Una contribución crítica y pedagógica
Héctor
B. Olea C.
Ciertamente el llamado «dispensacionalismo progresivo»
plantea la superación de la clásica distinción que plantea y caracteriza al
llamado «dispensacionalismo clásico o normativo», entre «un pueblo de Dios físico»
(el pueblo de Israel histórico) y «un pueblo de Dios espiritual» (la iglesia,
compuesta por judíos y no judíos convertidos
al cristianismo).
De hecho, la teología premilenarista espera
como condición “sine qua non” para el establecimiento del reinado milenal, la
conversión o cristianización nacional del histórico pueblo de Israel, tomando
como base, por ejemplo, a Isaías 2.5; 6.11-13. Obviamente, esta premisa de la
teología premilenarista provoca innumerables carcajadas en el seno de las
distintas expresiones de la vigente fe judía.
Consecuentemente, con su propuesta de asumir
como “pueblo de Dios”, un único pueblo, se acerca en este punto el «dispensacionalismo
progresivo», a la llamada «teología del pacto» (amilenialista, y que no concibe
más que un pueblo de Dios, esencialmente espiritual, compuesto por judíos y no
judíos creyentes).
En tal sentido, se comprende que al menos
algunos de las personalidades más prominentes del «dispensacionalismo clásico o
normativo», se expresen con sospechas, y hasta de una manera negativa respecto del
«dispensacionalismo progresivo». Por ejemplo, Charles C. Ryrie opina: “El
dispensacionalismo progresivo parece ser un apartamiento más que un desarrollo
del dispensacionalismo normativo (dispensacionalismo clásico). No se puede predecir
adónde llevará ni que significación tendrá” («Diccionario de teología
premilenarista», artículo: Dispensacionalismo).
Por otro lado, también es cierto que no todo
premilenarista (que asume y espera la realización de un reino literal de mil
años de Jesucristo en la tierra, precedido por la segunda venida de Cristo, la
concreta «parusía», y ésta precedida por siete años, por el llamado rapto o arrebatamiento
de la iglesia), es dispensacionalista.
Ahora bien y, de todos modos, en cuanto a su
forma de interpretar, asumir y leer la Biblia, coinciden el «dispensacionalismo
clásico o normativo», el «dispensacionalismo progresivo», y los premilenaristas
en general; en primer lugar, en practicar una lectura excesivamente literal de la
Biblia, al margen de los distintos géneros literarios que se emplean en la
Biblia, y al margen de los llamados métodos exegéticos.
También coinciden en una interpretación y
empleo muy caprichoso de los números que se emplean en la Biblia, y con
especialidad en Apocalipsis. En tal sentido, llama la atención que el número 666
y el número mil (1, 000) son interpretados de manera radicalmente literal, pero
de manera simbólica el número siete, si bien de manera literal la mitad del
mismo (3 ½).
En todo caso, por un lado, insisto en
recomendar el «Diccionario de teología premilanarista» (Mal Couch, redactor
general, y publicada por Editorial Portavoz, año 1999), como obra fundamental
para tener un conocimiento acabado de la teología premilenarista (dispensacionalista
o no); pero la obra «Cómo entender y explicar los números en la Biblia», de E. W.Bullinguer, publicada por Editorial CLIE; para tener un conocimiento adecuado
de cómo se manejan los números en la Biblia, y para evaluar con propiedad la manera
arbitraria e inconsistente en que la teología premilenarista interpreta y juega
con los números que se emplean en la Biblia; así de sencillo.
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Muchas gracias al blog por publicar información tan importante para nuestras vidas, bendiciones para todos y sigan así felicidades.
ResponderEliminarMuchas gracias al blog por publicar información tan importante para nuestras vidas, bendiciones para todos y sigan así felicidades.
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