La Biblia como «semillero teológico»


La apelación a la Escritura por las distintas teologías cristianas

Héctor B. Olea C.

Un hecho que ninguna corriente teológica del cristianismo puede negar es que ningún autor o redactor de la Biblia pensó o escribió alguna vez comprometido con ella. En otras palabras, comprometido con las perspectivas y presuposiciones particulares de las posteriores y distintas corrientes teológicas que se han desarrollado a lo interno de la fe cristiana en toda su historia.

Sin embargo, otra realidad incuestionable es que todas estas referidas corrientes teológicas que subsisten a lo interno del cristianismo, apelan a la Escritura para configurar su sistema de doctrina y determinar su praxis o testimonio cristiano.

Un elemento que parece complicar la visión (cuando en realidad debía ser lo contrario) que cada corriente eclesial y teológica desarrolla con relación a la otra, es la innegable diversidad que muestra el canon bíblico mismo. Por mucho tiempo se ha sostenido que el canon bíblico es un instrumento que vino darle cohesión a la fe cristiana (o por lo menos a confirmarla o reafirmarla).

A pesar de esta muy popular idea, lo cierto es que el canon bíblico es el testimonio más tangible de la diversidad intrínseca que ha marcado al cristianismo desde sus orígenes. A esto hay que agregarle el hecho de que no hubo en el primer siglo de nuestra era ni siquiera una sola comunidad que tuviera y orientara su fe y practica con base en todos los libros que hoy conforman el canon cristiano a partir del concilio de Cartago del año 397 d.C.

Con respecto al Concilio de Cartago, hay que insistir en que, en realidad, fue un concilio local (en África), no ecuménico. Este aspecto no se puede menospreciar, pues, habría de tener una importancia capital en la configuración del canon a partir de dicho concilio.


El hecho es que las comunidades que no contaron con una representación en dicho concilio no pudieron opinar nada, no se pudo escuchar su punto de vista respecto de cuáles libros eran considerados inspirados y normativos para ellas. Es muy posible, desde el punto de vista sociológico, que de haber sido un concilio ecuménico, otra habría sido la correlación de fuerzas allí, y muy probablemente otra fuera la configuración del canon cristiano.



Ahora bien, no faltará la explicación de corte espiritualista, pero un tanto simplista y un tanto ingenua a la vez, de que el canon actual refleja únicamente la lista de los libros divinamente inspirados; los libros que Dios considero estrictamente necesarios para conformar la religión o fe cristiana. Sin embargo, esta afirmación respecto de “la voluntad de Dios” sobre los libros considerados estrictamente necesarios, hay que matizarla. Digo esto, ya que en verdad, el canon que tenemos puede ser la lista de libros que Dios quiso; sí, pero por medio de un tipo de cristianismo (el cristianismo triunfante) que los consideró coherentes y expresión válida de su ortodoxia. No se debe perder de vista que el concilio local (regional, no ecuménico) de Cartago del año 397, toma postura respecto de los textos cristianos más de tres siglos después de la existencia de la fe cristiana; historia que ya abarcaba toda una serie de expresiones cristianas en tensión y conflicto, donde la diversidad estuvo presente desde un principio y la uniformidad nunca fue la norma.

Dos obras (que recomiendo encarecidamente) que ilustran muy bien el proceso histórico de luchas y conflictos entre las diversas expresiones de la fe cristiana en los primeros cinco siglos de su existencia, son: «Cristianismos perdidos» de Bart D. Ehrman; y «Los cristianismos derrotados», de Antonio Piñero.

Ciertamente hubo una generación de cristianos (y un poco más) que murió sin conocer un nuevo testamento como lo conocemos nosotros. Por un lado, los primeros cristianos sólo conocieron versiones orales sobre los hechos de Jesús y de los primeros apóstoles (sin dejar de reconocer que en la selectiva obra de Hechos solo hablan dos: uno que ciertamente anduvo con Jesús, Pedro; y otro que jamás anduvo con él, Pablo). Por otro lado, hubo cristianos que sólo conocieron una parte de los escritos paulinos. Igualmente, hubo cristianos que nunca supieron que posteriormente existiría un tipo de literatura conocida como «los evangelios».

También hubo cristianos que nunca se enteraron de un tipo de literatura como las pastorales y las cartas universales o generales. Hubo cristianos que en verdad no supieron de la existencia de una literatura joánica (las epístolas de Juan y el Apocalipsis).



Ciertamente, hubo cristianos que no sólo es que apenas conocieron sólo una parte de la literatura ahora canónica del NT, sino que al mismo tiempo también emplearon y dependieron de ciertos libros que luego quedaron fuera del canon del NT (¿por la pura y simple voluntad de Dios?). Es claro además, que hubo cristianos que no conocieron un canon del AT exactamente como lo conocemos nosotros hoy, pues el actual adquirió su configuración actual con posterioridad al año 90 d.C., y sin ninguna participación de personalidades o comunidades cristianas, sino estrictamente judías.

Todo lo dicho supone que para entender la configuración del cristianismo de los primeros cinco siglos, no debemos quedarnos y conformarnos con el estudio sólo de la hoy llamada “literatura canónica del NT”. Estamos convocados (as), de manera ineludible, a estudiar propiamente la llamada “literatura cristiana primitiva”.

En tal sentido, recomiendo, además de las dos obras mencionadas, la excelente obra de Philipp Vielhauher «Historia de la literatura cristiana primitiva», publicada por Ediciones Sígueme.

Otro factor que tampoco se debe perder de vista es que el uso que hicieron los cristianos (el NT) del AT, fue selectivo. Por ejemplo, es muy evidente que fue selectivo el uso del AT por parte del NT, pues hay muchos libros del AT que no se mencionan en el NT. Es más, ni siquiera la literatura profética del AT (el género más citado del AT en el NT) se menciona al azar, sino de manera selectiva. Esto así, pues no todos los libros de dicho género se mencionan en el NT. Tampoco de todos los libros del AT se hicieron traducciones al arameo (targúmenes, targumím) para su uso en la sinagoga. Este último aspecto pone de manifiesto los prejuicios, opiniones divergentes y las distintas valoraciones que tenían lugar en las propias comunidades judías respecto de los libros del AT.

Finalmente, tengo que precisar que si bien 2 Timoteo 3.16 se ha usado como un texto clave para la configuración y delimitación del canon, lo cierto es que el texto en cuestión no apunta en esa línea. Esto así por tres razones básicas: 1) Porque para cuando se escribe 2 Timoteo todavía no se habían escrito todos los libros que finalmente quedaron dentro del canon del NT. 2) Porque para cuando se escribió 2 Timoteo, los judíos no habían concluido (y muy probablemente ni siquiera lo habían iniciado formalmente) el proceso de análisis y discusiones que concluyó con la actual configuración del canon del AT. 3) Porque el texto griego de 2 Timoteo 3.16 lo que realmente dice es: “Toda (cada) escritura (escrito) inspirada (que está inspirada) por Dios, también es útil, para la enseñanza, para el convencimiento, para la corrección, para la instrucción en la justicia”.

Luego, la Biblia asumida como «semillero teológico», supone: 1) La diversidad como elemento esencial y característica del cristianismo primitivo. 2) El canon (y el proceso histórico del mismo) como el testimonio más tangible de esa diversidad. 3) El reconocimiento del uso selectivo de la Biblia (a especie de un “canon dentro del canon”) por parte de todas las corrientes del cristianismo, lo admitan o no.

En este sentido, se hace necesario admitir que cada corriente del cristianismo ciertamente cuenta con una base bíblica, pero parcial y selectiva, alrededor de la cual configura todo su sistema de doctrina y práctica. Cuando una determinada corriente teológica decide asumir ciertos textos y principios bíblicos normativos, lo segundo que hace es explicar todos los demás, incluso los discordantes (también presentes en la Biblia) a la luz de los ya definidos por ella como normativos y centrales o capitales para su particular teología y tradición eclesial.

A la luz de estos hechos, lo que se espera es que cada corriente sea capaz de reconocer la base bíblica en que se sustenta su semejante; entendiendo que al final, la Biblia como tal, no da apoyo completo, no le da la razón completa a ninguna de las corrientes del cristianismo, a ningunos de los sistemas teológicos que hoy tienen lugar en el contexto de la fe cristiana; incluyéndola a ella misma.

Una corriente eclesial y teológica que sustenta su eclesiología dándole la preeminencia a las cartas de Corintios, debe ser lo suficientemente humilde y capaz de reconocer (sin mayores dificultades) que hay otras corrientes que le han dado prioridad (en el mismo aspecto) a otros textos del mismo NT, como las cartas pastorales.

En consecuencia, reconociendo que la Biblia no es calvinista, pero que sí hay textos que sin duda dan apoyo a la fe calvinista; reconociendo que la Biblia no es arminiana, pero que sin duda hay textos que dan apoyo a la fe arminiana; reconociendo que la Biblia no es católica, pero que ciertamente hay textos que dan apoyo a la fe católica, etc.; pasemos, pues, a considerar algunos conceptos que merecen una aclaración.

El llamado «catolicismo temprano» o «protocatolicismo»

Se la llamado «protocatolicismo» o «catolicismo temprano» al ciertos rasgos que se encuentran en algunas secciones del NT mismo (principalmente las pastorales y las generales) y que concuerdan con algunos de los rasgos principales de la iglesia católica romana occidental en la edad media (por lo general se ha fijado el inicio de Edad Media con la caída del Imperio romano de occidente en el año 476 d.C, y el fin de la misma con la caída del Imperio bizantino en el año 1453 dC.).

Raymond E. Brown considera al biblista alemán y luterano Ernst Kasemann como el principal exponente de la existencia de rasgos protocatólicos en 2 Pedro.

De manera resumida, voy a mencionar aquí los aspectos que se consideran expresión del llamado «catolicismo temprano», tomando como base lo que plantea Raymond E. Brown en su «Introducción al NT» (dos tomos) publicado por editorial TROTTA, al comentar a 2 Pedro, tomo II, páginas 989 y 990); y la descripción que ofrece el «Diccionario enciclopédico de historia de la iglesia», dos tomos, publicado por Herder:

1) Ante el retrazo de la parusía, la necesidad de la iglesia de afrontar su devenir histórico y el sentido presente de la vida (con el retraso de la parusía, los cristianos, que al principio entendían que la venida de Jesús acontecería muy pronto, tuvieron que hacer preparativo para su estadía aquí en la tierra. Este aspecto favoreció el proceso histórico de la institucionalización de la iglesia).
2) La tradición apostólica (compárese 2 Tesalonicenses 3.6), expresada en las cartas pastorales como “depósito” confiado al apóstol y sus sucesores (1 Timoteo 6.29; 1 Timoteo 1.12, 14), garantiza la identidad de los cristianos a través del cambio de los tiempos y frente a las falsas doctrinas.
3) La imagen de las comunidades se define menos a partir de los carismas(dones) de sus miembros, que del orden de los ministerios eclesiásticos (las pastorales y Primera de Clemente)
4) En la mención de los elementos que le otorgan consistencia y permanencia a la comunidad adquiere importancia la enseñanza ética y la formación para el correcto comportamiento cristiano, también como expresión de la verdadera doctrina (1 Timoteo 6.1-10; Tito 3.1-8).
5) La constitución de un canon cristiano propio tenía para la iglesia carácter de confesión de fe (Judas 1)
6) Específicamente con relación a 2 Pedro, la idea de que la Escrituras proféticas no eran materia de exégesis personal, sino que habían de ser interpretadas por maestros autorizados como Pedro (2 Pedro 1.16-2.2).

Ahora bien, la sospecha de un «protocatolicismo» presente en el NT mismo, invita a considerar también la presencia de: 1) Un «protocalvinismo»; 2) Un «protoarminianismo» 3); Un «protopentecostalismo»; y 4) Un «protoadventismo sabático», etc.

El llamado «protocalvinismo» o «calvinismo temprano» (elementos bíblicos que hace suyo el sistema teológico calvinista)

Como es bien sabido, la teología reformada se caracteriza por su énfasis (principalmente en la soteriología) en la llamada “elección incondicional”, sustentada más bien en la elección soberana de Dios que en el libre albedrío del ser humano.

La persona que conozca la Biblia y el sistema teológico reformado o calvinista, sabe que los pasajes a continuación le dan apoyo al credo reformado:

Romanos 8.28-30 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. 29Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”

Romanos 8.38-39 “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”

Efesios 1.3-14 “3Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, 5en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, 6para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado, 7en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, 8que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, 9dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual se había propuesto en sí mismo, 10de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. 11En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, 12a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. 13En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, 14que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.”

El llamado «protoarminianismo» o «arminianismo temprano» (elementos bíblicos que hace suyo el sistema teológico arminiano)

A diferencia de la soteriología calvinista, la postura arminiana habla más bien de una elección posicional, es decir, en relación a la situación en que la persona se encuentre respecto de Cristo. Si está en Cristo, y permanece en él, es y ha sido elegida. Si la persona que, atendiendo a su libre albedrío, opta por Cristo (si bien capacitada por la obra del Espíritu Santo) se hace elegida. Lógicamente, si en el libre ejercicio de su libre albedrío decide abandonar a Cristo, no está posicionalmente elegida. Finalmente, la elección de la que habla el sistema teológico arminiano no es incondicional (como la concepción calvinista), pues no depende de la soberana elección de Dios, sino de la elección libre de la persona; elección de la cual Dios tiene absoluta conciencia por su conocimiento anticipado de todas las cosas.

El sistema teológico arminiano halla apoyo, entre otros textos, en:
1 Pedro 1.2 “Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas”
2 Pedro 1.10 “Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás”
2 Pedro 3.9 “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”

El llamado «protopentecostalismo» o «pentecostalismo temprano» (elementos bíblicos que hace suyo el sistema teológico pentecostal)

Para nadie es un secreto el énfasis de los movimientos pentecostales y/o carismáticos en la obra del Espíritu Santo, el poder del Espíritu Santo (la unción), los dones espirituales, y en el hablar otras lenguas (glosolalia).

El sistema teológico pentecostal obtiene apoyo, además de otros pasajes, en:
Hechos 1.8 (“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”); también léase Hechos 2.1-13; 1 Corintios 12.1-31.

El llamado «protoadventismo sabático» o «adventismo sabático temprano» (elementos bíblicos que hace suyo el sistema teológico adventista)

Tampoco es un secreto el énfasis del sistema teológico adventista en la observancia del sábado como día de reposo y señal del pacto de Dios con su pueblo (compárese Éxodo 35.1-3; Levítico 23.1-3).

El sistema teológico adventista encuentra apoyo, además de otros textos, en:
Marcos 1.21-22 “Y entraron en Capernaum; y los días de reposo, entrando en la sinagoga, enseñaba. 22Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas”
Lucas 13.10 “Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo”
Hechos 13.42, 44 “Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas… El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios”
Hechos 15.21 “Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo”
Hechos 16.13 “Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido”
Hechos 17.1 y 2 “Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga de los judíos. 2Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos”

Conclusión: Finalizo con las siguientes y muy sabias palabras de Raymond E. Brown: “Se ha cuestionado seriamente el derecho de los intérpretes a determinar que lo que favorece su propia teología y su inclinación eclesial es el verdadero mensaje del NT y lo que no, es una distorsión. ¿Hasta qué punto las objeciones al protocatolicismo son un reflejo del desacuerdo protestante con aspectos del catolicismo y de la ortodoxia occidental? ¿No sería más saludable reconocer que las tradiciones de cada iglesia individual capitalizan ideas selectas del NT y que el diálogo entre ellas se facilitará cuando cada tradición se decida a dar cuenta de aquello que ha olvidado? Si los grupos cristianos pueden eliminar del canon aquello con lo que no están de acuerdo, ¿cómo podrá la Escritura hacerlas repensar su decisión?” («Introducción al NT», dos tomos, tomo 2, página 990)


¡Hasta la próxima!

1 comentario:

  1. Muy interesantes puntos, y qusieria comentar sobre algunos:
    1. En cuanto a esta frase: "lo cierto es que el canon bíblico es el testimonio más tangible de la diversidad intrínseca que ha marcado al cristianismo desde sus orígenes." - nada mas hay leer los cuatro Evangelios para ver la diversidad de expresion, de creencias, de criterios. Muy diferentes!
    2. A los que dicen que "el canon actual refleja únicamente la lista de los libros divinamente inspirados; los libros que Dios considero estrictamente necesarios para conformar la religión o fe cristiana.", es valido preguntar sobre el proceso historico de la conformacion del canon, y analizar la agencia humana involucrada. Creo que cualquiera volveria a cuestionar el planteamiento original.
    3. "las comunidades que no contaron con una representación en dicho concilio no pudieron opinar nada," Esto sigue hoy en dia, por ejemplo las comunidades cristianas en el medio oriente son olvidados y abandonados, porque para muchos, son hereticos! Pero son las comunidades mas cercanas a la cultura, hasta los idiomas de Jesucristo y los apostoles.
    4. "las tradiciones de cada iglesia individual capitalizan ideas selectas del NT" Me doy cuenta de esto a diario al leer la Biblia y encontrar cosas con las cuales no estoy de acuerdo.

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