La redacción griega de la frase «a su padre y a su madre»
Mateo 19.5 versus el texto griego de Génesis 2.24
Héctor B. Olea C.
En el griego (clásico y koiné), es habitual
que el caso genitivo de los pronombres personales se utilice como un posesivo,
con el valor de un pronombre posesivo.
No obstante, en el griego (clásico y koiné)
no es necesario utilizar el posesivo cuando no hay dudas de quién es el
poseedor. En tales casos basta con colocar el artículo delante de lo que es
objeto de posesión. Por ejemplo: «ton patéra filó»: “amo a mi padre”; «ten meterá
filéi»: “ama (él, ella) a su madre”.
En tal sentido, es preciso poner de relieve la
forma en que Mateo 19.5 se ajusta a esta normativa y evitó el empleo del caso
genitivo del pronombre de la tercera persona singular, en la frase: «kataléipsei
ánthropos ton patéra kai ten metéra»: “el varón dejará a su padre y a su madre”.
Por otro lado, llama la atención que si bien en
Mateo 19.5 el evangelista cita la versión griega (texto griego) y no la versión
hebrea (texto hebreo), no lo hace como un calco.
En efecto, el texto griego de Génesis
2.24 dice «kataléipsei ánthropos ton patéra autú kai ten metéra autú». Aquí «autú»
es el caso genitivo singular (masculino y neutro, pero aquí en masculino) del
pronombre personal de la tercera persona, o sea, «autós».
Consecuentemente, una traducción súper
literal de la traducción que hizo la Septuaginta de Génesis 2.24, es «dejará el
varón al padre de él y a la madre de él».
Luego, una traducción final sería: «dejará el
varón a su padre y a su madre», «el varón dejará a su padre y a su madre».
Además, es evidente que el traductor griego de
Génesis 2.24 sacrificó la lengua receptora (el griego) y privilegió la lengua
fuente (el hebreo) con una traducción por equivalencia formal.
En efecto, el texto hebreo empleó el sustantivo
“padre” («av»), y el sustantivo “madre” («em») con el sufijo de la tercera
persona singular, «aviv» (“el padre de él”, “su padre”) e «immó» (“la madre de
él”, “su madre”).
En resumen, me parece demasiado evidente que:
1) es preciso conocer el griego para poder evaluar la forma en que un autor del
Nuevo Testamento (griego koiné) apeló a la versión griega (griego koiné) de los
textos de la Biblia Hebrea; 2) es preciso conocer el griego y el hebreo (no
sólo el hebreo) para poder juzgar la forma en que el traductor de la versión
griega tradujo el texto hebreo.
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