Nociones de hebreo
clásico (bíblico)
Héctor B. Olea C.
El estudio formal del sistema verbal de una lengua determinada, ha de procurar establecer con precisión dos variables vitales: «el valor temporal» y el «valor aspectual».
El «valor temporal» hace referencia al momento en que se realiza o tiene lugar la acción verbal (presente, pasado o futuro).
El «valor aspectual» hace referencia a la forma en que se presenta la acción verbal: realizada o perfectiva, durativa o imperfectiva, por realizar, ingresiva (que indica el comienzo de una acción), etc.
En tal sentido, la Nueva Gramática de la Lengua Española (2010) plantea que el «aspecto verbal» indica, por ejemplo, si la acción verbal inicia o empieza (acción ingresiva), si la acción verbal se repite, o se muestra en un punto de su desarrollo (acción durativa).
Incluso, el «valor aspectual» no es el mismo, por ejemplo, en dos formas verbales del llamado pretérito perfecto simple o pretérito indefinido o simplemente pretérito, las cuales pueden tener un valor aspectual distinto: uno puntual y otro durativo.
Por ejemplo: Llegó a México (acción puntual), y: Vivió en México (acción durativa).
El valor temporal y el valor aspectual en el hebreo clásico (Biblia Hebrea)
En lo que al verbo hebreo respecta (hebreo clásico, por supuesto), es vital que se comprenda que en el verbo hebreo sobresale el valor aspectual, y no precisamente el valor temporal, el cual depende más bien del contexto oracional.
Los dos estados (no tiempos) del verbo hebreo (hebreo clásico)
La comprensión adecuada del sistema verbal del hebreo clásico (bíblico) supone estar al tanto de que el verbo hebreo tiene dos formas básicas, llamadas generalmente «estado perfecto» (o «qatál»), y «estado imperfecto» (o «yiqtól»).
Otra forma de hacer referencia a estas dos formas básicas del sistema verbal hebreo es «conjugación aformativa» («el estado perfecto» o «qatál»), por carecer de prefijos; pero en realidad sólo en la «conjugación qal», en la «conjugación piel» y en la «conjugación pual», ya que sí tiene un prefijo en la «conjugación nifál», en la «conjugación jifíl», en la «conjugación jitpaél», y en la «conjugación jofál», o sea, en la mayoría de las conjugaciones del sistema verbal hebreo.
En esta misma línea, el «estado imperfecto» (no «tiempo futuro») recibe el nombre de «conjugación preformativa», ya que esta sí tiene unos prefijos fijos y estables en las siete «conjugaciones» o «construcciones» del sistema verbal hebreo.
Por supuesto, el «estado perfecto» y el «estado imperfecto» están presentes en las siete conjugaciones o construcciones («binyaním») del sistema verbal hebreo, siendo el núcleo flexional y las dos columnas formales de las mismas.
Luego, respecto del valor temporal de los dos estados del verbo hebreo, Moisés Chávez plantea: “… el perfecto equivale a nuestro pretérito o tiempo pasado; pero sólo cuando sus formas aparecen independientemente (fuera de contexto).
Dentro de combinaciones sintácticas (contextuales) la noción del tiempo es relativa; y éste se establece más bien por el sentido total de la oración” («Hebreo bíblico, texto programado», tomo I, Editorial Mundo Hispano, 1991, página 196).
“El imperfecto equivale a nuestro tiempo futuro, sólo cuando aparece independientemente de asociaciones sintácticas” (contextuales), obra citada, página 199.
Y en la misma línea, Farfán Navarro puntualiza: “El perfecto expresa una acción terminada, un hecho ocurrido; corresponde a nuestros perfecto, pluscuamperfecto imperfecto, presente (sobre todo, en los verbos estativos) y hasta al futuro (que así se indica certísimo)”.
“El imperfecto expresa una acción por realizar o por terminar, un hecho futuro; corresponde sobre todo a nuestro futuro; pero también, a nuestro presente (si se considera que la acción suele repetirse) e imperfecto (si se considera el proceso, la duración, de la acción); incluye a menudo las nociones de «poder, deber, querer»” («Gramática elemental del hebreo bíblico», Verbo Divino, 2001, página 52).
Consecuentemente, respecto del hebreo clásico (bíblico), no es aconsejable afirmar que una forma verbal presente en la Biblia Hebrea está “en pasado” o “en futuro”, con base a si está en el «estado perfecto» («qatál») o en el «estado imperfecto» («yiqtól»); pues, como hemos afirmado, el valor temporal de toda forma verbal presente en la Biblia Hebrea, depende más bien del contexto oracional en que aparece.
Ahora bien, una cosa distinta es que en el hebreo moderno el «estado perfecto» («qatál») haya venido a constituir el «tiempo pasado» sin discusión («zéman avár»), y el «estado imperfecto» («yiqtól») el «tiempo futuro» si discusión («zéman atíd»); y otra cosa proyectar indebidamente estas concepciones del hebreo moderno en el hebreo clásico, en las formas verbales de la Biblia Hebrea, sin considerar su contexto oracional.
En resumen, sólo por el contexto oracional es posible establecer el valor temporal, el tiempo cronológico (el tiempo en que se supone se realiza la acción verbal) de una forma verbal de la Biblia Hebrea.
Dos casos ilustrativos
En primer lugar, quiero poner de relieve una forma verbal en «estado perfecto» («qatál», no tiempo pasado), pero con el valor temporal del pluscuamperfecto.
Texto considerar: Génesis 21.1.
Aquí la forma verbal «amár» más la palabra «kaashér» (preposición más la partícula «ashér»). Pues bien, la forma verbal «amár» consiste en el estado perfecto o «qatál» de la «conjugación qal», tercera persona del singular, del verbo o raíz «amár» (él dijo, respondió, etc.), pero aquí con el valor temporal del «pretérito pluscuamperfecto»: «como él había dicho».
Consecuentemente, yerra la persona que afirme que hay aquí una mala traducción, porque la forma verbal «amár» está «en pasado» o más bien en «pretérito perfecto simple» (pero en realidad en el «estado perfecto» o «qatál», y con el valor del «pretérito pluscuamperfecto»).
El segundo lugar, quiero resaltar una forma verbal en el «estado imperfecto» («yiqtól», no futuro), pero con el valor temporal de presente.
Texto a considerar: Salmo 119.101
Aquí la forma verbal «eshmór», consiste en el «estado imperfecto» o «yiqtól» (no tiempo futuro) de la «conjugación qal», de la primera persona común singular, del verbo «shamár» (el guardó, él observó); pero sintácticamente conectada con la partícula «lemáan» (partícula con valor causal, final o consecutivo), indicando el fin, finalidad o término que persigue una determinada acción verbal, aquí: «para guardar», «para observar».
Consecuentemente, yerra la persona que afirme que hay aquí una mala traducción, porque la forma verbal «eshmór» está en «tiempo futuro» (más bien en el «estado imperfecto» o «yiqtól», no en «tiempo futuro»).
En conclusión, respecto del hebreo clásico (el hebreo de la Biblia Hebrea), en contexto, «qatál» no es «pasado» (pretérito perfecto simple), y «yiqtól» no es «futuro».
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