De etimologías, excrementos y teorías teológicas sobre el futuro Curso de griego sábado 7 de junio


De etimologías, excrementos y teorías teológicas sobre el futuro

A propósito de nuestro curso de griego koiné que inicia el sábado 7 de junio

Héctor B. Olea C.

En los ambientes religiosos y teológicos es común el empleo de la palabra «escatología» para hacer referencia al conjunto de creencias, dogmas o doctrinas sobre las últimas cosas, o eventos futuros y finales de la existencia del ser humano.

Sin embargo, en medicina también se usa la misma palabra «escatología», pero con una carga semántica distinta, como equivalente a «coprología» o estudio de los excrementos, mierda o heces.   

Luego, si bien la expresión castellana «escatología» es la misma para ambos campos (el teológico y el de la medicina), la diferencia semántica se explica cuando nos ponemos al tanto de sus distintas etimologías.

Por un lado, la palabra «escatología» empleada en los estudios religiosos y teológicos, deriva de dos palabras griegas: «ésjatos» (adjetivo: último, lejano, postrero, final) que es un adjetivo griego de tres morfologías: una primera para el género masculino según la segunda declinación («ésjatos»), una segunda u otra para el género femenino según la primera declinación y con alfa alargada («esjáte»), y una tercera para el género neutro según la segunda declinación («ésjaton»).

Por otro lado, el sufijo «logía» deriva del griego «lóguia», forma del nominativo y acusativo neutro plural del adjetivo «lóguios» (docto, elocuente, sabio, erudito), o sea, «lóguia».

Pero «lóguia» también puede ser asumido como el caso nominativo y acusativo plural del sustantivo «lóguion» (sustantivo de género neutro: respuesta que da un oráculo, oráculo, revelación, palabra, enseñanza, sentencia) morfológicamente un diminutivo de «lógos» (palabra, asunto, cosa, etc.).

De todos modos, también coincide «lóguia», fonemáticamente y no en la acentuación, con el nominativo femenino singular del adjetivo «lóguios» (docto, elocuente, sabio, erudito), o sea, «loguía» (con el acento y tilde en la «í»).

Pero la etimología de la palabra «escatología» usada en medicina (como sinónimo de «coprología») difiere de la «escatología» empleada en teología precisamente en cuanto al morfema lexical o lexema que le sirve de base.

En tal sentido, «escatología» como estudio o análisis de los excrementos («coprología»), tiene de base el sustantivo «skor» («excremento», «mierda», «estiércol», de género neutro y de la tercera declinación) que en el caso genitivo singular (el que por lo general define el tema flexional en la tercera declinación) es «skatós» (literalmente: de excremento, de estiércol, de mierda).

Por supuesto, se declina «skor» como «jídor» («agua»; de género neutro y de la tercera declinación), que tiene a «jídatos» (de agua) como la morfología del caso genitivo singular

Consecuentemente, con base al caso genitivo singular de «skor», «skatós» («eskatós»), unida a la desinencia «logía» ya explicada, resulta en «scatología» («escatología»): estudio de los excrementos, coprología.

Luego, el sustantivo base del cual deriva la palabra «coprología» es «kópros» (sustantivo de género femenino, pero de la segunda declinación): excremento de los animales y de las personas, que a diferencia de «skor» (excremento) sí tiene presencia en la versión griega de la Biblia Hebrea, aunque no en el Nuevo Testamento Griego. Ejemplos: Éxodo 29.14; Ezequiel 4.12; 2 Reyes 18.27.

En todo caso, llama la atención que en Ezequiel 4.15 la palabra griega para excremento, haciendo referencia estrictamente a los excrementos de los excrementos de vacas o bueyes, es «bólbiton» (sustantivo de género neutro y de la segunda declinación) que, por cierto, también está presente en Ezequiel 4.12 y en Eclesiástico o Sabiduría de Siráj 22.2.

Finalmente, si bien no tienen presencia en el Nuevo Testamento Griego las palabras «skor», «kópros» ni «bólbiton», sí tienen presencia dos palabras lexicalmente relacionadas con «kópros»: 1) «kopría» («estercolero»; «muladar» en la RV 1960) en Lucas 14.35, un sustantivo de género femenino de la primera declinación; y 2) «kóprion» (excremento, estiércol, abono) en Lucas 13.8 (la RV 1960: «y la abone»; el griego: «bálo kópria» («le eche estiércol o excremento»), un sustantivo de género neutro y de la segunda declinación (en plural en Lucas 13.8).   

En resumen, si bien la palabra española o castellana «escatología» es la misma, es una (y común al campo de la teología y la medicina); sin embargo, el término «escatología» empleado en teología, deriva del adjetivo «ésjatos» (último, lejano, postrero, final); pero el término «escatología» usado en el campo de la medicina, deriva del caso genitivo singular del sustantivo de género neutro y de la tercera declinación, «skor», o sea, «skatós» (excremento, estiércol, de excremento, de estiércol), palabra ausente en la Septuaginta y en el Nuevo Testamento Griego.

En todo caso, sí tienen en común el segundo elemento, o sea, el sufijo «logía», cuya derivación griega ya explicamos.

Nota adicional: El sufijo «logía», si bien, conceptualmente, deriva de «lógos» (palabra, cosa, asunto, razón, ejercicio de la razón), morfológicamente deriva del caso nominativo y acusativo neutro plural del adjetivo «lóguion» (formalmente un diminutivo de «lógos»), o sea, «lóguia» (caso nominativo y acusativo plural neutro del adjetivo «lóguios»: versado, elocuente, docto, sabio, erudito, hábil razonando).

Por supuesto, arriba también mencionamos otras posibilidades para la forma «lóguia» incluso «loguía». 

En realidad, en honor a la verdad, no hay forma de que en la declinación de la palabra «lógos» se llegue a la morfología «lóguia» o «loguía».   

Muy a propósito de nuestro «Curso de griego koiné (bíblico)» desde cero, que inicia el sábado 7 de junio. 

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«Una voz proclama…» o «voz del que proclama en el desierto» Isaías 40 3 y Mateo 3.3 en el centro de esta cuestión


«Una voz proclama…» o «voz del que proclama en el desierto»

Isaías 40 3 y Mateo 3.3 en el centro de esta cuestión

A propósito de nuestros cursos de hebreo clásico y de griego koiné que inician el sábado 7 de junio

Héctor B. Olea C.

En la clásica y tan popular Reina Valera 1960, Mateo 3.3 dice: «Pues este es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas».

Sin embargo, la consideración del texto hebreo de Isaías 40.3 de inmediato nos pone al tanto de las diferencias que existen entre las palabras que Mateo le atribuye al profeta Isaías, con lo que en realidad leemos en el texto hebreo de Isaías 40.3.

Analicemos, pues, lo que dice el texto hebreo de Isaías 40.3.

En el texto hebreo de Isaías 40.3, después de la expresión «kol (qol) koré (qoré) (una voz proclama, alguien proclama)» se hace una pausa.

La expresión hebrea «kol koré» («qol qoré») está constituida por el sustantivo «kol (qol)» (voz, alguien), y por «koré» («qoré»), un participio activo masculino singular de la conjugación qal, de la raíz «qará» (llamar, anunciar, proclamar, vocear, etc.).

Luego, el participio «koré» («qoré») tiene encima de la letra «resh» («r») un símbolo o acento disyuntivo llamado «zaquéf qatón» (dos puntos verticales encima) que divide el versículo en dos partes, y que en funciones equivale a nuestra “coma” o nuestros “dos puntos”.

En consecuencia, el texto hebreo de Isaías 40.3 sugiere la siguiente división del versículo: «Una voz proclama (pausa): en el desierto…»

Sin embargo, en lo que respecta a la versión griega (Septuaginta, Los LXX), la pausa o división del versículo ocurre después de la expresión «en te erémo» («en el desierto»), en la siguiente manera: «Voz del que (quien) proclama en el desierto (pausa): preparen…»

En tal sentido, es preciso decir que texto griego de la versión griega (Septuaginta, Los LXX) tal y como se observa en la clásica edición de Alfred Rahlfs, asume la pausa al terminar la frase «en te erémo» («en el desierto»), pero sin un signo de puntuación que la indique.

Consecuentemente, respecto de la segunda parte del versículo, se sugiere iniciar con la forma mayúscula de letra inicial de la forma verbal «jetoimásate» («jEtoimásate»): «preparen» (imperativo aoristo primero, voz activa, segunda del plural), que sigue a la frase «en te erémo» («en el desierto»).

Pero en lo que respecta al texto griego de Mateo 3.3, que concuerda con la división del versículo en la versión griega (después de la frase «en te erémo»: «en el desierto»), se indica la pausa se indica con una «coma» (en el The Greek New Testament de las Sociedades Bíblicas Unidas, incluso en su quinta edición revisada), pero con un «punto alto» en la edición del Nuevo Testamento Griego Nestlé-Aland (incluso en su edición 28), por supuesto, en ambos casos después de la expresión «en te erémo» («en el desierto»).

En resumen y a continuación, la traducción que personalmente he realizado del texto hebreo y del texto griego de Isaías 40.3

Traducción del texto hebreo: 

“Alguien (una voz) proclama (pausa): En el desierto preparen el camino del Señor; en tierra árida (desértica) allanen (enderecen) calzada (camino, senda) para nuestro Dios”.

Traducción del texto griego:

“Voz del que (quien) proclama en el desierto (pausa): Preparen el camino del Señor; allanen (hagan rectos, sin curvas) los caminos (senderos) de nuestro Dios”.

Luego y, por supuesto, el texto griego de Mateo 3.3 hace referencia a Isaías 40.3 según la versión griega, pero sin agregar la frase «de nuestro Dios» («tu zeú jemón»), o sea: “Voz del que (quien) proclama en el desierto (pausa): Preparen el camino del Señor; allanen (hagan rectos, sin curvas) sus caminos (los caminos de él, del Señor)”.

Observación: Mientras que el texto hebreo y la versión griega de Isaías 40.3 incluyen la expresión «nuestro Dios» (en hebreo: «lelojénu»: «para nuestro Dios»; en griego: «tu zeú jemón»: «de nuestro Dios», en ambos casos haciendo referencia al Señor); en cambio, el texto griego de Mateo 3.3 empleó el pronombre personal «autú» («de él»), en caso genitivo masculino singular, también haciendo referencia al Señor). 

Una necesaria observación gramatical y técnica

He traducido «el camino del Señor» (y no «un camino del Señor»), porque la expresión hebrea «dérej Adonay» («dérej YHVH») constituye una “cadena constructa” en la cual la palabra «camino» («dérej») es el sustantivo en estado constructo (un sustantivo segolado que tiene una misma morfología para el estado absoluto y para el estado constructo singular), y «YHVH» (Adonay) es el sustantivo en estado absoluto (nombre propio) y que determina a «camino» («dérej»), constituyendo una cadena constructa determinada.

Luego, en lo que a la versión griega respecta, esta tradujo la cadena constructa «dérej YHVH» (el camino del Señor) empleando acertadamente el sustantivo «kírios» (Señor) en caso genitivo («kiríu»: del Señor), en la expresión «ten jódon kiríu» («el camino del Señor»).

¿Un «genitivo objetivo» o un «genitivo subjetivo»?

La expresión «el camino del Señor» puede ser asumida como indicando un «genitivo subjetivo» («el camino que le pertenece al Señor»), o como un «genitivo objetivo» («el camino dispuesto para el Señor»).

En todo caso, el contexto parece favorecer la idea del «genitivo objetivo»: «preparen el camino por el cual ha de transitar el Señor» («preparen el camino para que el Señor transite por él»).

Una traducción cuestionable y criticable de Isaías 40.3

Toda versión de la Biblia que asuma el texto hebreo como base para su traducción, debería traducir a Isaías 40.3 en conformidad al texto hebreo (siguiendo la pausa donde el mismo la establece), y no en conformidad a la traducción griega (siguiendo la pausa donde la misma la tiene).

Sin embargo, llama la atención que la Reina Valera 1960 (incluso en su más reciente actualización por las Sociedades Bíblicas Unidas, la llamada Reina Valera Contemporánea, 2011), ha traducido a Isaías 40.3 en contra de lo que en realidad dice el texto hebreo, pero sí en conformidad a la versión griega (al parecer con tal de no poner bajo cuestionamiento o entredicho la forma en que el Evangelista Mateo cita aquí al profeta Isaías).

Por supuesto, lo que se espera es que una traducción de Isaías 40.3 desde el texto hebreo, refleje con propiedad lo que realmente dice el texto hebreo; pero una traducción de Mateo 3.3 debe reflejar con propiedad lo que realmente dice el texto griego, reflejando su dependencia de la versión griega de Isaías 40.3, independientemente de sus diferencias con el texto hebreo.   

En conclusión, la forma en que la versión Reina Valera 1960 (incluso la versión Reina Valera Contemporánea, 2011) ha traducido a Isaías 40.3, concuerda más bien con el modo en que la versión griega (Septuaginta, Los LXX) lo tradujo, y con la forma en que luego el Evangelista Mateo apeló a Isaías 40.3 en conformidad a la versión griega. 

Sin embargo, toda versión de la Biblia que asuma el texto hebreo como base para la exégesis y traducción de la Biblia Hebrea, debería traducir a Isaías 40.3 en conformidad al texto hebreo, y no en conformidad a la versión griega (como en efecto lo ha hecho la versión Reina Valera 1960, y otras).

Pero se ha de traducir a Mateo 3.3 en conformidad al texto griego y su dependencia de la versión griega de Isaías 40.3, poniendo de relieve sus diferencias con la versión hebrea de Isaías 40.3. 

Muy a propósito de nuestros nuevos cursos de hebreo clásico (bíblico) y griego koiné (bíblico), ambos desde cero, que inician el sábado 7 de junio.

Observación importante: Los cursos que ofrecemos en el IDCB están dirigido al público general, al margen de su creencia religiosa o falta de compromiso con una determinada teología institucional; seriamente pero interesado en el estudio completo, profesional, crítico, académico e independiente de la principal lengua original de la Biblia Hebrea (BH).

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Profesor, ¿cuál es la mejor versión de la Biblia en españo? Malaquías no es un nombre propio en la Biblia Hebrea

Profesor, ¿cuál es la mejor versión de la Biblia en español?

¿Cuáles son las mejores versiones de la Biblia en español?

 

Héctor B. Olea C.

Por años, de vez en cuando, siempre hay alguien que me plantea la misma pregunta: Profesor, ¿cuáles son las mejores versiones de la Biblia en español?

Y mi respuesta sigue siendo la misma: Para optar por una u otra versión de la Biblia en español, se han de considerar varias cosas:

En primer lugar, en cuanto a la base textual, la persona debe decidir si confía más en las versiones de la Biblia que siguen el llamado «texto crítico» (o «textos críticos»), o si se decanta por las versiones que siguen el llamado «texto mayoritario», o bien, el «textus receptus».

En segundo lugar, no se puede perder de vista que hay muchos casos en los que la forma del texto es común al «texto crítico» y al «textus receptus» (desde el punto de vista de la «crítica textual»), pero la traducción no es necesariamente la misma, y es posible que una sea mejor que la otra.

En tercer lugar, la persona debe decidir si confía más en las versiones realizadas por «equivalencia formal» (forma de traducir que procura reflejar en la lengua receptora la forma y sintaxis del texto fuente), o si en las versiones realizadas por «equivalencia dinámica» (forma de traducir en que se privilegia el mensaje, su contenido, y no precisamente la forma del texto).

En cuarto lugar, la persona también debe decidir si opta por las versiones que emplean el español general de España (independientemente de la calidad de su base textual), o si se inclina por las versiones que emplean el español general latinoamericano (ediciones latinoamericanas y hasta versiones populares).

En quinto lugar, la persona que pretenda emitir con seriedad un juicio de valor respecto de una versión de la Biblia, la que fuere, debe tener un conocimiento sólido de la gramática y sintaxis de la lengua bíblica de la que se trate, y ser mucho más que alguien que tiene el español por lengua materna: No es lo mismo tener el español como lengua materna, que ser un estudioso de la lengua española; no es lo mismo ser hablante de una lengua (tenerla por lengua materna), que ser un lingüista, un estudioso científico de la lengua.

Por supuesto, tampoco es lo mismo realizar estudios básicamente devocionales y demasiado elementales de las lenguas bíblicas, que llevar a cabo un estudio completo, profesional, crítico y académico de las lenguas bíblicas.

En sexto lugar, toda versión de la Biblia sebe ser juzgada como lo que es, una versión de la Biblia, al margen del ambiente y el sector que la produzca.

Evidentemente, para eso se necesita una mente abierta, crítica, una decidida e inocultable honestidad intelectual, y contar con los elementos de juicio necesarios y no simplemente estar o sentirse comprometido con una serie de dogmas, los que fueren.

En sexto lugar, ciertamente hay versiones de la Biblia con una «imagen pública» mejor que otras (que son generalmente más recomendadas que otras); sin embargo, eso no garantiza que siempre, en todos los casos, la versión de la Biblia con una mejor «imagen pública», exhiba una traducción más acertada o mejor de los textos bíblicos que la versión de la Biblia que, por lo general, tiene una «imagen pública» un tanto cuestionada.  

En séptimo lugar, las «versiones interlineales» de la Biblia no son «versiones privilegiadas», por lo que demandan que se asuma frente a ellas la misma actitud crítica y juiciosa, pero desprejuiciada, que frente a las versiones convencionales de la Biblia.

Además, como ocurre con las versiones convencionales de la Biblia, si la persona no conoce la lengua bíblica del texto, si la persona no puede analizar ella misma el texto fuente, con conocimiento de causa y sentido crítico; tampoco lo podrá hacer frente a la traducción de un texto que le proponga una «versión interlineal» de la Biblia.

En octavo lugar, ha de ser caso por caso, con sentido crítico y con una irrenunciable honestidad intelectual, que se han de establecer los aciertos y desaciertos de toda versión de la Biblia, la que fuere.

Esto así, porque es posible, y en efecto, pasa con frecuencia que, al momento de estudiar y analizar un texto bíblico en particular, la versión de la Biblia con una «imagen pública» un tanto cuestionada, propone una mejor y más acertada traducción del texto bíblico en cuestión que las versiones con una aparente sólida «imagen pública».

Finalmente, por todo lo dicho, en lugar de recomendar una u otra versión de la Biblia (pues ninguna versión de la Biblia es perfecta), prefiero hacer las siguientes recomendaciones:

La primera, ante todo, que la persona invierta tiempo y dinero en estudiar seriamente las lenguas bíblicas, y ser un poco más que un simple hablante de la lengua española.

La segunda, procure tener a la mano y en su biblioteca la más diversa variedad de versiones de la Biblia, evitando, por supuesto, ser víctima de simples prejuicios respecto de toda o cualquier versión de la Biblia.

Después de todo, ninguna versión de la Biblia es perfecta, absolutamente ninguna, y, por otro lado, respecto del estudio comparativo de versiones de la Biblia, en muchos casos parece existir un consenso «no consensuado» para evitar o impedir que la persona conozca lo que en realidad dicen los textos bíblicos en sus lenguas originales.

Finalmente, en honor a la verdad, muchos de los prejuicios que se tienen frente a las versiones de la Biblia son extraños al análisis serio y crítico de una versión de la Biblia, la que fuere, con base en el conocimiento de las características y peculiaridades de las lenguas bíblicas, las cuestiones de crítica textual, y las características de la lengua española.

Obviamente, una cosa es el juicio y análisis crítico de una versión de la Biblia, la que fuere, a la luz de la lengua bíblica de que se trate, la crítica textual y las características de la lengua española; y otra el juicio de una versión de la Biblia, la que fuere, con base en simples criterios teológicos y dogmas confesionales.

Entonces, profesor, ¿cuáles versiones de la Biblia recomienda usted?

Respuesta: A todas y a ninguna.

A propósito de nuestra oferta académica para junio, julio y septiembre, y nuestra continua oferta académica todo el año, año por año.

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Cantar de los cantares», una traducción bajo sospecha, Nociones de morfosintaxis hebrea



«Cantar de los cantares», una traducción bajo sospecha

Nociones de morfosintaxis hebrea

Héctor B. Olea C.

Se supone que el ideal de una traducción es transmitir fiel e íntegramente el mensaje de un texto fuente (en su lengua fuente u original) a una lengua receptora determinada (lengua meta, lengua término, lengua de llegada).

Ahora bien, como es demasiado sabido, resulta que en muchas ocasiones la traducción ha procurado (ha consistido) en la transmisión de estructuras sintácticas extrañas a la lengua receptora (lengua meta o término), presentes en los textos bíblicos, en lugar de trasportar su contenido, significado o carga semántica.

En efecto, cuando se procede de tal manera, llegan a la lectura receptora una serie de expresiones o construcciones sintácticas extrañas a la misma, y que, en honor a la verdad, no tienen en la lengua receptora el sentido y carga semántica que sí tienen en la lengua fuente u original. 

Por supuesto, con el tiempo las personas pueden acostumbrare a dichas expresiones, aunque no siempre logren captar del todo y, de inmediato, el sentido que sí tienen en la lengua original o lengua fuente.

Precisamente una de esas estructuras semánticas extrañas a la lengua española, consiste en una de las formas o recursos de los que dispone la lengua hebrea para expresar la excelencia del sustantivo o nombre, el llamado grado superlativo del adjetivo griego y español.

Pues bien, entre otros recursos, para expresar el grado superlativo o la excelencia del sustantivo, el hebreo bíblico emplea una cadena constructa determinada (o indeterminada), conformada por un sustantivo en estado constructo singular que concluye con el empleo del mismo sustantivo (repetido), pero en estado absoluto plural (con el artículo determinado: cadena constructa determinada; y sin el artículo determinado: cadena constructa indeterminada).  

En tal sentido, cuatro «cadenas constructas» bien conocidas que nos han regalado las versiones de la Biblia, comenzando por la clásica versión griega (Septuaginta, Los LXX) son: 1) «el dios de los dioses» (cadena constructa determinada; Deuteronomio 10.17); 2) «el señor de los señores» (cadena constructa determinada; Deuteronomio 10.17); 3) «rey de reyes» (cadena constructa indeterminada; Ezequiel 26.7), pero en arameo «el rey de los reyes» (cadena constructa determinada; Esdras 7.12; Daniel 2.37); 4); 4) «el cantar de los cantares» (Cantares 1.1).

Luego, en virtud de la idea del grado superlativo que en realidad expresan y comunican las referidas cadenas constructa hebreas, la traducción esperada, en cada caso, sería: 1) el dios supremo, el Dios por excelencia, y no «el dios de dioses»; 2) el señor supremo, el señor superior, y no «el señor de los señores»; 3) el rey supremo, el rey superior, y no «rey de reyes», «el rey de los reyes»; 4) la canción por excelencia, la mejor canción, la canción suprema, y no: «el cantar de los cantares».

Ahora bien, que las traducciones «el dios de dioses», «el señor de señores», «el rey de los reyes» y «el cantar de los cantares» son cuestionables, lo pone de manifiesto la traducción tan acertada: «santísimo», traducción de la cadena constructa determinada: «qódesh ja-qodashím» (el santo de los santos: el lugar santísimo) presente, entre otros textos, en: Éxodo 26.33. 34; Números 4.4,19; 18.9; 1 Reyes 6.16; 1 Crónicas 6.34.

Luego, tal vez surja la pregunta: ¿por qué no está presente en nuestras Biblias la traducción «el santo de los santos», pero sí «dios de dioses», «señor de señores», «rey de reyes» y «cantar de los cantares»?

Respuesta: Porque la traducción «santísimo» consiste en una traducción que refleja y transmite perfectamente la idea del superlativo que comunica la cadena constructa determinada: «qódesh ja-qodashím».

En cambio, las traducciones: «dios de dioses», «señor de señores», «rey de reyes» y «cantar de los cantares», reflejan la estructura formal de las expresiones hebreas que están detrás de dichas traducciones, pero no transmiten adecuadamente la idea del superlativo que sí expresan en el hebreo.

Finalmente, como siempre, a manera de ilustración, anexo dos imágenes con tal de hacer más comprensibles estas líneas.

Muy a propósito de nuestro «Curso de Hebreo clásico (bíblico)», desde cero, el primer año de un estudio completo, profesional y académico de la principal lengua original de la Biblia Hebrea, de dos años, que inicia el sábado 7 de junio; a propósito de nuestro «Curso de Griego Koiné (Bíblico)», desde cero, que también inicia el sábado 7 de junio, y a propósito de nuestro «Curso de Arameo Clásico (bíblico)», desde cero, la segunda lengua original de la Biblia Hebrea, nueve meses de duración, que inicia el jueves 3 de julio.

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Sobre la flexión (cambios) del sustantivo común hebreo, curso profesional online y virtual de hebreo bíblico

Sobre la flexión (cambios) del sustantivo común hebreo

A propósito de nuestro curso de hebreo bíblico que inicia el sábado 7 de junio

Héctor B. Olea C.

A diferencia del griego (clásico y koiné) que tiene una flexión o declinación nominal completa, en el hebreo clásico (bíblico), la flexión nominal del sustantivo común (no propio) sólo implica:

En primer lugar, el paso del «estado absoluto» (masculino o femenino) singular (forma léxica) al «estado constructo» singular.

Observación: El «estado constructo» del sustantivo común hebreo es la flexión vital para la conformación de la tan empleada construcción sintáctica hebrea conocida como «cadena constructa» (o «smijút»), y para la adición de los llamados «sufijos pronominales» (formas del pronombre objeto, no sujeto).

En segundo lugar, el paso del «estado constructo singular» (masculino o femenino), a recibir un sufijo pronominal.

Observación: Los sufijos pronominales (formas del pronombre objeto, no sujeto) se adhieren estrictamente al «estado constructo» (singular o plural) del sustantivo (masculino o femenino), jamás al «estado absoluto» (forma léxica).

En tercer lugar, el paso del «estado absoluto» singular (forma léxica), al «estado absoluto» plural.

En cuarto lugar, el paso del «estado absoluto» plural al «estado constructo» plural.

En quinto lugar, el paso de recibir el «estado constructo plural» (masculino o femenino) un sufijo pronominal (formas del pronombre objeto, no sujeto). 

En sexto lugar, a diferencia de lo que ocurre con la flexión nominal griega, los cambios que sufre el sustantivo en hebreo no indican las funciones sintácticas del mismo en el contexto de la frase u oración.

Finalmente, como siempre, anexo una imagen, a manera de ilustración, con tal de hacer más comprensibles estás líneas.

Muy a propósito de nuestro «Curso de Hebreo clásico (bíblico)», desde cero, el primer año de un estudio completo, profesional y académico de la principal lengua original de la Biblia Hebrea, de dos años, que inicia el sábado 7 de junio.

El curso ideal para las personas que aspiran a poder leer, analizar y explicar los textos del Antiguo Testamento (Biblia Hebrea) en su lengua original, para las personas que desean tener un sólido dominio de la gramática y sintaxis del hebreo clásico (bíblico), y para las personas que aspiran a ser docentes de hebreo bíblico.

Día y horario: sábados 5:00 – 7:00 PM (República Dominicana, Puerto Rico; 4:00 – 6:00 PM Colombia y Perú; 6:00 – 8:00 PM Argentina y Chile.

Inicio: sábado 7 de junio.

Observación importante: Este curso, como los demás que ofrecemos en el IDCB, está dirigido al público general, al margen de su creencia religiosa o falta de compromiso con una determinada teología institucional; pero interesado en el estudio completo, profesional, crítico, académico e independiente de la principal lengua original de la Biblia Hebrea (BH).

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«Mujer virtuosa», una traducción bajo sospecha Cuestiones de lingüística, exégesis y traducción bíblica


«Mujer virtuosa», una traducción bajo sospecha

Cuestiones de lingüística, gramática, exégesis y traducción bíblica

Héctor B. Olea C.

En el contexto de la celebración del «día de las madres» en varios países en mayo (en mi país, República Dominicana, el último domingo de mayo); varias veces he visto salir a relucir la expresión «mujer virtuosa», que aparece en Proverbios 31.10 (Reina Valera 1960 y otras).

En tal sentido, el Diccionario de la Real Academia Española define el adjetivo «virtuoso» (a) en la siguiente manera:

“Que se ejercita en la virtud u obra según ella”. Y entre sus sinónimos, menciona:  

íntegro, honrado, honesto, decente, bueno, bondadoso, ético, puro, moral.

Pero, ¿es una traducción acertada, «mujer virtuosa»?

La expresión hebrea detrás de la traducción «mujer virtuosa»

La expresión hebrea «éshet-jayíl» (Proverbios 31.10), consiste en una «cadena constructa» con valor adjetival, la cual ha sido traducida de diversas maneras en las versiones de la Biblia en español, por ejemplo:

«Mujer virtuosa» (RV 1960), «mujer hacendosa» (Nueva Biblia Española 1975 y La Biblia de las Américas), «mujer ejemplar» (Nueva Versión Internacional), «esposa virtuosa y capaz» (Nueva Traducción Viviente, La Versión Popular Dios Habla Hoy y La Reina Valera Actualizada 2015), «mujer ideal» (Biblia de Jerusalén 2019).

Ahora bien, ¿cuál es la idea que en realidad comunica la cadena constructa hebrea «éshet-jayíl»?

En primer lugar, como ya dijimos, «éshet-jayíl» consiste en una cadena constructa en la que el sustantivo en estado absoluto («jayíl») la determina, y funciona como un adjetivo o atributo del sustantivo «ishá» (mujer), pero a la manera hebrea: o sea, «mujer de fuerza: mujer fuerte», «mujer de vigor: mujer vigorosa», «mujer de capacidad: mujer capaz».

En segundo lugar, el «Diccionario bíblico hebreo-español» de Luís Alonso Schokel, nos dice que de «jayíl» es una palabra que se usa en distintos campos. Por ejemplo, en el campo militar, significando: ejército, valor, baluarte. En el campo económico, significando: riqueza, fortuna, bienes. Y en otros campos, como aquí, significando: fuerza, poder, vigor, capacidad.

En consecuencia, la cadena constructa «éshet-jayíl» en esencia comunica la idea de “mujer de vigor” (mujer vigorosa), “mujer de fuerza o fortaleza” (mujer fuerte, mujer capaz).

En tercer lugar, en lo que a la traducción griega (Septuaginta, Los LXX) respecta, ésta tradujo la cadena constructa hebrea «éshet-jayíl» con la expresión «guináika andréian».

Ahora bien, la expresión griega «guináika andréian» constituye un sintagma nominal (grupo sintáctico), que involucra a un sustantivo con un adjetivo atributivo, en caso acusativo femenino singular.

La expresión «guináika andréian» (sustantivo con un adjetivo atributivo) está compuesta por dos elementos: 1) el sustantivo «guiné» (mujer), en caso acusativo singular, «guináika», y por el adjetivo «andréian» (caso acusativo femenino singular, de «andréia») que literalmente significa: fuerte, vigorosa, varonil (con la fuerza y capacidad del varón), diligente.

Por supuesto, vale destacar que el significado y las formas del adjetivo «andréios» (masculino), «andréia» (femenino) y «andréion» (neutro), derivan del sustantivo estrictamente de género masculino y de la tercera declinación: «anér» (ser humano de sexo masculino, varón, esposo, marido).

Observación: Obviamente, como sustantivo de la tercera declinación que es «anér» (varón), la morfología del adjetivo «andréios» (masculino), «andréia» (femenino) y «andréion» (neutro); derivan de la forma del caso genitivo singular de «anér», o sea, «andrós»: «del varón».

En conclusión, la expresión y traducción griega «guináika andréian» va en la misma línea de la cadena constructa hebrea «éshet-jayíl», o sea, significando: “mujer fuerte”, “mujer vigorosa”, “mujer varonil” (con el vigor o la fuerza del varón); idea que, sin duda alguna, es la que ponen de relieve los versículos 10 al 31 de Proverbios 31 (en hebreo, una composición poética en forma de acróstico, en la que cada versículo inicia con una palabra que inicia con la correspondiente letra del alefato hebreo, en orden alfabético). 

Una cadena constructa equivalente, pero referida al varón

Una cadena constructa similar a «éshet-jayíl» (cadena constructa adjetival) la sentido, una cadena constructa hebrea equivalente, aunque haciendo referencia al varón, a varones, es «ánshe jayíl», otra cadena constructa con valor adjetival, conformada por «ánshe», constructo plural de «ish» (varón, hombre), «varones de», y el mismo sustantivo «jayíl», la encontramos, por ejemplo, en Génesis 47.6 (Reina Valera 1960: «hombres capaces»), pero en Éxodo 18.21 y 25, la misma versión Reina Valera 1960 la tradujo: «hombres de virtud».  

Por cierto, en lo que a la clásica versión griega respecta, la cadena constructa «ánshe jayíl» no fue traducida en Génesis 47.6, pero sí en Éxodos 18.21 y 25, y con la expresión «ándras dinátus».

Está conformada la expresión «ándras dinátus» por «ándras», el acusativo plural de «anér» (varón), y por «dinatús», que es el caso acusativo masculino plural del adjetivo «dinatós» (capaz, fuerte, poderoso).

Consecuentemente, la expresión «ándras dinátus» significa: varones u hombres poderosos, capaces, fuertes.

La mujer «ideal» descrita con base en términos de rendimiento y resultados puramente económicos

Al respecto se pronuncian Luís Alonso Schokel y J. Vílchez Lindes: “Lo curioso de esa figura idealizada es la devaluación de la belleza y la ausencia o el ocultamiento del amor… La mujer ideal ha de ser una buena inversión económica. Este planteamiento comercial podrá sorprender y aun irritar a un lector moderno; pero ante todo hay que intentar comprenderlo.”

Continúan Schokel y Vílchez diciendo: “Recordemos que en el Israel del AT el matrimonio tiene su lado económico relevante: Jamor ofrece pagar el precio de las vírgenes; David paga en prepucios de filisteos (1 Samuel 18.25). Después el marido está obligado a dar vivienda, vestido y alimentos a la esposa (Éxodo 21.10). El aspecto económico del matrimonio está claro. ¿Bastará para compensar al marido con darle placeres e hijos? Sería mala inversión; especialmente si el marido ha pagado un precio alto en el contrato matrimonial. La buena ama de casa tiene que administrar bien y aumentar la hacienda. Este criterio económico, comercial dirige el desarrollo del poema” («Proverbios», Ediciones Cristiandad,1984, página 524).

Luego, la relectura cristiana (y no cristiana) actual de Proverbios 31.10-31, debe ser consciente del contexto histórico vital de esta composición poética, para evitar aplicar a la mujer “ideal” de hoy, sin más (sin matices, sin hacer las salvedades de lugar) el perfil de la mujer descrita en Proverbios 31.10-31.   

En todo caso, desde el campo de la traducción, en nuestra opinión, son imprecisas y cuestionables las traducciones: «mujer virtuosa» (RV 1960 y otras), «mujer ejemplar» (Nueva Versión Internacional), «esposa virtuosa y capaz» (Nueva Traducción Viviente, La Versión Popular Dios Habla Hoy y La Reina Valera Actualizada 2015), «mujer ideal» (Biblia de Jerusalén 2019); pero relativamente mejor, la traducción «mujer hacendosa» (Nueva Biblia Española 1975 y La Biblia de las Américas),

Finalmente, considerando que la mujer descrita en Proverbios 31.10-31 es la persona del hogar primera en levantarse, pero la última que se acuesta (versículos 15 y 18) que se pasa todo el día haciendo cosas por y para los demás (como si no tuviera una vida propia, sino una simple existencia instrumental, para satisfacer a los demás); pero en cambio, nadie parece hacer algo por ella, para satisfacerla a ella); cabe preguntar si este es el tipo de vida que la mujer de hoy anhela y desea para sí; además, si es justo considerar que el estilo de vida de la mujer de Proverbios 31.10-31 es un parámetro justo y adecuado para describir a la mujer ideal, ejemplar, a la mujer perfecta, la recomendada y esperada por la reflexión teológica cristiana actual.

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Traducción versus transliteración (transcripción) La palabra «aleluya» en el centro de esta cuestión


Traducción versus transliteración (transcripción)

La palabra «aleluya» en el centro de esta cuestión

Héctor B. Olea C.

La palabra, unidad fundamental de la comunicación lingüística, constituye una cadena fónica, o sea, una secuencia o cadena de sonidos lingüísticos o fonemas (unidad lingüística más pequeña carente de significado).

Luego, si bien se cree que las versiones o traducciones de la Biblia siempre se traduce (que todo es traducción), lo cierto es que no siempre se traduce.

En realidad, y, en honor a la verdad, hay una serie de palabra o expresiones que se han hecho prácticamente universales, sin embargo, no constituyen propiamente una traducción, sino una transliteración o transcripción de una expresión o término presente en los textos bíblicos en sus lenguas originales.

En tal sentido, es preciso decir que la tan popular y universal palabra «aleluya», generalmente empleada como expresión de alabanza o adoración, en realidad no es una traducción, sino más bien una transliteración de una expresión hebrea (presente sólo en el libro de los Salmos).

Consecuentemente, como transliteración que es, la palabra «aleluya» no transmite la carga semántica, el significado que tiene la expresión hebrea detrás de la misma, sino la secuencia de fonemas (o sonidos lingüísticos) que representa.

Análisis y explicación de la expresión hebrea detrás de la palabra «aleluya»

La palabra expresión hebrea detrás de la palabra «aleluya» está conformada, por un lado, por un imperativo de la segunda persona masculina plural (ustedes), de la conjugación piel, de la raíz «lejalél» (alabar, elogiar, ensalzar, enaltecer, glorificar, etc.), o sea, «jalelú» (alaben ustedes, glorifiquen ustedes).  

Por otro lado, el segundo elemento que conforma la expresión hebrea detrás de la palabra «aleluya», es «yaj», una forma abreviada del sagrado nombre (YHVH), funcionando como objeto o complemento directo del imperativo «jalelú» (alaben ustedes, glorifiquen ustedes).  

Luego, el significado de la expresión hebrea «jalelu-yáj» es: «alaben ustedes al Señor», «glorifiquen ustedes al Señor», significado que, por supuesto, no comunica la cadena fónica griega «jaleluiá», tampoco la expresión latina «alleluia», «alleluja» (leer: «al-leluya») ni la cadena fónica española «aleluya».

Por otro lado, no es posible dejar de lado que, en efecto, en Jeremías 20.13 está presente la expresión «jalelú et- YHVH», en la cual la partícula intraducible y que marca el objeto determinado «et» (delante de YHVH), lo señala como objeto o complemento directo del imperativo «jalelú» (alaben ustedes, glorifiquen ustedes).  

Pero esta vez la clásica versión griega (Septuaginta, Los LXX) no transliteró con la ya conocida «jaleluiá» (como en los Salmos), sino que tradujo con la expresión «ainésate autó» (alábenlo ustedes).

En conclusión, la palabra española «aleluya» no es una traducción, pues no transmite el significado de la expresión hebrea detrás de la misma, sino más bien una transliteración que ha procurado reflejar, gracias al griego y luego al latín, la cadena fónica que constituye la referida expresión hebrea.

Finalmente, es preciso poner de relieve que la palabra «aleluya» nos ha llegado y se ha hecho universal gracias a la opción asumida por la clásica versión griega (Septuaginta, Los LXX), de transliterar en lugar de traducir.

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«Por su fidelidad», «por mi fe», «por la fe» Habacuc 2.4; Romanos 1.17; Gálatas 3.11 y Hebreos 10.38


«Por su fidelidad», «por mi fe», «por la fe»

Habacuc 2.4; Romanos 1.17; Gálatas 3.11 y Hebreos 10.38

Héctor B. Olea C.

La persona que pretenda realizar un juicio crítico y fundamentado respecto de la forma en que la versión griega tradujo algún texto, fraseología o alguna construcción sintáctica hebrea; deberá conocer bien la gramática hebrea, como también la gramática griega, y en nuestro caso, también la gramática española (o castellana).  

En tal sentido, a manera de ilustración, quiero poner de relieve la forma en que la clásica versión griega (Septuaginta, LXX) tradujo un texto bíblico que, si bien se hace referencia al mismo sólo tres veces en el Nuevo Testamento; sin embargo, ha tenido una indiscutible trascendencia en la teología cristiana y en el vocabulario teológico cristiano.  

El texto en cuestión es Habacuc 2.4 

Por cierto, el nombre hebreo para «Habacuc» es «Jabakúk», el cual fue traducido y transmitido en los manuscritos de la versión griega como «Ambakúm». Por supuesto, pudo el traductor al griego producir una transliteración griega más cercana al hebreo, por ejemplo, «Abakúk», incluso «Jabakúk», pero no lo hizo.

Luego, respecto del texto de Habacuc 2.4, la parte que nos interesa analizar es la afirmación «ve-tsadik be-emunató yijyé»: «pero el justo vivirá por medio de (por causa de) su fidelidad (la fidelidad de él)».

Pero dentro de esta oración, la parte que nos interesa, y en la cual nos vamos a detener, es en la palabra (más bien un sintagma) «be-emunató».

En primer lugar, «be-emunató» es una palabra polimorfemática (compuesta por varios morfemas): 1) por la preposición «be» (por medio de, por causa de, gracias a); 2) por el morfema lexical «emuná» (veracidad, fidelidad, lealtad); y 3) por el sufijo pronominal de la tercera persona masculina singular (él) «to» (de él, su).  

Consecuentemente, el sentido básico de la expresión hebrea «be-emunató» es: «por medio de (por causa de) su fidelidad», «gracias a su fidelidad», por supuesto, la del justo («tsadík» (que en su contexto no apunta a un creyente cristiano, a un creyente en Jesucristo).

Pero antes de proponer las posibles legítimas traducciones al griego de la expresión hebrea «be-emunató», es preciso poner de relieve que el sustantivo griego «pístis» (empleado aquí por el traductor griego) significa más bien «fe» o «confianza», y no tanto “fidelidad” y “lealtad”.

En consecuencia, una traducción al griego que le haga justicia al análisis morfológico (morfemático) de la palabra o sintagma «be-emunató», debe ir en la siguiente línea: «ek písteos pistótes autú»: «por medio o por causa de su fidelidad» (la fidelidad o lealtad de él, del justo).

Sin embargo, es preciso decir que la palabra «fidelidad» («pistótes»), presente en el griego clásico, sin embargo, está ausente en la clásica versión griega de la Biblia Hebrea, como en el Nuevo Testamento.

En todo caso, la traducción propuesta por la clásica versión griega para Habacuc 2.4 es: «ek písteos mu»: «por medio o por causa de mi fe», empleando el caso genitivo del pronombre personal de la primera persona del singular «yo» («egó»), o sea, «mu», en lugar del esperado caso genitivo del pronombre personal de la tercera persona masculina singular: «autú» (su, de él).

En tal sentido y, en primer lugar, es preciso decir que el aparato crítico de la Biblia Hebraica Stuttgartensia (BHS) nos pone al tanto de la forma en que la traducción de la versión griega difiere aquí del texto hebreo. 

En segundo lugar, al llegar al Nuevo Testamento Griego, llama la atención la forma en que Pablo, tanto en Romanos 1.17 como en Gálatas 3.11, hace referencia al texto de Habacuc 2.4.

Por supuesto, no es posible obviar la referencia que también hace Hebreos 10.38 al texto de Habacuc 2.4.

Por un lado, Pablo hace referencia al texto de Habacuc 2.4 según el texto griego y no en conformidad al texto hebreo.

Por otro lado, a pesar de hacer referencia al texto griego de Habacuc 2.4, y muy a pesar de precisar (por lo menos en Romanos 1.17): «como está escrito» (griego «kazós guégraptai»); de todos modos, no incluye Pablo (ni en Romanos ni en Gálatas) el pronombre personal de la primer persona del singular, «mu» (que sí empleó el traductor al griego en Habacuc 2.4), y mucho menos el pronombre personal de la tercera persona masculina singular («autú») de modo que concordara formalmente con el texto hebreo de Habacuc 2.4.

Consecuentemente, mientras el texto hebreo de Habacuc 2.4 afirma: «por medio de, por causa de la fidelidad de él», o sea, «por medio o por causa de la fidelidad del justo»; y a pesar de que el texto griego de Habacuc 2.4 dice: «por medio o por causa de la fidelidad en mí» (genitivo objetivo), o bien, «por medio o por causa de mi fidelidad (genitivo subjetivo); llama la atención que en su relectura de Habacuc 2.4 (Romanos 1.17 y Gálatas 3.11) Pablo) sólo afirman: «el justo por medio o por causa de la fe vivirá».

El contexto del libro de Habacuc

La obra «Introducción al Antiguo Testamento», editada por Thomas Rhomer, Jean Daniel Macchi y Christofe Nihan, observa:

“Situado en un momento clase de la historia de Judá (la fecha es objeto de serio debates, pero hay un consenso que lo sitúa a fínelas del siglo VII y a principios del siglo VI, pero hay quienes lo sitúan en una época muy posterior), el libro de Habacuc trata de articular la reflexión del profetismo clásico sobre la justicia divina que castiga a los impíos por medio de poderosos extranjeros con un contexto donde estos tiranos comenten extorsiones y provocan un mal aún más grande que las faltas que se piensa han de ser castigadas”.

“La actitud del creyente es definida en este contexto de crisis con la expresión proclamada en 2.4: «el justo vivirá por la fidelidad». Para el judaísmo lo que aquí se exige es la fe y la fidelidad activa del creyente a su Dios y a su ley”.

“El cristianismo, bajo la influencia del apóstol Pablo (Romanos 1.17; Gálatas 3.11-12), hizo de este versículo de Habacuc un texto central para su concepción de la relación con Dios… El creyente (cristiano) es, por tanto, llamado a vivir por la fe… Pablo actualiza el texto de Habacuc identificando al «justo» con aquel que cree en Jesucristo”.

“Por lo que respecta al comentario de Habacuc de Qumrán, también actualiza el texto identificando al «impío» con el sumo sacerdote asmoneo y al «justo» con el maestro de justicia, y los romanos están llamados a castigar al impío” (Desclée De Brouwer, 2008, página 443).

La referencia de Hebreos 10.38 a Habacuc 2.4

Con relación a Hebreos 10.38, la discusión es dónde se ha de colocar el pronombre personal de la primera persona del singular en caso genitivo («mu»: “de mí”, “mi”, “mío”, “mía”), presente en el texto griego de Habacuc 2.4, pero ausente en Romanos 1.17 y en Gálatas 3.11.

Por un lado, el «Textus Receptus» siguiendo los manuscritos tardíos omite dicho pronombre y por eso también está ausente en la traducción de Hebreos 10.38 en la versión Reina Valera 1060, en la Reina Valera 1995 incluso en la más reciente revisión de la serie Reina Valera realizada por las Sociedades Bíblicas Unidas, la llamada Reina Valera Contemporánea 2011 (RVC).

En cambio, entre las versiones de la Biblia que sí incluyen el pronombre personal y delante de la palabra «díkaios» («díkaios mu»: «mi justo») están: La Biblia de Jerusalén (2018, 2019), La Nueva Biblia Española (1975), La Nueva Versión Internacional, La Biblia de las Américas, La Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, etc.

Por otro lado, en lo que respecta al texto crítico, ha dominado la opinión de que el pronombre personal «mu» (de mí, mi, mío) debe ser colocado después del adjetivo «díkaios» (justo), y no después del sustantivo «písteos» (fe, fidelidad), como lo tiene y en donde lo coloca la Septuaginta (Los LXX).

Al respecto, el «Comentario textual al Nuevo Testamento Griego» de Bruce Metzger afirma: “Algunos testigos lo ponen después de «díkaios», y otros lo ponen después de «písteos» (esta misma variación aparece en los manuscritos de LXX en Habacuc 2.4 donde hay varios manuscritos que dicen «písteos mu» (mi fe, mi fidelidad), mientras que A y los manuscritos minúsculos de la Catena magna dicen «díkaios mu» (mi justo). En vista del contundente apoyo externo, el Comité optó por la lectura «díkaios mu» (mi justo)”.  

En conclusión, Pablo no cita o apela al texto hebreo de Habacuc, sino su versión griega. Luego, a pesar de afirmar como «está escrito» (Romanos 1.17), sin embargo, no cita textualmente (sin cambios) el texto griego de Habacuc 2.4.

En resumen, nos parece demasiado evidente la necesidad que tiene la persona que aspira a comentar y traducir textos bíblicos de dominar la gramática de las lenguas bíblicas (hebreo, arameo y griego), para pronunciarse con el debido conocimiento de causa y con acierto respecto de la demostrada e indiscutible intertextualidad que muchas veces muestran los textos bíblicos (especialmente respecto de la relación entre un texto fuente y su traducción, así como en relación a la apelación a dicho texto).  

Además, tal conocimiento es preciso para una verdadera exégesis bíblica, así como para una evaluación con propiedad y conocimiento de causa de la forma en que la clásica versión griega tradujo la Biblia Hebrea, y respecto de la forma en que un autor del Nuevo Testamento apeló a un texto de la Biblia Hebrea.

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