado nominal. Un ejemplo
claro de esta tendencia es Hechos 28.6.
Además, se hizo tan común en griego el colocar el atributo o predicado
nominal delante del verbo copulativo, que frecuentemente se omitió el verbo
copulativo, resultando en lo que algunos llaman «la primera posición
predicativa»: atributo – artículo – sustantivo (ejemplo: Juan 4.24).
La segunda, «zeós» («theós») desempeña la función de un atributo cualitativo
(que indica que el «lógos» posee la esencia o naturaleza divina, aunque sin
especificar el grado), cosa que debería ser reflejada en una traducción
consistente con dicha conclusión.
Por supuesto, sabemos que las distintas teologías han hecho y harán todo
lo posible por precisar las implicaciones y el grado en que se supone que el «lógos»
posee la naturaleza divina.
Por ejemplo, Daniel Wallace plantea: “Teológicamente, «Dios», como
cualitativo no hace que la palabra sea el Padre, sino que la palabra
(Jesucristo) tenga la misma esencia divina del Padre. La palabra (Jesucristo)
tiene todos los atributos y cualidades que el Dios, Padre tiene. Son personas
distintas con la misma esencia” («Gramática griega,
sintaxis del Nuevo Testamento», página 182.
Por su parte, la argumentación y respuesta no trinitaria (unitaria) es la
siguiente:
“El mismo Jesucristo dijo: «el Padre es mayor que yo», y se refirió al Padre
como su Dios, «el único Dios verdadero» (Juan 14.28; 17.3; 20.17; Marcos 15.34;
Apocalipsis 1.1; 3.12).
“En muchas ocasiones Jesús expresó su inferioridad y subordinación a su
Padre (Mateo 4.9, 10; 20.23; Lucas 22.41, 42; Juan 5.19; 8.42; 13.16). Aun
después de su ascensión al cielo, sus apóstoles continuaron transmitiendo la
misma idea (1 Corintios 11.3; 15.20, 24-28; 1 Pedro 1.3; 1 Juan 2.1; 4.9, 10), «Perspicacia para comprender las escrituras», volumen
2, páginas 81 y 82, una publicación de la Watch Tower Bible And Tract
Society Of New York, Inc., 1991.
Por otro lado, la clásica traducción «era Dios» («era dios»), defendida a
ultranza, al menos por la mayoría de los trinitarios, al parecer, comunica
mucho más de lo que en realidad expresa aquí la naturaleza cualitativa de
«zeós» («theós»), como lo demuestra la interpretación modalista (el «lógos» y «zeós»
son simplemente dos formas de expresarse la única y misma deidad).
Sin embargo, incluso los trinitarios, al menos algunos, entienden que
«zeós» («theós»), como predicado nominal cualitativo, no pretende comunicar la
idea de que el Padre y el «lógos» sean la misma persona.
Y por eso insisten en poner de relieve el valor cualitativo de «zeós» («theós»),
como predicado atributo o predicado nominal sin artículo determinado, porque precede
al verbo copulativo.
Precisamente, al respecto, se pronuncia Daniel Wallace en la siguiente
manera: “Juan no quería decir que «la palabra era el Padre», sino que «la
palabra era Dios (divina)» («Gramática griega,
sintaxis del Nuevo Testamento», página 182).
Luego, si con la traducción «era un dios», los «unitarios» o «Testigos de
Jehová» han pretendido comunicar el valor cualitativo de «zeós» («theós»), entendemos,
desde nuestro punto de vista, que no es la mejor manera de hacerlo, que no es
la traducción más feliz.
En todo caso, apelar a otros predicados nominales (también sin artículo por
estar colocados delante del verbo copulativo), que efectivamente, tienen un
valor cualitativo y que se pueden traducir correctamente como indefinidos en
español; no prueba que en Juan 1.1c «zeós» («theós») tenga que ser también
indefinido por el hecho de coincidir en la estructura sintáctica (Ejemplos: Marcos
6.49; Juan 4.19; 18.37; Hechos 28.4).
En resumen, en nuestra opinión, sin la preocupación de favorecer a ningún
bando, entiendo que las traducciones «era Dios», y «era un dios», no comunican
adecuadamente el valor cualitativo de «zeós» («theós»), como predicado nominal
que precede al verbo copulativo, y por dicha colocación sintáctica, sin el artículo
determinado.
Nuestro punto de vista es que una traducción que refleja con acierto la
naturaleza cualitativa de «zeós» («theós») como predicado nominal, es: «era
divina» (la palabra era divina», «el lógos era divino»).
Por supuesto, dejaremos a los teólogos el tratar de precisar los alcances
e implicaciones de que la palabra, Jesucristo, fuera asumido por Juan como «divino».
Luego, con relación al punto de vista que objeta la traducción «era
divina», argumentando que aquí el texto griego no empleó el adjetivo «zéios», «théios»
(divino, de naturaleza divina), diré lo siguiente.
El adjetivo «zéios», «théios» (femenino, «zéia», «théia»; neutro, «zéion»,
«théion»), aparece 34 veces en la Septuaginta y sólo 3 veces en el Nuevo
Testamento: Hechos 17.29; 2 Pedro 1.3, 4.
Ahora bien, el análisis del uso de «zéios» («théios») en los tres textos
del Nuevo Testamento en los que aparece, pone de relieve que es un adjetivo en
posición atributiva.
Consecuentemente, no es posible olvidar que la función de «atributo» (o «predicado
nominal») puede ser desempeñada en griego (y en español) por un adjetivo lo
mismo que por un sustantivo.
En tal sentido, el uno del adjetivo «zéios» («théios») como adjetivo atributivo
o predicativo, concuerda perfectamente con el uso del sustantivo «zeós»
(«theós») como atributo o predicado nominal.
En conclusión, una vez que se asume el valor cualitativo del sustantivo «zeós»
(«theós») como predicado nominal sin artículo determinado (por preceder al
verbo copulativo), carece de valor la argumentación respecto de la ausencia de «zéios»
(«théios») en Juan 1.1c.
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