¿Sabías que la palabra «Jerusalén» siempre se escribió de manera defectuosa en la Biblia Hebrea?


¿Sabías que la palabra «Jerusalén» siempre se escribió de manera defectuosa en la Biblia Hebrea?

Héctor B. Olea C.

En efecto, la palabra «Jerusalén», que aparece en 336 versículos en la Biblia Hebrea, todas las veces, exhibe una morfología defectuosa, con la inexplicable ausencia de la letra «yod» en la última sílaba.  

Consecuentemente, la forma defectuosa como fue escrita la palabra «Jerusalén» en el texto hebreo consonántico, fue considerada por los masoretas (los eruditos que puntuaron y vocalizaron el texto hebreo consonántico) un «ketiv», o sea, la forma que estaba escrita; pero la forma correcta (la no escrita) fue considerada un «keré» («queré») perpetuo», o sea, la forma en que siempre debía ser leída y asumida la forma defectuosamente escrita en el texto hebreo consonántico, sin necesidad de indicar en cada caso que se trata de una forma asumida como errónea.

Sin embargo, con la llamada «je» directiva o direccional (con la cual se señala a «Jerusalén» como punto de destino, de llegada: «a –hacia- Jerusalén»), se confirma el «queré» («keré»), y se pone en cuestionamiento la forma «ketív» (la escrita). Considérese 2 Crónicas 32.9.

Por su parte, la clásica versión griega (Septuaginta, Los Setenta), tradujo la forma «ketív», todas las veces, con una misma palabra griega, la cual se encuentra en 881 versículos, y unas 913 veces en la clásica versión griega: «ierusalém».

Por cierto, esta forma que parece en la Septuaginta en 913 veces, aparece 139 veces en el Nuevo Testamento.

En todo caso, es preciso poner de relieve que la forma en que la Septuaginta tradujo la hebrea «Jerusalén» (y que domina en el Nuevo Testamento), concuerda, por un lado, con la forma hebrea, por otro lado, con la forma aramea para nombrar a «Jerusalén», o sea, «yerushelém».  

Sin embargo, en el Nuevo Testamento también se emplea otra forma alternativa, y que sólo se la encuentra en 34 versículos: «jierosólima».

Luego, como nota al margen, no es posible perder de vista que el griego, como el español, carece del fonema, del sonido, «sh», realidad que se pone de manifiesto al transliterar del hebreo o arameo al griego, palabras que tienen dicho fonema.

Finalmente, en la imagen anexa describo y resumo lo explicado en estas breves líneas.

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