Análisis gramatical de los verbos que aparecen en Mateo
16.18 y 19
Cuestiones de lingüística, gramática, exégesis y
traducción bíblicas
Un artículo decididamente pedagógico
La primera forma verbal es «légo», forma verbal en tiempo presente, modo indicativo, voz activa, en la primera persona del singular (yo digo).
Luego, es Jesús el sujeto agente de la forma verbal «légo», y Pedro su objeto indirecto, el cual es señalado con el caso dativo del pronombre personal de la segunda persona del singular («soi»: a ti).
La segunda forma verbal es «ei» (eres), forma verbal en tiempo presente, voz activa, modo indicativo, segunda persona del singular, y que tiene a Pedro como su sujeto agente.
Por supuesto, no es posible perder de vista la coincidencia que hay entre el pronombre personal de la segunda persona del singular, en caso dativo («soi»: a ti), con la forma verbal «ei» (eres), también de la segunda persona del singular.
La tercer forma verbal es «oikodoméso», en tiempo futuro, modo indicativo, voz activa, de la primera persona del singular (yo edificaré). Por supuesto, es Jesús el sujeto agente de la forma verbal «oikodoméso» (edificaré), y la frase «mu ten eklesían» su objeto directo.
La cuarta forma verbal es «katisjísusin» (prevalecerán, más el negativo «u», “no”), en tiempo futuro, modo indicativo, voz activa, de la tercera persona del plural. Por supuesto, es la frase «pílai jádu» (las puertas del Hades) el sujeto agente de la forma verbal «katisjísusin».
La quinta forma verbal es «dóso» (yo daré), forma verbal en tiempo futuro, modo indicativo, voz activa, de la primera persona del singular. Es, pues, Jesús, el sujeto agente de esta forma verbal, y la frase «tas kléidas tes basiléias ton uranón» (las llaves del reino de los cielos) es su objeto directo.
Por supuesto, es Pedro el objeto indirecto de la forma verbal «dóso» (yo daré), otra vez siendo señalado aquí por el pronombre personal de la segunda persona del singular, en caso dativo: «soi»: «a ti».
La sexta forma verbal es «déses», forma verbal en tiempo aoristo primero, modo subjuntivo, voz activa, segunda persona del singular (desatares tú).
Por supuesto, es Pedro el sujeto agente de dicha forma verbal, el cual viene siendo señalado desde el principio con la segunda persona del singular, como el indiscutible interlocutor en segunda persona con Jesús.
Obviamente, también señalan a Pedro los verbos empleados en la segunda persona del singular y el pronombre personal de la segunda persona del singular en caso dativo: «soi» (a ti).
La séptima forma verbal es más bien una forma verbal perifrástica, compuesta por la tercera persona del singular del verbo «eimí» (ser, estar), o sea, «éstai» (será, estará) en tiempo futuro, modo indicativo, con la morfología de la voz media (por ser del tema de futuro), pero con el sentido de la voz activa.
Esto así porque el verbo «eimí» en el futuro es un verbo deponente, o sea, un verbo con la morfología de la voz media o pasiva (o media y pasiva, dependiendo del tema verbal de que se trate), pero con el sentido de la voz activa.
Consecuentemente, el hecho de que el verbo «eimí» sea un verbo deponente en el futuro implica que no es posible hablar aquí de una “forma verbal en voz media”, que comunique el sentido de la voz media; pues en realidad se sustenta en una base de un verbo deponente que, según la gramática griega, debe ser asumido como un verbo en voz activa.
Luego, conforma la perífrasis verbal con la forma verbal «éstai», el participio de tiempo perfecto, voz media y pasiva, en caso acusativo neutro singular, del verbo «déo» (yo ato), «dedeménon».
Consecuentemente, a pesar de que en el tiempo y tema del perfecto la morfología de la voz media es la misma que la de la voz pasiva, aquí no puede asumirse en voz media, pues dicha perífrasis verbal, según la gramática griega, sólo se construye con participios activos y pasivos, junto a una forma verbal activa del verbo «eimí» (ser, estar).
La octava forma verbal es «lisés» (desatares), forma verbal en tiempo aoristo primero, modo subjuntivo, voz activa, segunda persona del singular, y que tiene a Pedro como sujeto agente.
Finalmente, termina el texto en cuestión con otra perífrasis verbal, esta vez compuesta por la misma forma verbal del verbo «eimí», «éstai», empleada también en la anterior perífrasis verbal.
Luego, está compuesta esta última perífrasis verbal por la forma verbal «éstai», y por «leliménon», participio perfecto, voz media y pasiva, caso acusativo neutro singular.
Consecuentemente, todo lo que dijimos respecto de la primera perífrasis verbal, debe ser aplicado y con el mismo rigor a esta última.
En consecuencia y, en conclusión, no es posible, no es correcto decir que en Mateo 16.18 y 19 hay forma verbal alguna en voz media, que comunique la idea de la voz media griega.
A lo más que podemos llegar es afirmar que en el texto en cuestión tenemos formas verbales con la morfología de la voz media, pero no formas verbales en voz media.
En primer lugar, porque «éstai» (estará, será) forma verbal del verbo copulativo «eimí» (ser, estar), es una forma verbal de un verbo deponente en el tiempo y en el tema en que se empleó aquí (el futuro), por lo tanto y, en honor a la verdad, estamos más bien ante una forma verbal que, a pesar de su morfología, comunica el sentido y la idea de la voz activa: «éstai dedeménon» («estará atado»), «éstai leliménon» («estará desatado»).
En segundo lugar, tampoco podemos perder de vista que el participio «dedeménon» y el participio «leliménon», son participios en el tema y tiempo del perfecto, tema verbal en el cual la morfología de la voz media y la voz pasiva es la misma.
Sin embargo, como las perífrasis verbales con participios de perfecto se construyen con participios activos o pasivos (no en voz media), y una forma activa del verbo «eimí» (ser, estar); los participios «dedeménon» y «leliménon» no pueden asumirse en voz media, sino en voz pasiva, muy a pesar de la ambigüedad de su morfología.
Moraleja: No siempre que hay una morfología de la voz media y pasiva en el texto griego del NT y Septuaginta (versión griega de la Biblia Hebrea), estamos ante una forma verbal en voz media, que comunique la idea y el sentido de la voz media (interés particular del sujeto).
Esto así por varias razones: 1) porque puede ser que derive de un verbo deponente; 2) porque puede ser que derive de un verbo semideponente (un verbo no deponente en presente, pero sí en otro tema verbal, por lo general en futuro); 3) porque puede ser una forma verbal de uno de los dos temas verbales que tienen una misma morfología para la voz media y la voz pasiva (presente y perfecto); 4) porque, las formas media y pasivas de los participios de perfecto en una perífrasis verbal, deben asumirse estrictamente en voz pasiva.
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