«Ama» o «amarás», una vez más sobre el valor aspectual del verbo en hebreo y en griego


«Ama» o «amarás»

Una vez más sobre el valor aspectual del verbo en hebreo y en griego

Nociones de lingüística, gramática y traducción bíblica

Héctor B. Olea C.

Aprovechando la ocasión de la celebración del día del amor y la amistad, quiero llamar la atención sobre el empleo del tiempo futuro en Mateo 22.37 y 39, en lugar del esperado modo imperativo griego de presente.

Pues bien, en Mateo 22.37 y 39, observamos a Jesús reaccionando a una pregunta concreta: ¿Cuál es el gran mandamiento de la ley?

En su respuesta, Jesús cita a Deuteronomio 5.6 para poner de relieve el amor que se debe tener hacia a Dios, y apela a Levítico 19.18 para resaltar el amor con que se debe amar al prójimo.

Ahora bien, lo llamativo es que, en la respuesta de Jesús, el texto griego de Mateo 22.37 y 39 empleó el tiempo futuro, y no el esperado modo imperativo griego de presente.

¿Por qué emplea el evangelista Mateo el tiempo futuro, y no el esperado modo imperativo griego de presente?

Sencillamente porque Mateo está citando la clásica versión griega (Septuaginta) de Levítico 19.18 y de Deuteronomio 6.5.

Luego, cuando consideramos la traducción griega de la forma «ve-ajavtá» en Levítico 19.18 y en Deuteronomio 5.6, comprendemos de inmediato por qué en Mateo 22.37 y 39 observamos el empleo del tiempo futuro griego del modo indicativo, y no el esperado modo imperativo griego de presente.

La cuestión es que el traductor griego, en su afán de traducir por equivalencia formal (traducción literal), tradujo al griego empleando el tiempo futuro del modo indicativo, en lugar del esperado modo imperativo de presente.

¿Cuál es la forma verbal empleada en Levítico 19.18 y en Deuteronomio 5.6?

La forma verbal empleada tanto Levítico 19.18 como en Deuteronomio 6.5, es «ve-ajavtá», una forma verbal que consiste en el llamado «perfecto inverso» («ve-qatál», «ve-qataltí», «vepaál»), de la segunda persona masculina singular, del verbo o raíz «ajáv» (él amó), empleada en ambos casos por razones sintácticas.

Ahora bien, como ya dijimos antes, si bien fuera de contexto oracional el estado «imperfecto» o «yiqtól» hebreo se traduce como un futuro; lo cierto es que, en esencia, el valor aspectual del imperfecto o «yiqtól» es el de una acción no concluida, no realizada, durativa.

Consecuentemente, en virtud de que el valor aspectual de un «perfecto inverso» («ve-qatál», «ve-qataltí», «vepaál»), es equivalente al valor aspectual de un «yiqtól» o «imperfecto» (acción durativa o repetida), se comprende el empleo de la una forma «ve-qatal» «ajavtá» en Levítico 19.18 y en Deuteronomio 5.6 (por razones sintácticas).

La traducción griega de la forma verbal «ve-ajavtá» en Levítico 19.18 y en Deuteronomio 6.5

El traductor del hebreo al griego tradujo empleando el tiempo futuro del modo indicativo, o sea, «agapéseis», segunda persona del singular, voz activa, del verbo «agapáo» (yo amo, yo quiero).

¿Por qué es cuestionable que el traductor del hebreo al griego haya empleado el tiempo futuro del modo indicativo («agapéseis»), y no el modo imperativo de presente, «agápa»?

Porque en griego no es el futuro del modo indicativo el que tiene el valor aspectual del «imperfecto» hebreo o «yiqtól» («ve-qatál», «ve-qataltí», «vepaál»), sino más bien el imperativo de presente.

Porque en griego el futuro del modo indicativo más bien tiene un valor aspectual neutro, o sea, que carece de aspecto, y más bien sólo expresa el valor temporal (el tiempo cronológico en que se supone tiene lugar la acción verbal).

Insisto, en realidad es el imperativo griego de presente el que comunica el valor aspectual de una acción repetida o durativa que tiene el imperfecto o «yiqtól» hebreo.

Por supuesto, no sería una opción acertada el traducir la forma verbal «ve-ajavtá» con un imperativo aoristo, pues, como ya advertimos antes, el imperativo aoristo apunta a una acción puntual o ingresiva, no durativa.

En consecuencia, si con la forma verbal hebrea «ve-ajavtá» el texto hebreo quiso señalar una acción durativa (ama a Dios, y no dejes de amarlo, ama a tu prójimo, y no dejes de amarlo); la traducción griega más acertada sería empleando el imperativo griego de presente, y no el tiempo futuro en modo indicativo.

Finalmente, si el traductor griego hubiera empleado el esperado modo imperativo griego de presente al traducir la forma verbal «ve-ajavtá» en Levítico 19.18 y Deuteronomio 5.6, sin duda alguna que en Mateo 22.37 y 39, al citar la versión griega, también se hubiese empleado el modo imperativo griego de presente, y no el futuro del modo indicativo.  

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