Una perspectiva crítica
Héctor B. Olea C.
Me parece que una
forma adecuada de iniciar este artículo consiste en poner de relieve, de entrada,
que una cosa es el «dato bíblico», y otra la forma en que se adopta, se asume,
se interpreta y se aplica. Pero en este terreno, ciertamente parece imposible
poder establecer o fijar una única posición legítima.
¿Por qué?
Consideremos la relación entre el canon (el conjunto de textos asumido como
sagrado y normativo en materia de fe, creencia, conducta o práctica) y la
comunidad de fe (comunidad hermeneuta, con su particular teología, su particular
y propio conjunto de presuposiciones teológicas).
Se esté consciente de
ello o no, es la comunidad interpretativa (la comunidad de fe, comunidad
hermeneuta) la que determina si para ella un hecho, un relato, tiene o no el
carácter de normativo o descriptivo. Por eso se impone que establezcamos una
diferencia esencial entre el hecho de que la Biblia sí mencione o incluya un
relato, y el significado y la forma en que lo adopta una comunidad
interpretativa específica.
Luego, puesto que hay
distintas comunidades interpretativas, se explica también que tengamos
interpretaciones muy disímiles de un mismo hecho o relato bíblico.
Además, no podemos
perder de vista el incuestionable hecho de que el proceso de lectura, interpretación
de la Biblia y de elaboración teológica es en realidad un proceso de doble vía:
Por un lado, la Biblia alimenta, es fuente y alma del pensamiento teológico.
Por otro lado, la Biblia es leída, asumida, interpretada y aplicada con base, a
partir de, y en armonía con la praxis, las creencias, doctrinas o
presuposiciones particulares de la comunidad de fe o hermeneuta (de la que se
trate, la que fuere).
En este sentido es
claro que no podemos obviar lo relativo de expresiones tales como “la Biblia
dice”, “la Biblia no dice”, “la Biblia no da apoyo para”, “la Biblia sí ofrece
apoyo para”, etc.
En todo caso, ¿cómo es
que interactúan la Biblia y la comunidad de fe en el proceso de lectura y
aplicación de la Biblia y en la elaboración del discurso teológico con base en
la Biblia?
Pienso que las
preguntas que planteo a continuación (con sus respectivas respuestas), permiten
comprender, sin muchas dificultades, la forma en que interactúan la Biblia y la
comunidad de fe en el referido proceso.
1)
¿Qué se percibe en las formulaciones
teológicas de las distintas corrientes y tradiciones teológicas del
cristianismo?
Respuesta: La
pretensión de que su lectura e interpretación de la Biblia es la única válida y
aceptable, la única correcta.
2)
¿Qué es lo que finalmente divide o unifica?
¿El canon o la lectura que hacemos del mismo?
Respuesta: La lectura
que hacemos del mismo, sin negar, por supuesto, que es el canon bíblico mismo (y el proceso histórico de su conformación y fijación) el mejor y
más contundente testimonio de la diversidad e imposibilidad de lograr acuerdos
y consensos absolutos en ciertos aspectos y asuntos relacionados con la
historia y la fe judeocristiana.
En realidad la
diversidad y multiplicidad de matices han estado presentes en el corazón mismo
de la tradición bíblica y en la raíz misma de la tradición judeocristiana desde
un principio, lo admitamos o no, nos guste o no.
3)
¿Qué relación se puede establecer entre el
canon y la comunidad de fe? ¿Quién determina a quién? ¿El canon a la comunidad?
¿La comunidad al canon?
Respuesta: Sugiero
responder estas preguntas, respondiendo de manera crítica y no simplista, los otros
siguientes interrogantes: ¿Quién interpreta a quién? ¿Quién apela a quién? ¿Por
qué a pesar de aceptar como norma un mismo canon no podemos llegar a las mismas
conclusiones teológicas? ¿Es la Biblia la que escoge una determinada comunidad
de fe, o es la comunidad de fe la que acoge a la Biblia?
¿Quién establece la
diferencia? ¿El canon o la comunidad de fe? ¿Sería honesto el negar que existe
una lectura de la Biblia, reformada, pentecostal, adventista, católica,
arminiana, dispensacionalista, no dispensacionalista, etc.?
En realidad,
definirse como pentecostal, adventista, luterano, reformado, bautista, presbiteriano,
católico, etc., tiene serias y profundas implicaciones al momento de leer la
Biblia y hacer reflexión teológica. Dichas denominaciones no sólo son formas
específicas de concebir y vivir la fe cristiana, sino también vías y maneras
específicas de acercarse a la Biblia y de reflexionar teológicamente con base
en la misma. Obviamente, cada una de estas vías tiene sus propias y peculiares
presuposiciones.
4)
Consecuentemente, ¿cuál sería la actitud
ideal?
Respuesta: Que cada
corriente (cada tradición) exponga su formulación doctrinal reconociendo que la
Biblia, según su lectura, en conformidad a su particular lectura, da apoyo o no a una determinada conclusión o tesis.
5)
¿Quién es realmente un elemento o factor
decisivo al momento de formular una doctrina? ¿La comunidad de fe o el canon?
Respuesta: La
comunidad de fe. Una demostración de que esta es una conclusión y afirmación
cierta e indiscutible, es la imposibilidad de poder lograr una postura uniforme
en muchos aspectos de la doctrina cristiana por parte de aquellos que tienen en
común precisamente un mismo canon.
6)
¿Qué relación podemos establecer entre la
Biblia (el canon) y la comunidad de fe?
Respuesta: La Biblia
(el canon) aporta el dato, pero su lectura, interpretación y aplicación
dependen de la comunidad de fe (con su propio, particular y distintivo conjunto
de presuposiciones teológicas).
7)
¿Qué tienen en común precisamente las
distintas corrientes del cristianismo?
Respuesta: El canon bíblico
(aunque con ligeras variantes).
8)
¿Qué tienen en común las distintas corrientes
del cristianismo protestante?
Respuesta: El canon
bíblico.
9)
¿Qué puede explicar, entonces, en este
contexto, la imposibilidad de llegar a conclusiones o posturas comunes?
Respuesta: La
particular lectura que cada corriente teológica (comunidad de fe) hace del
canon bíblico, con base en su particular y distintivo conjunto de
presuposiciones teológicas.
10)
¿Qué hay detrás de cada corriente o tradición
teológica del cristianismo?
Respuesta: Una
comunidad de fe (con un particular y distintivo conjunto de presuposiciones
teológicas).
11)
¿Qué
hay detrás de cada corriente teológica del cristianismo protestante?
Respuesta: Una
comunidad de fe (con un particular y distintivo conjunto de presuposiciones
teológicas).
12)
¿Es, pues, el canon, el elemento que de por
sí ha de provocar y generar la superación de los prejuicios que tiene una
corriente teológica con relación a otra?
Respuesta: No. Es la
comunidad de fe la que al fin y al cabo realiza una determinada lectura y la
plantea en un discurso teológico con la pretensión de ser legítimo y coherente,
consistente e irrefutable.
Además, en esta
discusión hay que considerar el tipo de relación que existe entre la Biblia y
la comunidad interpretativa (comunidad hermeneuta).
Si la persona o sistema (comunidad
interpretativa) que afirma que su práctica y creencia es determinada sólo por
la Biblia, pero posteriormente, con relación a una determinada práctica o creencia,
adopta una postura diferente a la que se ve en la Biblia, y pretende tener los
argumentos necesarios para justificar esa diferencia (para no seguir la pista
bíblica, para tomar distancia de la Biblia misma); es porque en el fondo asume
que la comunidad interpretativa tiene la debida autoridad para justificar y
legitimar el que una creencia o práctica se lleve a cabo (se asuma) de una
manera diferente a como se ve en la Biblia, en la tradición bíblica.
Cuando una persona o
sistema apela a documentos y argumentos puramente confesionales para explicar o
justificar una determinada postura (incluso en contra de las pistas bíblicas), tácitamente
está reconociendo la autoridad de la comunidad interpretativa (de la comunidad
de fe), aun cuando invoque a una supuesta revelación especial posterior al
cierre y fijación del canon bíblico.
De todos modos es una
afirmación de una comunidad interpretativa (comunidad de fe), y es ella la que
justifica un determinado cambio, sin poder decir que la Biblia misma afirma que
tal práctica debe realizarse como dicha comunidad interpretativa la explica y
la práctica.
Además y, después de
todo, es la comunidad interpretativa (la comunidad de fe) la que se ha
expresado con relación a la Biblia, la que se ha impuesto una determinada
visión y concepción de la Biblia, la que la ha asumido en una forma específica y
particular; visión y concepción de la
Biblia que en muchos casos no es sustentada por la Biblia misma, aunque sí
necesaria y conveniente para la peculiar teología de la comunidad de fe.
Luego, se esté o no consciente
de ello, es la comunidad interpretativa (la comunidad de fe) la que determina
si para ella un hecho o relato tiene el carácter de normativo o descriptivo.
Por eso se impone que establezcamos una diferencia esencial entre el hecho de
que la Biblia sí mencione o incluya un relato, y el significado y la forma en
que lo adopta una comunidad interpretativa específica.
Consecuentemente, como
hay distintas comunidades interpretativas (distintas comunidades de fe con un
particular conjunto de presuposiciones teológicas), se explica también que
tengamos interpretaciones muy disímiles de un mismo hecho o relato bíblico. Lo
interesante es que este fenómeno ya se ve en la Biblia misma, compárese por
ejemplo, las genealogías de Jesús según Mateo y Lucas; también la diferencia
entre Mateo y Lucas en cuanto a quiénes son los pobres bienaventurados (Mateo
5.3 y Lucas 6.20); también la redacción diferente del mismo décimo mandamiento
del decálogo en Éxodo 20.17 y Deuteronomio 5.21.
Finalmente, incluso
asumiendo un mismo canon bíblico (y una misma versión de la Biblia, si bien y,
por lo general, parecería que no usan ni dependen de la misma Biblia), las
distintas comunidades de fe en realidad y más bien sustentan sus creencias y
praxis en unos textos preferidos, favoritos, y convenientes; creando en la
práctica “un canon dentro del canon”.
En este sentido, se hace necesario admitir que, ciertamente, cada
corriente del cristianismo cuenta con una base bíblica, pero parcial y
selectiva, alrededor de la cual configura todo su sistema de doctrina y
práctica.
Cuando una determinada corriente teológica decide asumir ciertos textos
y principios bíblicos normativos, lo segundo que hace es explicar todos los
demás, incluso los discordantes (también presentes en la Biblia) a la luz de
los ya definidos por ella como normativos, centrales y capitales para su
particular teología y tradición eclesial.
A la luz de estos hechos, lo que se espera es que cada corriente sea
capaz de reconocer no sólo la base bíblica suya, sino también en la que se
sustenta su semejante; entendiendo que al final, la Biblia como tal, no da
apoyo completo, no le da la razón completa a ninguna de las corrientes y
tradiciones del cristianismo, a ningunos de los sistemas teológicos que hoy
tienen lugar en el contexto de la fe cristiana.
Luego, respecto del acercamiento personal a la Biblia (la lectura y
reflexión teológica personal), es preciso decir que, al margen de los casos excepcionales,
principalmente a nivel de los eruditos y profesionales (aunque no siempre); la
persona lee la Biblia y hace reflexión teológica como parte de alguna comunidad
o tradición de fe específica, y por supuesto, comprometida (con todas sus
implicaciones) con el conjunto de presuposiciones teológicas de dicha comunidad
o tradición de fe, así de sencillo.