Muy
a propósito de nuestro «Curso online de Gramática castellana aplicada al
análisis gramatical de los textos bíblicos (Biblia Hebrea, Septuaginta, Nuevo
Testamento Griego)», que inicia el lunes 4 de noviembre.
A
propósito de nuestro «Curso online de griego koiné (estudio completo de la
gramática del idioma original del Nuevo Testamento)», que inicia el miércoles 8
de enero 2020.
Sin duda que a una persona hispana hablante,
consciente de que «el infinitivo castellano» es una forma no verbal (verboide),
o sea, que no tiene las marcas del accidente del tiempo, modo, voz, número, ni
persona; debe causarle sorpresa, incluso preocupación, cuando escucha que «el
infinitivo griego» tiene tiempo, voz, caso, género y número (aunque en
realidad, por lo general en singular).
En todo caso, conviene puntualizar que «el
infinitivo castellano» tiene dos formas: un «infinitivo simple», con una de las
tres desinencias o terminaciones con las que aparece en los diccionarios o
léxicos: ar, er, ir (forma léxica).
La otra forma consiste en el «infinitivo
compuesto», que usa el verbo «haber» como auxiliar indispensable, y «el
participio» del verbo de que se trate. Por ejemplo: “Haber comido” (infinitivo
compuesto del verbo “comer”); “haber jugado” (infinitivo compuesto del verbo “jugar”);
“haber bebido” (infinitivo compuesto del verbo “beber”).
Ahora bien, yendo al texto del Nuevo
Testamento, observamos que en Lucas 15.19 la frase: «Ya no soy digno de ser
llamado tu hijo», la traducción «ser llamado», es la traducción de un infinitivo
aoristo pasivo, o sea «klethénai».
Es pues, «klethénai» el infinitivo aoristo
pasivo (sin artículo) del verbo «kaléo»: yo llamo, yo nombro, yo convoco.
Luego, la traducción «ser llamado», es una
expresión morfológicamente parecida o similar a la del infinitivo compuesto del
castellano, y como traducción semánticamente equivalente al mismo infinitivo
compuesto del castellano. Evidentemente, en este caso, por ser en voz pasiva, se
utiliza el verbo “ser” como auxiliar.
Por supuesto, es preciso puntualizar que la redacción
de la voz pasiva del castellano se auxilia del verbo “ser”, y del “participio”
del verbo de que se trate. Por ejemplo: “Soy enseñado” (forma verbal de tiempo
presente, en voz pasiva, del verbo “enseñar”). Otro ejemplo: “fui invitada”
(forma verbal en tiempo pretérito perfecto simple o pretérito indefinido, voz
pasiva, del verbo “invitar”), así de sencillo.
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