Héctor B. Olea C.
La pretensión de los movimientos «judíos
mesiánicos» y de versiones del NT editadas por ellos (como parte de ediciones completas
de la Biblia), de eliminar vestigios y elementos para la noción cristiana de un Dios trino (en alguna manera, en algún
sentido), presentes en el NT mismo; es tan infructuosa como la pretensión
cristiana de imponerle al «Tanaj» su noción de un Dios trino.
Ciertamente no hay en el «Tanaj» afirmaciones
típicamente cristianas y similares a las siguientes:
«autós de jo theós kái patér jemón kái jo
kúrios jemón Jesús»: «el mismo Dios y Padre nuestro, y Jesús, Señor nuestro» (1
Tesalonicenses 3.11).
«katá ten járin tu theú jemón kái kuríu Jesú
Kristú»: «Según la gracia de nuestro Dios, y del Señor Jesucristo» (1
Tesalonicenses 1.12).
«jieréis tu theú kái tu Kristú»: «sacerdotes
de Dios y de Cristo» (Apocalipsis 20.6)
«járis kái eiréne apó theú patrós kái Kristú
Jesú tu sotéros jemón»: «gracia y paz de parte de Dios Padre, y de Cristo
Jesús, nuestro salvador» (Tito 1.4).
«enópion tu theú kái Kristú Jesú»: «delante
de Dios y de Cristo Jesús» (1 Timoteo 5.21 y 2 Timoteo 4.1.
«tu megálu theú kái sotéros jemón Jesú
Kristú»: «del gran Dios y salvador nuestro: Jesucristo» (Tito 2.13).
«en dikaiosúne tu théu jemón kái soterós Jesú
Kristú»: «por la justicia de nuestro Dios y salvador Jesucristo» (2 Pedro 1.1).
«je járis tu kuríu Jesú Kristú je agápe tu
theú kái je koinonía tu jaguíu pnéumatos metá pánton jumón»: «La gracia del
Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sea con
todos ustedes» (2 Corintios 13.13).
Obviamente, entre el NT y Nicea hay un largo
trecho, una indiscutible evolución y un notable desarrollo teológico y
cristológico. Como puntualiza Raymond E.Brown (2005): “la formulación
cristológica respecto de la persona de Jesús como «verdadero Dios y verdadero
hombre», del siglo IV, va mucho más allá de lo que explícitamente dice el NT”
(«Introducción a la cristología del Nuevo Testamento», Ediciones Sígueme,
página10).
Por supuesto, no sorprende, y no sin razón,
no abundan las referencias en el NT, no se hizo eco el NT de la oración y
declaración emblemática y distintiva de la fe judía, la cual es recitada a
diario, el «Shemá‘» (Deuteronomio 6.4), más que en Marcos 12.29.
De todos modos, no deja de ser importante la
referencia al «Shemá‘» en Marcos 12.29, ya que a pesar de ser la única
referencia directa al «Shemá‘» en el NT; resulta que fue hecha por la figura de
Jesús de Nazaret (considérese también Mateo 23.9; Marcos 12.32), una confesión
que la fe cristiana sustentada en él (Jesús), al final habría de echar a un
lado, y definitivamente no haría suya.
Además, llama la atención que el texto hebreo
de Deuteronomio 6.4 podemos observar un detalle sumamente interesante. Resulta
que la primera palabra de Deuteronomio 6.4, la forma verbal «shemá‘» en modo
imperativo (del verbo «shamá‘»: oír, escuchar) tiene agrandada la última
consonante de la misma, la «‘ayin». Pero también está agrandada la última
consonante de la última palabra de del texto en cuestión, la consonante
«dálet», de la palabra «ejad» (numeral: «uno»).
Se entiende, pues, que el agrandamiento de la
«‘ayin» y de la «dálet», por un lado, es una señal de que se está ante un
pasaje muy importante, o de que la lectura debe hacerse con precisión, con
cuidado; por otro lado, para evitar que la unión de la primera letra de la
forma verbal «shemá‘», la «shin», unida a la última consonante de la palabra
«ejád», la «dálet», forme la palabra «shed» (demonio). En cambio, la unión de
la «‘ayin» agrandada, y la «dálet» también agrandada, forma la palabra «ed»
(testigo, testimonio).
En suma y, al margen de las pretensiones
teológicas de los movimientos «judíos mesiánicos» respecto del NT (llamado por
ellos «Berit Hadasháh» o «Brit Hadasháh»: Nuevo Pacto), y de los cristianos
respecto del «Tanaj» (la llamada Biblia Hebrea, el Texto Hebreo del mal llamado
AT); lo cierto es que, desde el punto de vista de la exégesis, desde el campo
de la exégesis, es preciso admitir que lo propia y estrictamente judío del
canon bíblico es el «Tanaj», y lo propia y estrictamente cristiano del mismo
canon bíblico, es el NT.
¡Hasta
la próxima!
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