¿Prueba Juan 8.6 y 8 que Jesús sabía leer y
escribir?
¿Qué es lo que en realidad dice el texto griego?
Héctor B. Olea C.
El tema de la educación de Jesús es sin duda alguna un tema de mucha discusión y que divide a los estudiosos y especialistas.
Al respecto, traigo a colación las palabras del profesor Antonio Piñero, el cual se pronuncia con cierta cautela respecto de la educación de Jesús:
“Jesús fue probablemente a la escuela, sabia escribir (Lucas 4.16) y debió recibir una formación básica en las Escrituras, y tuvo una especial disposición para el hecho religioso. Es posible que supiera algo de griego, lo suficiente como para defenderse en los asuntos de su negocio…”
“El análisis lingüístico de algunos de sus dichos y parábolas ha conducido a algunos investigadores a afirmar que Jesús conocía el hebreo, la lengua sagrada de las Escrituras, además del arameo su lengua materna” («Guía para entender el Nuevo Testamento», TROTTA, 2006, página 176).
Por otro lado, si bien la obra «Los libros del Nuevo Testamento, traducción y comentario», del profesor Antonio Piñero, afirma: “Jesús... escribía con el dedo en la tierra: la frase posee su propio sentido en la narración, ya que con esta acción responde implícitamente a la pregunta de 7,15 sobre sus estudios: sabe escribir. El mudo acto de Jesús también posee un simbolismo muy acusado: el primer conjunto de tablas de la ley fue escrito por el dedo de Dios (Ex 31,19). Jesús, pues, está reescribiendo la Ley”.
Sin embargo, «La Biblia de Jerusalén 2018», comenta: “Queda oscuro el sentido de este gesto. Podría evocar a Jeremías 17.13 en su literalidad: «los que se apartan de mí son inscritos en la tierra.”
Por nuestra parte, al margen de estas dos líneas interpretativas, pretendemos demostrar que el empleo de los verbos «katagráfo» (8.6) y «grafo» (8.8), no prueban nada respecto de la posible educación de Jesús.
Paso ahora concentrarme en el análisis de la formas verbales traducidas «escribía» (Juan 8.6) y «seguía o siguió escribiendo» (Juan 8.8).
En primer lugar, la forma verbal griega que en Juan 8.6 está detrás de la traducción «escribía», es «katégrafen».
Consiste «katégrafen» en una forma verbal en tiempo pretérito imperfecto, voz activa, modo indicativo, en la tercera persona del singular, cuya forma léxica es «katagráfo» (verbo compuesto por la preposición «katá» y el verbo «gráfo».
En segundo lugar, en
Juan 8.8, en lugar de emplear el mismo verbo compuesto utilizado en el
versículo 6, el autor griego empleó el verbo simple, no compuesto, «égrafen» forma
verbal igualmente en tiempo pretérito imperfecto, voz activa, modo indicativo, tercera
persona del singular, del verbo «gráfo» (pero evidentemente con la misma carga
semántica),.
En tercer lugar, ciertamente, entre las principales acepciones del verbo «gráfo» y de su compuesto «katagráfo», está la idea de “grabar”, “esculpir”, “dibujar”, tanto en el griego clásico como en el griego koiné: arañar, rayar, grabar, pintar, dibujar, escribir o redactar un mensaje lingüístico, como un acto de habla, como una comunicación lingüística.
Así que es muy posible que en lugar de «escribir», en el sentido de redactar un mensaje lingüístico, como comunicación lingüística, Jesús sólo haya dibujado, trazado o pintado algo en tierra.
En efecto, este es el sentido del verbo simple empleado en Juan 8.8, o sea, «gráfo», empleado también en 1 Reyes 6.29, traduciendo al verbo hebreo «qalá» (esculpir, cincelar, tallar, tejer) en la versión griega de la Biblia Hebrea (LXX, Septuaginta).
En efecto, llama la atención que «La Nueva Biblia Española» tradujo la forma verbal «katégrafen» (en Juan 8.6) como «dibujar»: … “Jesús se inclinó y se puso a hacer dibujos”.
En todo caso, es curiosa la falta de consistencia que exhibe aquí «La Nueva Biblia Española», pues en el versículo 8 tradujo: «Volvió a inclinarse y siguió escribiendo», en lugar de «siguió haciendo dibujos».
Esto así, pues como ya dijimos, en el griego clásico y en el griego koiné el verbo compuesto «katagráfo» como el verbo simple «gráfo», incluyen la idea de dibujar, trazar y esculpir entre sus principales acepciones, además de escribir o redactar un mensaje lingüístico (como una comunicación lingüística.
En consecuencia, en honor a la verdad, a nuestro entender, Juan 8.6 y 8 no prueban nada respecto de la posible educación de Jesús.
Después de todo, al margen de si efectivamente Jesús podía leer y escribir, Jesús pudo muy bien simplemente hacer algunos trazos o dibujos en tierra, y no redactar un mensaje lingüístico, como un acto de habla (empleo concreto de una lengua para la comunicación de un mensaje lingüístico), a pesar de supiera leer y escribir.
Por otro lado, en cuanto a la traducción «escribía» y «seguía o siguió escribiendo» (imperfecto durativo), pienso que no es aquí muy acertada, y que es preferible asumir estas dos formas verbales en tiempo pretérito imperfecto («katégrafen»: 8.6; y «égrafen»: 8.8) más bien como «imperfectos ingresivos»:
“Mas esto decían tentándole, para poder acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo (habiéndose inclinado, después de haberse inclinado), comenzó a dibujar, pintar o trazar algo con el dedo» (8.6); «E inclinándose de nuevo hacia el suelo, volvió a dibujar, pintar o trazar algo en la tierra».
En tal sentido, es preciso decir que favorece aquí que «katégrafen» (Juan 8.6) y «égrafen» (Juan: 8.8) sean asumidos como «imperfectos ingresivos», la presencia del participio aoristo primero, en caso nominativo masculino singular «kípsas» (habiéndose inclinado, después de haberse inclinado, después de que se inclinó: 8.6); la forma verbal «anékipsen» (8.7: se levantó, se puso de pie), una forma verbal en tiempo aoristo primero, tercera persona singular del verbo «anakípto» (levantar la cabeza, erguirse, ponerse de pie), y «katakípsas» (8.8: participio aoristo primero, en caso nominativo masculino singular: y habiéndose inclinado de nuevo, otra vez) del verbo «katakípto»: inclinarse, bajar la cabeza).
En resumen, el participio aoristo primero «kípsas» (8.6), indica que Jesús se inclinó, y después se puso a trazar algo en tierra; pero la forma verbal «anékipsen» (8.7) indica que Jesús se incorporó, que se puso de pie y, consecuentemente, dejó de hacer los trazos que estaba haciendo en tierra; finalmente, el participo aoristo primero «katakípsas» (más el adverbio «pálin»: de nuevo, otra vez): indica que Jesús se inclinó otra vez y volvió trazar algo en tierra, siendo imposible saber si trazó algunos simples dibujos o si efectivamente elaboró un mensaje, alguna expresión como una comunicación lingüística.
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