Sobre
el proyecto de educación sexual y salud reproductiva y la oposición de un
sector de la comunidad evangélica
Si hay un sector de la sociedad dominicana que
en el contexto y ocasión de la consideración de una pieza legislativa por el
congreso nacional (en cualquiera de sus cámaras), desea expresar su disidencia con
dicha pieza o con alguna parte de la misma; es legítimo y comprensible que se
hagan marchas hacia el congreso y hasta se apuesten personas frente al mismo; pero
si lo que en realidad se desea es tener algún impacto en la conformación y
redacción final de dicha pieza, o sencillamente lograr su desestimación; lo
correcto, sabio y oportuno es aprovechar las vistas públicas, y así poder dar a
conocer sus razones y sus argumentos (válidos o no, cuestionables o no, los
tomen en cuenta o no) que llevan a dicho sector a oponerse al menos a algunos párrafos
o artículos de la pieza legislativa en cuestión, si no es que al proyecto de
ley como tal y por completo.
Si bien el apostarse frente al congreso en un
ejercicio legítimo y democrático que defendemos; no es menos cierto que en
realidad es prácticamente imposible que dicho ejercicio tenga un serio y
decisivo impacto en la redacción final de una pieza legislativa, y en su
aprobación o rechazo, después que han pasado las llamadas vistas públicas.
Ciertamente, nuestros hermanos y hermanas en
la fe deben conocer mejor cómo funciona la democracia, y en este caso
específico, además, cómo funciona el congreso nacional, para así poder jugar un
mejor y más digno papel en el proceso de la elaboración de las leyes, así de sencillo.
¡Feliz martes!
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