¿Qué sentido tiene el análisis
gramatical a nivel del texto traducido? ¿No sería mejor ir directamente al
texto fuente?
En primer lugar, el análisis gramatical del texto traducido supone que se toma en serio dicho texto. Después de todo y, en muchísimos casos, será el único tipo de texto del que se va a disponer.
En tal sentido hay que decir que el porcentaje de personas que pueden tener acceso a una edición científica de los textos hebreos y griegos no es muy alto a nivel mundial.
Es más, no son muchos los centros de formación bíblica y teológica en los cuales los estudios bíblicos (AT o Biblia Hebrea y NT) se hacen siempre con la consulta directa de los textos fuentes por parte del personal docente y por parte del estudiantado.
Consecuentemente, que no siempre los estudios o cursos de Biblia tengan como pre-requisito el estudio de las lenguas bíblicas dice mucho al respecto.
En todo caso, en lo que respecta a un acercamiento crítico a los textos fuentes, la situación es sencillamente peor.
En segundo lugar, hasta que se demuestre lo contrario mediante un análisis ulterior más profundo, se da por sentado que el texto traducido es por lo menos aceptable.
En tercer lugar, el riguroso análisis gramatical del texto traducido demanda tener el mismo dominio y las mismas destrezas que exige el análisis gramatical del texto fuente (en su propia lengua: lengua fuente, lengua de partida).
En consecuencia, es muy posible que la persona que desdeñe el riguroso análisis gramatical, crítico y científico del texto traducido, también tenga en poco el análisis gramatical, crítico y científico de los textos fuentes.
Después de todo y, por otro lado, el riguroso análisis gramatical del texto traducido exige la misma actitud, el mismo tipo de conocimiento de la gramática de la lengua del texto traducido (de la lengua a la que se ha traducido, en nuestro caso el español), que exige el análisis gramatical del texto fuente (en su propia lengua, hebreo, arameo o griego).
En consecuencia, sólo la persona que tenga un sólido dominio de la gramática castellana puede analizar con propiedad, con acierto, con rigor científico el texto bíblico traducido, como texto redactado en español y sujeto a las características (por ejemplo morfológicas y sintácticas), recursos y peculiaridades de la lengua española, en nuestro caso.
Sólo una persona que tenga un conocimiento sólido de la gramática hebrea o griega, puede analizar con propiedad, con rigor científico los posibles aciertos y desaciertos de una determinada traducción de dichas lenguas al español nuestra lengua materna.
Para juzgar con rigurosidad y actitud científica la traducción de un texto bíblico, no es suficiente tener un conocimiento elemental de la lengua española o castellana (aunque sea la lengua materna de la persona que pretende analizar el texto), y/o un conocimiento superficial de la gramática de la lengua hebrea o griega (dependiendo el caso de que se trate: si un texto de la Biblia Hebrea en hebreo, si un texto de la Biblia Hebrea traducido al griego, Septuaginta, si un texto griego del Nuevo Testamento).
En honor a la verdad, la evaluación seria y académica (con rigor científico) de la traducción de un texto bíblico, sustentada por demás en criterios científicos y no meramente en presupuestos teológicos o doctrinales, demanda tener un conocimiento sólido de la gramática de las lenguas involucradas.
Finalmente, acompañan estas breves líneas dos imágenes donde expongo las palabras griegas detrás de la traducción «los de Jerusalén» («joi jierosolimítai»), en Marcos 1.5; de la traducción «de Jerusalén» («ton jierosolimitón»), en Juan 7.25; y detrás de la traducción «de Jerusalén» («jierosolímon»), en Mateo 4.25.
Por supuesto, detrás de la traducción de Marcos 1.5 y de Juan 7.25 está el gentilicio griego «jierosolimítes» («jerosolimitano»), pero detrás de la traducción de Mateo 4.25 el nombre griego «jierosólima» («Jerusalén»).
Muy a propósito de la nueva sesión de nuestro curso online y virtual de Griego Koiné (bíblico), comenzando desde cero, que inicia el jueves 6 de mayo. Muy propósito de nuestro Diplomado en griego avanzado (6 meses de duración), dedicado al estudio del aspecto más exigente, rico y complejo de la lengua griega (el participio), que inicia el sábado 8 de mayo.
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