La forma verbal «ejsár» en el Salmo 23.1
Cuestiones de lingüística, exégesis y traducción bíblica
Héctor
B. Olea C.
De vez en cuando salen a relucir algunas propuestas de traducción del Salmo 23.1 que, sin embargo, ponen de relieve un deficiente análisis morfosintáctico (gramatical) de la forma verbal hebrea «ejsár».
Consiste, pues, la forma verbal «ejsár» en el estado imperfecto (tiempo futuro en el hebreo moderno), primera persona común singular, en la conjugación qal, del verbo o raíz «jasár» (infinitivo constructo «la-jasór»), un verbo estativo en la conjugación qal (que indica una situación o estado del sujeto), no un verbo de acción (que alguien hace algo).
Sin embargo, no podemos obviar que en la conjugación Piel y en la conjugación Jifíl (Hifíl), el verbo o raíz «jasár» es un verbo de acción (quitar, privar, hacer inferior).
Consecuentemente, es preciso no perder de vista que el sujeto de la forma verbal «ejsár» es la primera persona común (masculina y femenina singular (yo), y no la tercera persona masculina del singular (él), como erróneamente han sugerido algunas personas.
Insisto, el sujeto gramatical de la forma verbal «ejsár», es la primera persona común singular (yo), y no la tercera persona masculina singular (él, el Señor).
La carga semántica (significado) del verbo «jasár» (infinitivo constructo «la-jasór»)
Según el «Diccionario Bíblico Hebreo – Español» de Schokel: Faltar, no haber; necesitar, carecer, echar de menos, echar en falta, tener-pasar necesidad; disminuir, mermar, menguar, agotarse.
Según el «Diccionario de Hebreo Bíblico» de Moisés Chávez: Decrecer, reducirse, faltar, privar de algo, hacer que algo sea menos o menor, tener falta.
Según el «Diccionario Bíblico Hebreo–Español, Español-Hebreo», de Jaime Vázquez Allegue: Disminuir, faltar, carecer, rebajar.
En consecuencia, atendiendo a las acepciones mencionadas del verbo «jasár»), a la luz del estado imperfecto (futuro en hebreo moderno) en que se encuentra dicha forma verbal, considerando que el sujeto agente de la forma verbal «ejsár» es la primera persona común singular («yo»); paso a proponer las que a nuestro juicio son traducciones primarias y acertadas de la frase hebrea «lo ejsár», a la luz de la acepción que los tres diccionarios mencionados colocan como primera acepción del verbo «jasár».
Siguiendo el «Diccionario Bíblico Hebreo – Español» de Schokel: “yo no tendré falta de pasto”, “yo no estaré necesitado”, “yo no tendré necesidad”, “yo no pasaré necesidad”.
Luego: «El Señor me pastorea, no tendré falta de pasto (no tendré necesidad)».
Siguiendo el «Diccionario de Hebreo Bíblico» de Moisés Chávez: “yo no estaré o seré decrecido”, “yo no me veré reducido”, “a mí no me faltará pasto”, “yo no tendré necesidad”.
Luego: «El Señor me pastorea, no seré decrecido» (yo no me veré reducido, a mí no me faltará pasto).
Siguiendo el «Diccionario Bíblico Hebreo–Español, Español-Hebreo» de Jaime Vázquez Allegue: “yo no seré disminuido”, “yo no tendré falta de pasto”, “yo no careceré de nada”, “yo no seré rebajado”.
Luego: «El Señor me pastorea, no seré disminuido» (no serán disminuidos mis recursos, no tendré falta de pasto).
El Salmo 23.1 en la clásica versión griega (Septuaginta, los LXX)
La forma verbal «ejsár» fue traducida por la Septuaginta con la forma verbal «jisterései».
Consiste la forma verbal «jisterései» en el tiempo futuro, voz activa, modo indicativo, tercera persona del singular del verbo «jisteréo» (ser insuficiente, carecer de, estar privado de, estar falto de).
Por
supuesto, el sujeto de la forma verbal «jisterései» es «udén», pronombre y
adjetivo numeral, en caso nominativo neutro singular (nada).
Luego, la expresión griega «kái udén me jisterései», traducción de la expresión hebrea «lo ejsár», demanda la traducción: «y nada me faltará» (y no careceré de nada, y no me faltará pasto).
Precisamente y, en tal sentido, va la traducción hecha por Junemann en su versión de la Septuaginta: «El Señor me pastorea; y nada me faltará».
Consecuentemente y, finalmente, pienso que a la luz del análisis que hemos realizado, la traducción tradicional «nada me faltará», si bien en cierto sentido se ajusta más bien, literalmente (por equivalencia formal), al texto griego de la Septuaginta que al texto hebreo; no es menos cierto que a la luz de los muy conocidos diccionarios que he mencionado, tampoco es una mala traducción, siempre y cuando se entienda en el contexto de la relación que establecen las metáforas «pastor» y «ovejas».
En tal sentido, la traducción «nada me faltará» no es descabellada, si se entiende como equivalente a: “no me faltará pasto”, “no tendré necesidad de pasto”, “no careceré de pasto”, “no careceré de sustento”, “no será reducido o disminuido mi pasto”.
Por otro lado, no es posible perder de vista que la declaración del Salmo 23.1 (pero 22.1 en la Septuaginta), es en realidad una canción, una composición poética, no una promesa o ley de causa y efecto que dé por sentado, que dé garantías de que la persona que confesionalmente asuma a Dios, al Señor como su rector y guía (o que Dios la ha escogido a ella), al Dios de la religión judía, y luego de la religión judía y de la religión cristiana; no tendrá carencias materiales y que, al margen de todo y cualquier elemento (o variable) de carácter socioeconómico, político y cultural, incluso personal, será exitosa (tal vez rica y repleta de bienes) en términos económicos y financieros (¿teología de la prosperidad?).
En todo caso, el no estar de acuerdo con las premisas de la llamada teología de la prosperidad, no debe llevarnos a proponer una traducción del Salmo 23.1 cuestionable a luz de lo que en realidad dice el texto hebreo.
En suma, a la luz de todos los factores considerados, a nuestro juicio, una acertada traducción del Salmo 23.1, a la luz de la relación que establecen las metáforas «pastor» y «ovejas» (Salmo 23.1 y 2), es: «El Señor me pastorea, no tendré necesidad de pasto», (no tendré necesidad, no seré decrecido, no me faltarán las condiciones adecuadas para subsistir como oveja).
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