Mateo, el aoristo pasivo, Lucas el imperfecto pasivo
Cuestiones de lingüística, gramática y
traducción bíblica
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Es cierto que Mateo 4.1 emplea una forma verbal en tiempo aoristo primero y en voz pasiva, «anéjze» (fue llevado).
Además, emplea Mateo la preposición «eis» con el caso acusativo en la frase «eis ten éremon» (al desierto).
Marcos, por su parte, empleo una forma verbal en el tiempo presente histórico y con la misma frase empleada por Mateo «ekbálei eis ten éremon»: «lo expulsó (expulsa) al (hacia el) desierto», Marcos 1.12.
Pero Lucas 4.1 emplea una forma verbal en tiempo imperfecto y en voz pasiva del verbo «ágo», el mismo verbo base, de la forma verbal empleada por Mateo («anágo»).
Pues bien, el verbo «ágo» significa: llevar, conducir.
Por otro lado, si bien es cierto que Lucas empleó el pretérito imperfecto del verbo «ágo», o sea, «égueto» («era llevado», «era conducido»); sin embargo, todavía es posible que la forma verbal «égueto» no sea un «imperfecto durativo» («era llevado», «era conducido»), sino más bien un «imperfecto ingresivo», significando: «y cuando regresó del Jordán fue llevado».
Pero otro detalle en que Lucas se diferencia de Marcos y Mateo en este relato consiste en que mientras Marcos y Mateo emplearon la preposición «eis» con el caso acusativo («eis ten éremon»), Lucas empleó la preposición «en» con al caso dativo («en té erémo»).
En tal sentido, son oportunas aquí las palabras de Max Zerwick: “En el lenguaje helenístico comienza a desvanecerse la distinción entre el movimiento y el reposo. Esto se advierte principalmente en el intercambio de «eis» (y digo, yo, con el acusativo) y «en» (y digo yo, con el dativo)… En el griego moderno (popular), desaparecida la preposición «en» (y digo yo, también prácticamente el caso dativo), ha quedado sólo «eis» como equivalente de «en» con el sentido de reposo como de movimiento «estar en», «entrar en»” («El griego del Nuevo Testamento», Verbo Divino, 2002, página 57).
Un ejemplo notable de este intercambio lo observamos en Mateo 28.19, donde en lugar del esperado caso dativo con la preposición «en» («en to onómati: «en el nombre»), leemos «eis to ónoma» («eis» con el caso acusativo: «en el nombre»).
Luego, retomando el
texto de Lucas, concluimos que, el primer lugar, el imperfecto «égueto» puede
ser asumido como un imperfecto ingresivo, y en segundo lugar, que la frase «en
te erémo» («en» más el dativo), puede ser asumida como sustituta y equivalente
de la frase «eis ten éremon» («eis» más acusativo).
Finalmente, una reconocida versión de la Biblia que refleja muy bien lo que aquí pongo de relieve es la «Biblia de Jerusalén 1998», cuando tradujo a Lucas 4.1 en la siguiente manera: «… se volvió del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto” (también la versión Reina Valera Actualizada, 2015 y la Nueva Versión Internacional NIV).
Por otro lado, llama la atención que la obra «Los libros del Nuevo Testamento, traducción y comentario», tradujo a Lucas 4.1 en la siguiente manera: «Jesús, lleno de Espíritu santo, volvió del Jordán y era llevado por el Espíritu en el desierto».
Por supuesto, esta traducción deja ver con claridad meridiana que la obra en cuestión asumió el imperfecto «égueto» como un «imperfecto durativo».
Luego, no deja de ser curioso que dada la naturaleza y el perfil de la referida obra «Los libros del Nuevo Testamento, traducción y comentario», al comentar el texto de Lucas 4.1 ni siquiera haya considerado la posibilidad de asumir el imperfecto «égueto», como un «imperfecto ingresivo», y la frase «en te erémo» (la preposición «en» más dativo) como equivalente de la expresión «eis ten éremon» («eis más el acusativo»).
En todo caso, debo poner de relieve que en la traducción de Mateo 28.19, la referida obra del distinguido maestro Antonio Piñero, tradujo la expresión «eis to ónoma» («eis» más acusativo: «en el nombre») como equivalente a la expresión «en te onómati» («en» más el dativo: «en el nombre»).
Sin embargo, la obra «Todos los evangelios» (EDAF, 2009), también dirigida por el profesor Antonio Piñero, tradujo a Lucas 4.1 asumiendo el imperfecto «égueto», como un imperfecto ingresivo, y asumiendo la frase «en te erémo» (la preposición «en» más dativo) como equivalente de la expresión «eis ten éremon» («eis más el acusativo»): «… se volvió del Jordán, y fue llevado mediante el Espíritu al desierto».
En conclusión, a su manera, Marcos (con el presente histórico activo y con la preposición «eis» más el acusativo), Mateo (con el aoristo primero pasivo y con la misma preposición «eis» más el acusativo) y Lucas (con el imperfecto ingresivo pasivo y con la preposición «en» más el dativo) comunican esencialmente la misma idea.
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