Una pregunta planteada, pero sustentada en una premisa equivocada, Deuteronomio 28.27 en el centro de esta cuestión


Una pregunta planteada, pero sustentada en una premisa equivocada

Deuteronomio 28.27 en el centro de esta cuestión

Nociones de hebreo bíblico y de algunos tecnicismos de la crítica textual de la Biblia Hebrea  

Héctor B. Olea C.

¿Cuál es la problemática que envuelve el texto hebreo de Deuteronomio 28.27?

A manera de introducción. Una explicación necesaria.

La observación del texto hebreo de Deuteronomio 28.27 en la Biblia Hebraica Stuttgartensia nos pone al tanto de que la palabra (sintagma) «uvafolím» (hinchazones, tumores), plural del «ofél» (tumor, hinchazón), más la conjunción copulativa «ve» (y), y la preposición «be» (con, en, etc.) con el artículo determinado sincopado; fue asumida por los masoretas como un «ketív» (lo que está escrito).

Pero, además, exhibe la palabra «uvafolím», encima, el «circellus» (pequeño círculo), que refiere al lector de la Biblia Hebrea a la llamada «masora parva» (masora pequeña), señalando que dicha palabra es un «ketív», la forma recibida en el texto consonántico de la Biblia Hebrea.

En tal sentido, en la «masora parva» (masora pequeña), colocada en los márgenes laterales de la Biblia Hebrea, en los márgenes izquierdos de las páginas impares, pero en los márgenes derechos de las páginas pares; están colocadas las consonantes a las que se le deben aplicar las vocales de la palabra señalada como un «ketív» (lo que está escrito) en el texto de la Biblia Hebrea.

Por otro lado, también exhibe la palabra (sintagma) «uvafolím», al final, la letra «a», que refiere al lector al aparato crítico de la Biblia Hebraica Stuttgartensia, en el cual está colocada la palabra que se indica como la forma «queré» (lo que debe ser leído), pero ya con las consonantes de la forma señalada en la «masora parva» (masora pequeña) y con las vocales del «ketív».

En consecuencia, siguiendo la información de la «masora pequeña» y del aparato crítico de la Biblia Hebraica Stuttgartensia, el resultado es que en lugar de asumir y traducir la palabra «uvafolím» (y con hinchazones, y con tumores, y con hemorroides); se propone que se lea, asuma y traduzca la forma «queré», o sea, la palabra (sintagma) «uvatejorím» (y con hemorroides, y con tumores en los órganos genitales).  

En todo caso, si bien es objeto de discusión el significado preciso de las expresiones «uvafolím» (el ketív) y de «uvatejorím» (el queré), pues hay quienes las asumen como sinónimos, en alguna forma, pero hay otros que no; de todos modos, lo que sí es cierto es que, en el texto en cuestión, la primera nos llega como un «ketív» (lo que está escrito), «uvafolím», pero la segunda como el «queré» (lo que debe ser leído), «uvatejorím».

Ahora bien, después de haber dado una explicación necesaria, paso a analizar la pregunta que alguien se planteó a la situación explicada que envuelve el texto hebreo de Deuteronomio 28.27.

En primer lugar, es preciso decir que tanto «uvafolím» (el ketív) como «uvatejorím» (el queré), incluyen el artículo en forma sincopada, o sea, con la consonante «je» del artículo elidida, asimilada, pero exhibiendo la preposición «be» la vocal «a» del mismo.

Luego, como la adición del artículo determinado supone la imposición del llamado «daguésh fuerte» (punto colocado en el interior de la consonante) a la primer radical o consonante de la palabra a la que se le adhiere el artículo determinado (siempre que la misma lo soporte); resulta que la primera consonante o radical del «queré», «uvatejorím», la «tet», sí puede recibir el «daguésh fuerte»; pero la consonante con que inicia el «ketív», «uvafolím», la letra «áyin», jamás ha de llevar «daguésh fuerte».

Pero ante la presencia del «daguésh fuerte» en el «queré» («uvatejorím»), pero no en el «ketív» («uvafolím»), por las razones ya explicadas; todavía alguien se atrevió a preguntar por qué no hay «daguésh fuerte» en la primera consonante o radical del «ketív», a pesar de que sí lo tiene la primera radical o consonante del «queré».

Sin embargo, es preciso poner de relieve que la pregunta planteada se sustenta en una premisa muy equivocada, o sea, la creencia o suposición de que, si la primera radical del «queré» tiene «daguésh fuerte», también lo tiene que tener la primera radical o consonante del «ketív», a pesar de que no existe regla o principio lingüístico o gramatical que establezca que debe ser así.

Por supuesto, ignora la persona que planteó la pregunta en cuestión que la letra «áyin» con que inicia el «ketív» («uvafolím»), es una gutural (que nunca puede recibir «daguésh fuerte»), mientras que la letra inicial del «queré», la «tet», sí puede llevarlo.

Muy a propósito de nuestra oferta académica para abril y mayo, y de nuestros cursos profesionales de lenguas bíblicas, crítica textual y más, todo el año, año por año.

¡Inscripciones siempre abiertas!

¡Pregunta por el curso de tu interés!

Información y matriculación Aquí


No hay comentarios:

Publicar un comentario