Los «ángeles» son seres sin nombres; por lo menos la mayoría
Cuestiones de angelología y traducción bíblica
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Héctor B. Olea C.
La palabra castellana “ángel” es una transliteración (no traducción) de la palabra griega “ánguelos” que se usa en el NT griego unas 176 veces. Una traducción de “ánguelos”, propiamente hablando, sería “mensajero”.
El término hebreo para “mensajero” (ángel) es “malaj”. Es “malaj” la palabra que se traduce “ángel” en la expresión “Ángel de Jehová” (Reina Valera 1960), en hebreo “malaj Adonay”. La Septuaginta traduce la expresión “malaj Adonay” como “ánguelos kuríu” (ángel del Señor).
Tomando como referencia la versión Reina Valera 1960, la palabra “ángel” se la encuentra en la Biblia en 206 veces en 197 versículos. De estas 206, 107 corresponden al AT y 99 al NT. En plural “ángeles” sólo se la encuentra en 10 ocasiones en el AT, pero en 80 ocasiones en el NT.
Un caso muy interesante que envuelve la palabra hebrea “malaj” es la expresión hebrea que ha dado lugar al nombre (¿nombre?) “Malaquías”, o sea, “malají”.
Es, pues, “malají” la palabra hebrea “malaj” (mensajero, ángel) más el sufijo de la primera persona común singular. En consecuencia, hay que precisar y admitir que «Malaquías» no es exactamente un nombre. En realidad la palabra “malají” que se lee en el texto hebreo de Malaquías 1.1 y 3.1 (y de la cual se ha derivado el nombre “Malaquías”) difícilmente apunte un nombre propio. Parece más verosímil concluir que simplemente hace referencia a “mi mensajero”.
Por esta razón la versión griega del AT (la Septuaginta) tradujo a «malají» en el 3.1 con la expresión “ton ánguelon mu” o sea, “mi mensajero”.
Con relación a Malaquías 1.1, diré que la traducción “por medio de Malaquías” no es acertada. La expresión hebrea “be-yad malají” más bien significa “por medio (literalmente “en mano, por la mano”) de mi mensajero”. Aquí (1.1) la Septuaginta tradujo en una forma contraria al sentido del hebreo, pues con la expresión “en jeirí anguélu autú” afirma, literalmente, “en mano de su (no “mi”) mensajero”.
En lo concerniente al libro que lleva el nombre de «Malaquías», habría que decir, consecuentemente: 1) que dicho libro es más bien anónimo; 2) que en realidad no fue escrito por un profeta llamado «Malaquías»; 3) que en verdad no sabemos cuál fue el nombre de su autor. En efecto, fuera del libro al que erróneamente se le ha dado ese nombre, no hay siquiera una mención del nombre «Malaquías» en toda la Biblia. Insisto, en toda la Biblia.
Además, llama la atención que la expresión hebrea que sólo se ha considerado y traducido como un nombre propio (“Malaquías”) en el 1.1, o sea “malají” (Reina Valera 1960 y otras); jamás vuelve a ser considerada como tal en el resto de las veces en que se la encuentra en el AT. Fuera de “Malaquías” 1.1 y 3.1, la expresión “malají” se la encuentra en el AT sólo en tres ocasiones más, que son:
Éxodo 23.23 “Porque mi Angel (“malají”, “mi mensajero”) irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir”
Éxodo 32.34 “Ve, pues, ahora, lleva a este pueblo a donde te he dicho; he aquí mi ángel (“malají”, “mi mensajero”) irá delante de ti; pero en el día del castigo, yo castigaré en ellos su pecado”
Isaías 42.19 “¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién es sordo, como mi mensajero (“malají”, “mi mensajero”) que envié? ¿Quién es ciego como mi escogido, y ciego como el siervo de Jehová”
Observación: No incluyo a Éxodo 23.20 a pesar de que en la Reina Valera 1960 se lee “mi Ángel”, porque lo que en realidad dice el texto hebreo no es “malají” (“mi ángel”, “mi mensajero”), sino simplemente “malaj” (“un ángel”, “un mensajero”).
La traducción de la palabra “malají” en la Reina Valera 1960
En virtud de lo ya dicho, hay que admitir que la traducción de “malají” que hace la Reina Valera 1960 (y las que la siguen), en Malaquías 1.1 no es adecuada: “Profecía de la palabra de Jehová contra Israel, por medio de Malaquías.”
Pero en Malaquías 3.1, la misma Reina Valera 1960 traduce: “He aquí, yo envío mi mensajero”. Lo curioso es que la expresión hebrea que ha originado la traducción “por medio de Malaquías” en 1.1, es exactamente la misma que se tradujo “mi mensajero” en el 3.1, o sea «malají». ¿Por qué, pues, la inconsistencia? ¿Por qué tratarla como un nombre propio (Malaquías) en el 1.1, pero no así en el 3.1? ¿Por qué tratarla como un nombre propio cuando en realidad no lo es?
Ahora consideremos también la traducción de “malají” en otras tres versiones de la Biblia
1) La Sagrada Biblia, traducción de la Vulgata Latina, traduce la expresión hebrea «malají» en la siguiente manera: “por medio de Malaquías” en el 1.1; pero “mi ángel” en el 3.1.
2) Por su parte, la Biblia hebreo-español (dos tomos), versión castellana conforme a la tradición judía por Moisés Katznelson, traduce a Malaquías 1.1 en la siguiente manera: “ORÁCULO del Eterno a Israel por medio de Malaquías (Malají)”; sin embargo, en el 3.1 traduce: “HE AQUÍ que envío Mi mensajero…”
3) La versión judío-mesiánica de la Biblia realizada por Diego Ascunce, traduce en la siguiente manera: En el 1.1 traduce “Una profecía, la palabra de YAHWEH a Yisra'el por la mano de su mensajero [Malaji]”; y en el 3.1 “¡Contemplen! Enviaré a mi mensajero…”
De todos modos, a pesar de toda la evidencia que he presentado en contra, el «Nuevo Diccionario Bíblico Certeza» (así también el «Nuevo Comentario Siglo 21» y otros) quiere insistir en que “Malaquías” en un nombre propio, cito: “La LXX toma la palabra no como nombre propio sino como sustantivo común, y la traduce “mi mensajero”, que es el significado de la voz hebrea. Muchos especialistas siguen a la LXX, y creen que el nombre del autor no aparece. Pero la analogía con los otros libros proféticos, que dan el nombre del autor, parecería apoyar el parecer de que en este caso el nombre indica el autor.”
Ahora bien, a fin de poner en evidencia la poca fortaleza del argumento del «Nuevo Diccionario Bíblico Certeza», voy a demostrar que la forma en que inicia el libro tradicionalmente conocido como “Malaquías”, se aleja de la forma o formato con que inician los demás libros proféticos:
Isaías “Visión de Isaías hijo de Amoz” (1.1)
Jeremías “Las palabras de Jeremías hijo de Hilcías” (1.1)
Ezequiel “Vino palabra de Jehová al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi” (1.3)
Oseas “Palabra de Jehová que vino a Oseas hijo de Beeri” (1.1)
Joel “Palabra de Jehová que vino a Joel, hijo de Petuel” (1.1)
Amós “Las palabras de Amós, que fue uno de los pastores de Tecoa” (1.1)
Abdías “Visión de Abdías” (1.1)
Jonás “Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai” (1.1)
Miqueas “Palabra de Jehová que vino a Miqueas de Moreset en días de Jotam” (1.1)
Nahum “Profecía sobre Nínive. Libro de la visión de Nahum de Elcos” (1.1)
Habacuc “La profecía que vio el profeta Habacuc” (1.1)
Sofonías “Palabra de Jehová que vino a Sofonías hijo de Cusi” (1.1)
Hageo “Vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo” (1.1)
Zacarías “Vino palabra de Jehová al profeta Zacarías hijo de Berequías” (1.1)
Como se puede observar, el único caso parecido al del libro de “Malaquías” es el de Hageo. No obstante, hay algunos elementos que los diferencian. Observemos:
En primer lugar, con relación al libro de Hageo se usa el calificativo de “profeta”, no así en el caso del libro de “Malaquías”. Es más, la única ocasión en que se menciona la palabra “profeta” en el libro de “Malaquías”, se la emplea haciendo referencia a una persona distinta al autor del libro (véase el 4.5: “He aquí, yo os envío el profeta Elías”).
En segundo lugar, la palabra “mensajero” (estrictamente “mi mensajero”, “malají”) que es la empleada en “Malaquías”, no es utilizada, sin embargo, en ningún otro libro de los profetas para hacer referencia al autor del libro.
En tercer lugar, con relación a Hageo, y distinto a “Malaquías”, es claro que Hageo es un nombre propio, que no sólo ocurre en el libro que lleva su nombre. Al autor del libro de Hageo se lo identifica como tal fuera de él. El nombre «Hageo» se lo encuentra en la Biblia (sólo en el AT) en los siguientes 11 versículos: Esdras 5.1; 6.14; Hageo 1.1, 3, 12, 13; 2.1, 10, 13,14, 20.
Otra evidencia en contra de la postura de asumir a “Malaquías” como un nombre propio es que el Tárgum (traducción del hebreo al arameo con tendencia a la paráfrasis) de este libro identifica a Esdras (nombre propio) como el autor del libro.
Concuerdo, pues, con la opinión de Luís Alonso Schokel y Jose Luís Sicre («Profetas, comentario», tomo II, Ediciones Cristiandad; y «Profetismo en Israel», Editorial Verbo Divino) en que es preferible reconocer que no sabemos quién escribió el libro en cuestión.
¡Hasta mañana si Dios nos lo permite!
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