¿Y qué de la costilla a partir de la cual se puso en existencia a Eva (la mujer)?

Por Héctor Benjamín Olea Cordero

Presidente del Instituto Dominicano de Ciencias Bíblicas IDCB, Inc.
De entrada quiero precisar que la narración de la creación de Eva[1] (la mujer) a partir de una costilla de Adán (el varón) no tiene que se interpretada literalmente, sino más bien de manera poética o simbólica. Luego, que la mención de la costilla de Adán sólo es un detalle que forma parte de uno de los dos relatos de la creación que encontramos en Génesis, específicamente en el de Génesis 2.4-25.

Pasemos, pues, a analizar este aspecto específico del relato de Génesis 2.4-25.
La palabra “costilla”, traducción de la hebrea “tselá” ([l;xe)[2] se encuentra solamente cuatro veces en cuatro versículos bíblicos, y sólo en el Antiguo Testamento, tomando como base la versión Reina Valera de 1960. Estos son:

1) Génesis 2.22 “Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre”.

2) 2 Samuel 2.23 “Y no queriendo él irse, lo hirió Abner con el regatón de la lanza por la quinta costilla, y le salió la lanza por la espalda, y cayó allí, y murió en aquel mismo sitio. Y todos los que venían por aquel lugar donde Asael había caído y estaba muerto, se detenían”.

3) 2 Samuel 3.27 “Y cuando Abner volvió a Hebrón, Joab lo llevó aparte en medio de la puerta para hablar con él en secreto; y allí, en venganza de la muerte de Asael su hermano, le hirió por la quinta costilla, y murió”.

4) 2 Samuel 20.10 “Y Amasa no se cuidó de la daga que estaba en la mano de Joab; y éste le hirió con ella en la quinta costilla, y derramó sus entrañas por tierra, y cayó muerto sin darle un segundo golpe. Después Joab y su hermano Abisai fueron en persecución de Seba hijo de Bicri”.







Como se ve, la palabra “costilla” se menciona, después del Génesis, sólo en 2 de Samuel, y sin ninguna relación con la creación de la mujer. Y esto en la Reina Valera de 1960. La versión Popular Dios habla hoy, por ejemplo, sólo mantiene la palabra “costilla” en Génesis 2.22[3]. En cuanto a la forma plural, “costillas”, coinciden en la misma postura.
En plural, “costillas”, se encuentra sólo dos veces y en dos versículos bíblicos. Estos son:
Génesis 2.21 “Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar”.
Daniel 7.5 “Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne”.
Como se puede observar, la mención de la palabra “costillas” (en plural), después del Génesis, tampoco hace referencia alguna a la creación de la mujer.
Ahora bien, cabe preguntarse ¿cómo es posible que se haya hecho tanto eco de la idea de que la mujer fue creada a partir de una costilla de Adán, si en la Biblia misma no ocurrió así? Pienso que principalmente por dos razones. La primera tiene que ver como el hecho de que casi todas las corrientes teológicas del cristianismo, al explicar la relación entre la mujer y el varón, partiendo desde su origen, según la teología (más bien teologías) del Génesis, como parte de su “antropología bíblica” (“antropología teológica”), han apelado y dependido fundamentalmente del relato de la creación que encontramos en Génesis 2.4-25.
La segunda razón está relacionada con el hecho de que en Nuevo Testamento, si bien supuso una reinterpretación y el alejamiento de algunos aspectos del Judaísmo; pero al desarrollarse también en un ambiente y cultura patriarcal e influenciado decisivamente por el elemento judío, en éste (el NT) se definió el origen y papel de la mujer principalmente, por no decir exclusiva o casi exclusivamente, con base también en el relato de Génesis 2.4-25.
En cuanto al Nuevo Testamento como tal, otro factor que marcó la visión que persistió en éste con relación a la mujer, muy probablemente tuvo que ver con la realidad de que al principio las comunidades cristianas se congregaban en los hogares. Esto dio como resultado que a la mujer se le tratara en las asambleas o reuniones de los seguidores de Jesús, a la luz de las normas convencionales que dictaban, marcaban y regían el comportamiento esperado de la mujer en el hogar y en sentido general, así como el tipo de relación y contacto que debía existir entre el varón y la mujer, entre el esposo y la esposa.
Resulta llamativa la forma en que en el judaísmo rabínico se desarrollaron ciertas concepciones ligadas a la idea e interpretación de que la mujer fue creada a partir de una costilla de Adán, del varón. Al respecto, Antonio Rodríguez Carmona, en su obra “La religión judía, historia y teología”, publicada por la Biblioteca de autores cristianos (año 2002), afirma: “Son frecuentes las observaciones de tipo psicológico deducidas del modo de la creación. Así, por ejemplo, porque la mujer fue creada del hueso, materia más dura que la tierra de la que precede el hombre (el varón), la mujer es más fuerte en las circunstancias adversas y tiene más capacidad de sufrir. También constatan los rabinos que la mujer ha sido bendecida con una mayor inteligencia instintiva, y, junto a esto, su inclinación a llorar y a la curiosidad desordenada” (página 547).
Frente a este tipo de concepciones, simplemente quiero destacar que se fundamentan en una idea que sólo se encuentra en el relato de Génesis 2.4-25, la idea de que la mujer fue creada con posterioridad al varón, y como precediendo de él.
Cabría la pregunta, ¿cómo es posible que por el simple hecho de que la mujer fuera creada a partir de la parte sólida del cuerpo del varón ésta recibiera esa capacidad de resistencia que la caracteriza, y no; sin embargo, el varón, que la tenía en sobrada cantidad?
Finalmente, hay que insistir en que el uso de la figura de la costilla encaja perfectamente en la teología del relato que sostiene que el varón fue creado primero que la mujer, y que ésta fue creada como un complemente para el varón, y como procediendo de él. Lo interesante es que los posteriores pasajes que subordinan a la mujer y que apelan al relato de Génesis 2.4-25, ninguno se hace eco de la famosa costilla a partir de la cual, se supone, Dios puso en existencia a la mujer.
Podemos seguir haciendo mención de la “costilla” de Adán, siempre y cuando mantengamos presente que ésta sólo forma parte de los elementos del relato de la creación que encontramos en Génesis 2.4-25, por un lado. Y por el otro, que para el resto de la Biblia, incluso los pasajes que de manera específica apelan a dicho relato, ese elemento no existe. Ya sea porque 1) lo dieron por sentado, 2) porque no compartieron tal idea, 3) o porque sencilla y deliberadamente decidieron no insistir en este aspecto.


[1] La palabra hebrea que se ha traducido “Eva” en Génesis 3.20 es “javáh o haváh” (hW:j'), forma realmente extraña, pero que generalmente se ha asociado al verbo “hayáh” (hy:h;): “llegar a ser”, “existir”, “ser”, “vivir”. La forma griega usada por la Septuaginta en dicho versículo es “Zoé” (Zwhv), que significa “vida”. Lo curioso es que en Génesis 4.1 el texto hebreo mantiene el nombre “javáh o haváh” (hW:j'), pero la Septuaginta usó a “Eua” (Eua). Esto nos lleva a concluir que el conocido nombre “Eva” es realmente una transliteración de la forma griega usada por la Septuaginta en Génesis 4.1 y que así pasó al Nuevo Testamento. De todos modos resulta muy llamativo el que, según el relato de Génesis 2.4-25 (Génesis 2.23), la mujer habría de llamarse más bien “varona” “ishah” (hV;ai), pues se habría creado a partir del “varón” “ish” (vyai). Sin embargo, la perspectiva de Génesis 1.27, que no asume la premisa de que la mujer fue creada con posterioridad al varón, es distinta, pues habla de “varón” “zakar” (rk;z:) y “hembra” “nequebáh” (hb;qen]). El origen del nombre “Eva” (transliteración castellana del griego) se enmarca en un contexto distinto al de “varona” (Génesis 2.23), por cuanto ella era madre de todos los vivientes”, Génesis 3.20.
[2] La pala griega usada aquí para “costilla” en la Septuaginta (versión griega del Antigua Testamento) es “pleurá” (pleurav). Esta palabra también tiene presencia en el Nuevo Testamento, sólo que se ha traducido como “costado” que es otro de los posibles significados de la misma véase Juan 19.34; 20.20, 25, 27; Hechos 12.7.
[3] Este hecho se vuelve más interesante cuando verificamos que la palabra que la Reina Valera de 1960 ha traducido “costilla” en 2 Samuel 2.23; 3.27 y 20.10, es “homésh” (vm,jo) que más bien significa, como plantea el Diccionario bíblico hebreo-español de Luís Alonso Schokel: “Ingle”, “bajo vientre”. En estos pasajes la Septuaginta tradujo la hebrea “homésh” (vm,jo) con “psóa” (yova), que hace referencia a “los músculos de la pelvis o de los lomos”. En Daniel 7.5 lo que la Reina Valera de 1960 tradujo como “costilla” es “alá” ([l''[}), una palabra aramea que el Diccionario de hebreo bíblico de Moisés Chávez la considera equivalente a la hebrea “tselá” ([l;xe) que encontramos en Génesis 2.21 y 22. Dada esta equivalencia, la Septuaginta tradujo la palabra aramea de Daniel 7.5 con la misma palabra que tradujo la hebrea “tselá” ([l;xe) en Génesis 2.21 y 22, o sea “pleurá” (pleurav).



9 comentarios:

  1. quisiera entender mas esto de las palabras, hay muchas interpretaciones de la creacion, es muy confuso. en algun lugar lei que muchos nose atreven a seguir investigando al respecto por miedo a contradecir siglos de "verdad"
    quisiera un poko de ayuda

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  2. Muy buen articulo.
    Gran trabajo al recopilar todo.
    Surge entonces la siguiente duda:
    Porque el las primeras citas eran heridos en la quinta costilla?
    ¿Qué ocurre cuando alguien es herido en la quinta costilla?
    gracias!!!

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  3. muy bueno el estudio, pero creo que esta incompleto el estudio...

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  4. pero según una iglesia a la que estoy yendo me di da entender que en daniel 7.5 las costillas representan a ciudades las cuales fueron consumidas por otra representadas por un oso

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    1. segun la iglesia que atiendo la costilla es la curva de las helices del adn de adan,es decir que elohim creo a eva del adn de adan(eth ha adaham en hebreo)

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  5. segun la iglesia que atiendo me dan a entender que el termino tsela 6763--6760 traducido a costilla,tiene que ver con el dna de adan. Dios creo a la mujer del adn de adan...y tiene que ver con la curva de helices que forman el adn! por eso tsela se traduce a curva.

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  6. Algunos dan entender que eva proviene del miembro viril de Adán.que costilla daba entender eso.Como el significado de Lomo en la biblia.

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    1. Muchas gracias por la lectura y el comentario, estimada Doris Chung. Mi reacción va a consistir en traer a colación la respuesta que articulé a la teoría de que la palabra "costilla" más bien debía entenderse como refiriendo un supuesto "hueso peneano"

      En primer lugar, que la idea de que la palabra «tsela» debe apuntar a un hueso peneano, es sencillamente una mera hipótesis, y no en realidad un problema de mala traducción. Esto así, pues en ningún lugar de la Biblia hebrea, donde aparece dicha palabra, apunta en sí a la idea de un hueso peneano. Además, llama la atención que el profesor Zevit no pueda tener a la mano siquiera un texto de la Biblia hebrea que pueda citar como ejemplo concreto, como fundamento indiscutible e incuestibable para su hipótesis. Insisto, no tiene, ni puede tener a mano el profesor Zevit un solo texto de la Biblia hebrea donde de manera indiscutible la palabra «tsela» apunte a un supuesto hueso peneano.

      En segundo lugar, ignora y no toma en cuenta, además, el profesor Zevit, la palabra griega que usó la Septuaginta para traducir la hebrea «tsela» en Génesis 2.21-22. Pues bien, la Septuaginta (versión griega del Antiguo Testamento hebreo) tradujo la hebrea «tsela», con la palabra griega «pleurá» (costado, costilla).

      En tercer lugar, no prueba la expresión «hueso de mis huesos» (Génesis 2.23) que la palabra «tsela» signifique “hueso peneano” en Génesis 2.21 y 22. Por otro lado, evita el profesor Zevit afirmar que la palabra «tsela» no aparece en la expresión «hueso de mis huesos», y que la palabra hebrea traducida «hueso», «huesos», en dicha expresión, es una palabra distinta a «tsela», o sea, «‘etsem». Traduce la Septuaginta la palabra «‘etsem», con la palabra «ostéon» u «ostún» (hueso).

      En tal sentido cabe preguntar: ¿por qué ignora y evita poner de relieve el profesor Zevit que en la expresión «hueso de mis huesos», la palabra «tsela» no está presente, no está involucrada? ¿Por qué no toma en cuenta que en Génesis 2.23 la palabra «‘etsem» (hueso) sencillamente apunta a la parte sólida del cuerpo, al esqueleto, como contraposición de la “carne”?

      En cuarto lugar, y finalmente, es claro que el profesor Zevit comete dos errores: el primero consiste en hacernos creer que sólo nos provee el Génesis de un solo relato de la creación, el de Génesis 2.4-25. El segundo error consiste en asumir e interpretar dicho relato de una manera muy literalista, y no poética y como un mito.

      Además, ignora que, como ya he demostrado en varios artículos míos, la idea de que la mujer fue creada de una con posterioridad al varón, a partir del cuerpo del varón, de una supuesta “costilla” (incluso cualquier otra hipótesis, como la del “hueso peneano”), son detalles que sólo forman parte del relato de la creación de Génesis 2.4-25; pero que, desde la perspectiva del relato de Génesis 1.1-2.3, que asume que la mujer y el varón fueron creados al mismo tiempo, en único y mismo acto de creación; tales detalles sencillamente no han de tomarse en cuenta, ni siquiera de manera hipotética; en tal sentido, desde el punto de vista de la teología y antropología del relato de la creación de Génesis 1.1-2.3, hablar de una supuesta “costilla”, y mucho menos de un supuesto “hueso peneano”, tiene sentido, así de sencillo.


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  7. Además y, por otro lado, también traigo a colación mi reflexión y análisis en relación a una pregunta que se me formuló respecto del uso del verbo "construir" en el contexto de la creación de la mujer; cito:

    En primer lugar, lo primero que hay que observar es que en relación a la puesta en existencia de la mujer, el texto hebreo en realidad usa dos verbos: «‘asáh» (hacer; traducido por la Septuaginta con el verbo «poiéo», que le es sínónimo y equivalente), y «banáh» (construir; traducido por la Septuaginta con el verbo «oikodoméo», que le es sinónimo y equivalente).

    En segundo lugar, respecto del verbo «‘asáh» (hacer); diré que este se usa en Génesis 1-3, en la siguiente manera: 1.7 (la creación de la expansión), 16 (dos veces, la creación del sol y la luna), 25 (la creación de los animales terrestres), 26 (la creación del ser humano, varón y mujer), 31 (apuntando a toda la obra de creación); 2.2 (dos veces, apuntando a toda la obra creada), 3 (lo mismo que en el versículo 2), 4 (lo mismo que en el versículo 3), 5 (sobre el hecho de no existir la lluvia), 9 (la creación de los árboles comestibles, así como el de la ciencia del bien y el mal), 18 (a la puesta en existencia de la mujer), 21 (originar el sueño en Adán); 3.1 (la creación de los animales), 7 (los delantales que se hicieron el hombre y la mujer), 13 (a la acción de la mujer de tomar del fruto del árbol prohibido), 14 (a la acción de la serpiente), 21 (las túnicas que Dios le hizo al hombre y a la mujer).

    En tercer lugar, respecto del verbo «banáh» (construir); diré que en relación a los tres primeros capítulos del Génesis, sólo tiene presencia en el capítulo 2.22, en relación a la puesta en existencia de la mujer. Ahora bien, a la luz del hecho de que en realidad a la puesta en existencia de la mujer se hace referencia, por un lado, y en primer lugar, con el verbo «‘asáh» (hacer); y en segundo lugar con el verbo «banáh» (construir). Pienso que podemos hacer la siguiente síntesis. Que con el verbo «‘asáh» (hacer), se apunta a la puesta en existencia de la mujer, sin añadirle matiz especial alguno (considérese la prominencia de dicho verbo ý de manera tan diversa en Génesis 1-3), para hacer referencia a la creación tanto en lo particular como respecto de la creación en general.

    Pero que, consecuentemente, el empleo del verbo «banáh» (construir), apunta de una manera específica, dentro del mito de Génesis 2, a la puesta en existencia de la mujer como el extraerle al varón una porción de uno de sus laterales, para luego colocarle en dicho lateral, a su lado (crearle, construirle, edificarle) una especie de sustituto y extensión y de mayor excelencia: de uno de sus laterales Dios le extrae una porción corporal al varón (no comparto la idea de que aquí Adán es andrógino), y en su lugar le coloca, le devuelve a la mujer, la cual vendría a darle al varón la idea de perfección, plenitud, y de no faltarle nada. Entonces, sólo cuando Dios le hubo creado la mujer al varón, cuando le construyó y edificó esta especie de extensión de sí mismo, pudo el varón sentirse debidamente complementado, completo y feliz.

    Termino haciéndome eco de una metáfora creada por Rabbí Yohosúa, cuando en una ocasión fue cuestionado en relación a la especie de robo que fue la creación de la mujer (Adán durmiendo). En pocas, palabras, Rabbí Yehosúa respondió con la figura de un rey que construyó una muralla, y el mismo rey en la noche sustituyó uno de los ladrillos de barro, y colocó en su lugar uno de oro. En consecuencia, el ladrillo sustituto era de mayor valor que el extraído, así la mujer vino a ser de mayor excelencia que la porción que le fue extraída al varón para su construcción, para su puesta en existencia.

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