Sobre el modo imperativo hebreo Pautas para su exégesis y traducción

Sobre el modo imperativo hebreo

Pautas para su exégesis y traducción

Héctor B. Olea C.

En un artículo anterior puntualizamos que el «imperativo» hebreo forma parte de las llamadas «formas volitivas» del verbo hebreo, junto al «yusivo» y el «cohortativo».  

Además y, por un lado, también dijimos que el «imperativo» hebreo está supeditado a las segundas personas, masculinas y femeninas del singular y del plural.  

Por supuesto, es preciso poner de relieve que en el sistema verbal hebreo, a diferencia del español o castellano y el griego, el género gramatical es una de las categorías accidentales del verbo, uno de los tradicionalmente llamados “accidentes del verbo”.

Por eso decimos que el «imperativo hebreo» está supeditado a las segundas personas masculinas y femeninas, del singular y del plural.  

Por otro lado, otro detalle que también hay que tener en cuenta es que el «imperativo hebreo» sólo está presente en cinco de las llamadas «siete conjugaciones» o «edificios» («construcciones»: «binyaním») del sistema verbal hebreo, o sea, excepto en las conjugaciones estrictamente pasivas («pual» y «jofal», incluso la misma «nifal» cuando es estrictamente pasiva).

Observaciones sobre la morfología del imperativo hebreo

En la conjugación «qal» carece de prefijos y sólo muestra las mismas desinencias de las segundas personas masculinas y femeninas, del singular del plural del imperfecto o «yiqtol» en «qal».

En la conjugación «nifal» el imperativo también mostrará las mismas desinencias de las segundas personas masculinas y femeninas del singular y del plural del imperfecto o «yiqtol» en «nifal», pero con el prefijo «ji» (je con jíreq).

En la conjugación «piel» el imperativo, como en la conjugación «qal», tiene las mismas desinencias de las segundas personas masculinas y femeninas del singular y del plural del imperfecto o «yiqtol» en «piel», pero sin las preformantes o prefijos del mismo imperfecto o «yiqtol» en «piel».  

En la conjugación «jitpael» el imperativo también tiene las mismas desinencias del imperfecto o «yiqtol» en «jitpael», pero con el prefijo «ji» (je con jíreq).

En la conjugación «jífil» el imperativo también tiene las mismas desinencias del imperfecto o «yiqtol» en «jifil», excepto en la segunda persona masculina singular, pero con el prefijo «ja» (je con pátaj) en todas las formas del imperativo en «jifil».

Observaciones sobre el matiz de la acción verbal del «imperativo hebreo» según la conjugación de que se trate  

En la conjugación «qal» la acción del imperativo es transitiva y activa (guarda, observa), en la conjugación «nifal» (no pasiva) la acción es reflexiva (guárdate), en la conjugación «piel» la acción es transitiva y activa (guarda), en la conjugación «jífil» la acción también es transitiva y activa (guarda), y en la conjugación «jitpael» la acción es reflexiva (guárdate).

Casos ilustrativos a manera de ejemplos

En Éxodo 34.11 la traducción la forma verbal hebrea «shemor» consiste en un imperativo «qal» (transitivo activo) de la segunda persona masculina singular del verbo «shamar» (guarda, observa): “guarda tú” (masculino).

En Éxodo 10.28 la forma verbal «jishamer» es el imperativo «nifal» (reflexivo) de la segunda persona masculina singular, del mismo verbo «shamar» (guarda, observa): “guárdate”, “ten cuidado”, “cuídate” (tú masculino).            

En Isaías 32.9 la forma verbal «jasenná» es un imperativo «jífil» (transitivo activo) de la segunda persona femenina plural, del verbo «azán» (escuchar, prestar atención, atender): “escuchen ustedes” (femenino).

En Isaías 40.2 la forma verbal «daverú» consiste en un imperativo «piel» (transitivo activo) de la segunda persona masculina plural del verbo «davár» (hablar, decir, comunicar): “hablen”, “digan” (ustedes masculino).

En Zacarías 6.7 la forma verbal «jitjalejú» consiste en un imperativo «jitpael» (transitivo activo) de la segunda persona masculina plural, del verbo «jaláj» (caminar, recorrer): “caminen”, “recorran” (ustedes masculino).  

En resumen, como esperamos haber podido demostrar, el sentido y matiz de la acción verbal de una forma verbal en el modo imperativo hebreo, depende de la conjugación a la que pertenezca dicha forma verbal en modo imperativo.

En conclusión, dependerá, pues, el matiz de una forma verbal imperativa hebrea (transitiva activa o reflexiva) de la conjugación en que se encuentre dicha forma verbal imperativa.

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Nociones elementales de las conjugaciones del sistema verbal hebreo, curso de hebreo bíblico profundización

Nociones elementales de las conjugaciones del sistema verbal hebreo

Hebreo Bíblico Curso de Profundización (febrero 2022)

Héctor B. Olea C.

El sistema verbal hebreo expresa la cualidad de la acción verbal mediante siete conjugaciones verbales principales llamadas «binyanim» («edificios», «construcciones»).

Los matices básicos de estas siete conjugaciones o construcciones del verbo hebreo son:

La conjugación «qal» (ligero) es la forma o conjugación básica y expresa la acción elemental indicada por la raíz verbal, con un sentido básicamente activo y equivalente al matiz de la acción verbal que se expresa en español o castellano con el modo indicativo.  

Además y, por un lado, tiene la conjugación «qal» tres formas no personales del verbo: 1) un participio activo (masculino y femenino, singular y plural) y un participio pasivo (masculino y femenino, singular y plural); 2) un infinitivo absoluto; y 3) un infinitivo constructo.

Por otro lado, derivadas del imperfecto o «yiqtol» tanto en lo relativo a su valor aspectual como en lo relativo a su morfología, también tiene la conjugación «qal» tres formas volitivas: 1) «el imperativo» (supeditado a las segundas personas, singulares y plurales, masculinas y femeninas); 2) «el yusivo» (que expresa un deseo respecto de las terceras personas incluso respecto de las segundas personas, singulares y plurales, masculinas y femeninas); y 3) «el cohortativo» (que expresa un deseo de las primeras personas, del singular y del plural).

En lo que respecta a las 6 conjugaciones restantes, su nombre se sustenta en la morfología de la tercera persona masculina singular del estado perfecto del verbo «paál» (hacer, obrar) en dichas conjugaciones.

La primera: «nifal», que equivale a la voz pasiva o a la acción reflexiva de la forma básica o «qal» (se mató, fue muerto, fue asesinado).

La segunda: «piel», que expresa un matiz intensivo activo de la acción indicada por la forma básica o «qal» (él asesinó).

La tercera: «pual», que es la forma pasiva de conjugación «piel» (él fue asesinado).

La cuarta: «jifil», que es la forma causativa activa de la forma básica o «qal» (él hizo matar).

La quinta: «jofal», que es la forma causativa pasiva de la forma básica o «qal» (él fue hecho matar, él fue movido a matar).

La sexta: «jitpael», que es la forma intensiva reflexiva de la forma básica o «qal» (él se mató violentamente).

Pero además tiene el sistema verbal hebreo otras tres conjugaciones menores, característica de ciertos verbos, y asociadas a la conjugación «piel»: 1) «polel» (acción activa intensiva); 2) «polal» (pasiva intensiva); y 3) «jitpolel» (acción reflexiva).

Luego, a pesar de los matices básicos que se le atribuyen a cada una de estas conjugaciones o construcciones («binyanim»), es preciso decir que, por un lado, no todo verbo tiene presencia en las siete principales conjugaciones; por otro lado, no significa que un verbo que esté presente en cada conjugación exhibirá el tipo de acción que se supone que es la característica de cada conjugación.

Por ejemplo, siguiendo el «Diccionario bíblico hebreo español» Luís Alonso Schokel, la raíz o verbo «zajár» está presente en sólo tres conjugaciones: en «qal» (voz activa transitiva) significa: “traer a la mente un dato o un hecho”, “pensar”; en «nifal» (voz pasiva transitiva) significa: “ser recordado”, “tenido en cuenta”; en «jifil» (voz activa transitiva) significa: “invocar”, “mencionar”, “pronunciar el nombre”, etc.

Casos ilustrativos:

En Génesis 8.1 la forma verbal «vayizkór» consiste en una forma verbal «vayiqtol» («vaifal»), o sea, una forma «yiqtol» conversiva, con el valor de una forma verbal en perfecto o «qatal», de verbo o raíz «zajár», conjugación «qal»,  de la tercera persona masculina singular: “y él se acordó”, “y él recordó” (acción transitiva activa).

En Números 10.9 la forma verbal «venizkartém» consiste en una forma verbal «veqatal» («vepaal») o perfecto conversivo con el valor del imperfecto o «yiqtol», de la segunda persona masculina plural, en la conjugación «nifal», verbo o raíz «zajár»: “y ustedes serán recordados” (acción transitiva pasiva).

En Éxodo 20.24 la forma verbal «askír» consiste en una forma verbal imperfecto o «yiqtol», primera persona común singular, conjugación «jifil», verbo o raíz «zajár»: “hiciere memoria yo”, “haga recordar yo” (acción transitiva activa).   

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Sobre el estado constructo hebreo y el caso genitivo griego, cursos de hebreo, arameo y griego

Sobre el estado constructo hebreo y el caso genitivo griego

Algunas observaciones puntuales y necesarias

 Héctor B. Olea C.

Es cierto que tanto el «estado constructo» hebreo como el «caso genitivo» griego pueden expresar una serie de relaciones entre dos sustantivos, marcadas por los diversos y tantos matices que puede expresar la preposición española o castellana «de».

Similitudes entre el estado constructo hebreo y el caso genitivo griego, desde el punto de vista morfológico

Por lo general, el constructo hebreo altera la vocalización y morfología básica de la palabra (su estado absoluto, su forma léxica), si bien en algunos casos la morfología del estado absoluto y el estado constructo es la misma (tanto en singular como en plural).  

Además, incluso cuando la cadena constructa hebrea se expresa mediante el empleo de la figura del «maqueff» (especie de guión), también se altera el estado absoluto de la palabra, su acentuación y vocalización y, en consecuencia, su morfología.

Igualmente, el caso genitivo griego supone un cambio en la morfología de una palabra que pasa del caso nominativo (su forma léxica, el equivalente al estado absoluto hebreo) al caso genitivo (uno de los casos oblicuos).

Notables diferencias entre el estado constructo hebreo y el caso genitivo griego, desde el punto de vista de la sintaxis

En primer lugar, en una cadena constructa hebrea, la palabra que aparece en estado constructo siempre va delante, y la palabra en estado absoluto viene después, o sea, toda cadena constructa hebrea termina con un sustantivo en estado absoluto (independientemente del número de sustantivos en estado constructo que lo precedan).

Además, mientras que en hebreo el sustantivo en estado absoluto es el que determina al sustantivo en estado absoluto; en griego el genitivo es el caso del complemento del nombre o sustantivo.

En consecuencia, el sustantivo que está en caso genitivo por lo general sucede al sustantivo al que complementa, el cual puede estar en caso nominativo, dativo o acusativo, de acuerdo a la función que en el contexto de la oración esté desempeñando el sustantivo que está siendo complementado por el caso genitivo.   

En segundo lugar, en la cadena constructa hebrea el sustantivo que está en estado constructo jamás ha de llevar el artículo determinado, lo lleve o no el sustantivo en estado absoluto (forma léxica).

Sin embargo, en el griego, el sustantivo que está en caso genitivo puede llevar o no el artículo definido, dependiendo, por ejemplo, si el sustantivo que es complementado por el caso genitivo lo tiene, y dependiendo de la estructura sintáctica en que aparezcan los sustantivos en cuestión.    

Casos ilustrativos:

En Génesis 15.1 la traducción la «palabra del Señor» corresponde a la cadena constructa hebrea «devar-Adonay», compuesta por el estado constructo del sustantivo «davár», o sea, «devar», y por el sustantivo Adonay (YHVH como quere perpetuo).    

Luego, la cadena constructa «devar-Adonay» fue traducida por la versión griega (LXX, Septuaginta) con la expresión «réma kiríu», expresión constituida por el sustantivo «réma» en caso acusativo, complementado por el caso genitivo del sustantivo «kírios», o sea, «kiríu».

En Juan 11.40, la traducción «la gloria de Dios» corresponde a la expresión griega «ten dóxan tu zeú», compuesta por el sustantivo «dóxa» en caso acusativo singular y con artículo: «ten dóxan», y por la palabra «zeós» en caso genitivo singular  y con artículo: «tu zeú».

En Juan 12.23, la traducción «el hijo del hombre», corresponde a la expresión griega «jo juiós tu anzrópu», compuesta por la palabra «juiós» en caso nominativo singular y con artículo:  «jo juiós», y por el sustantivo «ánzropos» en caso genitivo singular y con artículo: «tu anzrópu».

En tercer lugar, mientras que el griego emplea el caso genitivo del pronombre personal para expresar la idea de propiedad de un sustantivo en relación a un pronombre personal; el hebreo, por su parte, adhiere los sufijos pronominales al estado constructo del sustantivo.  

Por ejemplo, en la traducción «por causa de tu palabra», en 2 Samuel 7.21, la traducción «de tu palabra» corresponde al hebreo «devarejá», o sea, el constructo del sustantivo «davár» (palabra) con el sufijo pronominal de la segunda persona masculina singular (tú).  

Por su parte, la Septuaginta tradujo la expresión hebrea «devarejá» con la frase «diá ton lógon su», frase compuesta por la proposición «diá», más el sustantivo «lógos» en caso acusativo singular («lógon»), y el caso genitivo del pronombre personal de la segunda persona singular «su» (tú).

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Cursos online y virtual de profundización de hebreo y griego bíblicos


Nos complace reiterar la oferta académica del Instituto Dominicano de Ciencias Bíblicas IDCB para el primer bimestre del próximo año (2022).

Dicha oferta académica está conformada por dos cursos de profundización y especialización en el campo de las dos principales lenguas originales de la Biblia: hebreo y griego.

Estos dos cursos van dirigidos al público que ya posee ciertos conocimientos del hebreo y griego bíblicos, pero que desea profundizar y fortalecer sus competencias en el análisis morfológico y sintáctico (gramatical, morfosintáctico), análisis crítico textual, traducción y exégesis de la Biblia Hebrea y del Nuevo Testamento Griego.

El curso de profundización de griego bíblico (koiné), inicia el miércoles 5 de enero. Inscripciones abiertas hasta el 20 de diciembre.

Día y horario: miércoles 8:00 a 10:00 PM (hora de Rep. Dom. y PR); 9:00 – 11:00 PM (Chile y Buenos Aires). 7:00 – 9:00 PM (Colombia, Perú y ciertas regiones de México).

El curso de profundización de hebreo bíblico (clásico), inicia el lunes 7 de febrero. Inscripciones abiertas hasta el 20 de enero 2022.

Día y horario: lunes 8:00 a 10:00 PM (hora de Rep. Dom. y PR); 9:00 – 11:00 PM (Chile y Buenos Aires). 7:00 – 9:00 PM (Colombia, Perú y ciertas regiones de México).

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«Por su fidelidad», «por mi fidelidad», «por la fe», análisis de Habacuc 2.4 en hebreo y griego

«Por su fidelidad», «por mi fidelidad», «por la fe»

Habacuc 2.4; Romanos 1.17; Gálatas 3.11 y Hebreos 10.38

Héctor B. Olea C.

La persona que pretenda realizar un juicio crítico y fundamentado respecto de la forma en que la versión griega tradujo algún texto, fraseología o alguna construcción sintáctica hebrea; deberá conocer bien la gramática hebrea, como también la gramática griega, y en nuestro caso, también la gramática española (castellana).  

En tal sentido, a manera de ilustración, quiero poner de relieve la forma en que la clásica versión griega (Septuaginta, LXX) tradujo un texto bíblico que, si bien se hace referencia al mismo sólo tres veces en el Nuevo Testamento; sin embargo, ha tenido una indiscutible trascendencia en la teología cristiana, en el vocabulario teológico cristiano.  

El texto en cuestión es Habacuc 2.4 

Por cierto, el nombre hebreo para «Habacuc» es «Jabakúk», el cual fue traducido en la versión griega como «Ambakum». Por supuesto, pudo el traductor al griego producir una transliteración griega más cercana al hebreo, por ejemplo, «Abakúk», incluso «Jabakúk», pero no lo hizo.

Luego, respecto del texto de Habacuc 2.4, la parte que nos interesa analizar es la afirmación «ve-tsadik be-emunató yijyé»: “y el justo por medio de (por causa de) su fidelidad (la fidelidad de él) vivirá”.

Pero dentro de esta oración, la parte que nos interesa, y en la cual nos vamos a detener, es en la palabra (más bien un sintagma) «be-emunató».

En primer lugar, «be-emunató» es una palabra polimorfemática (compuesta por varios morfemas): 1) por la preposición «be» (por medio de, por causa de, gracias a); 2) por el morfema lexical «emuná» (veracidad, fidelidad, lealtad); y 3) por el sufijo pronominal de la tercera persona masculina singular (él) «to» (de él, su).  

Consecuentemente, el sentido básico de la expresión hebrea «be-emunató» es: «por medio de su fidelidad», «gracias a su fidelidad», por supuesto, la del justo («tsadík».

Pero antes de proponer las posibles legítimas traducciones al griego de la expresión hebrea «be-emunató», es preciso poner de relieve que el sustantivo griego «pístis» (empleado aquí por el traductor griego) significa tanto “fidelidad” y “lealtad” como “fe”.

En consecuencia una traducción al griego que le haga justicia al análisis morfológico (morfemático) de la palabra o sintagma «be-emunató», debe ir en la siguiente línea: «ek písteos autú» (por medio de la fe, fidelidad de él, por causa de la fe, fidelidad suya, la de él), o bien, «diá písteos autú» (por medio de la fe o fidelidad de él, suya), incluso «diá  pístin autú» (por causa de la fidelidad de él, suya) y «pístei autú» (con o por medio de su fidelidad, la de él, suya).

De todos modos, lo curioso es que el traductor griego en lugar de traducir empleando el pronombre personal de la tercera persona masculina singular en caso genitivo («autú»: “de él”), que era el esperado aquí, y el equivalente al sufijo pronominal de la tercera persona masculina singular en hebreo; tradujo empleando el pronombre personal de la primera persona del singular en caso genitivo: «mu» (de mí, mía, mi) sin marca de género en griego: «ek písteos mu»: “por medio de la fe o fidelidad en mí”, “por causa de la fe o fidelidad en mí” (genitivo objetivo); “por medio de mi fe o fidelidad”, “por causa de mi fe o fidelidad” (genitivo subjetivo).

En tal sentido, es preciso decir que el aparato crítico de la Biblia Hebraica Stuttgartensia nos pone al tanto de la forma en que la traducción de la versión griega difiere aquí del texto hebreo.  

En segundo lugar, al llegar al Nuevo Testamento Griego, llama la atención la forma en que Pablo, tanto en Romanos 1.17 como en Gálatas 3.11, hace referencia al texto de Habacuc 2.4.

Por supuesto, no es posible obviar la referencia que también hace Hebreos 10.38 al texto de Habacuc 2.4.

Por un lado, Pablo hace referencia al texto de Habacuc 2.4 según el texto griego y no en conformidad al texto hebreo.

Por otro lado, a pesar de hacer referencia al texto griego de Habacuc 2.4, y muy a pesar de precisar (por lo menos en Romanos 1.17): «como está escrito» (griego «kazós guégraptai»); de todos modos, no incluye Pablo (ni en Romanos, ni en Gálatas) el pronombre personal de la primer persona del singular, «mu» (que sí empleó el traductor al griego en Habacuc 2.4), y mucho menos el pronombre personal de la tercera persona masculina singular («autú») de modo que concordara formalmente con el texto hebreo de Habacuc 2.4.

Consecuentemente, mientras el texto hebreo de Habacuc 2.4 afirma: «por medio de, por causa de la fidelidad de él», o sea, «por medio o por causa de la fidelidad del justo»; y a pesar de que el texto griego de Habacuc 2.4 dice: «por medio o por causa de la fidelidad en mí» (genitivo objetivo), o bien, «por medio o por causa de mi fidelidad (genitivo subjetivo); Romanos 1.17 y Gálatas 3.11 (la relectura de Pablo) sólo afirman: «el justo por medio o por causa de la fe vivirá» (Reina Valera 1960).

En todo caso, ¿sugiere el texto hebreo de Habacuc 2.4 que el justo vivirá por su fidelidad a Dios?

¿Sugiere el texto griego de Habacuc 2.4 (LXX) que el justo vivirá por la fidelidad de Dios?

Con relación a Hebreos 10.38, la discusión es dónde se ha de colocar el pronombre personal de la primera persona del singular en caso genitivo («mu»: “de mí”, “mi”, “mío”, “mía”), presente en el texto griego de Habacuc 2.4, pero ausente en Romanos 1.17 y en Gálatas 3.11.

Por un lado, el «Textus Receptus» siguiendo los manuscritos tardíos omite dicho pronombre y por eso también está ausente en la traducción de Hebreos 10.38 en la versión Reina Valera 1060, en la Reina Valera 1995 incluso en la más reciente revisión de la serie Reina Valera realizada por las Sociedades Bíblicas Unidas, la llamada Reina Valera Contemporánea 2011 (RVC).

En cambio, entre las versiones de la Biblia que sí incluyen el pronombre personal y delante de la palabra «díkaios» («díkaios mu»: «mi justo») están: La Biblia de Jerusalén, La Nueva Biblia Española, La Nueva Versión Internacional, La Biblia de las Américas, La Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, etc.

Por otro lado, en lo que respecta al texto crítico, ha dominado la opinión de que el pronombre personal «mu» (de mí, mi, mío) debe ser colocado después del adjetivo «díkaios» (justo), y no después del sustantivo «písteos» (fe, fidelidad), como lo tiene la Septuaginta.

Al respecto, el comentario al texto griego de Bruce Metzger afirma: “Algunos testigos lo ponen después de «díkaios», y otros lo ponen después de «písteos» (esta misma variación aparece en los manuscritos de LXX en Habacuc 2.4 donde hay varios manuscritos que dicen «písteos mu» (mi fe, mi fidelidad), mientras que A y los manuscritos minúsculos de la Catena magna dicen «díkaios mu» (mi justo).  

En resumen, nos parece demasiado evidente la necesidad que tiene la persona que aspira a comentar y traducir textos bíblicos de dominar la gramática de las lenguas bíblicas (hebreo, arameo y griego), para pronunciarse con el debido conocimiento de causa y con acierto respecto de la demostrada e indiscutible intertextualidad que muchas veces muestran los textos bíblicos.

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Ubicación de las «lenguas bíblicas» en el marco de la clasificación general de las lenguas


 Ubicación de las «lenguas bíblicas» en el marco de la clasificación general de las lenguas

A propósito de nuestros cursos de lenguas bíblicas

 Héctor B. Olea C.

Tradicionalmente las lenguas se han clasificado atendiendo a cuatro criterios: 1) geográfico, 2) etnográfico, 3) morfológico, y 4) genealógico.

De estos cuatro criterios los dos considerados más importantes son el morfológico y el genealógico.

Según el «criterio genealógico», las lenguas se clasifican en conformidad a la familia lingüística a la que pertenezcan. En tal sentido, las dos lenguas originales de la Biblia Hebrea (hebreo y arameo) pertenecen a la familia de «lenguas semíticas».

Pero el griego koiné, como la lengua griega general, pertenece a la familia de «lenguas indoeuropeas», como también el latín.

Según el «criterio morfológico», las lenguas se clasifican en tres grupos: 1) lenguas monosilábicas, 2) lenguas aislantes y 3) lenguas flexivas o de flexión.

Luego, las llamadas «lenguas flexivas» o «lenguas de flexión», se subdividen en dos segmentos: 1) lenguas flexivas analíticas y 2) lenguas flexivas sintéticas.

Las lenguas «flexivas analíticas» no tienen una declinación o flexión nominal completa, por lo que completan la declinación nominal con partículas y preposiciones.

Las lenguas «flexivas sintéticas», en cambio, tienen una declinación o flexión nominal completa. Además, en las lenguas «flexivas sintéticas» se añaden al lexema (morfema lexical o monema) morfemas gramaticales o gramemas que indican el caso en que está el nombre o sustantivo, y la función que desempeña en el contexto del sintagma, frase y oración.  

Consecuentemente, es preciso puntualizar que las dos lenguas originales de la Biblia Hebrea (hebreo y arameo) son flexivas y analíticas, o sea, son lenguas que no poseen una declinación o flexión nominal completa, por lo que apelan a partículas y preposiciones para completar la declinación nominal.

Por supuesto, como el hebreo y el arameo, también el español es una lengua flexiva analítica, pero desde el punto de vista genealógico, el español o castellano pertenece a la familia de «lenguas indoeuropeas», como el griego, y por otra parte, pertenece al segmento conocido como «lenguas romance» (románicas o neolatinas), derivadas del latín vulgar y las lenguas vernáculas de los pueblos conquistados por el imperio romano.  

Por otra parte, en lo que a la flexión o declinación nominal de las dos lenguas originales de la Biblia Hebrea respecta, la flexión o declinación nominal en hebreo y arameo se circunscribe estrictamente al cambio del estado absoluto al estado constructo (singular y plural), al cambio del singular al plural (tanto en los sustantivos masculinos como en los de género femenino), y a la adición de los llamados sufijos pronominales.

Y con lo que el griego koiné (lengua original del llamado Nuevo Testamento) tiene que ver, éste es una lengua flexiva y sintética, pues tiene una declinación o flexión nominal completa.

Esto significa que al lexema (monema o morfema lexical) se le añaden unos morfemas gramaticales que le permiten expresar todos los casos de la flexión o declinación nominal: nominativo, genitivo, dativo, acusativo, vocativo (cosa que no puede hacer el hebreo ni el arameo).

Por otro lado, es preciso puntualizar que la categoría de «lengua sagrada», no es una categoría que se mencione en la clasificación y estudio científico de las lenguas.

Esto así porque dicha tipología no existe. En consecuencia, hablar de «lengua sagrada» no es más que hablar de «lengua litúrgica» (concepto que en realidad no apunta a una tipología de lengua como tal desde el punto de vista de la lingüística como ciencia, como categoría científica, con ciertas características especiales y extraordinarias, sino más bien al uso que se hace de una lengua específica en una liturgia determinada, y como la lengua propia de un libro que se asume como sagrado). 

Luego, si bien se habla de «libro sagrado» (aquél que es asumido como de origen divino, en alguna manera), por alguna comunidad de fe («sagrado» al menos para las personas y comunidades de fe que lo asumen como tal); no existe, sin embargo, una «lengua sagrada» (que tenga un origen no humano, que sea sustentada y legitimada por alguna comunidad de hablantes que no esté compuesta por seres humanos, que tenga una morfología y sintaxis de origen divino, que sólo sean explicadas y comprendidas por alguna deidad, o mediante la fe).

Consecuentemente, la lengua hebrea, la lengua aramea y la griega (lenguas originales de la Biblia), desde el punto de vista científico, desde el punto de vista de la lingüística; no son, no pueden ser, no han sido ni serán «lenguas sagradas».

Finalmente, ejemplos de la flexión nominal en las lenguas bíblicas, como lenguas flexivas o de flexión (hebreo y arameo, analíticas, y el griego sintética).

Hebreo:

Estado absoluto: «davár» (palabra). Constructo: «devár» (palabra de). Con sufijo pronominal: «devarí» (mi palabra).

Arameo:

Estado absoluto: «yom» (día). Constructo: «yom» («día de», esta vez el estado constructo es igual al absoluto, como ocurre también en hebreo con algunos sustantivos). Con sufijo pronominal: «yomí» (mi día).

Griego: Forma léxica (que en cierta forma equivale al estado absoluto del hebreo y el arameo: «lógos» (palabra). Genitivo: «lógu» (de palabra).

Luego, para expresar la idea de la flexión nominal del hebreo y el arameo con el sufijo pronominal, por ejemplo, con el sufijo pronominal de la primera persona común (masculina y femenina) singular: «jo lógos mu» o bien, «jo lógos emú» (mi palabra).   

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Introducción al griego clásico, un curso no teológico

Introducción al Griego Clásico, un estudio completo de la gramática de la etapa de la lengua griega anterior al griego koiné, desde cero.

No es lo mismo estudiar «raíces grecolatinas» que estudiar griego clásico.

Un curso que no es de naturaleza teológica, por lo tanto, dirigido al público general, a las personas amantes de la cultura griega, de las raíces griegas de la lengua castellana y la terminología científica, de la filosofía, a las personas interesadas en conocer la etapa de la lengua griega previa a la del griego koiné, para personas que aspiran a estudiar el griego koiné (incluso formarse para ser docentes de griego koiné), para estudiantes de teología, Biblia, derecho, filosofía, filosofía y letras, etc., etc., etc.

Duración: Un año (cuatro trimestres). 

Inicio: Sábado 6 de noviembre.

¡Inscripciones abiertas! ¡Todavía estás a tiempo!

Día y horario de sesión: sábados de 8:00 a 10:00 PM (hora de Rep. Dom. y PR); 9:00 – 11:00 PM (Chile y Buenos Aires). 7:00 – 9:00 PM (Colombia, Perú y ciertas regiones de México).

Información y matriculación en el siguiente enlace:

https://api.whatsapp.com/send?phone=+18092057814, así de sencillo.  

 

 

 

De las similitudes y diferencias entre el arameo y el hebreo bíblicos, curso de arameo bíblico

De las similitudes y diferencias entre el arameo y el hebreo bíblicos

Muy a propósito de nuestro curso de arameo bíblico que inicia este viernes 5

Héctor B. Olea C.

En lo que respecta al arameo bíblico, hay algunos sustantivos que entraron en el texto masorético sólo en la forma plural, y que además dicha forma plural no muestra familiaridad léxica con la forma de su estado absoluto (forma léxica), a diferencia de lo que ocurre con su equivalente en el hebreo bíblico.

Un caso notable lo constituye la palabra «neshín» (mujeres), cuya forma singular es «antá» (mujer, esposa).

Sin embargo, en el hebreo bíblico, la palabra «mujer» (esposa) es, en singular, «ishá», y su plural es «nashím» (mujeres, esposas).

Muy a propósito de nuestro curso de Arameo Bíblico que inicia el viernes 5 de noviembre.

¡Inscripciones abiertas!  ¡Todavía estás a tiempo!

Día y horario de sesión: viernes de 8:00 a 10:00 PM (hora de Rep. Dom. y PR); 9:00 – 11:00 PM (Chile y Buenos Aires). 7:00 – 9:00 PM (Colombia, Perú y ciertas regiones de México).

Información y matriculación en el siguiente enlace:

https://api.whatsapp.com/send?phone=+18092057814, así de sencillo.