I) «Textos canónicos» versus «manuscritos originales»
II) Estudiar la Biblia con base en «textos traducidos» tiene sus límites
III) El valor de la transliteración y sus modalidades
IV) Como la traducción, la transliteración también es contextual
V) «La Biblia dice», una expresión bajo sospecha
I) «Biblia devocional» o «Biblia de estudio», ¿cuál es la mejor opción?
VII) «Biblia católica» y «Biblia protestante», ¿una distinción legítima?
VIII) El papel de la Biblia y el de la comunidad de fe en el proceso de interpretación bíblica y de elaboración teológica
IX) La dependencia y el papel del «Espíritu Santo» en el proceso de elaboración teológica y definición doctrinal
X) La Biblia se resiste a ser esclavizada por católicos y protestantes
XI) Una traducción acertada de 2 Timoteo 2.16 debe ser distinta a la que se lee en versión Reina Valera revisión de 1960
XII) Una traducción acertada de 2 Timoteo 3.16 obliga a repensar también la interpretación de otros textos bíblicos relacionados
XIII) ¿«Cuervos» o «comerciantes», ¿qué es lo que en realidad dice el texto hebreo en 1 Reyes 17.4 y 6?
XIV) ¿Por qué utilizar la figura de «el cuervo» para invitarnos a confiar en Dios?
XV) ¡Danos! ¿el sustento de hoy, o el de cada día?
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