El uso bíblico del verbo griego «agapáo» no siempre apunta a lo que te han dicho que significa
Cuestiones de lingüística, gramática, exégesis y
traducción bíblica
Héctor B. Olea C.
Es muy generalizada la idea de que la palabra (sustantivo) «ágape» (en griego «agápe») y el verbo «agapáo» del cual se deriva, se usan en la Biblia estrictamente para señalar el amor de Dios, el amor por antonomasia, y respecto de los seres humanos, el amor como fruto de la obra del Espíritu Santo; el amor como un sentimiento no superficial, coyuntural e interesado, sino profundo, desinteresado, sacrificial, en fin, el perfecto amor.
En tal sentido, llama la atención lo que el muy popular «Diccionario Expositivo de palabras del Antiguo y Nuevo Testamento Vine» dice del verbo griego «agapáo» y del sustantivo derivado del mismo, «agápe», cito: «agapáo» y el correspondiente nombre «agápe» constituyen la palabra característica del cristianismo, ya que el Espíritu de la revelación la ha usado para expresar ideas previamente desconocidas.”
Sin embargo, voy a hacer mención de tres textos bíblicos del Nuevo Testamento donde está presente el verbo «agapáo», pero que, por la concepción popular que se tiene de dicho verbo, mucha gente, tal vez la mayoría, no esperaría encontrarlo allí.
Por un lado, es cierto que Juan 3.16 dice que “Dios amó al mundo…”. Luego, es preciso decir que aquí la palabra (forma verbal) «amó», es la traducción de la forma verbal «egápesen», en tiempo aoristo, voz activa, modo indicativo, tercera persona singular del verbo «agapáo».
Pero también es cierto que Lucas 11.43 afirma: “¡Ay de vosotros, fariseos! que amáis las primeras sillas en las sinagogas, y las salutaciones en las plazas.”
Aquí la palabra «aman» (forma verbal) es la traducción de la forma verbal «agapáte», en tiempo presente, voz activa, modo indicativo, segunda persona plural del verbo «agapáo».
Por supuesto, también es indiscutible e innegable que Juan 3.19 afirma: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.”
Aquí la palabra «amaron» (forma verbal) es la traducción precisamente de una forma verbal del mismo verbo «agapáo» que encontramos en Juan 3.16 y que allí tiene a Dios como sujeto.
Consecuentemente, así como la forma verbal «egápesen» en Juan 3.16 tiene a Dios como sujeto; en Juan 3.19, son los hombres (la humanidad) el sujeto de la forma verbal «egápesan», en tiempo aoristo, voz activa, modo indicativo, tercera persona plural del mismo verbo «agapáo» empleado en Juan 3.16.
Finalmente, es indiscutiblemente cierto lo que afirma 2 Timoteo 4.10: “Porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha ido a Tesalónica.”
Aquí la palabra «amando» (forma no personal, un verboide, un gerundio), es la traducción de «agapésas», participio aoristo, voz activa, en caso nominativo masculino singular, del verbo «agapáo».
En resumen, en conclusión, sin duda alguna, el uso bíblico del verbo griego «agapáo» no siempre apunta a lo que te han dicho que significa.
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