¿Un modelo bíblico de familia?
Héctor
B. Olea C.
¿Existe, pues, un modelo
bíblico de familia que podamos asumir hoy como el ideal y el que habría de
resolver los más acuciantes problemas de nuestras sociedades modernas?
¿Recomienda la Biblia
un modelo de familia que pueda asumirse como el garantizado para el ser humano
y las sociedades de todos los tiempos, por lo menos con posterioridad al
surgimiento de la historia y tradición judeocristiana? Lamentablemente, aunque
paradójica y catastrófica para muchas personas, la respuesta es que no.
Ciertamente un estudio
serio de la Biblia
pone de manifiesto que no hay en ella la intención de fijar un modelo de
familia ideal y panacea para el ser humano de todos los tiempos. A lo más que
podemos llegar es a sostener que ciertamente sí hay en la Biblia unos consejos
prácticos para las familias de su tiempo y su propio marco sociocultural, pero
no más; en otras palabras, sin la intención de proyectarlos ni de imponerlos al
ser humano de otros tiempos.
En realidad y, como
principio general, tenemos que admitir que ningún escritor de la Biblia escribió sino y
estrictamente para la gente de su tiempo.
Por otro lado, tenemos que
reconocer que el problema no está en la Biblia.
Me explico. El caso es que fuimos nosotros los que elegimos a
la Biblia , y
no ella a nosotros. Somos nosotros quienes hemos decidido apropiarnos y hacer
nuestro su mensaje; sin poder estar seguros de que los escritores de la Biblia pensaran que le
estaban escribiendo al ser humano de 20 siglos después. El caso es que
nosotros, por lo general, le pedimos a la Biblia , mucho más de lo que de ella podemos
recibir. Le pedimos a la Biblia ,
por lo general, mucho más de lo que ella nos puede dar, así de sencillo.
Además, algo que sí podemos
hacer, sin duda alguna, es describir el modelo de familia que imperaba y que
era característico en los tiempos bíblicos, lo cual es otra cosa, y sobre el
cual ya he escrito bastante, y sin duda, podemos decir que no es aplicable ni
funcionaría hoy día.
Otro factor de vital
importancia es que en realidad los modelos de familia son construcciones
socioculturales y entendidas como funcionales o disfuncionales en unos marcos
socioculturales propios y específicos; y este hecho hemos de admitirlo también
respecto de los contextos en que surgió la Biblia. En este sentido,
podemos leer, por ejemplo, el relato del nacimiento del profeta Samuel en el
contexto de un hogar polígamo sin que haya habido en torno a dicho relato
censura o amonestación alguna a dicho modelo de familia, pero sí vemos a Dios
obrando a favor de Ana en dicho contexto polígamo.
Por otro lado, no olvidemos
que el fin y al cabo es la comunidad de fe y lectora la que asume como
normativo o descriptivo un determinado hecho en la Biblia ; y esto así, al
margen de cómo se presente en realidad ese hecho en la Biblia.
En este sentido, y antes de
avanzar un poco más, es preciso hacer las siguientes puntualizaciones respecto
de la Biblia y
de lo que esperamos de ella.
Ante el carácter esencialmente contextual de los
textos bíblicos (en términos históricos, socioculturales, ideológicos,
lingüísticos, geográficos, etc.), se impone que reconozcamos algunas realidades
e implicaciones que como limitantes actúan en nuestro ejercicio de lectura,
exégesis, interpretación, actualización, y aplicación de los textos bíblicos.
Entre estas podemos mencionar los siguientes:
En primer lugar, que no siempre los temas, asuntos
y desafíos que nos interpelan hoy, estuvieron en el horizonte de los autores de
la Biblia , por
lo menos no en la forma, ni bajo los términos en que los conocemos nosotros en
el presente. Por otro lado, nos es preciso admitir, además, que no siempre las
cosas que son importantes o desafiantes para nosotros hoy, lo fueron alguna vez
para los autores de la Biblia.
En segundo lugar, que no es cierto que la Biblia posee una guía y
respuesta automática para todas las preguntas que las personas y comunidades
hermeneutas quisieran plantearle, o se planteen: La Biblia no es una “bola de
cristal” ni el mejor horóscopo de la historia.
En tercer lugar, nuestra apropiación de los textos
bíblicos supone el reconocimiento de lo parcial y tentativo (no conclusivo) que
muchas veces fue el abordaje de un determinado asunto por los autores de la Biblia.
En cuarto lugar, que el abordaje, perspectiva, y
enfoque que en la Biblia
tienen muchos asuntos, no siempre concuerda con la tradicional ortodoxia y
moral cristiana; es más, muchas veces más bien choca con ellas o se la
encuentra en la acera del frente.
En quinto lugar, los textos de la Biblia , si bien a ellos
apelan las distintas expresiones de la fe cristiana (expresiones muy
posteriores a los textos bíblicos); no es menos cierto que ningún autor de la Biblia fue cristiano en
este sentido, ni escribió comprometido con las tradicionales teologías
cristianas. Esto supone el que evitemos proyectar en los textos bíblicos
nuestros prejuicios, nuestros temores (así como nuestros optimismos y
triunfalismos), los cuales podrían impedir o dificultar el que podamos escuchar
la propia voz de los textos bíblicos, con sus propios matices y modulaciones.
En sexto lugar, que ante la falta de precisión,
profundización y ciertos detalles de los textos bíblicos mismos, respecto de
ciertos asuntos; se hace necesario conocer (hasta donde nos sea posible) las
formas en que ciertos textos fueron asumidos e interpretados en el seno de las
tradiciones a través de las cuáles los textos bíblicos nos han llegado.
Finalmente, pienso que a
pesar de la forma en que por lo general se describe en la Biblia la relación entre en
hombre y la mujer, todavía hay en la misma Biblia evidencias concretas que nos
permiten articular un marco donde la relación entre el hombre y la mujer sea más
humana, más justa y más solidaria en relación a la mujer.
En este sentido, pienso que
tenemos que hacer los siguientes ajustes:
En primer lugar, hacer
ciertos ajustes en nuestra antropología. Por ejemplo, asumir como punto de
partida el relato de la creación de Génesis 1.1-2.3, y privilegiar su enfoque
antropológico que nos permite hablar de la mujer y el varón como creados en
igualdad de condiciones, recibiendo ambos en la misma proporción el mandato
cultural, y siendo al mismo tiempo y en la misma calidad imagen de Dios, y
recibiendo en la misma medida la responsabilidad de ejercer una mayordomía
sobre el resto de la creación.
En segundo lugar, asumir el
ejemplo de la figura histórica de Jesús de Nazaret, que al hablar del
matrimonio, habló y enseño positivamente del mismo, según el relato de Génesis
2.4-24, pero asumiendo el enfoque antropológico del relato de Génesis 1.1-2.3.
Observemos:
“¿No habéis leído que el
que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, 5y dijo: Por
esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una
sola carne?” (Mateo 19.4 y 5).
Nótese que a diferencia del
relato de Génesis 2, que fundamenta el matrimonio en la idea de que la mujer
vino a existencia a partir del varón: “… porque del varón fue
tomada. 24Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se
unirá a su mujer, y serán una sola carne”; el pensamiento de Jesús
es distinto: “… varón y hembra los hizo;… Por esto el hombre dejará
padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”
Considérese que en el
pensamiento del redactor del relato de Génesis 2, la idea que antecede al “Por
tanto” –causal, motivo, razón- (versículo 24), es “porque del varón fue tomada”
(versículo 23). Pero en el pensamiento de Jesús, la situación y asociación de
ideas es otra: “varón y hembra los hizo” -Mateo 19.4- (o sea, creados en un
único y sólo acto de creación, en igualdad de condiciones y siendo a la vez y
en la misma proporción imagen de Dios); entonces: “Por esto…” ¿Se nota la
diferencia?
Ahora, cabe preguntarnos:
¿Será este enfoque antropológico el fundamento del característico y peculiar
comportamiento y trato de Jesús a las mujeres? ¿Fue Jesús coherente entre su
enfoque antropológico basado en el relato de Génesis 1.1-2.3 y en su trato con
las mujeres? ¿Será el enfoque antropológico de Jesús lo que explica la notable
participación de las mujeres en el proyecto y ministerio de Jesús?
Además, por la forma en que
el mismo libro de Génesis, y luego, el resto de la Biblia se hizo eco más bien
del relato de Génesis 1.1-2.3, en detrimento del relato de Génesis 2.4-25,
podemos decir que, sin duda, el enfoque de Jesús fue acertado. Observemos:
Un
análisis detenido demuestra que ciertamente la idea dominante en todo el libro
de Génesis es la perspectiva o punto de vista que comunica el primer relato de
la creación. Consideremos la evidencia:
Génesis
5.1: Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios
al ser humano (varón y hembra), a semejanza de Dios lo hizo.
Génesis
5.2: Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos
Adán, el día en que fueron creados.
Génesis
9.6: El que derramare sangre de hombre (ser humano), por el hombre (ser
humano) su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre
(el ser humano).
Observación:
La verdad es que no encontramos en el mismo libro de Génesis la confirmación o referencia
alguna a la idea de que Dios hizo a la mujer con posterioridad a la creación
del hombre o varón.
Eco
del relato de Génesis 1.1-2.3 en el resto de la Biblia :
a)
La expresión bíblica “varón y hembra” concuerda y sólo es congruente
con el relato de Génesis 1, consideremos los siguientes pasajes:
Génesis
1.27: Y creó Dios al hombre (ser humano) a su imagen, a imagen de Dios lo
creó; varón y hembra los creó.
Génesis
5.2: Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos
Adán, el día en que fueron creados.
Mateo
19.4: Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al
principio, varón y hembra los hizo?
Marcos
10.6: Pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios.
Por
otro lado, hay pasajes bíblicos en los que el lenguaje sexista ha originado la
traducción “hombre” u “hombres” cuando el contexto demanda la traducción “ser
humano” o “seres humanos”. Este tipo de traducción favorece la interpretación
de que la mujer no estaba presente en ciertas declaraciones a pesar de que
realmente siempre estuvo ahí.
Génesis
1.27: Y creó Dios al hombre (ser humano) a su imagen, a imagen de Dios lo
creó; varón y hembra los creó.
Génesis
5.1: Este es el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios
al hombre (ser humano, varón y hembra), a semejanza de Dios lo hizo.
Génesis
9.6: El que derramare sangre de hombre (de ser humano), por el hombre (ser
humano) su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre
(ser humano, varón y hembra).
Deuteronomio
4.32: Porque pregunta ahora si en los tiempos pasados que han sido antes
de ti, desde el día que creó Dios al hombre (ser humano, varón y hembra) sobre
la tierra, si desde un extremo del cielo al otro se ha hecho cosa semejante a
esta gran cosa, o se haya oído otra como ella.
Santiago
3.9: Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los
hombres (seres humanos, varones y hembras), que están hechos a la semejanza de
Dios.
En tercer lugar,
privilegiar la síntesis y el enfoque antropológico de Jesús de Nazaret y no el
de Pablo y de sus discípulos, según se puede constatar en 1 Corintios 11.1-16;
Efesios 5.22-24, 29-33 y 1 Timoteo 2.11-15.
Ciertamente llama la
atención, que a diferencia del enfoque antropológico de Jesús de Nazaret, el
paulino es exactamente el mismo del redactor o redactores del relato de
creación de Génesis 2. Observemos: “Porque nadie aborreció jamás a su propia
carne” (la mujer creada a partir de la carne del varón; Efesios 5.29)… “Por
esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los
dos serán una sola carne” (Efesios 5.31).
En conclusión: ¿Nos
atreveremos a asumir el enfoque antropológico del relato de la creación de
Génesis 1.1-2.3 y el de Jesús de Nazaret? ¿Tendremos el valor de tomar
distancia, asumir una postura crítica y hasta abandonar la perspectiva
antropológica del relato de Génesis 2.3.25 y el de Pablo y sus discípulos?
Haremos o no, el intento
de conformar un tentativo modelo de familia y sociedad hoy, con base en el
enfoque antropológico de Génesis 1.1.2.3 y la síntesis jesuana?
¡Ojalá nos atrevamos!,
así de sencillo
Interesante planteamiento Dr Olea. La ética de Jesús respecto a la mujer la dignificó por encima de los prejuicios y estructuras patriarcales de su tiempo. Como ud seguramente sabe, existe un cúmulo de especialistas intentado extraer los gérmenes de esta revolución de género iniciada por el ministerio de Jesús. Al parecer, los textos más ligados a la labor literaria de Pablo indican que él también la continuó (Gál 3:28-29), la dificultad viene con los de la "escuela paulina" entre ellos 2 Tim 2:12-15.
ResponderEliminarPor otro lado, considero que la tentación de encontrar en el texto bíblico un respaldo para nuestros prejuicios y valores culturales, es muy difícil de controlar. Máxime cuando, como en el caso de las congregaciones evangélicas, la Biblia es el texto normativo por excelencia. La larga tradición cristiana católica en América Latina acentúa aún más el fenómeno.
Por lo anterior, caben las siguientes preguntas:
Si la perspectiva antropológica de equidad en el texto de Génesis 1:1-2:3 y sus paralelos es mantenida por Jesús ¿Nos ofrece, por tanto, una sustancia más normativa que la de Génesis 2, o simplemente se ajustaría mejor a las condiciones que reclaman dignidad hacia la mujer en el presente?
¿Son los textos de Génesis 1:1-2:3 representativos de un estado social primitivo mientras que los de Génesis 2 corresponden a un desarrollo social posterior, con una complejización en la distribución de roles para hombres y mujeres, incluida la marginalidad para ellas?
Con la segunda pregunta ¿Ocurre lo mismo entre el primitivo movimiento de Jesús y el desarrollo posterior de instituciones eclesiásticas, con la pérdida progresiva de la revolución de género iniciada por el Señor?
Las cuestiones planteadas tienen como propósito vislumbrar cómo los modelos de desarrollo social o familiar no necesariamente se comportan coherentemente con el "plan original" (en caso de que la respuesta a la primera pregunta sea afirmativa). En ese caso se salvaguarda la solidez de la revelación bíblica, tan importante para la tradición de las iglesias protestantes. A la vez, se cuestiona los modelos sociales que empiezan determinando reglas con miras a un orden predefinido que benefician a unos y terminan victimizando o excluyendo a otros.
Que pena que piense y argumente esa manera sobre la verdad bíblica,si la biblia fue solo para los de aquel tiempo y contexto pobre de usted y los que lo creen.
ResponderEliminarPues para mí, la Biblia es mi regla infalible de fe y conducta y estoy en este siglo.