Estudiar la Biblia con base en textos traducidos, tiene
sus límites
El estudio académico y científico de la Biblia es
plurilingüístico
Héctor B. Olea C.
“A la hora de un estudio literario, lo ideal
sería poder visualizar en cada caso el texto en su idioma original, es decir,
en hebreo o en arameo para el AT y en griego para el NT. Quien no conoce estas
lenguas debe ser consciente de sus límites”. José Pedro Tosaus Abadía, en su
obra «La Biblia como literatura», publicada por Verbo Divino, página 197, año
1996. Adaptada y brevemente modificada aquí por mí.
Pero, ¿en qué consiste la modificación que le
he hecho a la afirmación de Tosaus Abadía? En verdad pienso que mis lectores
tienen derecho a saber cuál y en qué ha consistido la modificación que le he hecho a la expresión original del
destacado autor mencionado.
Pues bien, la expresión original de José
Pedro Tosaus Abadía es: “A la hora de un estudio literario, lo ideal sería
poder visualizar en cada caso el texto original, es decir, el hebreo o el
arameo para el AT y el griego para el NT. Quien no conoce estas lenguas debe
ser consciente de sus límites”.
Ahora bien, como en términos estrictos no
disponemos de los textos originales de ninguna sección de la Biblia, por
pequeña que esta sea, y porque tal afirmación se presta a demasiadas
confusiones; pienso que es más verosímil y preciso hablar de “textos en su
idioma original”, “textos en sus idiomas originales”. En consecuencia, a
diferencia de José Pedro, aunque a partir de su acertada afirmación, concluyo y
hablo de “los textos en hebreo o en arameo para el AT, y en griego para el NT”.
Los límites del estudio bíblico basado
estrictamente en textos bíblicos traducidos, consisten, básicamente, en que la persona
lectora no puede percibir por sí mismo algunos matices peculiares que pueden
tener los textos en su idioma original; matices y posibilidades de
interpretación que muchas veces se pierden y no son comunicadas adecuadamente
por la traducción (ya sea en el texto mismo, o por la falta de alguna nota al
pie o al margen, que ponga al tanto a la persona lectora de la que se entiende
mejor lectura de un texto, o que por lo menos dé cuenta de las posibles formas de
entender un texto, a la luz de las características que muestra dicho texto en
su idioma original).
Finalmente, el estudio científico de la
Biblia es plurilingüístico, en primer lugar, por los distintos idiomas en que
originalmente se escribieron los textos bíblicos; y en segundo lugar, por los
idiomas en que primariamente se comenzaron a traducir esos mismos textos, mucho
siglos antes de que la Biblia viniera a ser lo que es en la actualidad, principalmente
a partir de la concepción cristiana de la Biblia que tiene como referencia los
concilios locales de Hipona (año 393), Cartago (397), y en el 419.
Con esto creo que le hecho honor al proverbio
que dice: “Ser justos, es lo primero, si queremos y aspiramos a ser felices”.
¡Hasta la próxima!
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